29 de abril de 2012

Luto en el viejo "Un, dos, tres"

El pasado jueves falleció en Madrid a la edad de 61 años Yolanda Ríos, una actriz cuyo nombre no revela demasiados datos como para conocerla, pero con una cara que en los primeros años 70 fue famosa en toda España por ser una de las azafatas del "Un, dos, tres", ese concurso que Chicho Ibáñez Serrador se sacó de la manga y que con la genial presentación de Kiko Ledgard y la chispeante intervención de los célebres "Cicutas" Valentín Tornos, Paco Cecilio y Juan Tamáriz, batió records de audiencia en la televisión de entonces. Yolanda Ríos era uno de esos rostros jóvenes, sonrientes y con gafas artificiales que aparecían cada lunes en la pantalla; junto a ella recuerdo a Blanca Estrada, Aurora Claramunt, Pilar Pérez Sanabria, Cira Rodriguez, Ana Ángeles García, que era quien multiplicaba las respuestas acertadas por el dinero y hasta una escandinava llamada María Gustafson que respondía por Britt. Fue el "Un, dos, tres" un concurso que basó su éxito en la absoluta simplicidad de su método, la agilidad de Kiko Ledgard, un perúano que hasta entonces tan sólo había tenido oportunidades en programas infantiles y el excelente humor que aportaban los referidos cicutas y los numeritos que se montaban en la parte final, cuando los concursantes se desesperaban para conseguir el coche, elevado a la quinta esencia del éxito hasta parecer el único premio apetecible.

Yolanda Ríos había nacido en Caracas, aunque antes de cumplir los 20 años ya estaba afincada en España; su verdadero nombre era Yolanda Ciscar y me ha llamado la atención que en ninguno de los obituarios que he leído se hiciera mención de que la actriz fallecida era hermana del torero Guillermo Ciscar "Chavalo", un diestro afincado en Valencia que tuvo en su día cierto predicamento por la zona de Levante y que ahora se dedica a la pintura, no de brocha gorda precisamente. Antes de hacerse famosa con el "Un, dos, tres" Yolanda Ríos interpretó un pequeño papel en la película de Javier Aguirre "Pierna creciente, falda menguante" (1970), típico producto del destape imperante en la época, aunque demostró que sus capacidades iban más allá de tales cometidos, pues en 1971 participó en el estreno de una obra del mismísimo Buero Vallejo: "Llegada de los dioses", junto a Juan Diego y Concha Velasco. En TVE tuvo intervención en episodios de dos series célebres de la época: "Remite Maribel", con guión de Alfonso Paso y protagonizada por Tina Sainz, quien encarnaba a una chica de pueblo que se va a servir a la capital y "Tres eran tres" (1972), un trabajo de Jaime de Armiñán en el que Amparo Soler Leal, Julieta Serrano y Emma Cohen daban vida a tres complicadas hermanas.

A través de google he encontrado la foto de una de las revistas legendaria del pasado siglo: "Tele-Radio", en ella aparece Yolanda Ríos como presentadora del programa "Tarde para todos", un magazine que se emitía los domingos por la tarde y en el que Yolanda aterrizó nada más terminar su trabajo en "Un, dos, tres" para hacer de preentadora cuando cambio la dirección del programa, que pasó de ser ejercida por Juan Antonio Fernández Abajo a la capitanía de Oscar Banegas, el mítico realizador de "Los chiripitiflaúticos". Como compañero de presentación tuvo a Nicolas Romero, que se había hecho famoso precisamente en el programa de Banegas como el payaso "Poquito". Sus intervenciones en la tele fueron cada vez más espaciadas, y caben mencionar su participación en episodios de "La Señora García se confiesa" (1977), "Los Libros" (1977), "Éste es mi barrio" (1997), "Petra Delicado" (1999) o "El Comisario" (2000), sin olvidar su papel en "El enfermo imaginario" (1979) de Molière, dentro del inolvidable espacio "Estudio 1".

