En agosto suele haber más tiempo para leer; en mi caso este año el mes de la canícula me ha permitido concluir siete libros, pienso que en esta ocasión caracterizados por una llamativa variedad. Hay uno de fútbol, lo que es un mero capricho ajeno por supuesto a la literatura y exclusivo para psicópatas del tema, del resto mi opinión es positiva, aunque la nota máxima solamente se la pondría al de Kapuuscinski.
Hay libros que podríamos llamar "emblemáticos", tal vez simbólicos; títulos que casi siempre aparecen incluidos en todas las listas de libros imprescindibles que corren por ahí. Entre éstos se encuentra sin duda "El extranjero", la primera de las novelas escritas por Albert Camus, novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en Argelia, ganador en 1957 del Nobel de literatura y a quien un accidente de tráfico truncó la vida a los 46 años. Se trata de un relato más bien corto -160 páginas-, pulcra y brillantemente escrito, en el que Camus pone de manifiesto sus planteamiento pesimista de la vida y del hombre, toda una muestra del existencialismo, filosofía de la vida de la que Camus fue uno de los más brillantes representantes. El libro nos cuenta la historia del Sr. Meursault, un francés que vive y trabaja en Argelia y protagoniza una historia triste y trágica. Es una novela excelente, un relato de culto que deberá leer quien quiera que pasen por sus manos los libros más trascendentales del pasado siglo, pero todos aquellos con los quienes he hablado del mismo coinciden en que se trata de una lectura que deprime, y es que Camus no nos deja ni una puerta, ... ni un resquicio a la esperanza.
El segundo libro que terminé en agosto viene también de Francia; en esta ocasión se trata de una novela policíaca, "Clavos en el corazón", un relato ambientado en Versalles, que obtuvo en 2013 el prestigioso premio "Quai des Orfèvres "-otorgado por un jurado compuesto por jueces, policías y periodistas, aseguran quienes saben de ésto- y escrito por una autora al parecer consagrada en el país vecino, Danielle Thiéry. La novela en líneas generales me ha gustado, aunque, tal vez porque esperaba bastante de ella, no me ha dejado plenamente satisfecho, ni ha conseguido mantener mi atención de manera constante, aunque esto último puede ser culpa propia. "Clavos en el corazón" es por encima de todo una novela de personajes, aunque hay un policía protagonista, Máxime Revel, un hombre lleno de líos personales que nos recuerda continuamente a Kurt Wallander; la autora se detiene también en la personalidad de todos ycada uno de sus colaboradores: un capitán con graves problemas matrimoniales, un joven inexperto y voluntarioso, una policía con traumas infantiles y alguno que otro más. La trama gira en torno a dos crímenes, uno del pasado -diez años atrás- y otro reciente, y a la investigación conjunta de los mismos. No es novela de especiales sorpresas, y Thiéry se centra en mostrarnos cómo la resuelven los personajes y son capaces de llegar a desatar el complejo nudo formado, al mismo tioempo que van peleando con los demonios personales de cada cual. Una novela policíaca bien hecha, aunque no es de esas que al terminarlas uno corre a avisar a sus amigos devotos del género para insistirles en que no se la pierdan.
"Tierra de nadie"es uno de esos libros que me entran por los ojos sin saber muy bien porqué; tal vez fue el hecho de que su temática girara en torno a la vida de varias generaciones de una familia italiana, el aval de estar editado por "Salamandra" o el haber recibido el Premio "Strega" de 2010, un galardón que la contraportada del volumen calificaba de prestigioso. Por otra parte, no dejaba de llamar la atención la trayectoria del autor, Antonio Pennacchi, un hombre que fue operario de una fábrica hasta los 50 años y después estudió la carrera de letras y se dedicó a escribir. Se trata de una novela que parece tener algo de autobiográfica -"Sea bueno o malo este libro es la razón por la que vine al mundo"- y que nos cuenta los avatares de los Peruzzi, una familia de aparceros que vive la aventura impulsada por Mussolini de convertir el insalubre cenagal de las tierras del Agro Pontino, al sur de Roma, en una llanura fértil. La novela, paralelamente a los avatares de los Peruzzi, unos personajes pura y deliciosamente italianos, nos narra cincuenta años de historia de Italia, con las dos guerras mundiales por medio y la prolongada época de gobierno fascista de Mussolini: de hecho el título original es "Canale Mussolini". Es llamativo el recurso literario de contar la larga historia -más de 400 páginas- por medio de una supuesto diálogo que mantiene el narrador, nieto de la familia protagonista, con un tercero, un diálogo cuajado de expresiones populares, de comentarios llenos de intención y algún que otro exabrupto, circunstancias que nunca van en desdoro de la calidad narrativa. He disfrutado con esta lectura que une la épica de una vida dura y una época violenta con la ternura de los personajes y el tono optimista del autor. Tal vez sea en ocasiones desordenada y reiterativa, pero esta vez creo que la intuición referida al principio fue buena.
