30 de abril de 2011

¿El jamón? ... serrano

Ya Mecano se quejaba en su día de que Nueva York era un lugar difícil para vivir, pues entre otras cosas los jamones eran de York; he escuchado en alguna ocasión comentar que los británicos desprecian el jamón español, pues consideran que no es sano recurrir al jamón serrano y se refugian en lo que los catalanes llaman "jamón dulce". La verdad es que me resisto a creer que esto sea cierto, pues a los ingleses se les podrá acusar de estirados, prepotentes y hasta peculiares, pero tengo clarísimo que de tontos no tienen un pelo; por esta razón tengo que dudar que puedan relegar al rincón de los bocados ignorados un buen plato de jamón de pata negra, pues estarían menospreciando uno de los manjares más deliciosos de los que se puede disfrutar.

La gastronomía se ha convertido casi en una ciencia; a todas horas uno lee o escucha a los grandes gurús del tema presumiendo de platos elaborados, de recetas supersofisticadas y de su capacidad para jugar con los sabores como si fueran cochecitos de niño, a la vez que elaboran mil teorías a cual más complicada sobre cómo combinar carnes, pescados, frutas y verduras. Pero a la hora de la verdad, pocas veces estaremos más seguros de acertar que cuando plantemos en la mesa un buen plato de jamón de calidad, bien servido y bien cortado.

Porque hay momentos en los que uno se cansa de milongas y se da cuenta que para quedar satisfecho lo más seguro es recurrir a los clásicos. Si me pidieran que diera un repaso a las veces en que más satisfecho me he quedado en los últimos tiempos después de comer de restaurante, seguro que entre lo primero que me vendría a la cabeza serían los excelentes platos de jamón con tomate fresco que tomé en una ocasión en el "Martín Viejo" de Huesca y, más recientemente, en el "Q-art" de la Calle Cesáreo Alierta de Zaragoza.

No están los tiempos para dispendios, y no se trata de animar a nadie a gastarse unos duros de más en un tipo de viandas con no son precisamente económicos, pero si uno está en condiciones de hacer un extra mi consejo siempre será ir sobre seguro, pues me parecen más prescindibles los "medallones de ternera adobada con salsa de Capri", "la lasagna de mejillones escoceses con salsa de Casis" o el "flan caramelizado de turrón con escabeche de guindas" que el jamón serrano de toda la vida. Y para colmo los médicos te aseguran que no es malo ni para el colesterol, ni para el azúcar ni para la gota ... vamos que es bueno, ¿alguien opina lo contrario?.





29 de abril de 2011

El camino de David Villa

David Villa es un jugador que ha llegado a lo máximo que puede llegar un futbolista: campeón del Mundo y de Europa con la selección, máximo goleador de ésta en toda su historia y este año, si no hay una debacle, será campeón de Liga con el Barça y, tal vez, también de la Liga de Campeones. El "Guaje" puede presumir de pertenecer a la generación más maravillosa de jugadores que ha tenido España, que ha llegado a unir en un mismo equipo a fenómenos del nivel de Iker Casillas, Gerard Piqué, Xavi Hernández, Andrés Iniesta o Xavi Alonso, entre unos cuantos más. El asturiano se encuentra en la cima por propios merecimientos y tiene ya reservado un lugar de oro en la historia del fútbol español. Posiblemente sea, junto a Casillas e Iniesta, el jugador que más fielmente representa el espíritu ganador y "talentoso" que ha caracterizado al equipo que primero Luis Aragonés y posteriormente Vicente del Bosque han convertido en el mejor del mundo, algo que hace no muchos años sería considerado como una utopía por cualquier aficionado español mínimamente enterado. El pelo tieso y la perilla tipo mosca de Villa nos llevan necesariamente a recordar tantos partidos gloriosos con los que hemos disfrutado como nunca antes lo habíamos hecho. Hoy el jugador milita en el Barça, y antes estuvo cinco temporadas encabezando la delantera del Valencia, un equipo que siempre pulula por los primeros puestos de la clasificación liguera y que juega habitualmente en Europa.

Pero no sería justo olvidar que en la historia personal de David Villa hay otros dos nombres que, siendo menos llamativos cara a la galería, tienen la misma importancia en la trayectoria profesional del jugador: Sporting de Gijón y Real Zaragoza; y es que para llegar a donde ha llegado el chaval de la pequeña localidad de Tuilla tuvo que hacer méritos sobrados primero en el equipo de su tierra, donde se hinchó de marcar goles en 2ª división y posteriormente en el Zaragoza, donde llegó con poco ruido y se ganó enseguida el corazón de la afición zaragocista. Pienso que al Sporting, un equipo simpático que ahora se afianza en 1ª tras un purgatorio de diez años, le corresponde buena parte de la gloria actual de Villa, demostrando que la cantera de Mareo, sigue siendo capaz de volver a entregar al fútbol de España jugadores de nivel A como en su día fueron Quini, Joaquín, Maceda, Manjarín o Juanele.

Y tampoco debe olvidarse como durante dos años Villa fue puliendo defectos y progresando deportivamente en La Romareda, donde ya desde el principio exhibió unas cualidades excepcionales para triunfar como ariete y una capacidad de liderazgo que acreditaba no solamente sus cualidades físicas y técnicas, sino su competitividad. Y es que Villa fue en Zaragoza uno de esos delanteros que aparecen cuando hacen falta, que no se esconden, que meten goles decisivos que sirven para ganar tres puntos y no para maquillar una derrota, como en su día lo habían hecho Arrúa, Pardeza, Esnaider o Gustavo Poyet. Si los zaragocistas nos ponemos a recordar, rememoraremos unos cuantos partidos que el equipo blanquillo ganó gracias a un gol del "Guaje", sin olvidar ese penalty decisivo de la final de Montjuich en la que junto a Galletti, Cani, Laínez, Gabi Milito y cía dio el pistoletazo de salida a la decadencia de los galácticos, la vez en que le marcó cuatro goles al Sevilla, cuando el solito consiguió empatar un 0-2 del Athletic en La Romareda o el golazo que adelantó a su equipo frente al Madrid en el Bernabeu tras regatear hasta su sombra, en un encuentro que el trencilla de turno acabó estropeando.

Villa llegó a Zaragoza con sus defectos, era un jugador que a veces se atracaba de balón, que le costaba mirar hacia arriba cuando conducía la pelota, pero su afán de triunfo y su profesionalidad consiguieron cultivar el diamante en bruto, y así fue mejorando hasta convertirlo en uno de los futbolistas más deseados del país. Recuerdo que al hombre le costó al principio marcar goles, que en sus dos primeros encuentros con el Zaragoza (frente al Depor en casa y ante el Mallorca en las islas) encadenó unos cuantos fallos de goles medio hechos, pero enseguida se convirtió en el principal argumento ofensivo del equipo: frecuentemente en el único.

Tras dos años goleando con el león rampante en el pecho pasó lo que tenía que pasar; en Zaragoza estamos acostumbrados a que se vayan los mejores (Lobo Diarte, Barbas, Rubén Sosa, Esnaider, Kily González, Milosevic, ...) y una clausula de rescisión no muy elevada (12 millones de euros), lógica compensación de una ficha más bien mediana, llevo a David Villa a tierras levantinas, donde como era lógico siguió marcando goles y se convirtió en internacional. A los zaragocistas nos dolió que se fuera, pero la elegancia del Guaje, que siempre ha recordado con satisfacción sus años de Zaragoza, y la gratitud por los buenos servicios prestados hacen que sigamos considerándole como algo que también es nuestro, porque hemos sido etapa necesaria para llegar a donde ha llegado.


28 de abril de 2011

Los ojos de la española



Hoy me ha entrado la vena semi-camp/semi-hortera, y he recordado dos imágenes que pululaban en aquella feliz época de los 60, cuando era un niño que pensaba que la vida sólo era de color de rosa. Una es la de los billetes de 100 pesetas, esos papelotes de color más bien marrón que llevaban el busto de Julio Romero de Torres y por detrás la imagen de una mujer de una belleza especial, una cara en la que destacaban unos hermosos ojos que miraban de frente, con una mirada misteriosa, casi hipnotizante.

Y si he recordado a la mujer morena del pintor cordobés, ha sido porque brujuleando por la sección de vídeos de google he encontrado la versión que de "Spanish eyes" hace Engelbert Humperdink, un inglés que se muestra como uno de los ejemplos más claros de lo que es un "crooner". El video nos muestra un Humperdink ya mayor y fondón, con sus imperecederas patillas y llegando a cantar en español cuando se le unen dos esculturales mozas. Se trata de una canción muy propia de la época de los padres de mi generación: castiza, romántica y casi patriótica.

