"La salvación de nuestro mundo se encuentra en el corazón de las personas, en su humildad, responsabilidad y capacidad de reflexión". Vaclav Havel
29 de abril de 2012
Luto en el viejo "Un, dos, tres"
28 de abril de 2012
Una "tasca" en Madrid
Estuve lunes y martes en Madrid y tuve la ocasión de quedar con un amigo para comer; es hombre de buen gusto culinario y domina la perfección esos lugares tan especiales que es preciso conocer para que no caer en establecimientos que no te ofrecen unos platos en proporción a la nota que te clavan al finalizar la comida. Así, el lunes me llevó a comer a la "Tasca Suprema", un establecimiento castizo y tradicional donde los halla que se encuentra en la Calle Argensola, una vía perpendicular a la calle Génova. El lugar es sencillo y típico, con una barra decorada con azulejos y un comedo tremendamente acogedor, por mucho que no se exhibe lujo ni exceso alguno. Desde nuestra llegada me di cuenta que la elección había sido adecuada y que quien me invitaba sabía perfectamente lo que hacía.
Nos atendió de entrada el propietario del establecimiento, un hombre que rondaría los 60 años, más bien grueso -¡qué mejor carta de presentación para un restaurante que encontrarte un dueño con buen aspecto- y con esa simpatía castiza tan propia de los madrileños. Sin ninguna duda, un auténtico profesional que sabe venderte bien el producto, entre otras cosas porque tiene un excelente producto que exhibir. La carta era cantada, algo que ya se sabe que tiene el peligro de que todo concluya con sorpresa económica final, pero la ventaja de que cada plato venía acompañado de su correspondiente explicación, lo que viene muy bien a la hora de tomar una decisión al respecto. Desde el primer momento quedó claro que estábamos ante la gastronomía tradicional, ante comida sólida y de siempre: nada de diseños, experimentos ni mezclas raras, sino platos de una pieza: almejas con salsa, fabada asturiana, ensalada de pimientos y patatas, callos a la madrileña, entrecot, merluza, bacalao, atún, ... Eso sí, el hombre nos dejó claro que no nos íbamos a equivocar si optábamos por la gallina en pepitoria, un plato que al parecer casi nadie hace en Madrid y que había sido incluido en la carta a petición de los clientes. Todas las explicaciones iban acompañadas de un estilo "madrileño" inconfundible, pero exhibido de modo amable, natural, sin forzar nada ni hacerse el gracioso: toda una lección de saber estar.
Elegimos un primer plato a compartir a base de almejas y cogollos con pimientos y ventresca de bonito, no teniendo ninguna duda a la hora de optar por la gallina en pepitoria, que efectivamente estaba de sobresaliente. Como en opinión de mi amigo allí se servían los mejores callos de Madrid, pedimos para complementar el segundo una cazuelita, y puedo asegurar que aunque no soy especialmente amigo de este tipo de viandas, los callos estaban buenísimos. Regamos la comida con un Ribera de Duero de cuyo nombre no me acuerdo, pues no soy para nada experto en el tema y a la hora del postre, aunque lo conveniente a unos cincuentones con un par de "stens" instalados hubiera sido la fruta del tiempo, consideramos que estando en Madrid lo procedente era tomarse una torrija, elección que no se como sentó al organismo, pero que si nos limitamos a hablar del sabor, constituyó un acierto total; el café y el Pacharán cerraron la sesión y cada cual se fue a su trabajo: mi generoso amigo a su despacho y yo a una sesión que comenzaba a las 15.30, acabó empezando a las 16.20 e intenté sobrellevarla como pude con tanta pitanza entre pecho y espalda.
La comida fue excelente, pero a lo dicho tengo que añadir el ambiente popular y grato que me encontré; hacía tiempo que no hablaba de gastronomía en el blog, en parte porque estamos en tiempos de crisis y he reducido notablemente mis visitas a establecimientos de cierto relieve, también porque uno ha notado cierto incremento del pudor de hablar de estas cosas y también porque conforme cumples años tratas de poner freno a los abusos. Eso sí, tengo el propósito de que mi visita a la "Tasca Suprema" tenga, cuando menos, su segunda parte.
