En el balance de lecturas del mes recién terminado, tengo bien claro que sobresale una novela excelente: "Me llamo Lucy Barton". Del resto, me atrevería a recomendar "peligro de derrumbe", advirtiendo que puede llevar a la depresión y los dos ensayos: el de Bauman y Bordoni y el de Giovanni Sartori, solamente para gente inquieta por la crisis global que nos afecta. Del resto no reniego, pero dejo que cada cual elija y no me mojo.
Hace ya tiempo que han proliferado los libros escritos en torno a esta crisis que tanto está durando. Entre muchos otros, llevaba tiempo fijándome en "Estado de crisis", un ensayo no excesivamente extenso editado por Planeta al que se ha dado la forma de conversación entre quienes pueden considerarse sus dos autores, Zygmunt Bauman, un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío que el pasado noviembre cumplió 90 años y Carlo Bordoni, sociólogom y escritor italiano, colaborador de "Il Corriere della Sera". Bajo dos primas que no parecen similares -Bauman parece próximo al liberalismo, mientras Bordoni aporta consideraciones más a la izquierda- ambos expertos van realizando unas valoraciones interesantísimas, casi siempre fáciles de seguir. El libro se divide en tres partes: "Crisis del estado", "Crisis de la modernidad" y "Crisis de la democracia" y en torno a estos temas los autores nos ofrecen una visión crítica, la cual abarca cuestiones históricas, políticas, económicas y sociológicas. Aunque no pretenden ofrecer soluciones, lo que dicen es muy atractivo, con valoraciones interesantísimas en torno a temas como la fractura entre poder y política, el irreversible final de un sistema, las lagunas y riesgos de la democracia representativa -y también de la participativa-, los populismos y nuevos liderazgos, lo errores de las democracias occidentales, etc. He de admitir que una de las razones que me llevó a leer el libro fue una portada que me pareció sugerente y atractiva ... tras terminarlo, puedo asegurar que hay razones de bastante más peso para hacerlo.
Leyendo un artículo de uno de los suplementos culturales de ABC de este verano descubrí un interesante trabajo sobre diversas novelas publicadas en España que llevaban como tema central la crisis económica y, fundamentalmente, sus consecuencias en los ciudadanos. Entre otras recomendaciones, me llamó la atención "Peligro de derrumbe", un relato escrito por el periodista Pedro Simón y al que el articulista se refería como un relato de una crudeza llamativa. Al comenzar la lectura comprobé que el prólogo lo escribía Enric González, dato que para mí supone toda una garantía. El libro ha respondido a las expectativas, aunque efectivamente es de esas lecturas que te dejan tocado, de una dureza y realismo estremecedores, de principio a fin. Está bien escrito, aunque si tuviera que encajar la novela en un género, más que de "narrativa" preferiría hablar de "testimonio", pues por mucho que los personajes sean ficticios, se trata sin duda de situaciones vitales reales como la vida misma. Simón nos sitúa en la sala de espera de una empresa que busca un comercial, y en ella se encuentran nueve personas, cada cual con una historia más dura, dramas personales que tienen como origen común la crisis económica que desde hace años se ha llevado por delante a parte de la clase media y las ilusiones de tantos. El autor va retrocediendo en el tiempo para contarnos las tragedias de cada personaje, a los que hábilmente consigue relacionar unos con otros. Al leer el libro recibes una especie de bofetada en la conciencia, impresión acentuada por la fuerza y la "contundencia" con las que está escrito. Yo lo recomendaría a cualquiera ... siempre que esté dispuesto a encajar un retrato social que no puede dejar indiferente.
Guillermo Orsi es uno de los clásicos de la novela negra argentina; leí hace ya unos cuantos años "Sueños de perro" y me gustó bastante, por lo que en agosto inicié y a principios de septiembre terminé "Buscadores de oro, una novela que ya adelanto me ha gustado no me ha entusiasmado al final tanto como prometía en su primera mitad. Desde el primer momento he disfrutado de esa forma ágil de escribir de los mejores autores argentinos del género, llena de "localismos", pero formulados de una manera que no impide la comprensión por los que somos del otro lado del océano. Orsi se sitúa a la altura de los dos autores "negro-criminales" de Argentina con los que más he disfrutado en los últimos años: Ernesto Mallo, el creador del impagable comisario Lazcano, y Eduardo Sacheri, autor del indiscutible éxito de los últimos meses "La noche de la Usina". La narración de "Buscadores de oro" estaba siendo una deliciosa aventura protagonizada por un peculiar personaje que no es ni policía ni detective, sino un modesto actor secundario que intenta cumplir la voluntad de la viuda de un amigo de trasladar sus restos mortales que se hallan enterrados en un lejano pueblo. A partir de ahí surge una intriga sorprendente que transcurre por vías de mínima normalidad hasta que traspasado el ecuador de la lectura la novela comienza a entrar en una senda que podríamos llamar de ciencia ficción que no se si por mi poca afición a este género o por lo demencial de la temática hizo que para mí la novela de Orsi dejara de ser "redonda". El escritor sigue luciendo una forma de escribir ágil y entretenida, pero globalmente me pareció un relato desigual.