También cabe citar que rodó una veintena de películas, como "La curiosa" (1972), "La espada negra" (1976), "La otra alcoba" (1976), "Una familia decente" (1977), "Jaque a la dama" (1978), "Dos mejor que uno" (1984), "Sesión continua" (1984) y "Luna negra" (1986). En el teatro intervino en obras como "Los peces rojos" (1973), de Jean Anouilh, con dirección de Gustavo Pérez Puig, "El afán de cada noche" (1975), de Pedro Gil Paradela, "Lo que vio el mayordomo" (1979), de Joe Orton, con dirección de Ventura Pons y junto a Ismael Merlo y José María Caffarel, "Vivamos hoy" (1979), de Santiago Moncada, con Julia Gutiérrez Caba o "La vieja señorita del paraíso" (1980), de Antonio Gala, junto a Mary Carrillo; en 1986 entró en la Compañía Nacional Española de Teatro Clásico, dirigida por Adolfo Marsillach. Cabe destacar que en los últimos años también se dedicó a la escenografía de montajes teatrales, como fue el caso de "Yo Leonor" (2006), protagonizada por María Luisa Merlo. Vemos que a pesar de no ser un nombre excesivamente conocido, fue capaz de desarrollar actividades bien diversas; descanse en paz.

28 de abril de 2012

Una "tasca" en Madrid



Estuve lunes y martes en Madrid y tuve la ocasión de quedar con un amigo para comer; es hombre de buen gusto culinario y domina la perfección esos lugares tan especiales que es preciso conocer para que no caer en establecimientos que no te ofrecen unos platos en proporción a la nota que te clavan al finalizar la comida. Así, el lunes me llevó a comer a la "Tasca Suprema", un establecimiento castizo y tradicional donde los halla que se encuentra en la Calle Argensola, una vía perpendicular a la calle Génova. El lugar es sencillo y típico, con una barra decorada con azulejos y un comedo tremendamente acogedor, por mucho que no se exhibe lujo ni exceso alguno. Desde nuestra llegada me di cuenta que la elección había sido adecuada y que quien me invitaba sabía perfectamente lo que hacía.

Nos atendió de entrada el propietario del establecimiento, un hombre que rondaría los 60 años, más bien grueso -¡qué mejor carta de presentación para un restaurante que encontrarte un dueño con buen aspecto- y con esa simpatía castiza tan propia de los madrileños. Sin ninguna duda, un auténtico profesional que sabe venderte bien el producto, entre otras cosas porque tiene un excelente producto que exhibir. La carta era cantada, algo que ya se sabe que tiene el peligro de que todo concluya con sorpresa económica final, pero la ventaja de que cada plato venía acompañado de su correspondiente explicación, lo que viene muy bien a la hora de tomar una decisión al respecto. Desde el primer momento quedó claro que estábamos ante la gastronomía tradicional, ante comida sólida y de siempre: nada de diseños, experimentos ni mezclas raras, sino platos de una pieza: almejas con salsa, fabada asturiana, ensalada de pimientos y patatas, callos a la madrileña, entrecot, merluza, bacalao, atún, ... Eso sí, el hombre nos dejó claro que no nos íbamos a equivocar si optábamos por la gallina en pepitoria, un plato que al parecer casi nadie hace en Madrid y que había sido incluido en la carta a petición de los clientes. Todas las explicaciones iban acompañadas de un estilo "madrileño" inconfundible, pero exhibido de modo amable, natural, sin forzar nada ni hacerse el gracioso: toda una lección de saber estar.

Elegimos un primer plato a compartir a base de almejas y cogollos con pimientos y ventresca de bonito, no teniendo ninguna duda a la hora de optar por la gallina en pepitoria, que efectivamente estaba de sobresaliente. Como en opinión de mi amigo allí se servían los mejores callos de Madrid, pedimos para complementar el segundo una cazuelita, y puedo asegurar que aunque no soy especialmente amigo de este tipo de viandas, los callos estaban buenísimos. Regamos la comida con un Ribera de Duero de cuyo nombre no me acuerdo, pues no soy para nada experto en el tema y a la hora del postre, aunque lo conveniente a unos cincuentones con un par de "stens" instalados hubiera sido la fruta del tiempo, consideramos que estando en Madrid lo procedente era tomarse una torrija, elección que no se como sentó al organismo, pero que si nos limitamos a hablar del sabor, constituyó un acierto total; el café y el Pacharán cerraron la sesión y cada cual se fue a su trabajo: mi generoso amigo a su despacho y yo a una sesión que comenzaba a las 15.30, acabó empezando a las 16.20 e intenté sobrellevarla como pude con tanta pitanza entre pecho y espalda.

