Durante el mes de septiembre he leído menos relatos policíacos que nunca, no podría asegurar si en mis hábitos lectores hay un cambio de tendencias o simplemente se trata de una circunstancia puntual. Algunos de los siete libros terminados ya los había comenzado a leer el mes pasado, pero ya se sabe que hasta que no concluyo la última página no los incorporo a un post. En esta ocasión puedo hablar de dos novelas verdaderamente magníficas, bien distintas por cierto: "El rector de Justin" y "Tu rostro será el último", junto a un testimonio impactante de los totalitarismos que arrasaron Europa el siglo pasado, otras dos novelas también recomendables, aunque esperaba más de "La sonrisa etrusca" -ya se sabe que el escuchar grandes loas de un libro tiene el peligro de que le exijas demasiado- y dos relatos de intriga diferentes: uno de pura evasión, como es habitual en Brian Feeman y otro con más pretensiones, una novela de Rosa Ribas con las novedades de que prescinde de Cornelia Weber Tejedor y escribe el libro a medias con otra autora.
El pasado mes de abril falleció José Luis Sampedro, un hombre de cuyos libros me habían hablado maravillas; me hubiera gustado hacer un post en su recuerdo, pero no habiendo leído nada suyo no acabé de decidirme y con el paso de los días consideré que el mejor homenaje podía ser leer de una vez algo escrito por él: opté por "La sonrisa etrusca", novela que junto a "El río que nos lleva" fue la que más alabanzas obtuvo por parte de aquéllos a quienes pregunté. Como muchos sabrán el libro nos cuenta los últimos meses de vida de un viejo campesino calabrés que, enfermo de cáncer, acude a Milán para vivir con su hijo; el encuentro del hombre con su nieto de pocos meses crea una relación deliciosa de cariño que contrasta con la total falta de "feeling" entre Salvatore Roncone -así se llama- y el estilo de vida de la gran ciudad. El libro está maravillosamente escrito y la historia que narra es sugerente y bonita, amen del indudable mensaje que lleva incorporado, pues en cierta manera no deja de ser una fábula moderna. No obstante, pienso que en algún momento el tono del relato termina siendo algo empalagoso, con toques algo cursilones, sin olvidar cierto maniqueísmo propio de escritores de claro compromiso ideológico, por mucho que no sea propiamente político. En cualquier caso, alta calidad literaria sin duda.
Ya es sabida mi confianza en la calidad de lo que publica "Libros del Asteroide"; de esta editorial es "Bajo una estrella cruel", de la escritora checa Heda Margolius Kovaly, fallecida en 2010 a los 91 años. No se trata de una novela, sino de un dramático y estremecedor testimonio sobre la vida de esta mujer, de origen judío y que durante la 2ª Guerra Mundial y durante la dominación nazi de su país fue deportada primero al guettho judío de la localidad polaca de Lodz y posteriormente al campo de concentración de Austwitz, donde falleció toda su familia y del que pudo huir heroica y milagrosamente. Tras regresar a su país y casarse con Rudolph Margolius, ambos ingresaron en el partido comunista, sufriendo las represalias y purgas stalinianas, pues Rudolph fue injustamente acusado de traición y ejecutado y ella proscrita. Una historia tremenda relatada en primera persona por su protagonista y que refleja el terror que se impuso en lo que entonces era Checoslovaquia, primero por los nazis y posteriormente por los comunistas. La redacción es simplemente aceptable, sin excesivos lujos ni literarios ni históricos, pero de un realismo y una carga sensible llamativos. En la editorial referida hay unos cuantos testimonios similares que habrá que ir leyendo poco a poco. De momento, éste cumple sobradamente las expectativas.