Sirva este post como homenaje a tantas miradas bonitas, a esos amores exclusivamente platónicos que en ocasiones nos alteran la tensión y nos llenan la vida de melancolía, que también es sana.


27 de abril de 2011

La cosa del protocolo



En los actos oficiales siempre hay que tener en cuenta el protocolo; cada institución que se precie suele tener un jefe de protocolo que imagino perderá algún que otro kilo los días en los que hay movida importante. Yo conozco a unos cuantos de éstos y suelen ser gente paciente, segura de sí misma y con tragaderas amplias, esto último porque es la única forma de sobrevivir ante un personal más bien caprichoso, frecuentemente encantado de conocerse y que lleva bastante mal las frustraciones.

En ocasiones se hacen chistes sobre los codazos y empujones que se pueden producir en las presidencias de los actos públicos; puedo asegurar que son situaciones reales, que yo he visto a hombres y mujeres hechos y derechos sudar la gota gorda para tener su sitio en la gloria, a personajes públicos que deberían estar por encima de vanidades no dar su brazo a torcer para estar en primera fila, actos oficiales que se retrasan más de media hora porque dos "próceres" se pelean para presidir el acto, a un mando intermedio quejarse por estar en tercera fila en la Misa patronal, ... ¡Que bien le viene al caso la parábola evangélica del invitado de última hora!.

Muchas veces es un problema de vanidad, los hombres somos así; a mí me viene bien pensar en las situaciones ridículas vividas y en lo efímero del poder y la gloria humana para bajarme de la nube en las ocasiones, que he de confesar las ha habido, en las que me he sentido olvidado o situado por debajo de lo que pensaba me correspondía, y es que si te callas y prescindes de boatos te lo acabas pasando bien y no quedan absurdas heridas interiores, mientras que si le das al "bolo" y al prójimo la lata sobre tus derechos vas por la vida agobiado y acabas avergonzado de tu propia fatuidad.


26 de abril de 2011

Donna, Donna

Hace mucho que comencé a leer a Donna León; empecé con alguna de sus novelas protagonizadas por el Comisario veneciano Guido Brunetti, hasta que decidí empezar por el principio, pues cuando hay un personaje común en liza lo mejor es vivir sus aventuras desde la primera: así ya llevo doce novelas de la autora americana afincada en Italia, ocho de las cuales son las que inician la serie de Brunetti. Si hablamos de personajes detectivescos afincados en Italia puedo asegurar que hay tres sagas principales: la de Salvio Montalbano de Andrea Camilleri, la de Proteo Laurenti que ha creado Veit Heinichen y esta tercera del binomio Leon/Brunetti. Todas tienen su encanto, aunque pienso que es difícil superar la calidad y la genialidad del personaje de Camilleri, para mí Montalbano es el mejor y veo difícil que alguien lo baje del pedestal. Pero esto no puede quitar un ápice a la calidad de Donna León, una autora que ha conseguido mantenerse en lo alto y que cada año va aportando su granito de arena a una carrera que ya es brillante dentro del mundo de la novela policíaca.

El personaje de Leon, Guido Brunetti, pienso que es su gran arma: Brunetti es un inspector especial, un policía distinto; se trata de un personaje con el que te identificas desde el principio, no tiene las debilidades de otros: ni bebe más de la cuenta, ni engaña a su mujer ni acude regularmente al psiquiatra. Brunetti está felizmente casado con Paola y tiene la parejita, Raffi y Chiara. La vida familiar de Brunetti forma parte sustancial de las novelas de Donna Leon, quien da especial brillo al personaje de Paola, hija del Conde Orlando Falier, profesora de la Universidad, donde da clases de literatura inglesa y que supone un contraste notable con su marido, que ejerce una profesión mucho menos "culta" y proviene de una familia humilde, a pesar de lo cual se evidencian en su mujer una ideología claramente más a la izquierda que la de éste. Brunetti y Paola se complementan perfectamente y sus diálogos y conflictos familiares adquieren trascendencia en el argumento de cada novela.

Junto a la familia Brunetti, destacan en las novelas de Donna Leon dos personajes más, el vicequestore Patta, a quien la escritora caricaturiza hasta la crueldad, el jefe inmediato de Brunetti y que se nos muestra como un individuo fatuo, superficial y francamente estúpido y la secretaria de éste, la "signorina Electra", una bellísima y sofisticada mujer, que se suele convertir en una aliada incondicional de Guido Brunetti por su espectacular habilidad en el manejo de la informática. También es personaje habitual el Sargento Vianello, típico policía fiel y abnegado, incondicional absoluto del protagonista.

Donna Leon no suele dejar títere con cabeza; cada novela tiene evidentemente su trama, pero queda claro que para la escritora no tiene tanta importancia la averiguación de la trama y el desenmascaramiento de los responsables, como el análisis social y la crítica. Pienso en este sentido, que de la ácida crítica de Leon no hay institución que se salve: el ejército, la Iglesia, los bancos, los políticos, los yankees, ... todos son alcanzados por la sabia pluma de Donna Leon, que en cada investigación de Brunetti aprovecha para analizar los comportamientos y actitudes que no le gustan.

Ya han salido veintiun libros con Guido Brunetti de protagonista; no cabe duda de que la prolongación de un personaje conlleva riesgos, pues se corre el peligro de cansar a los elctores, de adocenar al personaje o de ser reiterativo, pero también resulta doloroso dejar de acudir a la cita con alguien que, siendo del mundo de la ficción, no deja de ser un amigo. la aventuras de Brunetti se leen muy bien, es el típico libro que viene que ni pintado para un viaje en tren o unos días de descanso en la playa. Dejo una selección de cuatro de las novelas que han pasado por mis manos, las que más me han gustado, dejando clara la subjetividad de este tipo de apreciaciones. También he leído "Muerte en un país extraño", "Muerte y juicio", "Mientras dormían", "Noblega obliga", "El peor remedio", "Amigos en las altas esferas", "Malas artes" y "Justicia uniforme" y puedo dar fe que cuqlquier de ellos se lee estupendamente.

"Muerte en la fenice"
Donna Leon
Seix Barral. Barcelona (2002)-1ª edición 1992-
283 páginas


Resumen:
Durante la representación de La Traviata en el teatro La Fenice aparece muerto, envenenado con cianuro, el renombrado director de orquesta... El comisario Brunetti se asombra ante la cantidad de enemigos que el músico ha dejado en el camino pero...¿ cúantos tenían motivos suficientes para matarle?.










"Vestido para la muerte".
Donna Leon
Seix Barral. Barcelona (2001)-1ª edición 1994-
288 páginas


Resumen:
A punto de huir del calor estival para dirigirse a la montaña,con la familia,Brunetti tiene que investigar el caso del asesinato de un supuesto travesti,que resulta ser el director del Banco de Verona.Un travesti ha sido asesinado y su cuerpo es hallado con el rostro desfigurado. Durante sus pesquisas, el comisario Brunetti se enfrentará a una trama en la que están implicados los niveles más altos del mundo financiero, gubernamental y eclesiástico.








"Acqua alta"
Donna Leon
Seix Barral. Barcelona (2001)-1ª edición 1996-
318 páginas


Resumen:
El comisario Brunetti se enfrenta aquí a una trama mafiosaque extiende sus redes de contrabando al trafico internacional de arte. Brunetti jamás lleva armas y lee a Herodoto y a Shakespeare. El secreto de su éxito policial, según él, no es la inteligencia de los policías, sino la estupidez de los delincuentes.La arqueóloga Brett Lynch sufre una agresión en Venecia. Días después, el director del museo del Palacio Ducal aparece asesinado. Las pesquisas de Brunetti le llevarán a desvelar una red de tráfico internacional de arte.







"Pruebas falsas"
Donna Leon
Seix Barral. Barcelona (2005)-1ª edición 2004-
296 páginas


Resumen:
Esta nueva aventura del comisario Brunetti se inicia con el brutal asesinato de una anciana odiada por sus vecinos. Las sospechas se ciernen sobre su criada rumana, desaparecida la tarde del crimen. Acosada, la joven muere durante la persecución policial, llevando consigo una cantidad considerable de dinero y documentación falsa. Caso cerrado, pero no resuelto... Una vecina de la víctima deja claro que la empleada no pudo cometer el asesinato, pero sólo Brunetti creerá su coartada. Una discusión con Paola acerca de los siete pecados capitales le pondrá sobre la pista de un posible móvil. La burocracia veneciana, los prejuicios hacia los inmigrantes del Este y hacia los homosexuales, o el terror al sida son algunos de los temas que aparecen en "Pruebas falsas" a medida que Brunetti y, cómo no, la eficiente y fiel Elettra, avanzan en la investigación.




