El pasado domingo leía en el semanal una entrevista con Ernest Borgnine, me pareció francamente divertida e interesante -éste es su enlace:
http://abcdesevilla.xlsemanal.com/web/articulo.php?id=53919&id_edicion=5047-; entre las fotografías que incluía el reportaje había una en la que salían una serie de actores rodeando a John Wayne, quien partía una tarta que festejaba sus 40 años dedicado al cine; repasando todos y cada uno de los que salían en esa foto comprobé que conformaban todo un firmamento de estrellas y pensé que podían dar pié a una entrada en este blog en el que uno acaba no sabiendo qué poner. Así, ideé una especie de juego que era pensar en cada uno de estos personajes y traer a la cabeza una de sus películas, no necesariamente la mejor, sino aquella con la que un aficionado poco enterado como yo le identificara más.
El primero que aparece por la izquierda de la foto es
Lee Marvin, un habitual en los papeles de duro, con intervenciones tan significativas como "El hombre que mató a Liberty Valance" (1962), de John Ford, "Doce del patíbulo" (1967), de Robert Aldrich, "Infierno en el Pacífico" (1968), de John Boorman y "El emperador del norte" (1973), de Robert Aldrich, pero a quien yo identifico según oigo su nombre con una película mucho menos "heavy",
"La leyenda de la ciudad sin nombre" (1969) de Joshua Logan, un musical alegre y colorista en el que cuenta con la compañía del mismísimo Clint Eastwood y la especialísima Jean Seberg. Se trata de un western nada convencional sobre la fiebre del oro. Marvin demostró en este film que también estaba dotado para brillar en la comedia e incluso destaca como cantante al interpretar un par de temas, uno de ellos, "Wand'rin star" que fue un gran éxito popular en la época.
A la izquierda de Marvin está precisamente su compañero de reparto en la película citada,
Clint Eastwood, un hombre que ha evolucionado desde la condición de simple actor de films de aventuras a convertirse en uno de los creadores más plurales de Hollywood; "Sin perdón" (1992" y "Million dollar baby" (2004) han sido sus grandes logros, pues en ambos obtuvo Oscars al mejor director y a la mejor película, aunque se le regateara el del mejor actor; "Un mundo perfecto" (1993), "Los puentes de Madison" (1995) y "Gran Torino" (2008) son otras muestras de su categoría. De su vieja época le recuerdo en una de esas películas que de niño te ponían a todas horas: "El desafío de las águilas" (1969) o por los famosos "spaguetti western" de Sergio Leone: "Por un puñado de dólares" (1964), "La muerte tenía un precio" (1965) y "El bueno, el feo y el malo" (1966), aunque no
puedo evitar que lo primero que me venga a la cabeza al pensar en este hombre sea su papel de policía duro e implacable en la saga de los "Harry", en una de las cuales aparecían dos fijos de las series americanas de entonces: David Soul ("Starsky y Hutch") y Robert Urich ("Los hombres de Harrelson"). Pero si tengo que elegir una película, me quedo con su papel de policía traumatizado tras en atentado a John Fitzgerald Kénnedy en
"En la línea de fuego" (1993), de Wolfgang Petersen una película con la que recuerdo haber disfrutado muchísimo, con un John Malkovich en un gran papel de psicópata.
A continuación viene
Rock Hudson, un hombre de quien nunca podré olvidar la definición que escuché de él en una ocasión en boca del inolvidable Alfonso Sánchez: "ya verán ustedes que como actor no es un fenómeno, pero sería un excelente defensa central"; no se si es justo este duro comentario, aunque Hudson hizo películas de nivel, como "Escuadrón hacia la muerte" (1948), de Raoul Walsh, "Winchester 73" (1950), de Anthony Mann, "Su único deseo" (1955), de Jerry Hopper y "Confidencias a medianoche" (1959), de Micahel Gordon; también
recuerdo haberle visto en "Los indestructibles" (1969) en el papel de confederado frente al "yankee" John Wayne, aunque en este caso no tengo ninguna duda de encasillar a Hudson en el papel de ranchero tejano que se casa con una sofisticada Elizabeth Taylor y se enfrenta al mismísimo James Dean en
"Gigante" (1956), dirigida por George Stevens y que pienso que la primera película "larguísima" que me ha tocado ver y de la que recuerdo que fui a ver pensando que era "una del oeste" y me encontré con un drama más bien sentimental y humano.
Tras Hudson aparece
Fred MacMurray, un hombre a quien conocí -cinematográficamente hablando- cuando ya talludito protagonizaba películas de Walt Disney ("Veinte docenas de hijos" (1966), "El más feliz millonario" (1967), ...), pero acabé descubriendo que su capacidad interpretativa iba mucho más allá de las comedias familiares con moralina, habiendo protagonizado films notables como "Recuerdos de una noche" (1940), "Capricho de mujer" (1942) , "No hay tiempo para amar" (1943) y "El motín del
Caine" (1954), compartiendo papel protagonista con primeras estrellas como Claudette Colbert, Carole Lombard, Katherine Hepburn, Marlene Dietrich , Rosalind Russel y Kim Novak. De cualquier manera, pienso que su nombre irá seimpre unico al vendedor de seguros que cae en las redes de Barbara Stanwyck y acaba arruinando su vida en
"Perdición" (1944), la película en la que Billy Wilder demostró que su arte no se limitaba a las comedias.
