Es bastante común la opinión de que la calidad de la oferta gastronómica de Huesca está por encima de la media de las capitales española, y entiendo que se trata de una opinión plenamente justificada. Hay restaurantes excelentes para dar y tomar, pero hoy quiero referirme a las posibilidades de tapas, abundantes y excelentes.
No puedo ser exhaustivo, pues no conozco al dedillo toda la oferta, por lo que voy a limitarme a citar algunas posibilidades, pudiendo quien quiera ampliar conocimientos apuntarse al concurso de tapas que desde hace cinco años se celebra allá por el mes de noviembre.
Desde que abrieron hará unos cuatro o cinco años, el Bar "Duquesa" es garantía de calidad y, muy especialmente, de atención amable y elegante: se destila bondad por los cuatro costados, aunque como de eso no se alimenta el paladar, hay que destacar su auténtico buque insignia: la torrada de foie, la mejor que he probado hasta ahora; junto a ella son excelentes las chiretas y los mini bocadillos que cubren la gazuza que veces agobia a media mañana.
Al otro lado de las cuatro esquinas está el "Oscense", auténtico lugar de encuentro que hace honor a su ubicación y que disputa cada año los mejores puestos en los concursos de tapas. Espectaculares las raciones de calamares y mejillones y unas tapas que varian por temporadas, con ejemplos espectaculares: solomillo con crema de colmenillas, el delicioso crujiente relleno de setas de temporada o el chipirón relleno de rebozuelo.
Hay muchos sitios estupendos, pero no hay sitios para todos y he optado por citar los que más he frecuentado. Pero no olvido el "Puerto Rico", el "Alvicavi", el "Hervi", el "Rugaca", el "Correos", el "Juliana", el "Flor" y "La Taberna del Pincho".
En el Coso Alto hay dos clásicos que rebosan calidad: el "Mi Bar", todo un ejemplo de gestión familiar, sencilla y eficaz, donde hacen mehjor que nadie toda clase de fritos: croquetas, gambas y calamares y el "Candanchú", donde son excelentes los huevos fritos con patatas caseras y reparten la mejor ensaladilla rusa de Huesca.
Al otro lado de las cuatro esquinas está el "Oscense", auténtico lugar de encuentro que hace honor a su ubicación y que disputa cada año los mejores puestos en los concursos de tapas. Espectaculares las raciones de calamares y mejillones y unas tapas que varian por temporadas, con ejemplos espectaculares: solomillo con crema de colmenillas, el delicioso crujiente relleno de setas de temporada o el chipirón relleno de rebozuelo.
También podemos hablar de dos sitios históricos, el primero el "Valero", ubicado en la calle Artigas y que presume de ofrecer la mejor tortilla de patata de Huesca y alrededors, aunque puedo afirmar que nunca olvidaré el esopectacular cocido que me metí hace tres navidades entre pecho y espalda; el otro, el Ricocú, ya no está, pero sus propietarios han conservado toda su habilidad culinaria en "Casa Milá", donde se da la mejor comida casera de la zona y se asegura que es el único sitio de Huesca donde se puede comer opíparamente de régimen.
Hay muchos sitios estupendos, pero no hay sitios para todos y he optado por citar los que más he frecuentado. Pero no olvido el "Puerto Rico", el "Alvicavi", el "Hervi", el "Rugaca", el "Correos", el "Juliana", el "Flor" y "La Taberna del Pincho".
Hay quien piensa que eso del aperitivo es una frivolidad, por supuesto que la mayoría no tenemos ni tiempo ni posibilidades de hacerlo todos los días, pero cuando procede es una delicia y si no les gusta ..... ellos se lo pierden