Hasta nueve libros he terminado en marzo, cifra alta y que viene justificada por haber empezado el mes con varios libros avanzados en su lectura y por haber disfrutado de unos días de descanso el último fin de semana. La máxima nota se la pongo a una novela negra, "Galveston" y una de carácter histórico y redacción notable, "Sigmaringen". Hay hasta cuatro libros que no son de ficción bastante distintos entre sí, un par de "policíacas" recomendables para aficionados y un viejo relato canadiense -"Matemos al tío"- que entretiene bastante.
A lo largo de las primeras semanas del año fueron apareciendo en el mercado una serie de novelas policíacas que me llamaron la atención, casi todas de autores nuevos y con una portada y contraportada bastante sugerentes. Una de ellas fue "Expediente de desaparición", del escritor israelita Dror Mishani: la trama resultaba atractiva -la desaparición de un menor en un pueblo cercano a Tel Aviv-, había leído muy poco del género ambientado en esa zona -tan sólo "Asesinato en el Kibutz", de Batya Gur- y venía avalado por una editorial que no suele dar gato por liebre como es Destino. Encontré buenas referencias en la red, además de se alabada por el mismísimo Mankell y haber recibido el Premio "Martin Beck" de la Academia sueca. El libro me ha gustado, entre otras razones porque me parece original, nos presenta un personaje creíble que en algunas cosas me recuerda al inolvidable Kurt Wallander -en otras, no- y cuenta una historia bastante equilibrada. No hay una intriga intensa que haga difícil dejar la lectura, pero mantiene el interés de modo constante, sin lagunas. No es la novela policíaca del año, ni mucho menos, pero es un libro de cierta calidad y recomendable para cualquier aficionado al género.
Desde mediados de enero he estado leyendo "La Alemania de Weimar", del historiador alemán Erik Weitz; me parecía un momento interesante de la historia, aquella época de la Alemania del siglo XX cque terminó caracterizándose por el desencanto germano tras el desenlace de la gran guerra y los acuerdos de Versalles y que dio paso al III Reich. Ya había leído algo sobre el tema en la mítica trilogía sobre la Alemania nazi de Richard J. Evans, pero el libro de Weitz tiene un enfoque completamente distinto. Comencé el libro pensando que estaba ante una historia esencialmente política, pero me encontré con una visión que va mucho más allá del relato de los aconteceres políticos de la Alemania republicana, pues el autor divide los capítulos en distintos temas y nos va hablando de la sociedad, la cultura, las artes, los edificios y hasta las costumbres sexuales de los germanos, con abundantes referencias a personajes importantes de la vida alemana que mostraron sus mejores valores en aquellos años, desde Bertold Brecht hasta Martin Heidegger, pasando por Bauhaus, Thomas Mann y muchos otros.. Un libro interesante, desde mi punto de vista escrito bajo una perspectiva claramente ideologizada pero que te da una idea bastante completa, precisa e interesante de la experiencia tan frustrante como terminó siendo la República de Weimar.
"Sigmaringen", del escritor francés Pierre Assouline, cabría enmarcarla en el género novela histórica; pero de cualquier manera no se trata de una novela histórica al uso, con una estructura en la que el autor elabora un argumento con personajes reales y ambientado en una época concreta de la historia, sino un relato con fondo histórico aprovechado por Assouline para ofrecer al lector una especie de ensayo sobre la condición humana. El libro trata del exilio de los más importantes protagonistas del régimen colaboracionista de Vichy en Sigmaringen, un castillo en Waden-Burtenwerg, cerca de la frontera suiza. Allí Assouline junta al Mariscal Petain, el presidente Laval, el escritor Celine y unos cuantos personajes históricos más, hospedados todos ellos en un castillo de los Hohenzollern al que llegan derrotados y humillados, a pesar de lo cual el autor consigue reflejar con maestría como siguen siendo esclavos del protocolo, las vanidades, las jerarquías y los delirios propios de un poder que han perdido. Me ha parecido una obra de nivel, muy bien escrita y cuya virtud no se halla en el interés del argumento, sino en la formidable escenificación de las miserias de unos personajes realmente fracasados y desolados. Assouline tiene el acierto de establecer una narración en primera persona a cargo de Julius Stein, supuesto mayordomo de la fortaleza, que tras abandonar sus dueños la misma queda encargado de atender a los nuevos invitados; la figura de Stein describe con una mezcla de respeto e ironía que acaban siendo demoledores, los aconteceres diarios que protagonizan los nuevos moradores franceses, a la vez que va aflorando una bonita historia de amor con Jeanne, la intendente del anciano Mariscal francés Philippe Petain.
