30 de marzo de 2015

El nuevo jinete de Ferrari


Sebastian Vettel, el piloto alemán que ganó cuatro títulos mundiales al volante de un "Red Bull", venció ayer en el Gran Premio de Malasia, segundo de la larga lista que componen un Mundial de Formula I que algunos pronosticaban como un sencillo paseo del inglés Lewis Hamilton con su potente Mercedes. El británico hubo de hincar la rodilla frente a un Vettel que le sacó más de 10 segundos, tiempo que al parecer es un mundo en esto del automovilismo de primer nivel.

La noticia no es que un formidable piloto como el germano se imponga en un Gran Premio, sino que lo hiciera conduciendo un Ferrari, el coche rojo fabricado en Maranello que hasta el año pasado pilotaba Fernando Alonso, el indiscutible ídolo español de la Fórmula I y que nunca consiguió triunfar plenamente con la escudería italiana. Para los aficionados a este deporte ... y para los que no lo somos tanto, es una buena noticia que los Mercedes tengan rival, aunque en nuestro país se sienta cierta frustración al comprobar que ahora que se ha ido el asturiano parece que los Ferrari comienzan a ser competitivos.

Yo no entiendo nada de coches, ni de competición ni de los otros, por lo que no se a que carta quedarme en una polémica que desde ayer está servida ... ¿Qué ha pasado?, ... ¿tal vez Alonso no era tan bueno como parecía y tendía demasiado a justificar sus frustraciones con excusas excesivas?, o ¿es posible que con el español en MacLaren y un tetracampeón como número uno los de Ferrari se hayan puesto las pilas y hayan trabajado e invertido para ofrecer a Vettel un coche vencedor?.

Sería arriesgado que un pagano en el tema como yo diera un veredicto firme, aunque no puedo evitar que lo que he presenciado en los últimos años con unos ojos más bien analfabetos en la materia, haya ido consolidando en mi cabeza la intuición de que Vettel es un fuera de serie, que Alonso se lo ha creído tal vez en exceso y le ha sobrado algo de vanidad, posiblemente en la misma cantidad que le ha faltado serenidad y que Ferrari, en cualquier caso, no da puntada sin hilo y no se yo si ha terminado jugándosela a nuestro compatriota.


25 de marzo de 2015

Día de luto


El dolor, cuando es compartido, no disminuye pero al menos no se sufre en soledad. Mi cariño, mi comprensión y mis oraciones para quienes hoy no le ven sentido a nada.


24 de marzo de 2015

Niña con paraguas


Muchas mañanas cuando voy al trabajo me cruzo con un señor que lleva a sus nietos al colegio; el hombre aparenta algo más de 70 años, al menos en apariencia goza de buena salud, tiene el acierto -y la virtud- de ir  pulcro y bien vestido, una cualidad que a uno le gustaría imitar cuando le llegue la tercera edad, y en sus modos y actitudes con sus nietos se vislumbra por encima de todo cariño y paciencia. Los niños -niño y niña de unos 4 o 5 años- son "más bonitos que un San Luis" y siempre se les ve en permanente diálogo con su abuelo y más felices que unas Pascuas. Es una de esas escenas que te levantan el ánimo mañanero, no siempre elevado, te llevan a comprobar que sigue habiendo gente sana y terminas echando de menos cuando no las ves.

Llevamos varios días de permanente -y en ocasiones abundante- lluvia, y el pasado lunes por la mañana la niña en cuestión -su hermanito no estaba- iba, acompañada por supuesto por su abuelo, portando un paraguas en tonos rojos con un dibujo de "Hello Kitty"; el citado nombre lo he tenido que buscar en "google", pues ando tan anticuado que en cuestión de gatos de ficción me he quedado en "Félix el gato", Tom, el eterno compañero de Jerry, el gato Jinks, el minino con acento andaluz que intentaba sin éxito amargar la vida de Pixie y Dixie y, por supuesto, Silvestre, el "lindo gatito" que terminaba siendo humillado por el dulce canario Piolín. "Hello Kitty" es una gata con moño creada por la compañía japonesa "Sanrio", con un aspecto dulce y juguetón con la que los nipones se han forrado a base de colocarla en todo tipo de objetos. A la niña se le veía feliz con su paraguas con gata, portándolo de esa forma que lo hacen los niños, más bien con poca ortodoxia y sin excesiva eficacia, porque parecía claro que a la pequeña lo que le apetecía era lucir paraguas, no evitar la lluvia, que ya sabemos que la infancia suele disfrutar con aguas, lluvias y charcos.