La comida fue excelente, pero a lo dicho tengo que añadir el ambiente popular y grato que me encontré; hacía tiempo que no hablaba de gastronomía en el blog, en parte porque estamos en tiempos de crisis y he reducido notablemente mis visitas a establecimientos de cierto relieve, también porque uno ha notado cierto incremento del pudor de hablar de estas cosas y también porque conforme cumples años tratas de poner freno a los abusos. Eso sí, tengo el propósito de que mi visita a la "Tasca Suprema" tenga, cuando menos, su segunda parte.



27 de abril de 2012

La Final la verán por la tele




Este año el programa de la Final de la Liga de Campeones va a tener sus ventajas; en primer lugar porque vamos a presenciar un enfrentamiento inédito: por un lado los alemanes del Bayern, que, desde mi punto de vista, se impusieron con todo merecimiento al Real Madrid de Mourinho, un Bayern que reinó en Europa hace casi 30 años con los títulos conseguidos, no sin enormes apuros, frente al Atlético de Madrid (1974), Leeds United (1975) y St. Etienne (1976) y donde brillaban con luz propia nombres como Sepp Maier, Franz Beckenbauer, Paul Breitner, Gerd Muller, Karl Heinz Rumenigge, y que en 2001, a las órdenes de Hitfield, destrozó el sueño del Valencia venciendo a los penaltis en la Final con jugadores como Effenberg, Kahn, Scholl, Hergreaves, Lizarazu, ...; enfrente estará un Chelsea que dejó en la cuneta al Barça en una semifinal increíble, un equipo que ha invertido en la última década muchos millones para intentar conseguir un título que hasta ahora siempre se le ha resistido. Pero además, tampoco es desdeñable saber que gane quien gane esa noche podremos dormir tranquilos y no sonarán desaforadamente ni bocinas ni instrumento alguno, ni siquiera esos gritos proferidos bajo los incontrolables impulsos del alcohol, de la misma manera que no habremos de soportar lágrimas de cocodrilo de los Mourinhos o Guardiolas de turno. La rivalidad entre merengues y culés y todo el coro de periodistas, forofos y paniaguados que les acompañan deberá esperar ya a la próxima temporada.

Muchos de los aficionados al fútbol ajenos a la pasión blanca o blaugrana no han ocultado cierta satisfacción por el hecho de que ninguno de los grandes de aquí disputen la Final de Múnich; hace tiempo que cunde la idea de que nuestra Liga se ha polarizado, hay dos equipos que se encuentran muy por encima de los demás y eso ha llevado a la pérdida de interés y la aparición de enormes diferencias. Quedan ya muy lejos los tiempos en los que equipos como la Real, el Athletic, el Atlético de Madrid, el Depor o el Valencia también aspiraban a la Liga, cuando Racing, Sporting, Osasuna o Valladolid podían soñar con dar la sorpresa frente a los más grandes. No se puede discutir el buen fútbol que surge de la enorme calidad de Messi, Ronaldo, Iniesta, Xavi, Benzemá u Ozil, pero muchos piensan, y no creo que anden ayunos de razón, que a esta situación se ha llegado en buena parte por un excesivo trato de favor, deportivo y económico, a ambas escuadras.