25 de abril de 2011

Dos caras amables del Pirineo


Hace años que un buen amigo me persigue para hacer una excursión por los miradores del Valle de Ordesa; tras varios planes fallidos el pasado sábado santo, en compañía del citado, de su mujer y de algunos amigos más pudimos por fin cumplir nuestro deseo y, en la furgoneta que a tal efecto conduce un primo de mi amigo, un profesional auténtico en la función de guía turístico de la zona, recorrimos uno de los parajes más bellos del Pirineo.

El día venía nublado y, a ratos, llovió bastante, pero valió la pena recorrer por la Pista de las Cutas los distintos miradores y ver en vistas formidables lugares como Cotatuero, la Cola de Caballo, el río Arazas, la senda de los cazadores, la faja Pelay, Bujaruelo, ... y, al al mirador más alto, contemplar una visión maravillosa del propio valle, de los de Añisclo y Pineta, la Brecha de Roldán, el refugio de Goriz y, por supuesto, "los tres sorores": los picos míticos del Monte Perdido, Marboré y Añisclo. Por el camino vimos también unos cuantos sarrios y alguna que otra marmota, con lo que la mañana fue completa y el frío y la lluvia sufrida valieron la pena.

El precio que pagué, de esta excursión de andar poco, más bien acomodaticia y muy lejos de lo que tal vez las necesidades de la buena salud exigirían, fue aguantarme los miedos de viajar, por una pista mojada y estrecha, bordeando unos precipicios notables que me hicieron temer en alguna ocasión acabar allí mis días, temor completamente injustificado pero que uno no puede evitar.

El día fue completo, pues terminamos comiendo en el restaurante "Casa Frauca", de Sarvisé, una asignatura que hace años tenía pendiente. No me decepcionó y puedo garantizar a quien tenga la ocasión de acudir pasar por allí comida casera y precio bastante asequible. Por mi plato pasaron unas migas con huevo frito y un excelente lomo de buey, y por los vecinos una ensalada de cogollos con bonito de un aspecto excelente, unas alubias con chorizo que juegan la liga de campeones, un redondo de ternera de nivel A, pollo de corral sin trampa ni cartón y jarretes de cordero que hacían honor a la fama del cordero aragonés. Y, por encima de todo, un ambiente excelente y el recuerdo de unas vistas cercanas a lo que se debe contemplar en el paraíso.


24 de abril de 2011

"Estadio azteca", Andrés Calamaro



Andrés Calamaro es un cantante argentino, algo que para mí al menos ya supone cierta presunción de calidad, de canciones bellas, de folclore que dice algo. Su éxito en España comenzó a principios de los años 90 cuando se juntó con dos componentes del célebre grupo Tequila para formar Los Rodríguez, un conjunto que dio mucha guerra a lo largo de la citada década. Algún día habrá que traer por aquí alguna composición de éstos.

Entre las canciones de Calamaro me gusta muchísimo la de "la flaca", aunque ninguna tanto como "Estadio azteca", un tema que llevaba muchos años circulando por ahí y que incluyó en su disco "El cantante" en el año 2004. Se trata de una canción interpretada con ese sentimiento que solamente son capaces de poner los sudamericanos.

Cuando uno oye cantar a Calamaro esta canción, cuando se lo imagina "prendido a su botella vacía" le vienen a la mente unas cuantas imágenes, todas inspiradas por esa voz de innegable acento argentino, más bien rota y desgarrada, imágenes de excesos de alcohol y tabaco, de ambientes bohemios, de canchas de fútbol en partidos que comienzan siendo importantes y terminan siendo polémicos.




21 de abril de 2011

Tennessee Williams en la pantalla

Tennssee Williams ha sido uno de los mejores dramaturgos estadounidenses de posguerra; la obra teatral de Williams es sencillamente magistral y el escritor nacido en la localidad de Missisipi escribía sus dramas en un estilo que algunos han calificado de "gótico sureño" y las mismas tienen calidad suficiente como para dar por sí solas carta de naturaleza a la consideración de Williams, quien en realidad se llamaba Thomas de nombre, como un escritor universal. No obstante, la fama y el prestigio de Tennessee Williams alcanzó cotas inimaginables gracias a las adaptaciones cinematográfica de sus obras teatrales. El escritor ambientaba habitualmente sus obras en el sur y, como el propio autor relata en sus memorias, hablan de los inadaptados, los marginados, los perdedores, los desamparados, por los cuales muestra todo su interés; la soledad es tema recurrente en la obra de Williams. Nos dice la "wiki" que "sus trabajos se basan en la oposición entre el individuo y la sociedad, recurriendo a personajes casi arquetípicos: la aristócrata en decadencia, la joven débil y víctima del macho dominante, el joven sensible y con aspiraciones artísticas, el hombre emprendedor y agresivo". Recientemente me he enfrentado con tres películas míticas construidas sobre obras magistrales de Tennessee Williams y puedo asegurar que vale la pena dedicarles las dos horas que duran de media.

"Un tranvía llamado deseo" fue llevada al cine por Elia Kazan en 1949; cuenta la historia de Blanche Dubois, una mujer del sur que tras vivir en una posición brillante viene a menos y marcha a vivir con su hermana Stella a Nueva Orleans, ésta vive en una casa miserable de un barrio obrero y está casada con Stanley Kowalski, un trabajador de origen polaco rudo y violento. Al tratarse de un guión procedente del teatro, como ocurre en las demás adaptaciones cinematográficas de Williams, la película se desarrolla casi toda ella en un las dos habitaciones de la casa de los Kowalski, a la vez que destaca por la gran riqueza de los diálogos. Me pareció espectacular cómo Elia Kazan nos muestra el drama personal de Blanche, una mujer anclada en el pasado, con un evidente desequilibrio psíquico, que se niega a admitir su decadencia física y económica en claro contraste con el ambiente mísero y vulgar en el que vive su hermana. La película supuso el debut de un magnífico Marlon Brando que se identifica de manera plena con su personaje hasta cerrar una interpretación épica que le valió la nominación para el Oscar al mejor actor. Sus tres compañeros de reparto sí que obtuvieron la estatuilla: Vivian Leigh con una interpretación próxima a la de Scarlette O'Hara, Kim Hunter, que está magistral como Stella Dubois, el punto de bondad y ternura en ese ambiente sórdido y Karl Malden, plenamente creíble en su papel de torpe pretendiente de Blanche. Se cuenta que la película tuvo enormes problemas con la censura de la época, algo que una vez vista lleva a la sonrisa en la actualidad, aunque se habla de escenas retocadas y una dureza inferior a la de la obra de teatro en que se inspira. El film obtuvo un total de doce nominaciones para el Oscar, obteniendo finalmente cuatro, las citadas y el de la mejor dirección artística para Richard Day y George James Hopkins.

"La gata sobre el tejado de zinc" la dirigió Richard Brooks en 1958; el ambiente aquí es bien distinto del que aparece en el tranvía, aunque también estamos ante un relato ambientado en el sur: aquí toda la película se desarrolla en la lujosa mansión de una acaudalada familia que se enfrenta al drama de la incurable enfermedad del patriarca. La película tiene una pareja estelar indudable, la formada por Elizabeth Taylor y Paul Newman quienes merecieron por este film la nominación al Oscar al mejor actor, estatuilla que acabaron llevándose Susan Hayward -"¡Quiero vivir!"- y David Niven -"Mesas separadas"-; Newman borda el papel de un personaje típico de Tennessee Williams: un hombre con un conflicto personal importante, un trauma que le tiene sometido a la inactividad y la dependencia del alcohol, frente a él la recientemente fallecida Liz Taylor es precisamente "la gata sobre el tejado de zinc caliente", una mujer brava que no se resigna a su posición de mero adorno, a mantener un matrimonio de apariencias y mentiras. Pero junto a ellos brilla Burl Ives, inmenso en el personaje del jefe del clan, un hombre agresivo y dominante que se enfrenta a la realidad de una muerte próxima. Quizá la clave de la película son los diálogos, hay que estar bien atentos para sacarle al film todo el jugo, que es mucho. Destacan los mantenidos por la pareja protagonista, Maggie y Brick, y los que enfrentan a este último con su padre. La película se completa con la mujer del jefe de la familia, encarnada por Judith Anderson, la siniestra Sra. Danvers de "Rebeca" y el matrimonio formado por Gooper y Mae (Jack Carson y Madeleine Sherwood), hermano y cuñada de Brick y que quedan reflejados de maravilla como la típica pareja tan mediocre como ambiciosa.

