Diez libros constituyen el bagaje literario de mis tres semanas de vacaciones en la localidad de Biescas, aunque deba reconcer que los tres primeros venían ya comenzados de mi ciudad de origen. El balance es positivo: ha habido toques de calidad y otros, sin tratarse de grandes piezas literarias, han satisfecho la necesidad de entretener que tan bien viene cuando se llega cansado a un sitio. El "podium" lo tengo claro: dos autores italianos y uno español: Natalia Ginzburg (Todos nuestros ayeres) y Giorgio Fontana (Muerte de un hombre feliz) han escrito dos grandes novelas, en tiempos bien diferentes pues de la primera celebramos ahora el centenario de su nacimiento y Fontana vino al mundo en 1981 y Julio Llamazares confirma se altura literaria. También pongo buena nota a "Gran Granada" y el ensayo de David Rieff sobre la memoria. Moehringer y las memorias de Eduardo Navarro han dado de sí lo esperado, mientras entre los de intriga aceptables uno de los habituales (Lorenzo Silva) y una nueva (Reneé Night) y decpeción con el pretendido "thriller del verano".
Ya he hablado en otras ocasiones de la colección "Black" de la editorial "Salamandra", una selección bastante buena de novelas negras. "Observada", un thriller psicológico de la británica Renée Knight, es la cuarta entrega de la serie que pasa por mis manos y como en los tres casos anteriores ( "Galveston", de Nick Pizzolatto, "Una revelación brutal", de Louise Penny y "Pista negra", de Antonio Manzini) mi valoración global de la novela es alta. Se trata, desde mi punto de vista, de un relato bastante original dentro del género: incluso se le pueden encontrar similitudes con "La chica del tren" de Paula Hawkins o "Perdida" de Gillian Flynn, sobre todo con esta última, aunque marca cierta distancia con las mismas. Hay pocos personajes y lo que construye la intriga no es la autoría de un crimen, sino la explicación de un suceso: se trata de la reaparición de un hecho trágico del pasado de la protagonista y lo que trata de desentrañar el relato es una verdad que al principio se ignora, luego se configura en un sentido para dar un vuelco al final. El climax va "in crescendo" conforme avanza la lectura, esa dependencia que define a las buenas novelas de intriga va a más con el paso de las páginas y el lector termina convencido de haber leído un buen libro. Eso sí, el final no me ha convencido del todo.
Natalia Ginzburg fue una escritora italiana. Nacida en Palermo y educada en Turín, cabe calificarla como una mujer intelectual y polifacética -llegó a interpretar a Maria de Betania en "El Evangelio según San Mateo" de Pasolini-, fue diputada al congreso en su país por el Partido Comunista y tuvo una gran importancia en la cultura y el pensamiento italiano del siglo XX. Con motivo del centenario de su nacimiento se han reeditado unas cuantas de sus obras, entre otras "Todos nuestros ayeres", con una magnífica edición de "Lumen" que adquirí en mi último viaje a Madrid. La novela, hay quien asegura que con toques autobiográficos, nos cuenta los recuerdos de una niña que vive en un pueblo del norte de Italia durante los tiempos previos a la 2ª guerra mundial, con el imperio del fascismo de Mussolini y durante la misma contienda. La autora nos retrata la historia de dos familias italianas de la época, con unos personajes bien trabajados y nos muestra los dramas propios de la situación, tragedias que relata con una soltura y sencillez que llaman la atención, sin concesiones al sentimentalismo y sin caer en el "dramón". Me ha gustado también cómo refleja el ambiente rural del norte de Italia, cómo describe a sus gentes, personas sin sofisticación alguna, más bien rudas pero a la vez muy humanas. Una prosa excelente, una historias creíbles ... una novela de primerísimo nivel.