Y pensando en la escena comprendí que cuando nos hemos hecho adultos ... casi mayores, y quedan cada vez más lejos los tiempos de colegios y paraguas "decorados", nos convendría seguir aspirando a una felicidad que no presenta más complicaciones que un paraguas con una gata blanca con moño, lazo rosa y rallitas negras en su oreja izquierda ... porque no tengo ninguna duda que la niña del paraguas de "Hello Kitty" ha elegido lo mejor: un abuelo que le quiere y un paraguas resultón.

21 de marzo de 2015

La sonrisa mas bonita de Huesca



Durante bastantes años  he estado topándome ocasionalmente con la sonrisa más bonita de Huesca; una sonrisa indiscutible sincera, ni forzada, ni artificial ni desproporcionada, porque saltaba a la vista que fluía de modo natural e iba acompañada de una mirada que no engaña. Su dueña me suministraba periódicamente,  cuando tenía la fortuna de coincidir con su horario de trabajo, champús, cuchillas de afeitar, colonias a granel, "cleenex" y demás. Conforme pasan los años agradezco cada vez más la bondad del ciudadano de a pié, la sencillez de quienes son capaces de aguantar detrás de un mostrador las manías, la altanería y las impertinencias de clientes que se creen con derecho a todo sin perder la compostura y exhibiendo la paciencia que puede tener tanto porcentaje de bondad como profesionalidad. Así funcionaba la sonrisa más bonita de Huesca.

Hace ya más de un año que llegó un día en que dejé de ver esa sonrisa, no porque su propietaria la hubiera dejado de exhibir, sino porqué ésta había abandonado la tienda y la caja. Lo sentí y la eché de menos, aunque imaginé que la razón de su ausencia podría a ser -así lo deseaba- por haber accedido a una situación mejor. La sonrisa ocupó su lugar en el recuerdo, en ese anaquel de nostalgias que algunos tanto critican, porque piensan que hay que vivir al día y que los recuerdos más bien entorpecen ... ellos se lo pierden.

Hace unas semanas me encontré de nuevo con la sonrisa, y la escena que contemplé me confirmó que la razón de su abandono tenía su origen en un acontecimiento feliz: la chica llevaba un bebé en brazos, mientras el mozo que le acompañaba portaba un carrito de niños. Quien supo lucir con elegancia y discreción una sonrisa que llegaba a cautivar se había convertido en madre; con toda seguridad, ahora su sonrisa tiene como destinatario casi exclusivo el niño o la niña a quien con tanto cariño llevaba encima; ella ha traído a este valle de lágrimas a un ser afortunado que nace con la suerte de saber que será bien cuidado. Nos cruzamos, y fue todo tan rápido que no tuve tiempo de saludos, frases ni felicitaciones, pero interiormente disfruté compartiendo la suerte y la alegría de alguien de esos a los que admiras -y agradeces- en silencio.





19 de marzo de 2015

Sintiéndoles el aliento


Ayer volvió a escribirse una página dramática en la sinrazón y la barbarie en que se ha convertido el avance islamista. Ayer 19 personas, entre ellas dos españoles, fallecían en el brutal atentado ocurrido en Túnez. No es la primera vez y cabría reproducir aquí tantas consideraciones hechas en otras ocasiones, pero no sería más que reiterar reflexiones y temores. Nuestras oraciones por quienes han visto como segaban sus vidas sin más razón que el fanatismo y la ceguera, unidas a los deseos de que los heridos puedan curar sus lesiones exteriores e interiores.