Fue de nuevo Richard Brooks quien llevó a la pantalla una nueva obra de Williams, "Dulce pájaro de juventud" (1962), una película de la que he oído opiniones bien diferentes y que, tras visionarla, me quedo indudablemente en el bando de los partidarios. La película tiene similitudes con las otras: formato teatral, importancia de los diálogos y personajes con conflictos. El duelo interpretativo vuelve a ser de primera fila: un Paul Newman perfecto en el papel de Chance Wayne, un aspirante a actor fracasado que regresa a su pueblo de origen en busca de su amor de juventud y una Geraldine Page que mereció la candidatura para el Oscar a la mejor actriz encarnando a un diva de Hóllywood en decadencia por los años, las drogas y el vodka. Quien sí se llevó el Oscar esta vez fue Ed Begley, a quien le toca encarnar a Boss Finley, el alcalde y cacique de la localidad, algo en lo que está magistral. También aspiró al Oscar Shirley Knight, que interpreta a la antigua novia de Newman en un papel con muchos menos minutos de cinta. Junto a la riqueza de diálogos y a la caracterización de perdedores propias de Williams, destaca en este film la certera descripción del ambiente podrido y corrupto de la villa donde se desarrolla la trama, todo un análisis demoledor sobre la falsedad y la codicia que rige tantas veces la vida política, también en las pequeñas localidades, de pasó que lanza una crítica ácida y demoledora al puritanismo y la falsa moral de algunos.

"La Rosa tatuada" (1955), de Daniel Mann, "De repente el último verano" (1959), de Joseph L. Mankiewicz, "La primavera romana de la señora Stone" (1961), de José Quintero, "Verano y humo" (1961), de Peter Glenville, "La noche de la iguana" (1964), de John Huston, y "Propiedad condenada" (1966), de Sydney Pollack, "El zoo de cristal" (1987), dirigida por el propio Paul Newman, ... son otros títulos de obras de Tennessee Williams llevadas al cine, quedan en lista de espera para otras ocasiones. Puedo asegurar que si alguien no ha visto las tres comentadas hoy no debería esperar más para hacerlo.


20 de abril de 2011

Muere un histórico del basket

Intuyo que a muchos no les sonará el nombre; y ya no lo digo por cuestiones de edad, pues a quienes habiendo cumplido el medio siglo no siguieron en exceso el baloncesto si les hablamos de jugadores míticos de los años 60 y 70 recordarán posiblemente a Emiliano Fernández, Nino Buscató, los hermanos Margall, los Sagi-vela o los nacionalizados Wayne Brabender y Clifford Luyck. Por el contrario, me temo que pocos recuerden a Alfonso Martínez, un pivot que cuando yo era niño militaba en las filas del Juventud de Badalona y que el pasado domingo fallecía en Barcelona a la edad de 73 años. El gran líder del conjunto badalonés era entonces sin duda el ya citado Nino Buscató, un alero más bien pequeñito que lanzaba desde media distancia como los ángeles. Junto a él recuerdo los nombres de Enrique y Narciso Margall -años después destacaría su hermano José María-, Wifredo Gol, Lluis, Oleart, un jovencísimo Santillana y algunos más. En el banquillo de suplentes solía estar Alfonso Martínez, que ya era veterano -jugó hasta los 39 años- y del que al menos yo tenía la impresión de que cuando salía al campo portaba una indudable  cara de mala leche, algo que  parecen confirmar sus obituarios , pues nos hablan de un jugador durísimo en la lucha bajo canasta y que se partió la cara con el mismísimo Dino Meneghin; a lo que cabe añadir el que Alfonso era de Zaragoza,  y ya decía el llorado Labordeta que eso de la mala uva "es una cosa muy de Aragón".

La historia de Alfonso Martínez en el baloncesto español comenzó mucho antes, pues en los años 1958 y 1959 su nombre ya aparecía entre los mejores de tal deporte en nuestro país, junto a Emiliano, Sevillano, Buscató, Moncho Monsalve, Jordi Bonareu, ... De hecho, y es cosa de la que me he enterado hoy, Alfonso antes de vestir la camiseta rojiverde del Juventud había jugado ya en el Real Madrid y el Barcelona, siendo todavía en la actualidad el único jugador que ha logrado ganar  el título de Liga con tres equipos diferentes. Con la selección disputó 146 partidos, entre ellos los correspondientes a las Olimpiadas de Roma y Tokyo. El jugador aseguraba que si no llegó a los 150 fue por una venganza de Raimundo Saporta, directivo del Real Madrid y "factotum" del basket de la época, por sus rebeldías y su no renovación por el equipo blanco. Y es que quienes le conocieron cuentan que Alfonso Martínez era un bendito con sus amigos fuera de la cancha, pero dentro de ella las gastaba finas y no se dejaba pisar por los directivos de los clubes donde jugaba.

Como queda dicho, Alfonso Martínez, que antes de retirarse jugó también en equipos con la historia de Picadero, Mataró y Breogán, nació en Zaragoza, aunque desde niño vivió en Barcelona. No obstante en Aragón siempre hemos recalcado el origen de los deportistas de aquí que triunfan lejos, posiblemente porque tampoco han sido demasiados. Heraldo de Aragón contaba el lunes que murió sólo y olvidado, afectado de una enfermedad mental que le dejó fuera del mundo los últimos años de su vida. Su nombre no suena como lo hacen los de los antes citados, o de los ases de otras disciplinas como Amancio Amaro, Julio Jiménez, Manolo Santana o Mariano Haro, pero aun quedamos quienes al leer la noticia de su muerte nos hemos acordado de ese jugador que parecía ya algo fondón y que se peleaba con todo hijo de vecino cuando salía a la pista en esos días entre semana en los que la tele nos ponía el partido europeo del Juventud de Badalona. Descanse en paz.


19 de abril de 2011

También en Siria



El mundo árabe anda revolucionado y cada vez son más los países afectados por disturbios y protestas de todo tipo. Hace ya semanas que el conflicto ha llegado Siria, un país que parecía tener un gobierno fuerte y que está estratégicamente situado, con fronteras con Turquía, Líbano, Jordania e Iraq. Desde 1973 rige una Constitución en Siria que define oficialmente al país como un estado socialista secular reconociendo al Islam como religión mayoritaria. Cada siete años se elige a un presidente, que debe ser musulmán; desde 1970 el presidente de Siria ha pertenecido a la Familia Assad, siéndolo en la actualidad el Presidente Bashar al-Assad, hijo de Hafez al-Assad, quien rigió los destinos del país desde 1970 hasta su muerte en el año 2000. Es decir, que por mucho que haya unas elecciones presidenciales, ya se ve que andamos ante una especie de "presidencia hereditaria".

Bashar al-Assad tiene 45 años y cierto aspecto de empleado de banca; pertenece al Partido Árabe Socialista Baaz, único partido político del régimen y no llegó a la presidencia a través de unas elecciones ordinarias, sino por medio de un referéndum. Dicho partido se define como nacionalista árabe, laico y radical socialista, y de todos es conocida la peculiar y estrecha relación que tuvo con la antigua Unión Soviética, a la vista de todo ello, parece que estamos ante un sistema político que poco tiene que ver con el respeto y las libertades. El tal Assad ha llegado al poder por ser hijo de quien es, estar afiliado al partido único y no por sufragio universal; es decir, se le pueden poner los mismos peros que a la monarquía, aunque seguro que no veremos a muchos de los que critican a ésta en la lista de los enemigos de aquél.

Y es lo que me llama la atención, porque cuando se intentó -y consiguió- que Mubarak, un líder más bien amigo de occidente, abandonara el poder en Egipto la opinión pública mundial se mostró mucho más abierta y solidaria con los deseos de buena parte del pueblo egipcio, mientras que ahora no se sabe si porque hay otros puntos de actualidad de mayor interés o más bien porque no existe un trato informativo similar según la naturaleza de cada dictadura.