María Lang es el seudónimo de Dagmar Lang, una escritora sueca de novela policíaca que comenzó a escribir allá por 1949 y falleció hace más de veinte años. Ediciones B comenzó el año pasado a reeditar sus obras, y con ello a excitar el celo de los aficionados al género. Hace no mucho leí a la autora de un excelente blog que también tiene la afición de publicar un resumen mensual de sus novelas, que todos los detectives nórdicos le recordaban a Wallander, algo que no podrá decir de los personajes creados por Lang, a quien viene como anillo al dedo que se le bautizara como la "Agatha Christie sueca": efectivamente, el modo de plantear la intriga, la elegante ambientación, la forma de resolver el caso y hasta la existencia de una lista de personajes al principio de la novela recuerdan mucho el estilo de la dama británica del crimen. El personaje protagonista de los relatos de María Lang no es propiamente un detective, sino Puck Ekstedt, una doctora en literatura de clase adinerada cuya curiosidad le lleva a intentar desentrañar los crímenes que se producen en su entorno. Una narración corta, entretenida, sin complicaciones y bien escrita que satisface a quienes disfrutamos con novelas de esta naturaleza.
Miguel Gutiérrez es un periodista deportivo español nacido en Dortmund y experto en fútbol alemán, de hecho es quien comenta en Canal Plus los encuentros de la "Bundesliga". Gutiérrez ha escrito varios libros, de los cuales pasó por mis manos iniciado agosto "Parecía un buen fichaje", una crónica amena y demoledora sobre una larga serie de fichajes frustrados de los equipos más importantes de España. Evidentemente, se trata de una lectura exclusiva de quienes como yo andan próximos a la "psicopatía futbolística", pero puedo asegurar que es muy entretenido. Por sus páginas pasan nombres que solamente recordaremos quienes tenemos las antenas puestas en el deporte llamado rey: Balic, Congo, Christanval, Maguy, Corradi, Rochenback, Woodgate, Chigrinskiy, ... una serie de futbolistas comprados a precio de oro que terminaron siendo un fiasco monumental, muchas veces, como demuestra el autor del libro, no tanto por mala suerte sino por la torpeza y la fatuidad de los dirigentes. Un libro para aficionados con ganas de pasar un buen rato ... se lee de un tirón, lo garantizo.
Hay escritores que nunca fallan, y entre éstos hay algunos que garantizan que el lector fortalezaca su cultura -Chaves Nogales, Chesterton, ...-, uno de éstos es Ryszard Kapuscinski, el periodista, escritor y ensayista polaco que falleció en 2007 tras dejar un excelente legado de libros que hablan de historia, personajes, viajes, ... Ya pasaron por mis manos "Ebano", "El imperio" y "Viajes con Heródoto", tres libros magníficos y, siguiendo la recomendación de alguien que suele acertar, he leído "El emperador", un magnífico ensayo sobre el "Negus", el que fuera emperador de Etiopía Haile Selassie. Kapuscinski realizó su trabajo a base de entrevistas a dignatarios etíopes de la época y empleados del propio palacio del emperador y así construye un libro a base de testimonios perfectamente elaborados y redactados adecuadamente por el escritor. Sin ninguna duda estamos ante un personaje, el célebre "Negus" sin duda peculiar, como sacado de otra época, a quien tanto se puede considerar un trasnochado protector que gobierna a su pueblo con paternalismo, como un tirano codicioso y corrupto. Kapuscinski describe con maestría la situación de la Etiopía que vivió el largo reinado de Selassie, una nación donde convivía el esplendor del emperador y su entorno con la miseria y el hambre que padecían sus súbditos; el escritor polaco nos presenta a un emperador ciego en su grandeza material, a unos dirigentes corruptos y aprovechados y a un país miserable. El tono de metafórica ironía con que está escrito el relato ayuda a leer con más soltura y a hacerlo tremendamente grato y entretenido.
Hacía tiempo que me había entrado por los ojos una novela publicada en la "Serie Negra" de RBA titulada "El sexto hombre", del joven escritor escocés Charles Cumming. El argumento era interesante y había leído una serie de críticas bastante positivas, entre ellas, por cierto, una de Jiménez Losantos, un hombre de posiciones políticas y formas discutibles pero que, desde mi punto de vista, atina bastante en sus opiniones sobre este tipo de libros. La novela parte de un hecho histórico y apasionante, el caso de los denominados "cinco de Cambridge", un grupo de espías reclutados por la Unión Soviética en el Trinity College de la Universidad de Cambridge durante la guerra fría, a partir de este suceso real Cumming elabora la ficción partiendo de la pretendida existencia de un sexto espía. La novela podríamos calificarla como un thriller de espías, está bien armada y se hace bastante amena, con un personaje protagonista, Sam Gaddis, profesor en la Universidad de historia de Rusia, que tiene bastante fuerza. A pesar de su base histórica, el relato es pura ficción, y queda claro que el autor ha reforzado el carácter de thriller para hacerlo más ameno. Lo he pasado francamente bien leyendo esta novela, aunque me he quedado con la impresión de que a Cumming le ha faltado algo de fuerza para incrementar el suspense en las partes más "movidas" de la narración. Eso sí, el final está bastante logrado.