El nombre de Julio Llamazares es desde hace tiempo para mí auténtica garantía de calidad literaria: me parece uno de los mejores escritores contemporáneos en lengua española. Por eso apenas dudé en comprar "El viaje de Don Quijote", su último libro en el que, imagino que con motivo del cuarto centenario del fallecimiento de Cervantes, recorre la ruta que hicieron en su día -en la ficción, por supuesto- el mítico hidalgo de La Mancha y su escudero Sancho Panza. Llamazares repite un siglo después el recorrido que hizo en su día Azorín, eso sí con los medios de transporte modernos y por autopistas y autovías. Se trata de un relato delicioso, profundo en el que, junto a referencias llenas de sentido y conocimiento a diversos sucedidos del "Quijote", nos va adentrando por el aspecto actual de tantos lugares por los que pasó el personaje cervantino acompañado de su fiel y entrañable escudero: comenzando por Argamasilla de Alba, lugar donde se atribuye la residencia del Quijote y siguiendo por Tomelloso, Puerto Lápice Campo de Criptana, Villarrubia de los Ojos, Almagro, Sierra Morena, ... para pasar luego a Zaragoza, en el que se citan lugares tan conocidos por estos pagos como Pedrola, Alcalá de Ebro -donde se ubica la Isla Barataria-, Fuentes de Ebro, Torres de Berellén, Boquiñeni, Fraga ... y Cataluña: Tarrega, Cervera, La Panadella, San Feliú de Llobregat, hasta llegar a Barcelona y su célebre duelo en la Barceloneta. Un libro para leer despacio, disfrutar de la buena literatura, impregnarte de conocimientos y valorar la excelente prosa de Julio Llamazares.
"Contra la memoria" es un interesante ensayo de David Rieff, reportero y escritor, hijo de la legendaria y polifacética escritora Susan Sontag que me llamó la atención hace unas semanas curioseando por internet. Se trata de un polémico libro que sostiene la tesis de lo perjudicial que puede ser exaltar y proclamar en exceso la memoria histórica, pues considera que en ella puede encontrarse frecuentemente la causa de guerras y nacionalismos exaltados. Es un libro breve -116 páginas con doble espacio y letra grande- que divide en cuatro capítulos y viene a ser como un artículo divulgativo bastante extenso. Rieff escribe con agilidad y va sembrando datos y opiniones sobre casos tan diversos como la guerra de los Balcanes, el holocausto, la conquista de América, el imperio colonial inglés, la memoria histórica española, el Chile de Pinochet o la guerra de secesión americana, entre otros muchos. El autor plantea cuestiones interesantíeimas, como lo son la utilización política de la historia, su interpretación subjetiva, la creación de afrentas y causas pendientes, la alteración de los recuerdos o la adaptación de los sucesos a intereses concretos. A ratos la lectura se me ha hecho complicada, sobre todo ante determinados sucesos históricos que no domino, pero en general me ha parecido un libro sugerente, con fundamento y que mantiene tesis razonables susceptibles de hacerte pensar y de crear opinión.
Había leído un buen número de críticas positivas de "Muerte de un hombre feliz", novela del joven escritor italiano Giorgio Fontana; a ésto cabía añadir el haber sido sido publicada por "Libros del Asteroide", algo que -como creo haber dicho en otras ocasiones- es una razón más para confiar en la calidad de la lectura en cuestión. El relato nos cuenta la historia de Giacomo Colnaghi, joven fiscal destinado en Milán que investiga el asesinato de un empresario a manos de las Brigadas Rojas, situando la acción en 1981, es decir, cuando éstas se encontraban en la plenitud de su actividad terrorista. Colnaghi es el prototipo de hombre honrado y concienzudo, a lo que cabe añadir sus convicciones religiosas y su responsabilidad profesional que le hacen no conformarse con buscar pruebas incriminatorias, sino que intenta ponerse también en la piel de los inculpados, respecto a los cuales siente una notoria piedad. Paralelamente a su historia Fontana narra -en letra cursiva- la de su padre, un humilde obrero de un pueblo del norte que se alinea con los partisanos en la Italia dominada por los nazis y los fascistas. Se trata de una novela llena de profundidad, con unos personajes -fundamentalmente Colnaghi- muy humanos y creíbles y con un mensaje lleno de sentido positivo, a pesar de que se trata de una narración realmente dramática. La novela ha respondido a las expectativas, incidiendo mucho más en el fondo humano del protagonista que en avatares procesales. Una novela que, como explica la página web de la editorial, trata el tema de la Justicia, con mayúscula y nos envía un mensaje que se repite a lo largo de los capítulos y nos hace pensar: "excepciones, sí, errores, no" ... un lema lleno de profundidad y que sugiere bastante más d elo que dice.