El pasado sábado vi en el telediario unas espeluznantes imágenes de policías sirios agrediendo con tremendas patadas y pisotones a personas detenidas que se encontraban en el suelo; las escenas eran estremecedoras y, sinceramente, me pregunto si algunos "bardenes" de la vida se manifestarían de alguna manera o se colgarían alguna pegatina llamativa para protestar por tamaña agresión, que ya está bien de manipulaciones.


18 de abril de 2011

El 10º aniversario de aupazaragoza.com



La pasión por el fútbol resulta para muchos -puede que con cierta razón- algo difícil de comprender; aún más llamativa es la pasión por un equipo concreto, un pecado en el que llevo incurriendo desde pequeñito a la vista de mi conocido "forofismo" hacia el Real Zaragoza. Ejercer de zaragocista se hace mucho más difícil cuando uno vive fuera de su tierra; recuerdo que en Tarragona la única forma de estar al día de la actualidad de mi equipo era a través del Heraldo de Aragón y consiguiendo conectar con Radio Zaragoza, algo que no podía hacerse desde cualquier lugar y había que buscar un sitio estratégico de la casa que, poniendo el aparato de radio en determinada postura, permitía escuchar los comentarios del último partido, las incidencias deportivas y sociales del club y, muy especialmente, el mercado veraniego de fichajes.

Por eso, ya en mis últimos años de Tarragona fue como una bendición del cielo la aparición e internet, y en el vorágine de la red la de la web "aupazaragoza.com", un rincón donde podía comentar la actualidad del Real Zaragoza con un montón de personas, desconocidas para mí, que bajo un nick determinado -frecuentemente con toques de genialidad- debatían sobre el acierto en el juego de los futbolistas, el nivel de capacidad del entrenador de turno, la correcta o incorrecta gestión de los directivos, los fichajes que se iban a hacer o las estrellas del equipo que los grandes aspiraban a comprar. Pronto la web, y en especia el foro, se convirtieron en uno de los rincones fijos de mi vida y, en especial antes y después de los partidos y cuando había noticias de calado, mi zaragocismo encontró unos alicientes hasta ese momento insospechados.

En el año 2001 lo que era una iniciativa de cuatro aficionados se convirtió en una web mucho más seria y elaborada y hoy celebramos su décimo aniversario. "Aupazaragoza.com" se convirtió en un instrumento espectacular: además de opinar y compartir vivencias de tu equipo, podías bajarte los goles del último partido, hacer porras, apuntarte a viajes para ver encuentros decisivos y alguna que otra final,leer y enviar artículos, despotricar de unos y de otros -que en Aragón somos muy criticones-, ... y así compartía con personas cuyo aspecto exterior no conocía sobre las dramáticas temporadas del descenso de 2002 y el ascenso con Paco Flores al año siguiente, la gloria de la Copa del 2004 tras el "galacticazo" de Montjuich, la Supercopa de Valencia, los fichajes de Villa, los Milito, Savio, Ewerthon, Aimar, ... la compra del club -¡en mala hora!- por Agapito Iglesias, el regreso de Víctor Fernández, los rumores de fichajes que estaban hechos y al final se frustraban -Coloccini, Piojo López, Negredo, Fernando Cavenaghi, ...-, ... Formabas parte de un mundo especial, con una original complicidad entre gente que no sabías ni si podían ser tus padres o podían ser tus hijos.

En septiembre de 2005 hubo un momento tremendamente duro: el fallecimiento tras una cruel y rápida enfermedad de Juan Carlos Molinero, uno de los grandes líderes de la web que respondía al nick de "Memotiva"; no llegué a conocer a Juan Carlos, pero no he tenido más que oír hablar de él a sus amigos para comprender que como ocurre tantas veces, Dios acaba llamando a los mejores. Y como efecto secundario de esta triste noticia, tuve ocasión de pasar de la ficción a la realidad y conocer en vivo y en directo a quienes hasta entonces eran unos nicks sin cara y ojos. En noviembre del año siguiente fui invitado a asistir a la entrega de los Premios "Memotiva" en un Hotel zaragozano. Era el mes de noviembre y pude comprobar que el zaragocismo también es plural y variopinto: gente de todas las edades, personas que vienen de Barcelona, Irún, Canarias, Madrid, ...

Al final acabé comprometido con la web y formando parte de la administración, aunque con una intervención no excesivamente efectiva a la vista de mis limitaciones técnico.informáticas, pero con la suerte añadida de haber encontrado un grupo de amigos, con los que comparto algo que no deja de ser una pasión, a la que hay que añadir desde hace tres años una dosis notable de sufrimiento y tensión. Los tiempos corren duros para el zaragocismo y siempre es bueno tener un reducto donde sabes que te comprenden, puedes compartir la misma sensación de frustración y al menos te queda el consuelo de la amistad.





17 de abril de 2011

"No puedo evitar pensar en tí", Duncan Dhu



Dentro del especial panorama musical de la España de los años 80 no cabe duda de que Duncan Dhu es uno de los grupos más llamativos; hay quien lo pone en la cúspide de la pirámide de la música pop española más reciente y parece que no le faltan argumentos. Sus componentes, Mikel Erentxun, Diego Vasallo y Juan Ramón Viles Mitxelena montaron el grupo en San Sebastián, y es que el país vasco es cuna de grandes intérpretes, el primero procedía del grupo "Aristógatos" mientras los otros formaban parte de "Los Dalton", todo un nombre significativo para lo que los que están en harina llaman una banda. Siempre me ha llamado la atención el nombre que decidieron poner al grupo, pero he de reconocer que hasta hoy no he descubierto que se debe al personaje de un libro de Robert Louis Stevenson, “Las Aventuras de David Balfour” (1886), al parecer Duncan Dhu era el jefe de un clan escocés.

Como me ha pasado habitualmente con las canciones famosas de estos años, muchos de los éxitos de Duncan Dhu -"Esos ojos negros", "Una calle de París", "Cien gaviotas", "En algún lugar", ...- las escuché un montón de veces antes de cobrar conocimiento de que las cantaba este grupo; yo oía nombres como El último de la Fila, Radio Futura, Gabinete Caligari o el mismo de Duncan Dhu y nunca se me ocurrió interesarme por lo que cantaban, lo que no quería decir que no conociese lo que interpretaban, incluso que hasta lo tarareara. Lo mismo me pasó con la canción que he incluido hoy, "No puedo evitar pensar en tí", un tema que lo escuché por vez primera al oír un disco de los que sacó "La década prodigiosa" que contenía temas que me gustaron y no recordaba haber oído nunca, como es el caso de éste.

No cabe duda que mi ignorancia de las realidades musicales españoles de esos años, debida en partes equiparables a la despreocupación, la dedicación al estudio y mi propia "idiosincrasia" me impidió gozar en su momento de temas bien bonitos, lo que hace que ahora trate, en parte, de recuperar el tiempo perdido.




16 de abril de 2011

¿Nos devuelven a las catacumbas?

Gregorio Peces Barba jugó en su día un papel importante durante esa época tan decisiva de la reciente historia de España como fue la transición; era, junto a Felipe González, Alfonso Guerra, los hermanos Solana, Txiqui Benegas y unos cuantos más, la punta de lanza de un PSOE que creció sin parar hasta alcanzar el poder con una rotundidad nunca vista, formó parte de la ponencia constitucional y alcanzó la condición de Presidente de las Cortes, además de ser un reconocido jurista. Con los años su papel público ha tenido -el tiempo no perdona a nadie- una relevancia menor, incluso debió asumir un papel tan poco lucido y tan frustrante como el de Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, cargo tan rimbombante de nombre como vació de realidad y que dio la impresión de no ser más que un montaje decorativo, casi de camuflaje. Pero el Sr. Peces Barba, que en su época de vida política activa ejercía, si no recuerdo mal, de socialista cristiano, se descolgó el otro día con un artículo en "El País" en el que lanzaba afirmaciones tan llamativas como que a los católicos “cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden” o que aquéllos “sólo entienden del palo…”.