27 de abril de 2012
La Final la verán por la tele
Este año el programa de la Final de la Liga de Campeones va a tener sus ventajas; en primer lugar porque vamos a presenciar un enfrentamiento inédito: por un lado los alemanes del Bayern, que, desde mi punto de vista, se impusieron con todo merecimiento al Real Madrid de Mourinho, un Bayern que reinó en Europa hace casi 30 años con los títulos conseguidos, no sin enormes apuros, frente al Atlético de Madrid (1974), Leeds United (1975) y St. Etienne (1976) y donde brillaban con luz propia nombres como Sepp Maier, Franz Beckenbauer, Paul Breitner, Gerd Muller, Karl Heinz Rumenigge, y que en 2001, a las órdenes de Hitfield, destrozó el sueño del Valencia venciendo a los penaltis en la Final con jugadores como Effenberg, Kahn, Scholl, Hergreaves, Lizarazu, ...; enfrente estará un Chelsea que dejó en la cuneta al Barça en una semifinal increíble, un equipo que ha invertido en la última década muchos millones para intentar conseguir un título que hasta ahora siempre se le ha resistido. Pero además, tampoco es desdeñable saber que gane quien gane esa noche podremos dormir tranquilos y no sonarán desaforadamente ni bocinas ni instrumento alguno, ni siquiera esos gritos proferidos bajo los incontrolables impulsos del alcohol, de la misma manera que no habremos de soportar lágrimas de cocodrilo de los Mourinhos o Guardiolas de turno. La rivalidad entre merengues y culés y todo el coro de periodistas, forofos y paniaguados que les acompañan deberá esperar ya a la próxima temporada.
Muchos de los aficionados al fútbol ajenos a la pasión blanca o blaugrana no han ocultado cierta satisfacción por el hecho de que ninguno de los grandes de aquí disputen la Final de Múnich; hace tiempo que cunde la idea de que nuestra Liga se ha polarizado, hay dos equipos que se encuentran muy por encima de los demás y eso ha llevado a la pérdida de interés y la aparición de enormes diferencias. Quedan ya muy lejos los tiempos en los que equipos como la Real, el Athletic, el Atlético de Madrid, el Depor o el Valencia también aspiraban a la Liga, cuando Racing, Sporting, Osasuna o Valladolid podían soñar con dar la sorpresa frente a los más grandes. No se puede discutir el buen fútbol que surge de la enorme calidad de Messi, Ronaldo, Iniesta, Xavi, Benzemá u Ozil, pero muchos piensan, y no creo que anden ayunos de razón, que a esta situación se ha llegado en buena parte por un excesivo trato de favor, deportivo y económico, a ambas escuadras.
Creo que la dura eliminación del torneo de clubes más importante de Europa -en definitiva, del mundo- de F.C. Barcelona y Real Madrid tiene diversas lecturas. En cuanto a los blaugrana, porque una temporada en la que, en el mejor de los casos, se van a quedar sin los dos títulos más importantes, les deja en la encrucijada. Nadie discute que en los 180 minutos que disputó frente al Chelsea el equipo de Pep Guardiola tuvo una mala suerte increíble, pero creo que sería un error negar que este año no se ha funcionado tan bien como en los anteriores; se ha notado mucho que Piqué no está centrado, mientras que a Pujol, un hombre de un compromiso, una fortaleza y una profesionalidad espectaculares, habrá que ir empezando a buscarle una alternativa de peso, sin olvidar que Mascherano es mejor volante que central, mientras Cesc no ha rendido como se esperaba -algo que no tiene porque repetirse en sucesivas temporadas- y se ha echado de menos -muchísimo desde mi punto de vista- un ariete con presencia física y olfato goleador: el día que falla Messi -afortunadamente para ellos esto no sucede casi nunca- al Barça le cuesta mucho establecer distancias en el marcador. Creo que las cabezas pensantes del Camp Nou no pueden confiarse y pensar que esto ha sido un accidente y se va a regresar a los éxitos sin tomar decisiones, sino que han de ponerse manos a la obra para tapar los agujeros que hay: el mejor Barça de la historia, si no se reacciona, puede acabar teniendo una vida más corta de lo esperado. Está pendiente además la cuestión del "mister"; al parecer Guardiola deshoja la margarita, y no tengo claro si le conviene renovar o le interesa más dejar el barco en la cima, cuando aún no está desgastado. De cualquier manera, si Guardiola falla, será todo un reto encontrar quien ocupe su lugar. Sin Guardiola no hubiera habido tantos títulos y, lo que en mi opinión es más importante, sin Guardiola no tengo nada claro que hubieran cuajado hombres como Busquets, Thiago o Pedro, porque a Messi o Iniesta los descubre cualquiera, pero tiene muchísimo mérito lo que ha hecho el de Sampedor: tener paciencia con jugadores que no tenían, en principio, "carita de triunfadores"; este año ha estado teniendo la misma audacia con Cuenca, Tello, Fontás, Montoya, ... si se va Pep, habrá que buscar un entrenador que también sea capaz de sacar petróleo de la cantera, una de las razones que han marcado la diferencia a favor del Barça en el último quinquenio con relación al "Floren-team".