Hace tiempo, ya lo he dicho por aquí, que ando asustado; tengo la sensación que lo que hace años me parecía un miedo excesivo y lejano, una precaución que comenzaba a tomar cuerpo con los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Manhattan y el 11 de marzo de 2004 en Atocha, comienza a ser una amenaza real y próxima tanto en el lugar como en el tiempo. Yo personalmente siento a mis espaldas el aliento del radicalismo yihadista, y prefiero no pensar demasiado en lo que puede ocurrir cuando paseo, cuando trabajo, cuando viajo, ...

¿Hasta dónde va a llegar ésto?, ¿Tiene límites?, ¿ Se está haciendo algo, de verdad, con medios, con consenso, con tanta responsabilidad como audacia?. A veces siempre que vivimos demasiado tranquilos, .... demasiado inconscientes.

18 de marzo de 2015

Entré por fin en el "Gijón"


El pasado lunes estuve en Madrid; fue uno de esos viajes de ida y vuelta en el día por razón de un compromiso y aproveché el AVE Huesca-Madrid-Huesca para hacerlo cómodamente. Llegué después de las 10 a la capital y al disponer de tiempo -el acontecimiento que me llevó a Madrid comenzaba a las 13.00 horas- pensé que era la ocasión de cumplir un deseo que por no se qué extrañas razones aún tenía pendiente: entrar en el célebre "Café Gijón" ubicado en el Paseo de Recoletos. Había pasado muchas veces por delante, pero nunca llegué a entrar ... imagino que por falta de tiempo, aunque también intuyo cierto subjetivo y absurdo respeto, casi el mismo que uno tiene por lo misterioso, por lo sagrado.

La verdad es que el paisaje de muebles y personal respondió a lo esperado: mobiliario antiguo y con sabor a tradicional y camareros perfectamente uniformados, con aspecto serio, aires profesionales y ritmo lento. Pero ahí no había ni artistas, ni políticos rebeldes, ni poetas enamorados ni literatos en precario, ... ni siquiera alguien con aspecto original, nadie calzaba botines, ni llevaba barba ni miraba descuidadamente la hora en un reloj que colgaba de la pechera, no se veía a nadie escribiendo descuidadamente cuartillas ni recitando poemas en la semi-intimidad. Solamente observé unos cuantos "guiris" y un par de jóvenes con "carita" de triunfadores ... y es que, por lo que cuentan, los bohemios no madrugan.

Eso sí, un café con leche y un croissant de medio pelo, 5,90 € ... ya se ve que pagué más pasado que presente.


15 de marzo de 2015

Un periodista de la época

En las primeras décadas de Televisión Española no se debatía en exceso sobre política; España vivía en una dictadura y la información era más bien aséptica y, por supuesto, mediatizada. El ciudadano escuchaba los Telediarios en los que expertos locutores como David Cubedo o Jesús Álvarez nos contaban lo que podían contar en tono más bien circunspecto y sin apenas permitirse licencias ni siquiera formales. Pero entre esos lejanos recuerdos que carburan en mi memoria se encuentra la figura de un entonces ya veterano periodista que llamaba la atención por su presencia física, era un hombre de envergadura, y por gastar cierta y controlada agresividad en los pocos debates que se veían y en las entrevistas que concedían los ministros y demás altos cargos de la época. Estoy hablando de Victoriano Fernández Asís, que había nacido en La Coruña en 1901 y que dejó para la posteridad ese latiguillo tan célebre de "señor ministro, dicen ... yo no lo creo ...", que no dejaba de ser una forma, muy gallega por cierto, de tratar de poner en un aprieto al político de turno en tiempos en los que hacerlo no dejaba de ser una acción de riesgo.