Leer todas y cada una de las aventuras de Bevilacqua y Chamorro, los dos guardias civles creados en su día por Lorenzo Silva -y que tanto le han rendido-se ha convertido para mí en un hábito, casi una obligación, máxime cuando hace unos meses tuve la suerte de compartir mesa y mantel con el propio escritor madrileño. Por eso he tardado bien poco en leer "Donde los escorpiones", última entrega de la serie publicada en el mes de mayo y que en esta ocasión tiene la peculiariedad de que la trama se desarrolla en Afganistan, en un campamento en el que se encuentran tropas españolas -y de otros países- donde se ha producido el asesinato de un sargento de nuestro ejército. Aunque la novela no creo que se encuentre entre las mejores que han protagonizado los citados personajes, el libro se lee bien, responde tanto a la exigencia de entretener propia del género policíaco como a los mínimos de calidad literaria ... puede decirse que está a la altura -notable en mi opinión- de la obra de Lorenzo Silva. A lo dicho cabe añadir que el autor sigue introduciéndose -e introduciéndonos-en el mundo privado de Bevilacqua y Chamorro, que en este relato, por cierto, no andan precisamente en su mejor momento sentimental. Si no llevo mal las cuentas, ésta es la octava aventura de los guardias civiles que pasa por mis manos, algo que da lugar a una familiariedad que consigue que te encuentres en el ambiente que tan bien describe Silva, casi como Pedro por su casa. La intriga que nos muestra el escritor en esta ocasión no tiene mucho de original, aunque tampoco esperas grandes novedades argumentales, tan sólo que los personajes, a los que en los últimos libros debe añadirse el guardia Arnau y la cabo Salgado, desempeñen el papel esperado, lo que sin duda siempre consigue Lorenzo Silva.
J.H. Moehringer es, sin duda alguna, uno de los escritores de moda en USA; ganador de un Pulitzer, se hizo de oro vendiendo ejemplares de "Open", las memorias de Ander Agassi y una especie de novela autobiográfica titulada "El bar de las grandes esperanzas" , de la que por cierto ya di cuenta en este mismo lugar hace pocos meses. Recientemente ha publicado en España "El campeón ha vuelto", un brevisimo ensayo periodístico en el que investiga si un indigente que malvive en un parque público de Chivago es Bob Satterfield, un boxeador de los años 50 que estuvo cerca de ganar el mundial de los pesados y llegó a partirle la cara al mismísimo Rocky Marciano. Moehringer consigue un relato lleno de interés, fuerza psicológica y humanidad que terminas leyendo de un tirón. No se trata de un trabajo de investigación, sino una simple reflexión sobre las grandeza y miseria de la vida, una especie de juego simpático, emotivo y no exento de dramatismo que confirma al autor como uno de los escritores que hay que seguir teniendo en cuenta. El libro contiene exactamente 101 páginas escritas en letra grande y con espacio gordo ... si te pones a pensar en el precio, es sin duda excesivo; si lo que consideramos es el interés y la calidad, creo quevale la pena.