En Madrid estaban que se salían: vencer en el Camp Nou no había supuesto tan sólo sentenciar prácticamente la Liga, sino quitarse de encima una especie de maldición que duraba unos cuantos años; pero la durísima eliminación del miércoles me temo que ha dejado la euforia en agua de borrajas y que el título tendrá sabor agridulce. En mi opinión, admitiendo que el primer tiempo lo escuché por la radio y solamente vi íntegra la prórroga, el Madrid no estuvo a la altura; fue incapaz de mantener una ventaja temprana, se dejó comer terreno por los bávaros y en la prórroga no supo crear una sóla ocasión cierta de peligro. Los de Mourinho tienen un potencial ofensivo espectacular, reunir a Cristiano Ronaldo, Karim Benzemá y Gonzalo Higuaín asegura cifras goleadoras de ciencia ficción, máxime si tienes el auxilio de un enlace del nivel de Ozil, pero yo veo zonas oscuras en el equipo: Xavi Alonso es el único centrocampista de calidad suprema, Di María es tan bueno como individualista, Mourinho creo que ha acabado por marear a Marcelo, mientras Pepe y Sergio Ramos son excelentes centrales, pero con una afición recalcitrante a "montarla", por otra parte, los canteranos merengues -Arbeloa, Granero, Callejón- están lejos del nivel de los del Barça y nombres llamativos como Kaká y Carvalho parecen ultimamente más bien ex-futbolistas. El Madrid necesita fichar con algo de cabeza -sobran figurones caros y experimentos sorprendentes tipo Altinthop- y decidir si le interesa mantener en el banquillo a un hombre cuya calidad como entrenador nadie discute, pero que es siempre polémico y propone un fútbol conservador que nunca ha casado con el estilo del club de Concha Espina.
Me temo que bastantes vendimos la piel del oso antes de cazarlo y a la hora de la verdad nos hemos encontrado con una Final inédita e inesperada; pero seguro que si la vemos nos acabará resultando interesante.
26 de abril de 2012
Raúl se va de Europa
25 de abril de 2012
Buen rollete en el bus
24 de abril de 2012
¿Es justo?
23 de abril de 2012
Mi particular Día del Libro
21 de abril de 2012
Un locutor que rejuveneció el panorama de los telediarios
20 de abril de 2012
A mí me satisfacen las disculpas
No cabe duda de que la Monarquía atraviesa por sus momentos más bajos desde aquel lejano 22 de noviembre de 1975 en que Don Juan Carlos y Doña Sofía fueron entronizados a la máxima jerarquía española, y sin duda hay motivos suficientemente graves para que se mantenga abierto un debate sobre el sistema político; hay en este sentido muchas posturas sobre las que no voy a entrar ahora, aunque me parece absolutamente legítimo cuestionar y discrepar sobre la procedencia de Monarquía o República. Lo que pienso, con toda sinceridad, es que el "affaire Botsuana" no puede ser considerado como un episodio decisivamente grave, y al menos a mí me valen absolutamente las disculpas del Rey, que ha tenido una reacción admirable. Dice Jiménez Losantos que los españoles nos dejamos engañar fácilmente, es posible, pero yo no veo aquí engaño por parte del regio penitente. Eso sí, en su casa tiene otros problemas que no se van a solucionar con simples disculpas.
19 de abril de 2012
Un partido legendario
18 de abril de 2012
La Kirchner nos toca las narices
17 de abril de 2012
Resaca del sábado por la mañana
16 de abril de 2012
El verdor del cesped
14 de abril de 2012
Adios a una de esas presentadoras de continuidad
13 de abril de 2012
El día que atravesé por vez primera la frontera oscense
Soy de una generación que ni hacía "Erasmus" ni tenía grandes ocasiones de ir al extranjero, incluso viajar por España era una posibilidad reservada para unos cuantos privilegiados. Por eso las excursiones que organizaba el colegio se convertían en una especie de aventura a la que te enfrentabas con una ilusión y expectación que se extendía en las semanas anteriores al día señalado. Corría el año 1968, hacía yo cuarto de primaria, lo que por entonces llamaban "Ingreso en el bachillerato" y tenía a la sazón 9 años, recuerdo que el año anterior la excursión primaveral de cada año había consistido en una romería a la ermita de Nuestra Señora de las Viñas, ubicada en Aguarón, un pueblo cercano a Cariñena y en esta ocasión nos habían anunciado a bombo y platillo que iríamos al castillo de Loarre, del que el profesor de turno nos habló unas maravillas que la realidad confirmó plenamente. Ir a Loarre suponía, además, traspasar los límites de la provincia de Zaragoza y en mi caso, entrar en la de Huesca por vez primera en mi vida. Del día pasado en el magnífico castillo oscense no recuerdo demasiadas cosas, sólo que salimos de la Plaza San Sebastián, que subir al vetusto edificio me pareció una odisea y que jugamos un partido de fútbol, aunque no consigo recordar con exactitud la localidad donde estaba instalado el campo en el que dimos unas cuantas patadas al balón, ... tal vez Ayerbe. Pero ese día de ilusiones y exparcimiento infantiles quedó grabado en mi memoria por un suceso de carácter internacional del que tuvimos noticia al llegar a nuestro destino y que sin ninguna duda tuvo su importancia en el devenir histórico de la época.