Fernández Asís, que había estudiado Derecho en Salamanca,comenzó su trabajo como periodista en tiempos de la II República, habiendo trabajado nada menos que en "El Sol", el diario de Ortega y Gasset, para pasar, acabada la guerra civil, a "Pueblo", donde se encargó de cuestiones navales y luego de crítica literaria, señal de que no se le permitían licencias ideológicas. En TVE fue un auténtico pionero, iniciando su actividad televisiva en 1956 en los legendarios estudios del Paseo de La Habana; allí puso en marcha programas de entrevistas, debate o información política, como "La figura de la semana", dentro del programa "Festival Marconi" (1956-1957), "Imagen de una vida" (1956), "Foro TV" (1963-1964), "Rueda de prensa" (1965-1966), "Llamada al diálogo" (1966), "Tribuna TV" (1967-1968), "Hora punta" (1969) o "...Y siete" (1971), amen de haber sido uno de los primeros directores de informativos y haber dirigido el telediario en los inicios de los 70.

Aunque por aquellos años yo no era más que un chavalín, de Victoriano Fernández Asís me queda el recuerdo de un periodista de raza, audaz e incisivo, que solía ser atinado en preguntas y comentarios, con esa habilidad para triangular tan propia de los gallegos y dotado de algo que en un periodista es sin duda una virtud indudable: retranca. Se le notaba un total dominio del escenario, una capacidad llamativa de dirigir un debate y acertar en las preguntas adecuadas. Victoriano Fernández Asís falleció en Madrid en 1991 tras una larga enfermedad. Sirva este hilo de homenaje a un hombre que fue pionero en muchas cosas.

http://elpais.com/diario/1986/08/03/radiotv/523404001_850215.html

http://www.rtve.es/alacarta/videos/personajes-en-el-archivo-de-rtve/manuel-fraga-vicepresidente-del-gobierno-ministro-gobernacion-entrevista-1976/813173/

10 de marzo de 2015

¿Usar decimales?


Hace unas semanas alguien que me parece me comprende bastante me mandó el enlace a una de esas magníficas entrevistas de contraportada de La Vanguardia; el  protagonista era esta vez un joven profesor, economista, a quien conocí hace bastantes años. El titular ya me resultó atractivo y comprendí que "nos íbamos a entender": "El afán de perfeccionismo nos hace incompetentes". No obstante, entre las palabras del personaje hubo unas que me encantaron: "Hay que planificar sin decimales. El exceso de gestión nos lleva a descarrilar, perjudica nuestro trabajo y nos hace incompetentes". Al leer esto agradecí infinitamente el detalle de quien me había remitido la entrevista, y sentí esa sensación medio grata medio vanidosa de quien entiende que ha recibido un aval sólido a sus criterios y modos de hacer.

No es que lo que diga el viejo conocido haya de ser palabra de Dios, pero viene avalado por una entrevista solvente y un prestigio cierto; y sí, me he cansado de los decimales, he llegado a la conclusión de que no son necesarios. Mejor sumar, restar, multiplicar y dividir a base de redondear y olvidarse de fijaciones y minucias. No negaré que sea bueno cuidar los detalles, faltaría más, pero no se trata, creo yo, de pretender tener todo asegurado, llegar al agotamiento -propio y ajeno- a base de estrujarse la cabeza buscando hasta el último reducto de perfección, querer tenerlo todo previsto, aspirar a las plenas seguridades.

Sí, he decidido suprimir los decimales de mi vida.


http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120924/54351763371/la-contra-gabriel-ginebra.html

9 de marzo de 2015

El tipo de la patada


En las últimas semanas se ha hablado mucho en prensa y redes del individuo que en la Diagonal de Barcelona y sin mediar palabra, asestó una fuerte patada por detrás a una chica que esperaba a cruzar la calle; el vídeo fue difundido en las redes sociales y como es lógico, causó enorme indignación y rechazo. El tipo terminó siendo identificado, detenido y llevado ante el Juez. Al parecer ya tenía cierto historial en hechos de esta naturaleza, y esperemos que la repulsa generalizada de los ciudadanos y el haber sido sometido a la vergüenza pública le haya servido de escarmiento y no repita conductas tan lamentables.

La patada, con ser penosa, es lo de menos, lo más grave es la humillación, el desprecio de la víctima, esa mentalidad de hacerse el gracioso a costa de otra persona, además de ese tufillo machista y chulesco que se observa en la acción cometida por este canalla de poca monta.