Creo que la dura eliminación del torneo de clubes más importante de Europa -en definitiva, del mundo- de F.C. Barcelona y Real Madrid tiene diversas lecturas. En cuanto a los blaugrana, porque una temporada en la que, en el mejor de los casos, se van a quedar sin los dos títulos más importantes, les deja en la encrucijada. Nadie discute que en los 180 minutos que disputó frente al Chelsea el equipo de Pep Guardiola tuvo una mala suerte increíble, pero creo que sería un error negar que este año no se ha funcionado tan bien como en los anteriores; se ha notado mucho que Piqué no está centrado, mientras que a Pujol, un hombre de un compromiso, una fortaleza y una profesionalidad espectaculares, habrá que ir empezando a buscarle una alternativa de peso, sin olvidar que Mascherano es mejor volante que central, mientras Cesc no ha rendido como se esperaba -algo que no tiene porque repetirse en sucesivas temporadas- y se ha echado de menos -muchísimo desde mi punto de vista- un ariete con presencia física y olfato goleador: el día que falla Messi -afortunadamente para ellos esto no sucede casi nunca- al Barça le cuesta mucho establecer distancias en el marcador. Creo que las cabezas pensantes del Camp Nou no pueden confiarse y pensar que esto ha sido un accidente y se va a regresar a los éxitos sin tomar decisiones, sino que han de ponerse manos a la obra para tapar los agujeros que hay: el mejor Barça de la historia, si no se reacciona, puede acabar teniendo una vida más corta de lo esperado. Está pendiente además la cuestión del "mister"; al parecer Guardiola deshoja la margarita, y no tengo claro si le conviene renovar o le interesa más dejar el barco en la cima, cuando aún no está desgastado. De cualquier manera, si Guardiola falla, será todo un reto encontrar quien ocupe su lugar. Sin Guardiola no hubiera habido tantos títulos y, lo que en mi opinión es más importante, sin Guardiola no tengo nada claro que hubieran cuajado hombres como Busquets, Thiago o Pedro, porque a Messi o Iniesta los descubre cualquiera, pero tiene muchísimo mérito lo que ha hecho el de Sampedor: tener paciencia con jugadores que no tenían, en principio, "carita de triunfadores"; este año ha estado teniendo la misma audacia con Cuenca, Tello, Fontás, Montoya, ... si se va Pep, habrá que buscar un entrenador que también sea capaz de sacar petróleo de la cantera, una de las razones que han marcado la diferencia a favor del Barça en el último quinquenio con relación al "Floren-team".

En Madrid estaban que se salían: vencer en el Camp Nou no había supuesto tan sólo sentenciar prácticamente la Liga, sino quitarse de encima una especie de maldición que duraba unos cuantos años; pero la durísima eliminación del miércoles me temo que ha dejado la euforia en agua de borrajas y que el título tendrá sabor agridulce. En mi opinión, admitiendo que el primer tiempo lo escuché por la radio y solamente vi íntegra la prórroga, el Madrid no estuvo a la altura; fue incapaz de mantener una ventaja temprana, se dejó comer terreno por los bávaros y en la prórroga no supo crear una sóla ocasión cierta de peligro. Los de Mourinho tienen un potencial ofensivo espectacular, reunir a Cristiano Ronaldo, Karim Benzemá y Gonzalo Higuaín asegura cifras goleadoras de ciencia ficción, máxime si tienes el auxilio de un enlace del nivel de Ozil, pero yo veo zonas oscuras en el equipo: Xavi Alonso es el único centrocampista de calidad suprema, Di María es tan bueno como individualista, Mourinho creo que ha acabado por marear a Marcelo, mientras Pepe y Sergio Ramos son excelentes centrales, pero con una afición recalcitrante a "montarla", por otra parte, los canteranos merengues -Arbeloa, Granero, Callejón- están lejos del nivel de los del Barça y nombres llamativos como Kaká y Carvalho parecen ultimamente más bien ex-futbolistas. El Madrid necesita fichar con algo de cabeza -sobran figurones caros y experimentos sorprendentes tipo Altinthop- y decidir si le interesa mantener en el banquillo a un hombre cuya calidad como entrenador nadie discute, pero que es siempre polémico y propone un fútbol conservador que nunca ha casado con el estilo del club de Concha Espina.

Me temo que bastantes vendimos la piel del oso antes de cazarlo y a la hora de la verdad nos hemos encontrado con una Final inédita e inesperada; pero seguro que si la vemos nos acabará resultando interesante.



26 de abril de 2012

Raúl se va de Europa

Todos sabemos que Raúl debutó con el Real Madrid en 1ª división muy joven, exactamente con 17 años; lo que a lo mejor no sabe tanta gente es que quien tuvo la audacia de confiar tan pronto en un chaval fue Jorge Valdano y que el campo donde se produjo el bautizo profesional del madrileño fue la vieja Romareda. Yo no estuve allí y el partido lo escuché en mi casa de Tarragona desde donde estuve al día del descaro con el que actuó el chaval, que se plantó en solitario varias veces ante Andoni Cedrún, aunque ese día tenía el punto de mira desviado; al final el Zaragoza venció con un golazo de Poyet en el último minuto -seamos sinceros y admitamos que lo habitual era que sucediera exactamente al revés-, pero Raúl, a partir de entonces fue indiscutible en el equipo merengue durante 16 años seguidos. Y que nadie se crea que es cosa fácil, pues no hay más que echar la memoria a volar para recordar jugadores que debutaron con el Madrid con la vitola de grandes figuras en ciernes y se quedaron a medio camino: Morgado, Aragón, Morales, Dani, Macanás, Sandro, Rivera, Aldana, Losada, ... por no hablar de Guti, que jugó años y años pero nunca dio el do de pecho. Quienes sabían de fútbol ya aseguraban que Raúl era distinto, uno de esos jugadores que solamente salen de vez en cuando.

