El pasado jueves santo todo aficionado al fútbol con un mínimo de buen gusto quedaba impresionado con la noticia del fallecimiento de Johan Cruyff; hacía tiempo que había saltado a los teletipos la noticia de que padecía cáncer de pulmón, una información transmitida de una forma que hacía sospechar de un cercano final que por desgracia se ha confirmado. Aunque leyendo algunas informaciones uno no resiste a la impresión de que la figura de Cruyff ha sido apropiada de modo exclusivo por un club cuyo equipo viste de azulgrana, la historia del genio holandés es más amplia que su doble militancia, primero como jugador y luego como "mister", en el F.C. Barcelona.
Mi primer recuerdo de Cruyff se remite a un par de eliminatorias de la Copa de Europa que jugó a finales de los 60 frente al Real Madrid con la camiseta blanca con franja central roja del Ajax de Amsterdam; los merengues de Amancio, Zoco, Velázquez, ... eran superiores a los holandeses, pero Johan ya mostraba una clase y una capacidad de auténtica figura. Ya en 1969 disputó con su equipo la Final que se jugó en el Bernabeu frente al Milan, que al mando de un inmenso Gianni Rivera se impuso por 4-1 con hat-trick de su zurdo Pierino Pratti. Al poco tiempo el Ajax, creado por Rinus Mitchels, ya era el mejor equipo de Europa y ganó tres años seguidos la Copa de Europa: en 1971 frente al Panathinaikos de Domazos y Antoniadis, con Ferenc Puskas en el banquillo (2-0), en 1972 frente al Inter de Fachetti, Mazzola y Bonisegna (de nuevo 2-0, con ambos goles de Cruyff) y en 1973 frente a la Juventus de Zoff, Causio y Bettega (1-0). Un Ajax en el que junto a Cruyff destacaban los laterales Suurbier y Krol, el barbudo Hulshoff, los jóvenes Johann Neeskens y Johnny Rep y Keizer, un extremo que jugaba como los ángeles.
Tras el último triunfo, la Federación Española de Fútbol decidió permitir la llegada de futbolistas extranjeros a España y el Barça de Agustín Montal, que llevaba 13 años sin ganar la Liga, convirtió el fichaje de Johan en cuestión de vida o muerte. Recuerdo que la operación fue complicadísima, que las negociaciones se rompieron varias veces y que hasta mediado el mes de agosto el gerente del club barcelonés, el fallecido Armando Carabén, no logró cerrar una contratación que cambió la vida de los culés. Con la llegada de Cruyff, ya iniciada la Liga, el Barça se convirtió en imbatible y jugadores como Juan Carlos, Marcial, Asensi o Rexach comenzaron a rendir, a su lado, como nunca lo habían hecho. El Barcelona ganó la Liga de calle, venció 0-5 en el Bernabeu, una humillación que hizo historia, y el holandés marcó goles inverosímiles como aquel increíble tanto en postura "imposible" a Miguel Reina que acabó dando la vuelta al mundo. Cruyff aún estuvo cuatro temporadas más en el Camp Nou, aunque no se sabe si cierta indolencia, la poco controlada dureza de los defensas rivales o ese peculiar carácter que le hizo chocar con entrenadores exigentes, como fue el caso del germano Hennes Weisweiler, impidieron que rindiera al nivel de otras veces, a pesar de lo cual consiguió llevar a su equipo a las semifinales de la Copa de Europa, donde fue tristemente eliminado por un entonces boyante Leeds United y ganar la Copa del Rey de 1978 frente al Las Palmas (3-1).
En el Mundial de 1974, y también a las órdenes de Michels, Cruyff abanderó la selección holandesa, formada por la mayoría de los jugadores del Ajax, a los que se sumaban un central seguro como Rijsbergen, un medio trabajador como Van Hanegem y un extremo de calidad que era figura del Anderlecht belga, Robbie Resembrink. Los holandeses impusieron un "futbol total" y fueron bautizados como la "naranja mecánica ". Solamente la mala suerte y un penalty más que dudoso a Holzenbein impidieron su victoria en la final frente al anfitrión Alemania, y pese a la derrota Holanda, y en especial Cruyff, fueron sin ningún género de duda lo más destacado del Campeonato.
Tras dejar el Barça, Cruyff jugó en dos equipos de USA: Los Ángeles Aztecas y Washington Diplomats y hasta tuvo una curiosa experiencia en la segunda española con el Levante, bastante poco brillante por cierto. Aunque siendo como era un genio, tuvo la capacidad de jugar aún tres años al máximo nivel: dos en su amado Ajax, donde ganó dos ligas y una Copa y una última temporada en el máximo rival de aquél, el Feyenoord de Rotterdam, donde con 37 años fue fundamental para conseguir el doblete.
En el Mundial de 1974, y también a las órdenes de Michels, Cruyff abanderó la selección holandesa, formada por la mayoría de los jugadores del Ajax, a los que se sumaban un central seguro como Rijsbergen, un medio trabajador como Van Hanegem y un extremo de calidad que era figura del Anderlecht belga, Robbie Resembrink. Los holandeses impusieron un "futbol total" y fueron bautizados como la "naranja mecánica ". Solamente la mala suerte y un penalty más que dudoso a Holzenbein impidieron su victoria en la final frente al anfitrión Alemania, y pese a la derrota Holanda, y en especial Cruyff, fueron sin ningún género de duda lo más destacado del Campeonato.
Tras dejar el Barça, Cruyff jugó en dos equipos de USA: Los Ángeles Aztecas y Washington Diplomats y hasta tuvo una curiosa experiencia en la segunda española con el Levante, bastante poco brillante por cierto. Aunque siendo como era un genio, tuvo la capacidad de jugar aún tres años al máximo nivel: dos en su amado Ajax, donde ganó dos ligas y una Copa y una última temporada en el máximo rival de aquél, el Feyenoord de Rotterdam, donde con 37 años fue fundamental para conseguir el doblete.
Johan Cruyff regresó al Barça como entrenador en 1988 y con él los azulgrana jugaron al fútbol como hacía muchísimo tiempo no se había visto en nuestro país. Con jugadores de tanta calidad como Stoikhov, Koeman, Laudrup, Romario, Beguiristain, Eusebio, Bakero, Sergi y tantos otros, el entrenador holandés formó el mítico "Dream team", conquistando cuatro Ligas, una Copa del Rey y tres Supercopas. Pero, por encima de todo, Cruyff rompió el maleficio que afectaba al Barça desde siempre, consiguiendo obtener por vez primera para los culés la Copa de Europa en la histórica final de 1992 en Wembley, cuando Ronald Koeman lograba batir en la prórroga al meta de la Sampdoria y hacer felices definitivamente a los aficionados barcelonistas.
Dicen que era una persona difícil, incluso su salida del F.C. Barcelona fue polémica y complicada, pero por encima de todo figura entre el póker de jugadores que configuran los mejores de la historia del fútbol. Descanse en paz.