Pero sería bueno que pensásemos más allá de condenar un hecho tan lamentable; yo me pregunto si el sujeto iba acompañado de más personas, imagino que algún colega suyo grabaría el vídeo, ... ¿hubo más gente que se lo pasó en grande a costa de la humillación de la chica? ... Hay actitudes que somos incapaces de tener en solitario y en las que podemos caer cuando vamos en grupo, cuando se dan determinadas condiciones: alcohol, desinhibición, ... Está bien que condenemos un hecho tan repugnante, pero sería bueno que todos aprendiéramos ... o supiésemos enseñar, a ser respetuosos siempre, a no pensarnos que resulta gracioso aprovecharnos de quien está en inferioridad, por andar confiado -como es el caso-, o por ser más débil, menos brillante o simplemente distinto.

5 de marzo de 2015

El Ebro,un padre enérgico


En muchas ocasiones, ya desde pequeño, he escuchado hablar del padre Ebro; efectivamente el río que atraviesa poderoso las orillas del Pilar no deja de mostrar esos aires paternales ante los que se mantiene una mezcla de temor, confianza y respeto. Pero hay ocasiones en las que ese padre se enoja, pierde la calma y es capaz de arrasar con todo lo que se le pone por delante.

Una vez consumada la riada y asolados campos, tierras, animales y hasta parte de zonas urbanas, es tiempo de analizar causas, atenuar daños y promover ayudas, y expertos hay para buscar cuando menos mínimas soluciones. También parece ser tiempo de oportunismos y tentaciones de sacar réditos del tema, pero me faltan conocimientos y datos para opinar. Lo que no quiero dejar de hacer es mostrar mi solidaridad por quienes han sufrido en sus carnes el drama de perder propiedades, bienes y frutos del trabajo que tanto esfuerzo han costado. Cuando ocurren estas cosas -y demos gracias de la ausencia de pérdidas humanas- no podemos andar ni despistados ni fríos; me da mucho miedo pensar que ante la tragedia ajena pudiera caer en el error de la indiferencia.

La naturaleza se muestra a veces cruel y contundente, y cuando se desboca los hombres podemos tener bastantes pocas posibilidades de defendernos contra ella. Tal vez nos venga bien comprobar que no podemos tener todo controlado, que todo lo que el hombre hace puede ser insuficiente frente al poder imparable de las fuerzas naturales.



Las fotos están descargadas del Blog fotográfico "Primo".

1 de marzo de 2015

Libros de febrero


El mes de febrero ha dado para siete libros; es posible que no haya incluido en mi lista ninguna obra maestra, pero sí unas cuantas novelas interesantes y amenas. Si tuviera que destacar alguna, pondría el acento en "No hay cuervos", un duro thriller norteamericano, en la ficción sobre la vida de Cervantes que cierra el post y en el "librito de Camilleri", un hombre que siempre ofrece algo. Todo ello sin desmerecer un cruel testimonio de las depuraciones de Stalin, una magistral alegoría sobre los entresijos d ela política actual y el toque sentimental del zaragocismo de un buen autor español contemporáneo. La primera de todas las novelas no me gustó en exceso, pero mi opinión no es ni infalible ni decisiva ...

El primer libro que terminé en febrero fue "Mi impresionante carrera", cuya autora, Miles Franklin, fue una australiana nacida en 1979 que escribió esta novela a los 21 años, circunstancia que tiene sus ventajas, pues en sus formas literarias se nota cierta frescura, pero que también justifica cierta falta de orden y algo de inmadurez. Al parecer se trata de una novela autobiográfica y en ella la autora, después de describirnos la Australia de la época, con curiosas referencias al paisajes y costumbres del lugar, sin omitir menciones a canguros, emúes y zarigueyas, nos habla de su dura vida, cuando tras la ruina personal y económica de su padre, tiene que acostumbrarse a una vida de pobreza, carencias y trabajo esforzado. No sabría definir muy bien el libro, pues en ocasiones me pareció una novela de iniciación, en otras un poco de "rollo" romántico e incluso un relato de costumbres, La verdad es que se trata de una novela que no me ha cogido la atención, e incluso a ratos me ha aburrido algo; solamente en la parte final, cuando la protagonista tiene que ponerse a trabajar como institutriz con una especie de nuevos ricos roñosos que conviven en un ambiente de notable suciedad e incultura, la lectura ha recuperado interés y agilidad.