He de reconocer que a lo largo de su larga trayectoria madridista he tenido con Raúl sentimientos encontrados; durante muchos años, y de manera especial durante esas temporadas en las que tras incorporar a Roberto Carlos, Suker, Mijatovic, Seedorf, ... los de Concha Espina volvieron a ganar Copas de Europa, vivía con la certeza de que Raúl era una figura de dimensión mundial, un auténtico crack al nivel de los mejores de la época; recuerdo una serie de partidos europeos en los que el "siete" se echó el equipo a la espalda y a base de constancia, colocación, empuje y saber estar consiguió revertir situaciones francamente difíciles. Pero también he de confesar que hubo ocasiones en las que albergué mis dudas sobre el mismo, fundamentalmente porque la última parte de su etapa madridista Raúl pareció perder protagonismo y magia, sin olvidar que cierta tendencia plomiza de la prensa madrileña, con campañas para devolverle a la selección y devociones cercanas a  la idolatría me provocaban cierto espíritu de contradicción.

Es posible que haya sido su triunfo indiscutible en Alemania el que haya cerrado mi debate interior; cuando Raúl se marchó al Schalke 04 pensé que su periplo por Westfalia tendría igual o parecida trascendencia que los realizados por otros jugadores que abandonaron la Liga española en su última época profesional y que el hombre se limitaría a ganar unos duros y realizar un papel mínimamente digno; pero no ha sido así, y el jugador se convirtió en un auténtico revulsivo para los de Gelsenkirchen, que la temporada pasada llegaron a la semifinal de la Champions League y ganaron la Copa -5-0 al Duigsburgo- y la Supercopa -4-3 en los penaltis al Borussi Dortmund- alemanas; en la Liga el Schalke 04 vuelve a ser fuerte y este año, a falta de dos partidos, figura en tercera posición, tras el ya campeón Borussia Dortmund y el Bayern de Múnich. Aunque al fichar Raúl por el equipo, éste ya estaba fuerte, no hay ninguna duda de que la presencia del madrileño le ha revitalizado y que sus dos años en la Bundesliga no han hecho sino incrementar la leyenda de Raúl González, darle más prestigio y cerrar un currículum prácticamente inmejorable. A Raúl, que es posible que a veces se regodee demasiado en sus celebraciones, hay que agradecerle que sea además un tipo normal, que se haya tomado en serio eso de formar una familia y tenga, con su mujer, cinco hijos y que no se dedique a crear polémicas ni a andar de divo. Ahora dicen que se irá a algún Emirato árabe o a los Estados Unidos; el ya anunció que no volverá a jugar en Europa, pues aunque parece que tiene dos buenas ofertas de España -una de ellas, al parecer, del Málaga- no quiere, y le alabo el gusto, jugar en equipo distinto al suyo de siempre. La liga que escoja tendrá, como él mismo admitió, menos competitividad que la española y la alemana, pero ganará un buen dinero, que también es importante.

25 de abril de 2012

Buen rollete en el bus


El último viernes hice un viaje relámpago a Toledo, y como para ello había de enlazar un par de AVES (Zaragoza-Madrid y Madrid-Toledo) opté por asegurar los tiempos y cogí el primer autobús que sale para Zaragoza, es decir el de las 6.45 de la mañana; a esas horas las calles de Huesca, como las de la mayoría de ciudades españolas, están vacías y silenciosas y cuando me dirigía a la Estación Intermodal no dejaba de tener esa cierta -e injustificada- sensación de misterio, de película de misterio. Al llegar a la estación todo es silencio: a las seis y pico de la mañana no es momento de bullicios y conversaciones; las taquillas ya estaban abiertas y el simpático y amable empleado del cabello albino dispuesto a atender a quien hiciera falta, eso sí ni funcionaba la cafetería ni estaba abierto el kiosco, cómo es lógico por otra parte. Caras somnolientas, algún que otro personaje con aspecto de haber pasado la noche en esos incómodos bancos y ese ambiente de expectativa de toda estación que se precie adaptado a las circunstancias de ser primera hora.

