Parece que me he apuntado a la cifra de siete libros mensuales, aunque cabría precisar bastantes matices. No ha sido diciembre un mes de grandes lecturas, aunque destacaría mi primer contacto con Tabucchi, quien me ha parecido un grandísimo escritor. Al "ítalo-portugués" habría que añadir a su compatriota Camilleri y a mi paisano Ignacio Martínez de Pisón con dos novelas que no me han parecido sus mejores obras pero que están tan bien escritas como suelen. Un buen ensayo sobre historia de España, un detective escocés obra de un escritor recientemente fallecido, una buena novela policíaca ambientada en Cánada y una colección de alegatos con toque feminista cierran mi bagaje literario de diciembre.
Entre los escritores españoles contemporáneos que más me gustan se encuentra Ignacio Martínez de Pisón. Ya leí en su día "Enterrar a los muertos", "Dientes de leche", "Carreteras secundarias" y "El día de mañana", y tras recibir el último "Premio Nacional de Literatura" por "La buena reputación" pensé que era la ocasión de volver a elegir una novela de este zaragozano de 55 años. Y eso que el libro no era unánimemente bien valorado por los críticos y que el propio Brunetti -nada sospechoso de tener manía al escritor- no había terminado satisfecho de su lectura. La novela me ha costado leerla, es más debo reconocer que el libro me ha durado más de dos meses: no me "cogió" al principio y 640 páginas son, sin duda, muchas. A partir, más o menos, del ecuador de mi lectura la cosa fue mejorando, tal vez porque tras trasladar el autor la historia de Melilla a Zaragoza, siempre es más grata una lectura con un "paisaje" y una época que te son familiares. La calidad literaria es alta y Martínez de Pisón nos cuenta en esta ocasión las alegrías y tristezas ordinarias de una familia de clase media entre los años 50 y finales de los 80. A lo largo del libro van apareciendo las grandezas y miserias de la clase media española de entonces: hipocresías, pequeñas y grandes mentiras, apariencias, ... El autor da en el clavo, pero en todo momento da la sensación de que con este tema y este escritor la obra debería haber dado más de sí.
Antonio Tabucchi falleció en Lisboa hace casi cuatro años; el obituario del diario "El País" le definió perfectamente como un "novelista italiano enamorado de Pessoa, de Lisboa, de Portugal y de la lengua portuguesa", y si hablamos de literatura relacionada con Portugal no supone un dislate hablar de lirismos, nostalgias y calidad. Tras conocer la muerte del escritor hice el propósito de leer de una vez algo suyo, habiendo optado por "Sostiene Pereira", probablemente su novela más célebre, pero hace unos meses alguien que sabe mucho de ésto me prestó, sin yo habérselo pedido, su libro póstumo, "Para Isabel. Una mandala", uno de esos textos breves tan bien editados por "Anagrama" que puedes leer en menos de una semana ... o en una tarde si tienes tiempo. Se trata de un relato bastante curioso, con algo de fantástico, casi diría que de "mágico"; leídos los primeros capítulos me quedó claro que estaba ante literatura de nivel, la lectura podía definirla como "deliciosa", una especie de prosa poética que si consigues leerla despacio y atentamente te aísla de cualquier otra cosa que pulule a tu alrededor. El protagonista, un tal "Tadeus", trata de averiguar el destino de Isabel, una joven que había sido víctima en su día de la represión de la dictadura salazarista. El libro -150 páginas que se leen muy bien- se va complicando conforme pasas el ecuador, y he de admitir que en algún momento perdí el hilo, lo que no obsta para realizar una excelente valoración de escritor y obra y destacar un final lleno de magia y ternura.
El año pasado la editorial "Salamandra", sin duda una de las punteras del panorama español, sacó bajo el título de "Salamandra negra" su colección de novelas policíacas. Desde entonces han ido apareciendo títulos bastante interesantes y atractivos. Entre ellos me llamó la atención "Una revelación brutal", un texto escrito por la canadiense Louise Penny, al parecer la autora negro-criminal de más renombre en ese país. La novela citada supone la quinta entrega de la serie protagonizada por el inspector Armand Gamache, un personaje realmente atractivo, lejos eso sí de los policías difíciles y conflictivos de otros autores. "Una revelación brutal" me ha parecido una buena novela de intriga, bien construida y que mantiene el interés hasta el final, lo que no deja de ser importante dada su extensión -480 páginas-. Me ha gustado la ambientación del caso en un pequeñísimo pueblo canadiense cercano a Quebec, Three Pines, con una variedad de personajes que acrecienta el interés del relato, ya que entre otras cosas convierte en sospechosos prácticamente a todos. Penny nos ofrece un relato que tiene, además, cierto toque de originalidad, con elementos que añaden cierta fantasía a la intriga, con un viaje del protagonista a unas islas habitadas por personajes curiosos y con costumbres ancestrales y la ubicación del crimen en una cabaña desconocida del interior de un misterioso bosque cercano a Three Pines. Como nada suele ser perfecto, el final me ha parecido poco "espectacular" y pienso que deja algún cabo suelto, ... aunque a lo mejor el problema es que no lo he captado del todo.