Tengo a Rosa Ribas por una de las mejores autoras españolas de novela policíaca; me gustaron mucho los dos libros que han pasado por mis manos de la trilogía protagonizada por la inspectora germano-española Cornelia Tejedor Weber así como esa curiosa novelita titulada "La detective miope". Este año Ribas, en unión de Sabine Hofmann, ha publicado "Don de lenguas", un relato que ha gozado de buena difusión y que ha supuesto la incorporación de la autora a "Siruela", una editorial puntera en el género y que suele garantizar mínima calidad. Con esta novela Ribas y Hofmann trasladan la acción a la Barcelona de comienzos de los años 50, con la perspectiva del "Congreso Eucarístico Internacional" y en plena efervescencia de la España franquista y de posguerra. Todos hablaban bien del libro y puedo confirmar que está bien escrito, que la intriga aparece perfectamente elaborada y que hay unos personajes de carne y hueso. Una novela policíaca, además de bien escrita, te tiene que "coger", y sin duda ésta lo consigue, con lo que queda constancia de que quien esto escribe considera que vale la pena, que el libro es recomendable. Eso sí, también quiero poner de reflejo que, desde mi punto de vista, el final no es satisfactorio, porque pienso que deja cabos sueltos y éticamente no me convence, de la misma manera que entiendo que las autoras han recurrido excesivamente a los tópicos y a las generalizaciones a la hora de delimitar "buenos y malos". Tras redactar este breve comentario, un lector del género del que me fío opina exactamente lo contrario que yo, que el final es mejor que el desarrollo ... constancia queda.
Hacía ya tiempo que descansaba en la sala de espera de mis libros "El rector de Justin", la novela más valorada del norteamericano Louis Auchincloss, un escritor caracterizado por su maestría para escribir sobre las grandes familias y clases dominantes de Nueva York y Nueva Inglaterra. En concreto, esta novela nos disecciona con arte superior la vida de Francis Prescott, un hombre forjado en la dureza de la gran guerra que dedicó su vida a St. Justin Martyr, un colegio de élite ubicado en Nueva Inglaterra que fundó y dirigió a lo largo de muchos años, aunque habrá que decir desde el principio que estamos ante un personaje de ficción, por mucho que muestre características de tantos que desempeñaron su misma función en la vida real. El libro es magnífico, uno de esos relatos que además de estar muy bien escritos son profundos, te hacen pensar y con los que disfrutas leyendo. La historia de Prescott nos la cuenta Auchincloss a partir del relato de un joven profesor que llega al college cuando su rector está ya cerca de la jubilación y a partir de ahí, sin un orden cronológico que tampoco se echa en falta, la vida del rector se completa con relatos de diversas personas que le conocieron, desde un amigo de la infancia hasta el abogado del colegio, pasando por su hija y diversos alumnos con los que mantuvo relaciones bien diferentes. Esta forma de narrar nos permite descubrir los claroscuros de Frank Prescott, alejándolo de esos personajes perfectos a la vez que consigue que mantengamos la admiración por alguien que dedicó su vida a la enseñanza. Es destacable la magnífica visión que ofrece el escritor de la mentalidad puritana norteamericana de la época -oscila entre finales del siglo XIX y los finales de la II Guerra Mundial-, pues los protagonistas son de religión episcopaliana. Un libro que deja huella, de esos que con los años a uno le gusta volver a leer y que, sin que haya en absoluto un argumento que intrigue, se lee sin perder en ningún momento el interés: no pasa nada en especial pero todo lo que pone es ameno. Y el final, magnífico, me pareció lleno de un deseable sentido positivo y optimista de la vida.