Una vez instalado en su correspondiente "andana" el autobús que nos iba a llevar hasta Zaragoza un grupo no muy numeroso de gente constituyó la habitual fila, nada marcial ni agobiante, que se suele organizar en estos casos y los pasajeros fuimos subiendo para instalarnos en el asiento elegido, en el que confiábamos descansar durante la hora que dura el viaje y, ¿por qué no?, incluso dar alguna cabezadita. Esta vez, como la mayoría -quede claro-, tocaba chofer amable y enseguida me di cuenta que bastantes de los viajeros eran habituales del trayecto de esta hora; así una serie de pasajeros y pasajeras se saludaban entre sí y con el conductor con una familiaridad simpática y hasta entrañable, casi hasta provocar la envidia de quienes nos apuntábamos al horario de manera ocasional, pues al menos a mí me hubiera gustado participar de esa complicidad que convierte en grato un hecho cuando menos rutinario, sino poco llevadero. Al comenzar el viaje, los comentarios amables, el interés de unos por otros y los gestos mutuos dieron paso de nuevo al silencio y cada cual volvió a rumiar interiormente el día que le quedaba por delante, tal vez interrumpido por alguna conversación colateral en tono poco elevado e incluso por algún ruidillo indicativo de que Morfeo había recuperado su imperio sobre alguno de los presentes.

Y de nuevo, como en otras ocasiones, vino a mi pensamiento el valor de los sucesos de aparente irrelevancia, la bondad de saber encontrar el encanto de la rutina de cada día, que a base de disfrutar sus momentos pasa de rutina a disfrute, de descubrir, como decía Muriel Barbery en "La elegancia del erizo", el valor de capturar esos instantes que mueren, porque cuando los analizas y los elevas los conviertes, por intranscedentes que parezcan, en inmortales.

24 de abril de 2012

¿Es justo?

En estos tiempos de crisis el ciudadano, como no podía ser de otra manera, anda caliente y crispado; solamente falta que algunos se dediquen a la caza mayor para que muchos nos preguntemos si estamos haciendo el primo, si quienes rigen nuestros destinos tienen algo de pudor para estar a la altura de las circunstancias. Pero no quería hablar ni de elefantes ni de Botswana, sino de algo más profundo y más constante: ¿es justo que mientras países enteros se ven condenados a la miseria y sus habitantes se mueren literalmente de hambre, e incluso en naciones como la nuestra crezca cada día el número de familias que tienen que acudir a la caridad pública para sostenerse, haya unos pocos a los que no parece afectar la crisis y tienen cada día más ingresos, poseyendo cuentas bancarias que si accediéramos a ellas dejarían sin sentido a la mayoría de los individuos de a pié?.  
 
La sociedad, afortunadamente, evolucionó a lo largo del siglo pasado hacia un mayor igualitarismo; hechos como la aparición de las clases medias, el acceso bastante generalizado a los estudios superiores de jóvenes de todas las clases sociales y el incremento de la renta per cápita tuvieron como consecuencia que el nivel de vida aumentase y, en mayor o menor medida, todos pudiéramos disfrutar de los bienes más esenciales y unos cuantos de los supérfluos. Pero con la llegada de la recesión, nos hemos encontrado, casi sin previo aviso y con elocuente falta de costumbre, con la necesidad de apretarnos el cinturón, de renunciar a determinados gastos e iniciar una vida bastante más incómoda. Parece que han matado a la gallina de los huevos de oro, y de golpe y porrazo nos tenemos que acostumbrar a un nivel de vida que parecía habíamos dejado atrás.
 
