Mis vacaciones han sido muy "literarias" y he concluido nada menos que nueve libros. El balance es muy positivo, y a continuación dejo reflejada mi visión de los mismos. He comprobado una vez más que los superventas no suelen ser los libros de mayor calidad, que es bueno profundizar en los temas y personajes de actualidad y que en todos los géneros hay siempre buenas lecturas por descubrir.
Leonardo Padura es un escritor cubano a quien se ha concedido el último “Princesa de Asturias” de las letras; hace cuatro veranos leí “El hombre que amaba a los perros”, un versión novelada del asesinato de Leo Trosky a manos del anarquista español Ramón Muntaner, relato que creo justifica por sí sólo el premio recibido. Hacía mucho tiempo que se aburría en mi estantería “Pasado perfecto”, la primera entrega de la serie de novelas policíacas escrita por Padura, protagonizada por el inspector Mario Conde y ambientada en La Habana. La novela me había sido recomendado vivamente por varias personas y puedo decir que, una vez leída, me ha parecido excelente, de lo mejor que ha pasado últimamente por mis manos en este género. La novela de Padura me ha recordado, salvando las distancias de tiempo y lugar, a las magníficas novelas de los clásicos del género negro, Hammet y Chandler, con un personaje muy sólido y lleno de contrastes y una ambientación magnífica, con trampas, corrupción y crimen en la Cuba castrista. Aunque contiene expresiones propias de allende los mares, circunstancia que mueve a prevención a mi buen amigo Brunetti, se lee sin ningún problema, entre otras cosas por estar bien escrito, y desde luego queda avalado el galardón recibido. Seguiremos con el personaje.
He comentado reiteradamente mi notable afición por la historia de la “Transición” española, una época de la que uno de los personajes más importantes fue sin duda el catedrático de Derecho Político asturiano Torcuato Fernández Miranda; por esta razón no he dudado en meter en mi maleta el libro publicado recientemente por Plaza & Janés en el que bajo el título “El guionista de la transición”, Juan Fernández Miranda, su nieto, nos habla de la vida de este político español, poniendo especial acento en su trayectoria política durante las décadas de los 60 y 70. Aunque no añade datos nuevos y desconocidos, he seguido sus cerca de cuatrocientas páginas con interés, leyéndolo con la serenidad que se siente al tener en las manos un relato desapasionado y respetuoso de una época llena de acontecimientos decisivos en la reciente historia de España, todo ello desde la perspectiva de la vida de un personaje que fue preceptor y hombre de confianza del Rey Juan Carlos, Ministro Secretario General del Movimiento, vicepresidente del Gobierno –época en la que debió asumir la dirección de la crisis provocada por el asesinato de Carrero Blanco en diciembre de 1973- y presidente de las Cortes, con un papel decisivo en la designación de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, la elaboración y aprobación –referéndum incluido- de la Ley de Reforma Política y la celebración de las primeras elecciones democráticas tras la Guerra Civil, sin excluir momentos difíciles y sus disidencias y decepción finales con el propio Suárez. En suma, un libro que hace justicia a un tiempo especial y una trayectoria que a mí me parece admirable.
Marcelo Luján es un escritor argentino que vive en España desde hace casi 15 años; su tercera novela, titulada "Subsuelo", me fue recomendada por varias personas, con la advertencia -eso sí- de que se trataba de una novela francamente dura -más de fondo que de forma-; tales recomendaciones vinieron posteriormente avaladas por las crónicas del blog "Elemental" de "El País" y el suplemento cultural de "El Mundo". Efectivamente, la novela está muy bien escrita, y se lee bien, a pesar de que el autor parece hablar en clave y va y viene desordenadamente en el tiempo, circunstancias que no impiden la perfecta comprensión de lo que dice. Luján nos cuenta una historia dramática en la que se refleja la crueldad de los adolescentes y la intrascendencia de sus padres, relatándonos unos hechos que convierten una tranquila velada de verano en una parcela del campo en una auténtica y cruel tragedia. Desde el punto de vista literario no puedo dejar de poner de relieve lo bien que relata el escritor argentino los diálogos y los comportamientos habituales de las personas en algo tan ordinario como un pic-nic de verano. Pero también debo hablar del desasosiego que causa la lectura del libro, la visión tan negativa que se nos ofrece de la sociedad actual ... lo que no significa que no sea una visión real, pero en la que sería de desear que se abriera alguna puerta a la esperanza. "Subsuelo" no es un thriller que termina bien, sino el relato de unos hechos y unas actitudes que acaban aún peor de lo que empezaron. No tengo ni idea la visión personal de Marcelo Luján, a mí me estremece -y pido disculpas por incluir valoraciones relativas a convicciones personales- pensar en hasta donde son capaces de llegar las personas cuando se borra a Dios de un plumazo de la vida del ser humano.
