El Córdoba C.F. tuvo su época dorada en el fútbol español. Los de la ciudad del califato ascendieron a 1ª división al final de la temporada 1961-62, manteniéndose, con más o menos dificultades, en la máxima categoría durante siete cursos seguidos. Junto al Pontevedra, Elche y Sabadell formaron un grupo de modestos que dieron mucha guerra en la década de los 60: viajar a "El Arcángel", "Pasarón", "Altabix" o la "Nova Creu Alta" era en aquella época una aventura difícil de superar incluso para los grandes de la Liga.
En aquel viejo equipo de la ciudad de la Mezquita destacó por encima de todos el portero Miguel Reina, padre del actual meta titular del Liverpool, quien se iría pronto al F.C. Barcelona, para fichar años más tarde por el Atlético de Madrid. Reina, tan ágil como irregular, alternó con el "Chopo" Iribar y el catalán Sadurní en la meta de la selección española del momento. En el conjunto que ascendió por primera vez en la historia del club a la división de honor destacaban también el fornido central Mingorance, quien llegó a debutar con la roja, y el ariete valenciano Miralles, jugadores que acabarían marchándose al R.C.D. Español. Tenía el Córdoba una defensa sobria y veterana que los niños de la época recitábamos de memoria: Simonet, Navarro López, mientras que en la delantera destacaba el goleador Juanín, de quien en los cromos, como en Simonet, destacaba su incipiente alopecia y que marcó 44 goles en 1ª, así como el paraguayo Jara, que luego triunfaría en el Valencia y colaboraría con un gol en la consecución de la Copa que los ches ganaron al Atlético -entonces- de Bilbao en 1967,
los locales Rojas y Riera y el rubio extremo Luis Costa, que luego triunfaría como jugador y, sobre todo, como entrenador en el Real Zaragoza. Alfonso, el joven extremo Álvarez, que triunfaría luego en Málaga y Salamanca, el malogrado volante Ricardo Costa, que fallecería en un accidente de coche en 1968, Arana, Toledo, Jaén, Rodri, Muñoz, ... fueron otros jugadores relevantes de esos tiempos.
El sueño del Córdoba concluyó en 1969 cuando el equipo blanquiverde regresó a 2ª división a las órdenes de Ladislao Kubala, pero todos los aficionados cordobeses pudieron entonar, con todo el derecho, eso de "que nos quiten lo bailao". En 1971, a los dos años del descenso, el Córdoba tuvo una segunda oportunidad y ascendió junto a Deportivo de La Coruña, Burgos y Betis el año en el que la 1ª pasaba de 16 a 18 equipos. En esta ocasión la estancia en la máxima categoría fue efímera, pues el equipo volvió a descender al año siguiente, aunque tuvieron tiempo de disfrutar de buenas tardes de fútbol y vivir una jornada histórica, la penúltima del campeonato, en la que al vencer 1-0 al Barça le pusieron el título en bandeja al Real Madrid, equipo que siempre tuvo una buena relación con los blanquiverdes y muchas simpatías en la ciudad. Entrenaba al equipo un auténtico mito del fútbol: Edvaldo Izidio Neto, más conocido como Vavá, que en su día había formado parte del equipo brasileño ganador de los mundiales de 1958 y 1962 con la histórica delantera Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Zagalo. En el equipo cordobés que logró el ascenso entonces destacaban por encima de todos dos jugadores: el lateral zurdo Verdugo, que se fue al Real Madrid y el extremo Manolín Cuesta, un goleador que acabaría siendo traspasado al Español tres años después. Escalante, que también jugó en el Betis y entrenó al propio Córdoba, Causanilles, que destacó luego en el Castellón, el paraguayo Rojas, Rodri, Tejada, Cruz Carrascosa y Alarcón eran otros jugadores destacados. Para fortalecer al equipo en primera la directiva cordobesa recurrió al club merengue y se trajo de Madrid a tres piezas valiosas: un veterano, Sanchís, el lateral izquierdo del Madrid de la sexta Copa de Europa y dos jóvenes promesas, el volante Vicente del Bosque, un jugador cerebral y trabajador a la vez y el interior Fermín, un hombre de gran técnica y que sabía hacer auténticos malabarismos con el balón. Los dos jóvenes madridistas fueron los mejores de la temporada y Fermín protagonizó la historia que motiva esta entrada.