Con toda sinceridad, creo que no nos queda más remedio que habituarnos a la austeridad, una forma de vida que bien asimilada no es mala, y si hay determinados gastos, costumbres o aficiones a los que habemos de renunciar, es la hora de hacerlo con la mejor cara posible. El problema está en que mientras hay familias con ingresos "cero", a muchos el sueldo nos lo han ido rebajando y nos tememos que la cosa no quede allí, el personal se acostumbra a la fuerza a apretarse el cinturón, las administraciones pagan cada vez más tarde y cada vez peor, se anuncian recortes en cuestiones de importancia vital y desde todos los lados se nos amenaza con más crisis, más penurias y menos ingresos, uno tiene la impresión de que todavía existen algunos a los que tal crisis no les afecta y siguen viviendo en una abundancia que si nunca puede parecer justa y equitativa, en las circunstancias actuales suena a burla y a delito. Los ciudadanos aprenden a resignarse, a asumir las épocas de vacas flacas, pero ni son tontos ni se chupan el dedo, y se rebelan, con toda la razón, cuando intuyen, si no es que directamente contemplan, que unos cuantos siguen viviendo como Maharajás.
 
Tengo la impresión de que se avecinan tiempos de grandes cambios, que nos dirigimos a una nueva era que impondrá sistemas nuevos, no estaría de más que fuéramos afinando a la hora de redistribuir riquezas y de que los esfuerzos que se nos piden se distribuyan proporcionalmente entre todos, empezando por, en palabras de Mafalda, "los egresados".

23 de abril de 2012

Mi particular Día del Libro


Para los lectores todos los días son buenos, cualquier apasionado del tema siempre encuentra una excusa para adquirir, tomar prestado o agenciarse por cualquier otro medio lícito un libro que echarse a la boca; no obstante, imagino que por idea de los estudiosos del comercio y el marketing, hace ya mucho tiempo que para San Jorge, a quien los aragoneses hemos adoptado como patrón, se extienden por el mapa español todo tipo de ferias del libro y el propio día 23 es considerado como Día del Libro. Es por esta razón por la que he tenido la ocurrencia de dedicar la entrada de hoy a enumerar una serie de lecturas de hace bastantes años que fueron de mi agrado, sin que ello signifique que dicha relación suponga un orden de prelación de los mejores libros que he leído, sino una simple nómina de libros que recuerdo con agrado y que han ido llegando a mi cabeza sobre la marcha.

Wenceslao Fernández Florez es uno de esos autores españoles que posiblemente deberían ser mucho más leídos de lo que realmente lo son; fue un gallego culto y ocurrente, que destacó por una prosa llena de ironía, sentido del humor y una afilada crítica social. Novelas como "Volvoreta" o "El bosque animado" son excelentes, dos muestras de la mejor literatura española del siglo pasado. "El malvado Carabel" es la disparatada historia del típico solterón de clase media al que todo le sale mal, llegando a la conclusión de que su problema radica en que siempre se ha comportado correctamente, iniciando una lucha denodada por actuar como un pérfido; los hechos demuestran que en la realidad hacer el mal es algo tremendamente complicado. Se trata de una novela deliciosa, escrita con una sencillez que no puede impedir comprobar que Fernández Flórez tiene una forma de escribir magnífica; un libro para disfrutar mucho.

El segundo libro que me ha venido a la cabeza tiene también autor gallego: Gonzalo Torrente Ballester; el autor nacido en la localidad de Serantes -hoy integrada en El Ferrol- escribió novelas excelentes -"La saga/fuga de J.B.", "Filomeno a mi pesar", "Crónica del rey pasmado", ...-, amen de teatro y ensayo, pero pienso que "Los gozos y las sombras" son lo mejor que hizo. La serie de televisión que protagonizaron Eusebio Poncela, Amparo Rivelles, Charo López y Carlos Larrañaga, que por cierto no he llegado a ver nunca, volvió a poner de moda esta larga novela publicada en tres entregas, entre 1957 y 1962 -"El señor llega" (1957), "Donde da la vuelta el aire" (1960) y "La Pascua triste" (1962)- , que recuerdo adquirí en el mercadillo que se instalaba los domingos por la mañana junto a la Catedral de Tarragona. Se trata de un relato ambientado en un imaginario pueblo de la costa gallega en los años inmediatamente anteriores a la guerra civil española; se trata de un magnífico relato sobre la sociedad gallega de la época, en él Torrente Ballester decribe la lucha entre el viejo y nuevo poder que representan a decadente nobleza "de sangre" hereditaria y la nueva nobleza "plebeya" poseedora de los medios económicos de producción. Cuentan que la serie televisiva de 1982 fue capaz de darle al autor gallego la fama que hasta entonces se la había negado. Es completamente justo que se haya calificado a la "trilogía" como una de las obras cumbre de la literatura española del siglo XX.