Tengo perfectamente grabado en la memoria cómo cuando estaba llegando al castillo en compañía de uno de los profesores que nos acompañaban, alguien que ya estaba arriba gritó a dicho profesor: "se han cargado a Kénnedy": efectivamente, era el 5 de junio y en el Hotel Ambassador de Los Ángeles un joven palestino de 24 años llamado Sirhan Bishara Sirhan disparaba contra el entonces senador Robert Kénnedy y sus acompañantes y le causaba unas heridas que le ocasionaban la muerte horas después. Al llegar arriba un compañero de colegio me explicó que "un estudiante había disparado" contra Robert Kénnedy e inmediatamente mi cabeza evocó la muerte también violenta de su hermano John el 22 de noviembre de 1963 en Dallas cuando era presidente de los Estados Unidos, estaba yo entonces en la cocina de mi casa y mi padre pronunció ante mi madre la misma frase que ahora escuchaba a mi profesor. Robert Kénnedy llevaba una carrera triunfal para la nominación como candidato del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de ese año y su muerte puso fin a las expectativas que dicho partido tenía: en noviembre el republicano Richard Nixon se imponía a un candidato con mucho menos punch, Hubert Humphrey. Un par de meses antes había sido igualmente asesinado el líder religioso y ciudadano martin Luther King y en uno y otro caso fui consciente de la importancia de estos crímenes, de estar viviendo acontecimientos de calado histórico.
Corrían entonces, como ahora, tiempos complicados en el mundo; en París ese año había estallado con toda su fuerza el mítico Mayo del 68, en los Estados Unidos un buen número de idealistas llevaban años luchando por los derechos civiles de los afroamericanos, aún sepultados en la segregación y la más absoluta desigualdad, a la vez que la Guerra del Vietnam partía familias y conciencias, mientras en nuestro país la banda terrorista ETA daba sus primeros coletazos y el régimen imperante era incapaz de dar paso alguno que supusiera una mínima apertura. La figura de Robert Francis Kénnedy era tremendamente atractiva, elevada sobre el mito de su asesinado hermano, a quien con el tiempo se acabó bajando del pedestal e incorporando al mundo de los políticos con pies de barro. Robert era entonces, al menos yo en mi inocencia e ignorancia infantiles lo veía así, un personaje que aportaba esperanza, que parecía capaz de influir para que el país más poderoso del mundo, enfrentado no lo olvidemos al "monstruo" soviético en esa famosa guerra fría, estuviera en condiciones de influir de una manera más noble y generosa en el mundo occidental. Yo entonces era un niño ingenuo y nada placeado, viajar a Loarre era ya todo un acontecimiento y, como tantas veces en la vida, son los hechos insignificantes los que hacen el papel de recipiente en el que conservar el "tempo" de los hechos relevantes en nuestra memoria.
12 de abril de 2012
Caramelos de eucalipto
A mí los caramelos de eucalipto me llevan inmediatamente a esa infancia zaragozana de la que hablo con frecuencia; una señora que conocían mís padres -tremendamente simpática, por cierto- tenía una especie de tienda de herboristería en el Tubo, si no recuerdo mal muy cerca de la Plaza de Sas, y de vez en cuando la entrábamos a visitar. La mujer, que ya he dicho que era afable y cariñosa como pocas, nos solía obsequiar con caramelos de eucalipto, que vendía a granel; eran blanquecinos y bastante grandes, y los solía meter dentro de una bolsa de papel de estraza color blanco. Me acuerdo perfectamente que me llamaba la atención la generosidad de la señora, pues no se limitaba a darnos cuatro o cinco caramelos, sino que nos entregaba un paquete bastante lleno. Supongo que para su negocio tal donación no supondría ninguna mengua, pero para unos niños "modelo años 60" el regalo parecía todo un lujo. Ya he comentado en otras ocasiones que la memoria es selectiva y caprichosa, y en ella quedó grabada para siempre la bondad de esa mujer a quien uno agradecía que te mirara, sonriera y tratara con un cariño que no podía ser fingido; hace decenios que no se de ella, y vete a saber si aún estará viva y si en su cabeza aún se conservarán los recuerdos de cuando era capaz de compartir lo que tenía entre manos.