No se hasta donde se le ha calentado la mente al político madrileño, pero lo que dice me suena a recurso autoritario, a sectarismo ideológico del más ruin y a discurso antidemocrático equiparable al que en su día utilizaban aquellos que tenían la sarten por el mango en los años en los que el propio Peces Barba defendía sus ideales en la clandestinidad para reprobar sus posturas y las de sus correligionarios. A lo mejor habría que esperar a que el hombre se explique, o tratar de releer su artículo para darle una interpretación menos indigesta a sus palabras, pero ni parece que haya matizado nada desde que se publicó ni soy capaz de hacer una lectura más benévola de unas frases que destilan, desde mi punto de vista, ligereza y sectarismo por los cuatro costados. Cuando uno habla sobre la marcha, contestando a preguntas u opinando a instancia de terceros siempre corre el peligro de que se le caliente la boca y a todos nos puede pasar que la improvisación, el acaloramiento del momento o la visceralidad nos lleve a realizar afirmaciones excesivas que luego uno puede corregir o matizar, pero un artículo en prensa ha de suponer una previa meditación medianamente seria, que se han medido las palabras. Por eso pienso que el Sr. Peces Barba queda desacreditado con el fondo y la forma, además de poner de manifiesto cierta cobardía, porque dudo que se atreva, por ejemplo, a mantener lo mismo respecto de lo seguidores de Mahoma; vamos, que al ex presidente de las Cortes se le ha visto el plumero.

Son tiempos en los que se ha recrudecido una agresividad hacia la Iglesia católica que no me puedo explicar; la penosa escena protagonizada por unos cuantos estudiantes en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid, la llamada procesión atea organizada en paralelo a las de Jueves Santo en la capital de España, que por mucho que teoricen sus organizadores no es más que una auténtica provocación, el portal de una iglesia quemado en Barcelona, ... no hay razón alguna que pueda justificar hechos que rezuman violencia e intolerancia los veas por donde los veas. Uno se sorprende leyendo argumentos que se caen por su propio peso y que quienes los defienden no admitirían nunca si lo que se viera afectado fueran instituciones de otro tipo o se atacaran valores como la igualdad de la mujer o la no discriminación por la raza, por poner dos ejemplos a voleo. Me temo que se utiliza a nuestro país como banco de pruebas de experimentos que traspasan el laicismo para llegar a lo sencillamente "anti-católico"; parece que no se es capaz de distinguir lo que es un estado aconfesional de un estado laico y se busca arrinconar a quienes profesan una religión milenaria, que se encuentra en las raíces más profundas de los más sólidos valores de una Europa edificada sobre el pensamiento griego, el derecho romano y la religión católica.

A mí me repatean los confesionalismos, se me revuelven las tripas cuando veo que surgen grupos políticos que parecen pretender asumir en exclusiva la representación de los cristianos, recurriendo al calentamiento de las conciencias y reflotando magisterios caducados y costumbres afortunadamente aparcadas, pero es aún mucho más grave fomentar el odio a la religión y coartar la legítima acción de los cristianos, porque entre otras cosas están atentando contra su libertad. Yo al menos no pienso consentir que me encierren en un agujero.


15 de abril de 2011

Repetición de un gol tras 45 años



Todos estamos orgullosos de la Copa del Mundo que ganó la selección española en Sudáfrica; tras hacer el "doblete" Mundial-Eurocopa los más jóvenes pueden llegar a pensar que nuestra escuadra nacional ha estado siempre en la cresta de la ola, pero no hay más que echar la vista atrás para comprobar que los campeonatos oficiales no han sido precisamente un camino de rosas para España. En concreto, los Mundiales que yo recuerdo siempre acabaron en decepción, incluso en algunos, como los de México-1970 y Alemania-1974 ni siquiera pasamos el corte previo. Muchos recordamos la decepcionante derrota en el primer partido frente a la desconocida Austria de Krankl y el clamoroso fallo de Julio Cardeñosa frente a Brasil en Argentina-78, el fiasco enorme de la selección de José Emilio Santamaría en el Mundial que organizamos en 1982, el penalty que le paró Jean Marie Pfaff al asturiano Eloy Olalla y que nos cerró el pase a semifinales en México-86, los dos golazos de falta del entonces yugoslavo Stojkovic que nos echaron de Italia-90, el de Roberto Baggio que, unido al clamorosamente fallado instantes antes por Julio Salinas, nos vetó las semifinales de USA-94, la cantada de Zubizarreta frente a Nigeria que acabo costándonos la eliminación a las primeras de cambio en Francia-98, la faena del árbitro egipcio Al-Ghandour en el partido frente a Corea del Mundial de Corea-Japón de 2002 y la clara derrota ante Francia en el de Alemania-2006.

El primer campeonato mundial que viví más o menos de cerca fue el que organizó Inglaterra en 1966; la selección española, entrenada por Pepe Vilallonga, con quien había ganado la Copa de Europa dos años antes gracias al célebre gol de Marcelino Martínez Cao, quedó incardinada en un grupo nada fácil junto a Alemania, Suiza y Argentina. Vilallonga se llevó a tierras británicas a las figuras de la época: los madridistas Sanchís, Pirri, Zoco, Gento y Amancio, que habían ganado ese año con su equipo la Copa de Europa, los barcelonistas Gallego, Eladio y Fusté, el "Chopo" Iribar, los atléticos Ufarte, Glaría y Adelardo y una representación más amplia que nunca del Zaragoza: Reija, Marcelino y Carlos Lapetra, a los que se unieron tres españoles que triunfaban en Italia: Luis Suárez, Joaquín Peiró y Luis del Sol, los dos primeros en el Inter de Milan y el sevillano en la Juventus.

Los dos primeros partidos España no estuvo a la altura, perdiendo 2-1 frente a Argentina y venciendo por el mismo resultado a la modesta suiza en un encuentro que se ganó a última hora gracias al empuje del lateral Sanchís, que marcó un gol y le dio el segundo en bandeja a Amancio. Vilallonga decidió jugarse el todo por el todo frente a la difícil Alemania, quitando de un plumazo a los tres "italianos" y al veterano Paco Gento para dar entrada a gente más joven y entusiasta como Marcelino, Fusté, Adelardo, Glaría y Lapetra. Los germanos tenían un equipo potentísimo -acabarían perdiendo la final con los anfitriones en la prórroga- con jugadores de la talla del lateral Schnellinger, los entonces jóvenes y prometedores Beckenbauer y Overath y su indiscutible figura de entonces, el ariete del Hamburgo Uwe Seeler.

España comenzó el partido con el empuje propio de quien juega a la desesperada y de los equipos que se enfrentan a otro de superior potencial; así a los pocos minutos el barcelonista Fusté, un interior de buen toque, que había sido titular en la Final de la Eurocopa y era una de las figuras del Barça de entonces adelantó a los españoles y muchos -en especial los que como niños que éramos pecábamos de ingenuos- pensamos que el milagro era posible. Efectivamente, la selección española estaba jugando bien, jugadores como el propio Fusté y Carlos Lapetra aportaban dominio de balón y control en el centro del campo y los alemanes no eran capaces de jugar con su eficacia habitual Pero España no pudo aguantar el 1-0 hasta el descanso, pues en el minuto 39 se marcó uno de los goles más bellos que recuerdo; su autor fue el extremo zurdo teutón Lothar Emmerich, quien recogió un balón suelto en el lateral del área española, muy cerca de la línea de fondo y, sin pensárselo dos veces, largó un disparo por alto con su pierna izquierda que cruzó la portería que defendía José Ángel Iribar y se coló junto a la escuadra contraria del meta vasco que aún se debe de estar preguntando qué efecto le dio Emmerich para conseguir que la pelota entrara de esa manera. Tengo perfectamente grabados en mi memoria tanto los comentarios desolados y admirados a la vez del comentarista que retransmitía el partido para TVE -debería ser Matías Prats padre o Miguel Ors- como la cara de alegría del jugador alemán, felicitado por sus compañeros a la altura de la zona izquierda del ataque de su equipo.

Emmerich no es un nombre mítico en la historia del fútbol alemán; en los datos que aparecen en internet solamente constan cinco actuaciones suyas con la selección alemana, aunque también queda reflejado que en la temporada 1966-67 fue el máximo goleador de la Bundesliga con 28 goles y que tuvo una participación muy importante en la Recopa que su equipo de siempre, el Borussia Dortmund, consiguió el mismo año 1966 tras vencer en la Final al Liverpool por 2-1. Los de Dortmund tenían arriba un tridente de granj nivel con Reinhard Libuda, de quien hablé hace bien poco, el ariete internacional Siegfried Held y el propio Emmerich. Emmerich y Libuda daban continuas lecciones de ese estilo tan bonito que es el de jugar con extremos natos.