Buceando entre las ofertas de "Amazon" descubrí un libro cuyo título me llamó la atención: "La carrera hacia ningún lugar". El hecho de estar incluido entre los ensayos y el de no llegar a las cien páginas me animaron a comprarlo. Su autor es Giovanni Sartori, un veterano polítólogo italiano, profesor de las universidades de Florencia, Stanford y Columbia y que en su día fue galardonado con el premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales. Sartori ya ha cumplido 92 años y eso permite añadir a su sabiduría habitual las dosis de desinhibición y la ausencia de tentaciones de caer en lo "políticamente correcto" a las que lleva el estar ya de vuelta y no tener nada que perder. A lo dicho cabe añadir una lucidez y un sentido común realmente llamativos. El subtítulo del libro es ya significativo: "Diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro"; efectivamente el viejo pensador florentino nos habla en diez capítulos de temas que afectan directamente a la sociedad occidental, a la que considera en decadencia. De esta manera salen a la palestra cuestiones del calado del concepto de revolución, el sistema electoral, el terrorismo, la crisis derivada de la radicalización del Islam, la inmigración, ... El librito está lleno de referencias y conceptos verdaderamente atractivos, como las menciones al curioso concepto de "bípedo implume" con el que califica al ser humano o la distinción entre "ética de la intención" y "ética de la responsabilidad", unos términos que no soy capaz de explicar sin lectura previa por parte del interlocutor. Finaliza con cuestiones morales como el embrión y la persona con opiniones bien fundadas aunque sean discutibles y no acabo de compartir. El libro ha terminado siendo una corazonada que ha salido muy bien.
Elizabeth Strout es una escritora norteamericana que fue galardonada con el Premio "Pulitzer" en 2009 por su novela "Oliver Kitteridge". Este verano se ha publicado en España su último trabajo, "Me llamo Lucy Barton", un relato intimista que tiene bastante de tierno y nostálgico. He de reconocer que me llamó la atención desde que lo vi expuesto en el escaparate de la librería "Masdelibros" de Huesca, y en esta ocasión la intuición ha funcionado: se trata de una novela magnífica que se lee con sumo agrado ... y eso que no pasan grandes cosas. En estos momentos es uno de los libros más vendidos y comentados en nuestro país. Me ha parecido una excelente y acertada descripción del relato lo que, según señala la contraportada, publicó "The New Yorker": "Strout reviste lo ordinario con una fuerza asombrosa". La protagonista, cuyo nombre y apellidos dan título a la novela, es una mujer madura que recapacita sobre su vida y sus conocidos en la cama de un hospital de Manhattan, acompañada de su madre. Una infancia infeliz caracterizada por la pobreza y el desprecio de vecinos y compañeros de escuela, marcan a una y otra. No es una novela con trama y desenlace, sino una amalgama de sentimientos descritos con maestría y sensibilidad. La autora habla del elitismo, de la exclusión y los dramas interiores de la infancia. Me parece muy adecuada la frase que acompaña al título en la carátula del libro: "Una novela que ilumina nuestras relaciones más tiernas", o lo que dice José María Guelbenzu en su crítica de "Babelia": "Elizabeth Strout muestra una insólita capacidad para convertir la nimiedad en canto a la vida". Me ha gustado mucho.
No recuerdo en qué blog literario encontré la referencia de
"Diecisiete instantes de una primavera", una novela de espionaje escrita por el ruso
Julian Semionov y reeditada recientemente por "Hoja de lata". Se trata de una de las entregas de la serie protagonizada por Maksim Isáiev, un espía soviético que opera en la Alemania Nazi bajo el nombre de Max Otto von Stirlitz. Algunos han bautizado al citado personaje como el "James Bond" ruso, aunque me parece que el estilo de von Stirlitz es bien distinto. Ha sido curioso leer una historia de esta naturaleza, con un soviético como héroe. Al principio me costó entrar en la trama, pero enseguida cogí el truco y resultó una novela francamente entretenida. El autor mezcla personaje reales -Himmler, Borman, ...- con otros de ficción en una historia que no da tregua al lector y donde Semionov sabe ir cambiando de escenas y personajes sin romper el ritmo. El único problema ha sido de la traducción, pues solamente encontré una edición de Plaza & Janés de 1977 en la Biblioteca pública de Huesca e intuyo que no era la mejor, imagino que la nueva estará más perfeccionada.
Miguel Pardeza fue uno de esos jugadores que cautivaron con su fútbol a las órdenes de Amancio Amaro en ese Castilla de inicios de los 80, cuando la generación de la "Quinta del Buitre". Pardeza fue el único de entre los destacados que lució poco la camiseta del primer equipo merengue, y fue en Zaragoza donde lució sus muchas cualidades a lo largo de once años que coincidieron con los mejores de la historia blanquilla y el colofón de la Recopa de París, donde tuvo el honor de recoger el trofeo obtenido. El onubense fue siempre un futbolista distinto, licenciado en Filosofía y Letras y con inquietudes intelectuales. Por eso me llamó la atención la publicación de su libro
"Torneo", el cual he leído en cuanto he encontrado un hueco. Quien espere un elenco de recuerdos e historias futbolísticas deberá abstenerse de comprarlo, pues "Torneo" se más bien un libro autobiográfico ajeno a la trayectoria profesional como futbolista del autor. La primera parte, protagonizada por los recuerdos de infancia del jugador, sus primeros pinitos como futbolista alevía e infantil, su participación en un concurso televisivo, que da nombre al libro, y su decisión de marchar a la capital requerido por los técnicos base madridistas, me resultó entretenida. Pero a partir de la llegada de Miguel Pardeza a Madrid, su instalación en una pensión bastante cutre y sus pinitos futbolísticos y estudiantiles, el hombre comienza a "filosofar" y con un vocabulario rico pero excesivamente barroco, comienza a divagar sobre temas inesperados: desde el psicoanálisis hasta los primeros devaneos amorosos, pasando por cuestiones tan peregrinas como las relaciones entre jean paul Sartre y Simone de Beauvoir. Reconociendo mérito a la culta forma de escribir del ex-futbolista, he de admitir que el libro ha terminado pareciéndome espeso, posiblemente porque esperaba algo más ligero y "futbolístico".