Es sabido -lo he dicho muchas veces y mis lecturas son la prueba- que la transición española es una época que me atrae, y también que me gusta leer todo lo que se publica sobre uno de los grandes protagonistas de aquellos años, Adolfo Suárez. Hace ya un tiempo que compré en "digital" uno de los libros más interesantes sobre el tema, una especie de memorias de Eduardo Navarro, político e íntimo colaborador del expresidente ya fallecido y que fue una de esas personas que trabajando en la sombra influyen notablemente en el personaje principal, ... hubo quien le llegó a llamar el "negro de Suárez". El libro se titula "La sombra de Suárez" y no me ha decepcionado en absoluto. Inevitablemente, las cosas que cuenta son en buena parte conocidas, pero lo hace como espectador y colaborador directo de los entresijos de cada situación y decisión, aportando luz a algunos hechos de los que se sabe poco, introduciendo algún sucedido novedoso y presentándose como testigo privilegiado. También cabe destacar que no estamos, como en otras ocasiones, ante un panegírico Adolfo Suárez, pues se nos muestras sus claroscuros, el negativo de la foto. También cabe añadir que en lo que nos cuenta Navarro se vislumbra una cierta frustración de quien esperaba conseguir algo más a cambio de su abnegado trabajo entre bastidores. Me parece una lectura imprescindible para quien desee una visión objetiva y creíble de un personaje y una época.
Editorial "Planeta" logró vender más que nadie con "La chica del tren", un thriller que se convirtió en el libro del verano pasado y que a estas alturas sigue bien posicionado en las listas de libros de ficción más vendidos. A la vista del antecedente, la editorial barcelonesa ha pretendido encontrar un filón y poco antes de comenzar el estío anunció a bombo y platillo un thriller de otra autora inglesa,
Fiona Barton, con el título de
"La viuda". No tengo duda de que los de "Planeta" han invertido bastantes euros en la obra, pues la misma aparecía destacada en casi todas las librerías que he visitado en la últimas semanas ... también quiero decir, ya de principio, que aún ignorando el resultado de sus ventas la novela me ha parecido floja ... "La chica del tren", que sin duda no aporta nada literariamente, era al menos entretenida. Como cosas peculiares del estilo de Barton se encuentra el hecho de que la protagonista narre sus capítulos en primera persona, mientras el resto de personajes son relatados en tercera persona. Por otro lado, el hecho de que la narración no sea constante en el tiempo, pues la autora va dando saltos adelante y atrás, algo que si lees precipitadamente puede llevar a confusión. No obstante, mi decpeción por este libro no viene del sistema de narración escogido, sino de la poca calidad literaria -vete a saber si la traducción era mala- y de una historia a la que no le veo "chispa", amen de un final flojo y poco original.
Hace ya bastante tiempo, puede que más de un año, un buen amigo -y gran lector- me prestó
"Gran Granada", una novela publicada en la colección "Narrativas hispánicas" de "Anagrama" y escrita por
Justo Navarro, nombre entonces desconocido para mí. Con el tiempo he sabido que se trata de un relato de calidad y que Navarro es un prestigioso escritor granadino que también hace crítica literaria. Ante este panorama y la lógica conciencia de haber de devolver el libro a su propietario cuanto antes, decidí inluirlo en mi maleta de vacaciones. Ha sido el último en ser leído, pero también uno de los mejores: puedo confirmar la calidad del texto y la riqueza literaria que ofrece el autor. Aunque el libro puede encasillarse en el género policíaco, pienso que va mucho más allá, pues a la trama evidentemente negra se añade una aspiración de ofrecer algo más. Ya hablamos de la pulcritud de gramática y vocabulario, a lo que cabe añadir una disección magnífica de la época y el lugar en la que se ubica la trama: la España de 1963 y una ciudad de provincias como es Granada. Justo Navarro refleja las zonas oscuras del poder, las diferencias de clase, los intereses privados, todo el paisaje oscuro y estrecho de la España de provincias, unido a las ambiciones de unos, la codicia de otros, etc. No me ha resultado sencilla la lectura, a ratos me recordaba a las formas de autores de indiscutible calidad como Francisco Casavella o Enrique Vila-Matas, lo que equivale a decir que se trata de literatura que vale la pena, aunque cueste ... además, conforme avanza la lectura todo se hace más fácil, algo que en mi opinión indica y confirma que se trata de una buena novela.