A partir de entonces el gol de Emmerich quedo grabado en mi memoria, posiblemente fue la primera decepción que sufrí como seguidor de la selección nacional -el partido lo acabó ganando Alemania por 2-1 merced a un gol marcado por el legendario Uwe Seeler en el minuto 84-, aunque el apellido del jugador se borró de mi mente y nunca más volví a ver ese tanto. Hace pocos años, la magia de internet me permitió recuperar el dato del autor, a la vez que me enteraba de que Lothar Emmerich había muerto de cáncer en 2003 a la edad de 61 años. Hace unas semanas descubrí en "youtube" un vídeo que al cabo de casi medio siglo me hizo revivir ese gol que supuso la desgracia de la selección de España, pero que no por ello dejó de ser de una belleza espectacular.




14 de abril de 2011

Las historias de Proteo Laurenti

Una de las gracias que tiene la afición a la novela policiaca es la de poder viajar por el mundo siguiendo las intrigas de distintos personajes; así puedes disfrutar con yankees como el Harry Bosch de Cónelly, suecos como Kurt Wallander, el auténtico cheque al portador que se sacó de la manga Mankell, griegos tan simpáticos como Petrus Márkaris o británicos de la flema y seriedad del Lord Peter Winmsey de Sayers. En Italia también tienen sus héroes de ficción en el ámbito policíaco: hace un tiempo hable de la magnífica serie de Andrea Camilleri protagonizada por el comisario Montalbano y cualquier día tendré que hacerlo sobre Guido Brunetti, el Inspector con el que que Donna León elabora cada año una apasionante intriga en Venecia. Hace unos días terminé el tercer libro de la saga protagonizada por Proteo Laurenti, un peculiar inspector de policía que ideó el escritor alemán y que desarrolla su trabajo policial en la fronteriza localidad de Trieste.

Proteo Laurenti es un policía peculiar; trabajador, intuitivo y vocacional, es también muy humano, y así Heinichen, a la vez que nos relata el caso de turno, nos acerca a los problemas ordinarios de Laurenti: las relaciones con su mujer, sus escarceos amorosos con una fiscal croata, los conflictos con sus hijos, como el caso de "Cada uno su propia muerte" en el que no acaba de aceptar que su hija se presente al certamen de Miss Trieste o sus cuitas profesionales y sus relaciones con los demás miembros de la "Questura" y, sobre todo, con sus rivales de los "Carabinieri".

Heinichen nos muestra en sus novelas, además, una formidable disección de una ciudad tan especial como Trieste, situada a orillas del mar Adriático y fronteriza con Eslovenia; todos los problemas relacionados con el delito de una ciudad costera y fronteriza se reflejan en las novelas que protagoniza Proteo Laurenti, asi como las peculiariedades propias de Trieste y de sus habitantes.

Los temas que trata Heinichen son interesantes y van mucho más allá de las intrigas concretas que describe cada libro; así en estas tres novelas que he leído nos habla de cuestiones tan variadas e interesantes como el tráfico de miembros humanos -"Muerte en sala de espera", la trata de blancas y la inmigración ilegal -"A cada uno su propia muerte" y el contrabando ."Los muertos del Carso".

Los libros están bien escritos, la atención no se pierde, el autor los dota de un toque de fina ironía, de sentido del humor y la ambientación es francamente buena. Creo que para una literatura como la policíaca poco más se puede pedir.

"Muerte en lista de espera"
Veit Heinichen
Siruela. Madrid (2008)
350 páginas


La ciudad de Trieste ha enloquecido desde que, en la cumbre del canciller alemán con Silvio Berlusconi, la limusina del huésped oficial atropella a un hombre desnudo. Poco después, aparece mutilado el cadáver del médico de una clínica de belleza en la que no sólo se realizan correcciones externas. El comisario Proteo Laurenti se verá obligado a investigar en un verdadero lodazal de crimen, denuncias, amiguismo y corrupción los hilos de esta enredada madeja cuyo origen se halla disperso por toda Europa, aunque todos ellos acaban confluyendo en la famosa clínica.

"A cada uno su propia muerte"
Veit Heinichen
Siruela. Madrid (2006)
303 páginas


Es verano en Trieste y el comisario Proteo Laurenti esperaba disfrutar de una temporada tranquila. Pero tras el extraño accidente de un yate de lujo, el comisario tendrá que vérselas de nuevo en la investigación con un antiguo contrincante: el mismo Bruno de Kopfersberg, sospechoso de haber asesinado a su mujer Elisa tiempo atrás, algo que sin embargo nunca pudo probarse. Bajo un calor asfixiante, Laurenti deberá enfrentarse al crimen organizado, al tráfico ilegal de personas, al blanqueo de dinero y al asesinato. Pero también en su propia vida le asaltan los desafíos: su mujer insiste en cambiarse de casa, su suegra cumple 80 años y su hija se presenta a la elección de Miss Trieste... Una perfecta novela policiaca sobre esta ciudad, antiguo puerto de la monarquía austro-húngara en el Adriático.

"Los muertos del Carso"
Veit Heinichen
Siruela. Madrid (2008)
350 páginas

" Trieste sufre al azote de la 'bora nera', un gélido viento del noroeste que sepulta la ciudad bajo un grueso manto de nieve. El clima es perfectamente acorde con el estado de ánimo del comisario Laurenti, a quien su mujer acaba de abandonar afirmando que necesita tiempo y tranquilidad para reflexionar sobre sí misma. Para distraerse , Laurenti se vuelca en el trabajo...Una casa vuela por los aires y la policia recibe el aviso de un cruento asesinato en el Carso que, probablemente guarde relación con una banda de contrabandistas que adquiere su mercancía en alta mar, en plena noche. Un caso espinoso para el comisario Laurenti, italiano del sur a quien resulta difícil comprender lo que encierra este avispero de eslovenos, croatas e italianos, de fervientes nacionalistas y viejos comunistas...


13 de abril de 2011

¿Pedantería o coñazo?



Hace un par de años, más o menos, me apunté a eso del "Facebook"; uno es así de "chusmeta" y acabé cayendo en la tentación de las redes sociales. Suelo entrar una vez al día y me ha venido bien para reeconcotrarme con viejos amigos, algunos después de una auténtica pila de años, pero hace tiempo -casi al principio de mi navegación por el tema- que decidí no escribir apenas ni entrar a esos juegos y divertimentos que se suelen practicar por ahí. Vivir intensamente el "facebook" suponía dedicar un tiempo excesivo y ya tengo el blog para ocupar los ratos internaúticos.

Se podría hablar largo y tendido sobre las ventajas y desventajas de estas redes sociales, matizar detalles y contrastar opiniones y seguro que saldría un debate bien jugoso, pero me voy a limitar a comentar algo que me ha llamado poderosamente la atención: la afición de algunos a reproducir en el panel del chisme lo que va haciendo durante el día. Son especialmente aficionados a ello quienes se dedican a la política, y así te encuentras al alcalde de Villajoyosa de la Feria relatándote inauguraciones, nuevas calles y monumentos y demás actos de su ramo, mientras la concejala de capital de provincia costera te pone al día de los plenos del ayuntamiento, convenciones municipales y reuniones del partido, siempre en uno y otro caso en pose de autobombo y contemplación, porque están, al parecer, encantados de conocerse. También he visto a decanos de colegios profesionales explicarte día sí, día también sus múltiples ocupaciones, la entrega y abnegación con que sirven a la profesión entre conferencias, firmas de protocolos y actos con croquetas. Posiblemente lo hagan en muchas ocasiones con la mejor voluntad de hacernos partícipes de su esfuerzo y dedicación, aunque al final suelen acabar siendo un auténtico coñazo.

Claro que también es posible que estemos ante una simple manifestación de la vanidad humana, y las medallas que antes la gente se ponía con el cuñado, el amigo o el vecino se los coloca ahora, vía internet, con buena parte del mundo mundial. Porque, sintiéndolo mucho y con el cariño y el respeto que les tengo a unos cuantos de ellos, a mí me parece que lo que terminan haciendo es un alarde de pedantería e incluso algo de ridículo.


12 de abril de 2011

La revolución Fosbury



El deporte del atletismo, auténtico rey de los Juegos Olímpicos, tuvo diversos momentos especiales en los celebrados en México en 1968; posiblemente el más llamativo fue el record mundial establecido por el saltador de longitud neoyorquino Bob Beamon, quien saltó 8,90 cuando el record estaba en 55 cm menos, aunque también fueron momentos álgidos la final de 100 metros lisos, corrida por vez primera en la historia por ocho atletas de color y el escándalo del black-power protagonizado por Tommie Smith y John Carlos, medallas de oro y bronce en los 200 metros lisos, quienes subieron al podio provistos de guantes negros, que levantaron puño en alto al sonar el himno americano. Pero no fue menos importante la actuación de Dick Fosbury, un atleta nacido en Portland que dio un giro radical al salto de altura, una prueba que fue completamente distinta a partir de entonces.