Fernando Onega me parece un buen periodista, entre otras cosas porque posee esa mesura y esa capacidad de respetar que brilla por su ausencia en algunos de sus colegas. Hace pocos meses leí sus recuerdos de Adolfo Suárez, de quien fue jefe de prensa, y que me gustaron bastante. Por eso pedí a los Reyes -los magos, no los de aquí- "Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar", su semblanza de quien fue el Jefe del Estado español durante 39 años, un libro que fue en su día anunciado a bombo y platillo. Tengo que empezar diciendo que me ha gustado menos que el del presidente fallecido, fundamentalmente porque no he encontrado novedades, el autor no desvela -o si lo hace no he sabido descubrirlo- nada que no se conozca, y en un relato de esta naturaleza me parece esencial que ofrezca algo nuevo. No obstante, lo he leído con agrado, porque Onega domina el lenguaje, porque refleja la trayectoria de alguien cuyo reinado he vivido de principio a fin -cumplí 17 años la semana en que subió al trono- y porque, sin dejar de reflejar los errores del monarca, el periodista gallego trata con respeto y delicadeza al antiguo Jefe del estado, sin la visceralidad que se observa en algunos foros.
Hacía tiempo que quería leer algo sobre la revolución de Asturias de 1934, y aprovechando que me he ido haciendo con diversos volúmenes de una colección de Ricardo de la Cierva sobre la reciente historia de España, leí el que trataba el tema y que llevaba por título "La revolución de octubre. El PSOE contra la República". El libro no solamente habla del citado episodio, sino que también relata el golpe dado por Lluis Companys en Barcelona al declarar el Estat catalá. así que se puede decir que terminé recibiendo dos historias por el precio de una. De la Cierva es, sin duda, un autor polémico, excesivamente apasionado y, hoy en día, políticamente incorrecto. No obstante me apetecía leer un texto que tratara a los acontecimientos citados más como una rebelión contra el orden establecido, es decir la II República, que como una especie de actos heróicos. El autor intenta ser objetivo, aunque puede que en ocasiones le pierda la vehemencia y una forma de contar los hechos como a trompicones. Desde mi punto de vista falta un análisis político-social de la situación, aunque aporta datos suficientes para dar cierta credibilidad a lo que nos dice.
"Galveston",del escritor norteamericano Nic Pizzolatto es la primera entrega de "Salamandra black", la nueva colección de novela negra que ha sacado la Editorial "Salamandra" ; se trata de un elenco de novelas de nueva publicación en España con muy buena pinta y hace ya tiempo que la tenía en cartera. Del libro he leído y escuchado opiniones diversas, desde una valoración más bien fría y escéptica de "El País" hasta opiniones variadas de lectores que me merecen toda confianza y que no han coincidido sobre las mayores o menores virtudes del relato. A mí, "Galveston" me ha gustado y mucho; se trata de la típica novela ambientada en el sur de los Estados Unidos, en lugares que no son precisamente "glamurosos", con muchas carreteras polvorientas, bares y restaurantes de medio pelo, caravanas en las que malviven las personas y demasiados perdedores, ... un viaje literario que uno descubre haber vivido ya varias veces. Se trata de un relato duro, casi diría que triste, con un protagonista principal, Roy Cady, que es un auténtico perdedor; junto a él van apareciendo el resto de personajes que o son llamativamente malvados o presentan historias personales dramáticas, algunas espeluznantes. Pizzolatto sabe jugar perfectamente con el tiempo y los sucesos, y nos va contando una historia que tiene las virtudes de no perder ritmo ni aburrir en ningún momento al lector. Al final el autor nos deja una puerta abierta a la esperanza, el "puntito redentor" que refiere Ricard Ruiz Garzón en "El País", algo que parece le molesta, pero que otros agradecemos. En definitiva, me apunto al sector favorable al libro.