Paralelamente al anterior, he estado leyendo "La señora Parkington", una novela de Louis Bromfield de la que en los años 40 Tay Garnett hizo una exitosa adaptación cinematográfica que protagonizaron Greer Garson y Walter Pidgeon. Fue un libro que al ver su contraportada y alguna crítica de esas que dan confianza me entró por los ojos, y la verdad es que su lectura ha valido la pena. Al tratarse de un relato ambientado en USA y en época cercana a la de "El rector de Justin" no puedo evitar compararlos y opinar que literariamente me ha parecido superior el de Auchincloss, si bien el libro de Bromfield tiene la ventaja de la amenidad. La novela está centrada en el personaje que le da título, el de Susie Parkington, una mujer verdaderamente excepcional, alguien con unos orígenes muy humildes que tras casarse con un ambicioso "buscavidas" con éxito sabe estar a la altura de las circunstancias de principio a fin. La citada protagonista, ya viuda y con 84 años, nos ofrece una cruda y acertada descripción de su familia, su ambiente y sus circunstancias que consigue que no pierdas el interés en ningún momento. La narración va y viene en capítulos diferentes del presente al pasado del personaje principal y a la vez nos va mostrando al amplio resto de protagonistas, que también están muy conseguidos. Todos los que aparecen en la novela, muy especialmente la señora Parkington, no son personajes de cartón piedra, sino realmente de carne y hueso. Se agradece, además, la total ausencia de maniqueísmo, estamos ante una mujer de una categoría humana especial, que se casó con un sinvergüenza, a pesar de lo cual ella sabe perdonar, descubrir los valores ocultos de éste y tratar de ayudar independientemente de gustos y querencias personales. Se trata de un libro con contenido, de esos que hacen pensar y no se limitan a contar historias.
Brian Freeman es sin duda uno de los más prolíficos y llamativos representantes entre los autores del thriller de misterio norteamericano; ya leí en su día, y así lo reflejé aquí, las dos primeras novelas protagonizadas por el atormentado policía Jonny Stride, "Inmoral" y "Venganza"; para dar título a la tercera Freeman también ha optado por utilizar una única palabra: "Acosada". Y esta tercera entrega confirma lo que ya apuntaban las anteriores: acción continua, lectura entretenida, desenlace con giros inesperados y bastante crudeza. En una crítica que leí al comenzar mi lectura, quien la hacía afirmaba que se trataba de ese tipo de libros cuyo tema olvidas a las pocas semanas de terminarlos, lo que no voy a negar que es cierto, pero esto no le quita a su autor la virtud de escribir novelas entretenidas que cumplen a la perfección la misión de solventar esos momentos en los que uno necesita evasión. Eso sí, con relación a las dos anteriores novelas de Stride, ésta me ha parecido que complica en exceso la trama, tanto que el algún momento no me he aclarado del todo y que la temática concreta de "Acosada" convierte la novela en una lectura con momentos sórdidos, tal vez excesiva en algún contenido y por eso mismo no apta para sensibilidades afinadas.
Terminé leyendo "Tu rostro será el último" casi por casualidad; había leído hace meses una buena crítica sobre el libro, pero fue rebuscando en el internet del móvil mientras curioseaba por la "Casa del Libro" de Zaragoza cuando me entró la venada de hacerme con esta novela galardonada en Portugal y escrita por Joao Ricardo Pedro, un ingeniero luso que al caer en el paro decidió dirigir sus pasos por el mundo de la literatura. Es un relato breve -poco más de 200 páginas- y narra la historia de tres generaciones de una familia portuguesa a lo largo del siglo XX, la familia Mendes, con el abuelo, un médico de clase acomodada que decidió instalarse en una villa miserable para ejercer su profesión, el padre, Antonio, un hombre marcado por la guerra en Angola y el nieto, Duarte, un virtuoso del piano, junto a ellos van pasando una amplia muestra de personajes de lo más variado, llenos de humanidad y viveza. Se trata de un auténtico mosaico de sucesos, relatados sin orden cronológico alguno pero que van encajando formidablemente. Un libro que nos habla fundamentalmente de Portugal, de la peculiar idiosincrasia de sus gentes, lleno de poesía, auténticamente entrañable, a la vez que originalmente escrito. Van pasando sucesos históricos como la revolución de los claveles de abril de 1974, las guerras coloniales y, por encima de todo, los rincones más profundos y singulares de Portugal. Un libro distinto, que interesa, emociona y deja huella.