Esa temporada, de la que recuerdo que el Zaragoza estaba en 2ª junto a equipos tan sorprendentes como Langreo, Leonesa, Mestalla y San Andrés, el Real Madrid decidió remozar su plantilla; seguía dirigiendo el equipo el perenne Miguel Muñoz y la directiva que presidía el inefable D. Santiago Bernabeu había dado la baja a históricos como Betancort, Calpe, Sanchís, Manolín Bueno y Gento, la "galerna del Cantábrico", ganador de seis Copas de Europa. El equipo titular siguió manteniendo a la vieja guardia -Pirri, Zoco, Amancio, Grosso y Velázquez-, pero ese año había llegado gente joven: el meta García Remón, que el año anterior había cuajado una sensacional temporada cedido en el Oviedo, el referido lateral Verdugo, el extremo izquierdo argentino Anzarda y las tres figuras del Racing de Santander: el meta Corral, que acabaría pasando desapercibido y vendido al Castellón, el extremo Aguilar, rápido y habilidoso, y por encima de todo el ariete Carlos Alonso Muñoz "Santillana", un goleador que acabó siendo el mejor rematador de cabeza que recuerdo en la Liga española.
La liga anterior la había ganado, después de muchísimos años sin hacerlo, el Valencia, entrenado por Alfredo Di Estéfano, con Abelardo, Sol, Antón, Lico, Jesús Martínez, los hermanos Claramunt, Adorno, Sergio, Forment y Valdez y que ese año había fichado a la estrella del Betis, el goleador Quino. Junto a los ches y los merengues estaban el aspirante de siempre, el Barça que había fichado para esa temporada a Rinus Michels, el forjador del gran Ajax y contaba con jugadores tan ilustres como Gallego, Costas, Torres, Juan Carlos, Marcial, Asensi y Rexach y un Atlético de Madrid entonces muy españolizado: Ufarte, Luis, Adelardo, Gárate, Eusebio, Irureta, Salcedo, ... El Madrid dominó la clasificación durante toda la Liga, pero al final perdió fuelle y los azulgrana se comenzaron a acercar peligrosamente. Se llegó a la penúltima jornada con las espadas en todo lo alto y el equipo catalán visitaba el campo del Córdoba, que ya no se jugaba nada, pues ya no podía salvar la categoría; una victoria del Barça pondría el título en bandeja a los blaugrana, quienes por cierto llevaban 12 años sin llevarse la Copa de Liga a las vitrinas de su elegante museo.
El encuentro se disputó el 7 de mayo de 1972 y, por mucho que al final de la temporada el equipo diese con sus huesos en segunda, los aficionados cordobeses no olvidaran nunca esa fecha y ese partido. El equipo franjiverde, evidentemente primado por los de Chamartín, puso toda la carne en el asador y se llevó el gato al agua gracias a un penalty que transformó Fermín y ante el que Miguel Reina, cordobés de pura cepa, no pudo hacer nada. Fermín había realizado una temporada magnífica y su gol a los culés fue la culminación de la misma, de paso que daba al Real Madrid, que caía estrepitosamente (1-4) en el Santiago Bernabeu ante su rival del Manzanares, la oportunidad de llevarse el gato al agua, es decir el título de Liga. El equipo que protagonizó la gesta estuvo formado por Molina; López Prieto, Rodri, Cepas; Tejada, Alarcón; Rojas (Cruz Carrascosa), Escalante, Fermín (Garrido), Del Bosque y Manolín Cuesta, mientras que Michels alineó un once de auténtico lujo: Reina; Rifé, Gallego, Paredes; Torres, Zabalza; Juanito (Rexach), Juan Carlos, Marcial (Martí Filoxía), Asensi y Pérez.
Al terminar la temporada tanto Del Bosque como Fermín regresaron a las filas madridistas, aunque sus trayectorias fueron bien diferentes. Mientras Del Bosque, que era el menos loado, se convirtió en indiscutible para todos los entrenadores que tuvo, fue internacional y ahora es el seleccionador español, Fermín no dio la talla y su temporada en el primer equipo madridista fue mediocre, tanto que acabó la misma en situación de transferible. Recuerdo perfectamente que en el verano de 1973 se rumoreó insistentemente su probable fichaje por el Real Zaragoza, algo que ilusionó mucho a la afición maña, pues se pensaba que un hombre con su técnica y visión de juego -lo que hoy llamaríamos un auténtico "jugón"- encajaría muy bien en el tradicional juego de los blanquillos, pero al final no se sabe que ocurrió y Fermín acabó en el Castellón, donde tampoco destacó. Lo último que recuerdo de este jugador es que regresó a Madrid, donde fue titular con el Rayo Vallecano.
El Córdoba, desde entonces, ha caminado por aguas difíciles, a veces turbias, entre la 2ª División y la 2ª B, aunque parece que se va asentando en la División de Plata. Su afición, bien me consta, se merece bastante más que eso, pero hasta ahora sus rectores no han acertado con la tecla que les haga revivir esas épocas doradas en las que se codeaba con los mejores; nada cuesta soñar y desear que pronto vuelvan a vivir un sueño parecido.
Por cierto, he encontrado el enlace de la crónica del "Mundo Deportivo":
http://hemeroteca.elmundodeportivo.es/edition.html?bd=08&bm=05&by=1972&x=11&y=18