Este mes he mantenido la costumbre de leer uno de esos breves relatos futbolísticos de la colección "Hooligans ilustrados" de la editorial "Libros del KO"; en esta ocasión ha tocado el Atlético de Madrid: "Yo me voy al Manzanares", del periodista madrileño Julio Ruiz. Como en los anteriores libritos, escritos nada menos que por Enric González e Ignacio Martínez de Pisón, he pasado un rato excelente identificándome con las penas y alegrías de los hinchas futbolísticos y rememorando nombres míticos que mueven a la nostalgia como Isacio Calleja, Adelardo, Ufarte, Mendonça, Luis Aragonés, Kiko Narváez o Milinko Pantic. El autor tuvo la imaginativa idea de hablar sobre distintas épocas de la historia colchonera a través de las vivencias de tres generaciones: un abuelo -Gregorio-, un padre -Valentín- y un hijo -Gabi-, entre los tres nos ofrecen una deliciosa muestra de como viven el fútbol las personas normales, los hinchas de a pié. Si tuviera que hacer un ranking dejaría este tomo en tercera posición, pero no por ello significa que no esté a la altura.
En los últimos años han aparecido unas cuantas editoriales que tienen el acierto de reeditar libros de calidad; una de ellas es "Impedimenta", una editorial madrileña que ha desempolvado novelas de autores como Edmund Crispin, Thimas Hardy, Stella Gibbons, Wilma Cather, Eudora Welty, ... entre otros. En esta línea cabe incluir "Matemos al tío", un original relato de Rohan O'Grady, que no es otro que el seudónimo de la novelista canadiense June Skinner. Se trata de una novela escrita hace más de 30 años y que nunca fue publicada en España hasta ahora y que no se si calificar como "gótica", "sarcástica" o "de terror".. El libro nos cuenta la historia en apariencia inocente de dos niños que pasan sus vacaciones en una isla cercana a Vancouver, pero que se convierte en inquietante cuando compruebas que las criaturas planean matar al tío de uno de ellos. En la contraportada encuentras dos frases que la definen muy bien: "alegremente siniestra", que se atribuye al "Washington Post" y "una lectura deliciosamente perversa". Lo cierto es que termina siendo un relato muy entretenido, que se lee con la ingenuidad con que se hojea un cuento infantil a la vez de con la intriga de una novela policíaca, casi de terror. Me ha parecido algo desordenada en su estructura y con alguna parte innecesaria, como las cartas de amor de uno de los personajes "buenos" que trabaja en la Policía Montada del Canadá.
He terminado "Legado en los huesos", segunda parte de la "Trilogía del Baztán" que cerró hace unos meses Dolores Redondo, dos años después de leer la primera ... y he de confesar que tardar tanto ha sido un error, pues esta segunda entrega es una continua referencia a la primera y es aconsejable -casi exigible- leerlas de golpe. Se trata sin duda, de literatura ambiciosa dentro del género policíaco, "Legado en los huesos", como lo era "El guardián invisible", es una novela trabajada y en la que se cuidan los detalles. Yo destacaría tres virtudes en el libro: nos ofrece un personaje sólido, una protagonista, la inspectora de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar, con fuerza y personalidad, se trata de un relato que "coge", que arrebata tu atención y terminas leyendo en poco tiempo, y eso que consta de 513 páginas, y nos ofrece un panorama espectacular de lo que es el Valle del Baztán, no solamente por la descripción de valles, paisajes, ríos y pueblos, sino por la ambientación del lugar y ese especial universo medio mágico medio salvaje que crea en torno al citado valle. No obstante, como en el caso del primer tomo, sigo viendo excesivo el recurso a elementos mitológicos, a la historia parece faltarle realismo en algunas ocasiones y el argumento se centra tanto en la familia de la protagonista que uno puede tener la tentación de pensar que la novela termina desarrollándose en un ambiente excesivamente cerrado. En cualquier caso, tengo claro que el tercero tiene que caer ya.