El último premio Pulitzer de ficción lo ha obtenido Anthony Doerr, un escritor nacido en Cleveland, con "La luz que no puedes ver", una novela que supera las 600 páginas, ambientada en la 2ª guerra mundial, más en concreto en la época ocupación alemana en Francia. El libro va relatando dos historias paralelas que, como es de esperar, terminan confluyendo: la de Marie Louise, una adolescente ciega que huye de los alemanes y la de Werner, un joven germano que vive en un orfanato junto a su hermana y cuya enorme habilidad con los aparatos de transmisiones le lleva a ser captado por las juventudes hitlerianas. El ambiente de la Francia ocupada, la lucha de la resistencia y el intento de los nazis de llegar hasta el final constituyen el paisaje de una novela que me ha parecido excelente. El relato es muy duro, pero una de las grandes virtudes del libro está en reflejar como es posible descubrir el amor, la bondad y la ternura en medio del odio, la barbarie y la desolación. queda dicho que "La luz que no puedes ver" tiene dos protagonistas indiscutibles, pero no son los únicos, pues el libro de Doerr se muestra como una escaparate de personajes: hay muchos y muy bien conseguidos. La novela se compone de capítulos cortos, lo que hace más llevadero y asequible su lectura: a pesar del notable grosor de la misma, se lee de un tirón. Pienso que el Pulitzer está más que justificado.
Hace ya tres años que Seix Barral, una de esas editoriales de cierta garantía, publicó "Un viaje de diez metros", una deliciosa novela en tono de comedia del norteamericano Richard C. Morais; incluso ya se ha estrenado una película de éxito basada en ella, aunque solamente nos cuente, como suele ocurrir en estos casos, una parte concreta del argumento. El libro narra la historia de una familia hindú a la que las circunstancias obligan a emigrar a Europa e instalados en Francia, se dedican a la hostelería a base de romper esquemas y hacerle la competencia con la gastronomía hindú a la comida tradicional gala, acomodada bajo el paraguas del clasicismo y chauvinismo propio de los franceses. Es una novela que trata del problema de la inmigración, planteado en un tono positivo y poniendo sobre el tapete las ventajas del mestizaje. Tiene pasajes inolvidables, como la descripción de la visita del protagonista con su padre a un mercado de Bombay en los prolengómenos del relato y las distintas referencias a los platos de cocina que hay a lo largo de la narración. Se trata de una novela tremendamente humana, llena de detalles de actitudes sinceras y bonhomía, no carente de sus momentos dramáticos y escrita con agilidad y buen sentido. Una lectura amable y una visión muy interesante de los entresijos de la alta gastronomía actual.
Mediado el mes de julio me di una vuelta por la "Casa del Libro" de Valencia. lugar en el que fui abordado por una amabilísima, joven y entendida dependienta que me aconsejó una serie de libros con un convencimiento realmente irresistible. Uno de ellos fue "El oro de Cajamarca", una novela brevísima -104 páginas en tamaño "octavilla"- reeditada magníficamente por "Navona" y escrita por Jakob Wassermann, un novelista judío nacido en Alemania aunque de nacionalidad austriaca, poco conocido por estos lares al que algunos comparan nada menos que con Dostoyevski. La "novelita" trata de la cautividad y muerte de Atahualpa, rey de los incas, a cargo de Francisco Pizarro y sus hombres, un relato que se convierte en todo un alegato contra el fanatismo religioso, el nacionalismo y, sobre todo, la codicia. La citada empleada de la "Casa del Libro" me aseguró que el libro era una maravilla literaria y he descubierto que no exageró nada. En algún momento Wassermann me recordó a Joseph Roth y especialmente Stefan Zweig, en concreto a sus magníficos "Momentos estelares de la humanidad", aunque éstos recogen aspectos épicos y heroicos, mientas "El oro de Cajamarca" es toda una exposición de ruindades y ambiciones desbordadas. Está relatado en primera persona por Domingo de Sora Luce, protagonista de los hechos y que al cabo de 30 años los narra desde un monasterio en tono de desagravio, reflejando la grandeza del rey peruano, al que dota de cierta aura sobrenatural. Una lectura tan breve como deliciosa.