Hablé hace un mes de la colección "Libros del KO", una serie de brevísimos ensayos en los que importantes escritores nos hablan de sus equipos favoritos; había comenzado por los comentarios de Enric González sobre el Español en "Una cuestión de fe", y lógicamente no he esperado demasiado para leer el que hace referencia al equipo de mis amores, el Real Zaragoza, un librito que escribió hace un par de años nada menos que Ignacio Martínez de Pisón y se titula "El siglo del pensamiento mágico". El  relato se lee de un tirón y sirve para pasar un rato delicioso; el gol de Nayim, los "Magníficos", los "Zaraguayos", ... lo más granado de la historia del club de La Romareda queda reflejado en las 57 páginas del libro, sin que falten los sinsabores habituales en la historia del club, las peculiariedades de su afición, los momentos difíciles e históricos y, por supuesto, los recuerdos personales del autor, esos recuerdos que cada cual elige aleatoria y caprichosamente. Curiosamente, el primer partido al que asistió Martínez de Pisón fue un Zaragoza-Logroñés jugado en diciembre de 1971, con los dos equipos militando en 2ª división y que se resolvió con dos goles del paraguayo Ocampos en los minutos 87 y 88, un encuentro que recuerdo como si fuera hoy.

Hoy en día si preguntas por "House of cards", la mayoría contestará que se trata de una magnífica serie estadounidense protagonizada nada menos que por Kevin Spacey; pero ésta no es más que el remake americano de otra que triunfó hace 25 años en la BBC y que estaba basada en la novela con el mismo título escrita por Michael Dobbs, un hombre que trabajó con Margaret Thatcher y que aborrecido de la política terminó escribiendo novelas. Este es el libro que terminé la primera semana de febrero y que podríamos calificar como de política ficción, aunque me temo que tiene bastante de realidad. Y digo "me temo" porque Dobbs nos plantea un panorama tremendo, nos muestra de lo que es capaz una persona hábil e inteligente para auparse en política, algo que hace a costa de no tener ningún límite moral. El relato mantiene permanentemente la atención del lector, ... yo diría que el autor consigue incluso ir incrementándola conforme avanzas con la novela. El personaje de Francis Urquhart, protagonista indiscutible del libro, es uno de los más conseguidos que he leído recientemente. "House of cards" es una novela para entretenerse mucho, para disfrutar, siempre que te gusten este tipo de lecturas, e incluso para agobiarte ... y nada recomendable para quien ande desanimado con el panorama político de occidente ...

"No hay cuervos", del estadounidense John Hart, es una novela negra que viene recomendada desde diversas y plurales atalayas; el blog titulado "Elemental" que sobre el género publica el diario "El País"  lo pone como ejemplo de un buen trabajo por parte de un editorial modesta, mientras que en diversos rincones literarios de internet leí en su día críticas muy positivas, alguna entusiasta, sobre la novela.  Una vez acabadas las más de 400 páginas del libro tengo que confirmar esos buenos augurios y mantener la opinión de que se trata de un buen trabajo literario en materia policíaca. Es una historia dura, muy dura, humana y bien planteada, con un argumento en el que, habiendo intriga y sorpresas abundantes, el autor va más allá , cuida los personajes y nos ambienta perfectamente la narración en el estado donde él mismo vive, Carolina del Sur. Yo pensaba que era el primer libro de Hart que se traducía al español, pero avanzada la lectura descubrí que ya se había hecho con dos anteriores y que curiosamente uno ya lo había leído hace años, "El rey de la mentira", un thriller judicial que recuerdo muy distinto a "No hay cuervos", mucho más superficial y de un estilo diferente, ... una novela llamativamente inferior a ésta. No me suelen agradar las historias protagonizadas por niños, pero en ésta he superado el prejuicio. Repito, es dura, aunque con puerta a la esperanza y más de un personaje con virtud.