Hasta ese momento, todos los atletas saltaban con la técnica del rodillo ventral, se dirigían hacia el lugar donde estaba el listón y trataban de superar éste con un giro hacia adentro, pasando la pàrte delantera de su cuerpo por encima de dicho listón. Daba la impresión de que esta forma de saltar no ofrecía discusión y que cualquier otro planteamiento era una aventura de iluminados condenada al fracaso.

Pero Fosbury fue contra corriente, y se preparó durante seis años para llegar a la capital azteca con ese estilo nuevo que hizo historia; la mayoría que sabía de las intenciones de Fosbury de emplear su sistema innovador en el torneo de altura pensaba que no llegaría muy lejos, incluso para muchos fue una auténtica sorpresa verle saltar de espaldas. Pero Richard Fosbury no solamente ganó la medalla de oro, sino que igualó el record olímpico de 2,24 metros. No obstante, su logro más importante no fue el metal precioso, sino que a partir de entonces el llamado estilo "Flop" se fue convirtiendo en el más usado por los atletas de la especialidad, hasta llegar a ser el único, de manera que hoy en día nos reiríamos si viéramos a alguien saltando con el rodillo. Incluso tal estilo acabó tomando el nombre de su creador.

De la historia de Dick Fosbury podemos obtener, además, sanas conclusiones, pues muchas veces nos da miedo tirar por la calle de en medio, ser creativos, tomar decisiones valientes, si Richard Fosbury hubiera sido timorato seguro que los atletas de salto de altura no hubieran llegado, paradójicamente, tan alto.


11 de abril de 2011

Muere otro viejo cineasta

Me he enterado esta mañana leyendo "El Mundo" y he agradecido que fuera domingo, pues estos post dan trabajo y dudo que pudiera ponerme a hacer uno entre semana; el director de cine Sidney Lumet fallecía ayer en Nueva York a la edad de 86 años, había nacido en Filadelfia y todos coinciden en asegurar que fue un director de primera fila, en concreto Miguel Angel Huerta en "El Mundo" asegura que destacaba por su pasión por el trabajo bien hecho, lo que es una auténtica alabanza. Lumet pertenecía a la llamada "Generación del Compromiso", aquella que hurgó en la herida de una sociedad abrasada por el racismo y la corrupción, la de directores como Robert Mulligan, Alan J. Pakula, Sydney Pollack o John Frankenheimer. Javier Ocaña en "El País" resalta que la gran temática de Lumet fue la corrupción, ya fuera en su vertiente judicial, política, empresarial, policial, religiosa o militar, lo que convierte su filmografía en un documento interesantísimo para entender una época y un país. Pero Lumet tenía la virtud de buscar, junto al mensaje y el contenido de sus films, el entretenimiento del espectador; el que sus películas tuvieran ese tono crítico e intelectual no impedía ofrecer unos resultados que además de hacer pensar divirtieran a la gente.

Me he puesto a repasar la lista de películas dirigidas por Sidney Lumet y me he dado cuenta que solamente he visto cinco, cuatro de las cuales tienen que ver con juicios y abogados, lo que no deja de ser curioso. "Doce hombres sin piedad" (1957) es su primera película y una de sus obras maestras. Intuyo que a muchos les habrá pasado como a mí y su primer contacto con la obra de Reginald Rose habrá sido la versión que en TVE hizo en su día Gustavo Pérez Puig con un reparto de lujo -José María Rodero, José Bódalo, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Jesús Puente, ...- aunque el film de Lumet es de 15 años atrás. Henry Fonda, Lee J. Cobb, Martin Balsam y Jack Warden -3 Oscar y siete nominaciones entre los cuatro- son algunos de los protagonistas de esta gran película que nos cuenta la conocida historia del jurado nº 8 que se enfrenta al resto de los miembros para salvar la vida de quien considera inocente. Se trata, sin ninguna duda, de una película que no se puede dejar de ver.

"Veredicto final" (1982) es una de las películas que más me han gustado entre las que tratan el tema judicial; tal vez ayude a eso el que la vi una semana después de aprobar mis oposiciones, lo que suma sin ninguna duda cierta pasión. Creo que también contribuye a ello el formidable papel de Paul Newman como abogado alcohólico en decadencia que se enfrenta al caso de un error médico en un Hospital dirigido por el obispado teniendo que trabajar contra todo tipo de presiones y ofertas inmorales; James Mason y Charlotte Rampling completan la cabecera de cartel. "La noche cae sobre Manhattan" (1996)la ví tras ser recomendada en un curso profesional; me parece inferior a la anterior, pero cumple lo dicho sobre Lumet respecto al tema de la corrupción y a la capacidad de entretener. Andy García destaca en su papel de fiscal novato, acompañado de Richard Dreyfuss y Lena Olin en un film donde se pone sobre el tapete el problema de la corrupción policial.

También vi en su día "El abogado del diablo" (1993, un film donde aparecen dos actores tan "especiales" como Don Johnson y Rebecca de Mornay, de una calidad sensiblemente inferior a las anteriores y que se considera uno de los intentos fallidos del director desaparecido. Se trata de un thriller judicial con la Sra, de Mornay en plan dama misteriosa y Mr Johnson luciendo moreno de playa. No confundir ni con la excelente novela de Morris West ni con la película que años más tarde dirigiera Taylor Hackford y que unió en el mismo cartel a Al Pacino, Charlize Teron y Keanu Reeves, toda una mezcla. En esta película Lumet volvió a contar con Jack Warden, y dicho queda que es absolutamente prescindible.

"Asesinato en el Orient Express" (1974) es la quinta película que he visto de Lumet; entiendo que se trata de un film completamente distinto de los anteriores, pues aquí no cabe hablar de corrupción, sino que lo que hace el director es adaptar una de las más geniales novelas de Agatha Christie y coordinar un reparto de auténtico privilegio, pues pocas veces se habrá podido reunir en una misma película nombres como Ingrid bergman, Lauren Bacall, Albert Finney, Richard Widmark, Martin Balsam, Jacqueline Bisset, Jean Pierre Cassel, Michael York, Anthony Perkins, Vanessa Redgrave y Sean Connery; me parece que debe de tener mérito salir con vida tras coordinar a tanta estrella. "Asesinato en el Orient Express" es una película donde uno se puede recrear con la ambientación, los personajes, el vestuario y, por supuesto, la intriga.

A partir de aquí mi conocimiento de la obra de Sidney Lumet no lo es en vivo y en directo; no cabe duda que hay películas míticas como "Network, un mundo implacable" (1976), que entre otras cosas le valió el Oscar a Peter Finch, Fane Dunaway y al guionista Paddy Chayefski y que habla sobre la capacidad manipuladora de la televisión; También destacan adaptaciones de autores como Joe Akins -"Sed de triunfo" (1958), otra vez con Henry Fonda-, Tennessee Williams -"Piel de serpiente" (1960), con tres lujazos: Marlon Brando, Joanne Woodward y Ana Magnani"-, Arthur Miller -"Panorama desde el puente" (1962), Eugene O'Neill -"Larga jornada hacia la noche" (1962), nada menos que con Katherine Hepburn- e incluso Anton Chejov -"La gaviota" (1968). De los años 60 se destaca también "El prestamista" (1964), donde aparece uno de los primeros desnudos frontales de mujer y "La colina" (1965), un film que algunos califican de asfixiante y que protagoniza Sean Cónnery. En la década de los 70 destacan dos películas policíacas desarrolladas en Nueva York: "Serpico" (1973), protagonizada por Al Pacino y que todos coinciden en señalar como una de sus obras maestras y "Tarde de perros" (1975), otro film policiaco, con el mismo actor a la cabeza del reparto. En 2007 dirigió su última película, "Antes que el diablo sepa que has muerto", el mejor broche imaginable para un director de un calibre superior.

Lumet, que fue no minado al Oscar por "Doce hombres sin piedad", "Tarde de perros, "Network, un mundo implacable", "Príncipe de la ciudad" y "veredicto Fibnal", tan sólo pudo alcanzar un Oscar honorífico en 204, sin duda completamente merecido. Añado el enlace de la noticia de "El País", pues lleva una lista de películas comentadas que me parece interesante.