Entre mis propósitos de estos meses está el leer más sobre la historia de España; me habían hablado muy bien del historiador e hispanista francés Joseph Pérez, con un par de libros sobre los comuneros de Castilla y una biografía del Cardenal Cisneros que se encuentran en mi lista de pendientes. No obstante opté por leer "Entender la historia de España", un ensayo que hace honor a su título y que tenía a mano. No se trata propiamente de un relato de nuestra historia, sino de un intento, de explicación de su desarrollo expuesto cronológicamente y con una precisión, equilibrio y profundidad que me han impresionado. Imagino que su visión de nuestra historia no gustará a todos, no son tiempos en los que se acepte fácilmente el desapasionamiento y el no tomar partido, así como el no elucubrar sobre leyendas y lugares comunes, pero a mi me ha resultado interesantísimo el recorrido que a lo largo de 348 páginas va haciendo en torno a los sucesos y personajes que protagonizan nuestra historia, desde Viriato hasta Azaña, Franco y Adolfo Suárez, pasando por el Cid, los Reyes Católicos, Carlos V, Felipe II, el Conde Duque de Olivares y tantos otros.Al final se nota que ha añadido unos capítulos en los que habla sobre la más reciente historia de España, llegando hasta los últimos presidentes del Gobierno, aunque aquí he notado cierta precipitación. Un magnífico libro de historia que exige conocimientos previos, pues como he dicho lo que pretende Joseph Pérez es explicarnos nuestra historia, no contárnosla.
Hace pocas semanas apareció en la prensa la noticia del fallecimiento del novelista escoces William McIlvanney, autor de una trilogía de novelas con "detective fijo", en este caso el policía escocés -de ficción, por supuesto- Jack Laidlaw. Hacia tiempo que le tenía puestos los ojos a la primera entrega de la serie, titulada con el apellido del personaje protagonista -"Laidlaw"- y según cuentan la única no descatalogada en España, editada por esa magnífica serie negra de "RBA". Había leído magníficas críticas tanto del blog "Elemental" del "País" como de la "librera" de "Negra y Criminal", que sigue bien activa a pesar del cierre de la inolvidable librería de la Barceloneta. Sin duda estamos ante un gran personaje, un policía de carácter complejo y que no se anda con chiquitas, ambientado en esa Escocia que huele a lluvias, whisqui y aires mineros y en torno a la que también han sabido escribir estupendas intrigas autores como Val McDermid, o Ian Rankin . McIlvanney empezó mucho antes que ellos y nos crea un personaje magnífico; aunque mientras McDermid varía el lugar donde recrear sus tramas y Rankin lo hace en Edimburgo, el inspector Laidlaw se mueve en Glasgow, donde también trabaja la periodista Paddy Meehan creada por Denise Mina. Insisto, me han gustado los personajes y me he sentido identificado con los aires escoceses, aunque he encontrado una trama algo deslabazada y un final que no he terminado de entender ... aunque como he dicho otras veces, a lo mejor es culpa mía y no del autor.
En algunos diversos de la red había oído hablar de Ayaan Hirsi Alí, una política y escritora somalí que vive en Holanda, a donde llegó huyendo de un matrimonio que le había organizado su familia, de religión musulmana. Por esta razón consideré de interés leer su libro "Yo acuso", una colección de artículos que han sido recopilados con su pulcritud habitual por "Galaxia Gutemberg", con un subtítulo de aclara perfectamente el contenido del ensayo: "Defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas". En dichos escritos Ayaan Hirsi realiza una encendida defensa de los derechos de la mujer musulmana, reflejando las tremendas discriminaciones y lesiones de derechos que sufren las mujeres en los países donde se impone esta religión. La escritora destaca por un feminismo bastante radical y resulta a veces reiterativa en sus comentarios. De cualquier manera, se trata de un testimonio de primera mano, verdaderamente interesante y bien escrito. Me ha parecido especialmente impactante el capítulo final que, casi a modo de epílogo, trata del juicio por el asesinato del director de cine holandés Theo Van Gogh.
A estas alturas no me cabe ninguna duda de que Andrea Camilleri es un genio, un escritor único. Ya han pasado por mis manos unos cuantos casos del Comisario Montalbano, un personaje logradísimo, pero no se quedan atrás las historias llenas de crítica e ironía ambientadas en la Sicilia de siglos anteriores como "La desaparición de Pató" o "El salto del caballo", que leí un su día. Mi última novela del 2015 ha sido "La ópera de Vigatá", una sátira realmente despiadada sobre la inventada localidad de Vigatá, ubicada en una Sicilia nada inventada. Se trata de una novela exagerada, a ratos irreverente, muy bien escrita, con un montón de personajes de nombres tan sorprendentes como caricaturescos que dificultan seguirla y obligan a releer páginas anteriores, con un argumento absolutamente disparatado. En el fondo trasluce una demoledora crítica socio-pólítica, una sátira inteligentísima que no deja títere con cabeza. En ocasiones Camilleri es despiadado ... muy bruto, pero sus novelas no dejan de ser, en mi opinión, una joya literaria.