Siempre resulta interesante leer uno de esos "libros-testimonio", siempre que estén bien escritos y nos ofrezcan una historia creíble y honestamente contada, por supuesto. Son frecuentes los que relatan dramas relacionados con el holocausto nazi, los campos de concentración, ... y también con las muchas tragedias personales habidas en la Rusia soviética, especialmente durante las purgas de Stalin. A éstos últimos pertenece "Sofía Petrovna, una ciudadana ejemplar", escrita clandestinamente en un cuaderno escolar entre 1939 y 1940  por Lidia Chukóvskaia y que no pudo salir a la luz hasta más de 50 años después. El libro se encuentra en la línea de "Bajo una estrella cruel", el relato autobiográfico de Heda Margolius Kovály del que hablé hace algo más de un año, aunque el estilo es bastante diferente y si tuviera que elegir optaría por éste último. El libro nos cuenta la historia de Sofía Petrovna, una joven y voluntariosa viuda de Leningrado que trabaja eficazmente como mecanógrafa en una editorial, con un hijo que termina la carrera de ingeniero y que confía absolutamente en las bondades del régimen comunista. El libro tiene claras referencias autobiográficas y relata con tanta habilidad como crueldad los ingenuos planteamientos de Sofía, que ve como su mundo ideal se desmorona y a quien cuesta comprender que lo que ocurre no se debe al error o la casualidad, sino a la propia perversión del sistema.Una historia breve, dramática  y que hace pensar.

Andrea Camilleri siempre tiene algo que decir, y más allá de la excelente serie del comisario Montalbano, tiene otras novelas interesantes. Recientemente Destino ha publicado "La banda de los Sacco", un breve e incisivo relato que nos cuenta una historia real, la de los hermanos Sacco, una familia que vivió en Sicilia en los inicios del siglo XX y que tuvo la osadía de no pasar por el aro de los chantajes y exigencias de la Mafia. Camilleri nos ofrece un documentado testimonio de la valentía y la tenacidad de los cinco hermanos Sacco, gente trabajadora, leal y tremendamente honesta, que pagaron bien caro el enfrentarse a un grupo tan poderoso y sanguinario. El libro relata con la maestría propia de quien lo escribe el panorama socio-político de la época, con la mafia siciliana por un lado y el auge del fascismo por otro. No estamos ante una novela negra o policíaca, sino más bien ante un relato tan apasionante como estremecedor que plantea con tremendo realismo las injusticias humanas; se ha escrito mucho sobre la mafia, pero este libro no sobra: quien lo lea no pierde el tiempo, aunque Camilleri ha escrito cosas mejores, que conste.

Nunca está de más una novela histórica y siguiendo el consejo de un amigo he terminado el mes de febrero leyendo "La sombra de otro", un relato en el que el zamorano Luis García Jambrina nos cuenta la vida de Cervantes, con el sugerente lema referido por el propio autor de que "la mejor novela de Cervantes fue vida". La narración es realizada en primera persona por el ficticio albañil Antonio de Segur, quien malherido tras un duelo frente al autor del Quijote decide dedicar su vida a una obsesiva persecución de aquél. La trama es absolutamente original y novelesca, pero tiene la virtud de estar bien escrita, contarnos con frescura el ambiente de la época de Felipe II y Felipe III, y enseñarnos a un Cervantes con todos los atributos de un héroe de ficción: aventurero, mujeriego, osado, ...; un Cervantes con una vida azarosa, verdaderamente de novela, en la que no faltaron la aventura, la desgracia, la ruina y la cárcel. La lectura me costó al principio, pero poco a poco se fue convirtiendo en entretenida hasta llegar casi a apasionante. No cabe duda de que ésto es una virtud, a diferencia de aquellos libros que son como una gaseosa, sugerentes al principio hasta que se desinflan. Me he quedado con la idea de seguir atento a García Jambrina.