En el centro de la foto y como protagonista del acto aparece el insigne
John Wayne, un personaje que protagonizó muchas de las películas inolvidables de mi infancia: "Los Indestructibles" (1969), "Chisum" (1970), "Río Lobo" (1970) O "Ladrones de trenes" (1973), que fue el favorito de John Ford: "La diligencia" (1939), "Río grande" (1950), "El hombre tranquilo" (1952), "Centauros del desierto" (1956), que aún hizo un montón de westerns más: "Río bravo" (1959), "La conquista del Oeste" (1962), "El Dorado" (1966), ... e incluso
destacó en películas ajenas al mundo de Far West, "Hatari!" (1962), "El día más largo" (1962), "Brannigan" (1974), ... y ganó un Oscar por "Valor de ley" (1969), aunque para mí siempre estará presente su actuación en
"El Álamo" (1960), tal vez porque es donde se muestra de manera más espectacular la épica que siempre estuvo presente en todas las historias en las que intervenía John Wayne, además de que en esta ocasión también fue el director y estuvo muy cerca del Oscar por ello.
James Stewart fue otro grande, aunque sus características sean tan distintas a los nombrados hasta ahora; Stewart tiene un repertorio extensísimo, y brilló en todo tipo de películas, así su papel fue tan brillante en comedias como "Vive como quieras" (1938), "Historias de Filadelfia" (1941), por la que ganó un Oscar o "Me enamoré de una bruja" (1958), westerns como "Flecha rota" (1950), "Horizontes lejanos" (1952) o "El hombre de Laramie" (1955), joyas de Hitchcock como "La ventana indiscreta" (1954) o "Vértigo" (
1958) o dramas como "Anatomía de un asesinato" (1959), una de las películas más redondas de Preminger. Pero, por encima de todo, James Stewart siempre se presentará en mi imaginación como el inimitable George Bailey de
"¡Qué bello es vivir" (1946), un personaje que logra que siempre haya visto a Jimmy Stewart como un hombre entrañable; la inolvidable película de Frank Capra inmortalizó sin ningún género de duda a Stewart como el hombre que a todos nos cae bien.
Me enteré por vez primera de la existencia de
Ernest Borgnine cuando le vi interpretar el papel de policía casado con una ex-prostituta (Stella Stevens) que viaja en el barco siniestrado de "La aventura del Poseidón", un papel de individuo de carácter y mal hablado que le iba como anillo al dedo; pero está claro que no fue ésta la actuación de su vida, pues la capacidad interpretativa de Borgnine va mucho más allá de las películas taquilleras de catástrofes tan en boga al estrenarse la citada, de manera que le vimos como homicida de Sinatra en "De aquí a la eternidad" (1953), junto a Joan Crawford en "Johnny Guitar" (1954), en el largo elenco de duros -Lee Marvin, Charles Bronson, Telly Savalas, George Kénnedy, ...-de "Doce del patíbulo" (1967), trabajando con Sam Peckinpah en "Grupo salvaje" (1969) o en un breve papel de centurión en "Jesús de Nazaret" (1977), películas que son solamente una muestra de
la larguísima carrera de un actor que ahora tiene unos espléndidos 93 años y que en la entrevista citada asegura que le quedan aún veinte más. No obstante, el nombre de Ernest Borgnine tiene que ir necesariamente unido al de
"Marty" (1955), la película de Delbert Mann con la que obtuvo el Oscar al mejor actor en un papel de carnicero torpe y tímido muy distinto al de hombre duro en que se le suele encasillar y que demuestra que los grandes actores son capaces de adaptarse a cualquier papel.
Michael Caine al tiempo de la foto era un excelente actor británico, al cabo de los años y cumplida la primera década del Siglo XXI, Caine es ya una leyenda viva del cine, con dos Oscars al mejor actor de reparto (Hannah y sus hermanos" (1986) y "Las normas de la casa de la sidra" (1999), amen de cuatro nominaciones más como actor principal; "Alfie" (1966), "El hombre que quiso reinar" (1975), "Ha llegado el águila" (1976), "Evasión o victoria" (1981), "Educando a Rita" (1983), "El americano impasible" (2002) y "El truco final" (2006) son otros films donde Caine demuestra su enorme nivel interpretativo. De cualquier manera, aquí sí que no tengo ninguna duda de que la película que va asociada inseparablemente a Michael Caine es
"La Huella" (1972), dirigida por Joseph Mankiewicz y donde el actor nacido en Londres está a la enorme altura del mismísimo Lawrence Olivier; en este film Caine interpreta a Milo Tindle, un peluquero que es amante de la esposa de Olivier, quien pone cara y ojos a Andrew Wyke, un escritor de novelas de misterio. En 2007 Kenneth Branagh dirigió un remake en la que curiosamente Michael Caine hacía el papel que había hecho Olivier, mientras el que le había tocado en 1972 corrió a cargo de Jude Law.
El último actor que aparece en la foto es
Lawrence Harvey, el menos conocido para mí, imagino que debido a una muerte prematura que le impidió tener una larga carrera; Harvey, también británico, aunque de origen lituano, tuvo papeles destacados en "Una mujer marcada" (1960), con la que Elizabeth Taylor obtuvo uno de sus dos Oscars a la mejor actriz, "El Álamo" (1960), en la que le acompañaban en el reparto una pareja del nivel de John Wayne y Richard Widmark, "La gata negra" (1962), junto a Jane Fonda, Anne Baxter y Barbara Stanwyck y "Darling" (1965), el film de Anthony Mann con el
que Julie Christie obtuvo el Oscar a la mejor actriz y en la que aparecía otros inglés de nivel: Dirk Bogarde. Entre todas sus películas, pienso que la que le coloca en un lugar más elevado de la gloria es
"Un lugar en la cumbre" (1959), de Jack Clayton, en la que borda el papel de Joe Lampton, un joven con una ambición sin límites; por esta película, donde tuvo como compañera de reparto a Simone Signoret, Harvey estuvo nominado al Oscar al mejor actor, que ese año estaba reservado para Charlton Heston por su papel en "Ben-Hur".