Si hace dos años el libro del verano fue "La verdad sobre el caso Harry Quebert", el de éste viene siendo, sin posibilidad de duda, "La chica del tren", una genuina novela de intriga de Paula Hawkins, una escritora británica, nacida en Zimbaue. Las cifras de ventas y ediciones de la novela están batiendo todos los records, de manera que más que del verano, cabe hablar del libro del año. Como suele suceder cuando hay tantas expectativas, es fácil que una vez que el libro pasa por tus manos -y tus ojos- compruebas que la cosa no era para tanto. Leyendo algunos comentarios en la red observé que se ponía en relación a "La chica del tren" con Patricia Highsmitt y Alfred Hitchcock, comparaciones que en principio atraen pero que en este caso han terminado siendo, siempre desde mi punto de vista, arriesgadas y excesivas. Es una buena novela de intriga, como tantas, que viene bien para ir pasando un verano caluroso sentado en la hamaca de la playa o en el sillón de la terraza, pero que no posee una calidad equiparable a las expectativas ... y a la respuesta de los clientes. La escritora nos cuenta la historia intercalando los relatos de las tres mujeres protagonistas: la que investiga -la chica del tren-, la víctima y la nueva mujer del ex de aquélla, un estilo que pienso da resultado, pues sabe introducir bien la historia desde estos tres puntos de vista. El personaje de la chica del tren me parece bien conseguido, ya que Hawkins nos perfila a una joven cargada de problemas -soledad, paro, alcoholismo, ...-, atolondrada, torpe, ingenua, inoportuna, ... un ser patético que termina cayendo bien, posiblemente porque mueve a compasión. Por lo demás, una intriga que no ofrece nada nuevo, un argumento poco original y un final predecible. Si alguien necesita descansar con la lectura, le puede venir bien, pero quien busque literatura exigente tendrá que acudir a otros estantes.
Poco antes de marcharme para el Levante y en una de mis visitas por los anaqueles de las librerías de Zaragoza y Huesca, encontré una semblanza del papa Francisco que me llamó la atención, se titulaba "El gran reformador" y estaba escrita por un escritor y periodista inglés llamado Austen Ivereigh, quien era presentado en la solapa como doctor por Harvard y especialista en la iglesia argentina. Se ha convertido en libro de cabecera durante mis tres semanas de vacaciones compartiendo lectura con el resto de novelas que han ido "cayendo" en ese tiempo. Se trata de un relato interesantísimo en el que el autor nos va contando la historia personal de Jorge Mario Bergoglio en paralelo con los aconteceres históricos de su Argentina natal: peronismo, dictadura militar, gobiernos diversos, madres de mayo, guerra de las Malvinas, ... con la peculiariedad de que cada capítulo se inicia con vivencias -viajes, discursos, entrevistas, frases, ...- del protagonista a partir de su elección como sucesor de Pedro.El libro de Ivereigh me ha servido para entender mejor la personalidad y el mensaje de Francisco, para valorarle como hombre entregado y comprometido al cien por cien a su misión y para poner en su sitio sus acciones y sus palabras. Por otra parte, el ensayo resulta enormemente instructivo para comprender la situación de la Iglesia antes de la llegada del papa Bergoglio, las discrepancias y tensiones en la curia, el conflicto entre los partidarios del centralismo romano y quienes defendían una apertura a la colegialidad -el autor les llama "rigoristi" y "reformatti"-, el desarrollo de los dos últimos cónclaves y el planteamiento de la necesidad de incrementar la influencia de las iglesias de América y África -las "periferias"- frente a una decadente Europa. En definitiva, una lectura apasionante que, en mi opinión, explica muy bien el fenómeno "Francisco".
Sin duda el yihadismo es un problema actual, grave y alarmante, por eso hacía tiempo que tenía ganas de leer "Isis. El retorno de la Yihad", un ensayo del periodista de origen irlandés Patrick Cockburn, quien en su día fue corresponsal en Oriente Medio del "Financial Times" y hoy lo es de "The Independent". El trabajo de Cockburn tiene la virtud de ser claro y breve, lo que es de agradecer cuando el lector es, como yo, poco experto en el tema y desea compatibilizarlo con otras lecturas menos sesudas. El libro lo calificaría ante todo de preocupante, el panorama que nos muestra una situación que se agrava por momentos y un futuro bastante negro; se nos muestra como en el verano de 2014 el Estado Islámico transformó radicalmente la política de Oriente Medio.. Tras leer sus 131 páginas he llegado a varias conclusiones: en occidente llevamos años desinformados y nos han vendido unos éxitos que no lo han sido; las intervenciones norteamericanas en Afganistán e Iraq han despertado una fiera que ahora no se controla; los yihadistas radicales -Isis y otros- no son cuatro fanáticos que van por libre sino que son bastantes, están organizados y muy bien preparados; eventos como la primavera árabe y la caída de Gadaffi se han planteado en nuestra opinión pública como revoluciones idílicas sin demasiado fundamento y la batalla la estamos perdiendo. Creo que Patrick Cockburn nos ofrece un trabajo bien elaborado y con base sólida, sabe lo que escribe y nos da una visión esclarecedora de causas, hechos y situación actual. Refleja muy bien, además como el Estado Islámico maneja a la perfección dos armas indestructibles: el odio y el miedo.