A Alejandro Casona hay que incluirle dentro de la corriente denominada "teatro poético", heredera del modernismo impulsado por Rubén Darío; ya conté en su día que uno de los mejores profesores que tuve en el bachillerato fue el que me dio literatura en 6º  y uno de los recuerdos que me quedaron de sus muchas -y buenas- recomendaciones fue la de "Nuestra Natacha", una de las piezas escritas por el autor asturiano y al que dicho profesor calificó como "obrita deliciosa". Me quedé con el apunte, aunque tarde algo más de tres décadas en hacerle caso. Comprobé la enorme razón que asistía a ese buen maestro y leer "Nuestra Natacha" fue, efectivamente una delicia. Se trata de una obra ambientada en el mundo estudiantil universitario, y nos habla de amores juveniles, inquietudes y desencuentros. Natacha es un personaje entrañable y en torno a él gira todo el argumento. Se ha dicho que fue la obra más revolucionaria y combativa de Casona, y también la más alegre y esperanzada, testimonio de una juventud que fue destruida para siempre durante los tres años de la cruenta guerra civil española. Evidentemente leer teatro no resulta tan grato como ver la obra representada, pero creo que vale la pena, igual que otras obras de Casona como "La dama del alba", "Los árboles mueren de pié", "La barca sin pescador" y alguna más.

Es bueno volver de vez en cuando los ojos a un clásico; y entre éstos quién mejor que Stendhal, uno de esos escritores franceses del siglo XIX que nos dejaron auténticas joyas que combinan un poderoso contenido romántico con una notable crítica social. Las novelas de Stendhal recrean perfectamente el clima moral y social de la Francia de la Restauración, y en concreto "La cartuja de Parma", posiblemente su obra cumbre -sin olvidar a "Rojo y negro"- tiene su punto fuerte en la psicología de los personajes, describiendo a la vez un ambiente superior. Cuentan que esta novela la escribió Stendhal en dos meses y que tuvo que ir improvisando historias y protagonistas, algo que no le impidió hacer un libro redondo. "La cartuja de Parma" narra la historia de Fabricio del Dongo durante los últimos años del dominio napoleónico en Europa. El libro tiene ritmo pausado, firme, hipnótico, con una trama bien enlazada, giros inesperados y con un final explosivo pero que lo deja todo en el aire.

En este elenco, absolutamente aleatorio y caprichoso, no podía faltar algo del género policíaco; entre tantísimas novelas de este tipo que han pasado por mis manos he elegido una de Georges Simenon, el mítico autor francés que posiblemente compite con Agatha Christie en el liderazgo de la historia de la novela de intriga y cuyo personaje del inspector Maigret me parece sencillamente genial; las relaciones de éste con su esposa, el ambiente de su trabajo en la "Sureté" y, muy especialmente, lo bien que nos sitúa en los diversos rincones de París y alrededores: las casas de vecindad, los comerciantes, los oficinistas y empleados rancios y oscuros, la bares cutres del puerto, ... convierten la lectura de sus breves novelas en ratos inolvidables. Entre tantas joyas he elegido "El hombre del banco", novela que si no recuerdo mal leí con el título de "El hombre de los zapatos amarillos", una historia verdaderamente original en la que, muy por encima de la averiguación de la identidad del asesino -que siempre lo hay- tiene el interés de comprobar la disección de una sociedad que no se libra de la crítica de Simenon: la vanidad en torno a la posición social, la insatisfacción personal, la insinceridad, las apariencias, ... Yo me decidí a leer a Simenon a raíz de un coleccionable de Heraldo de Aragón, sólo lamenté haber tardado tanto en hacerlo. Este libro me gustó mucho, pero hay muchísimos más: "Los sotanos del Majestic", "El caso Saint-Fiacre", "Firmado Picpus", "Liberty bar", "Maigret se enfada", ...

21 de abril de 2012

Un locutor que rejuveneció el panorama de los telediarios


El pasado 14 de abril fallecía en Madrid, a los 68 años y víctima de un cáncer, Pedro Macía, que fue durante muchos años presentador de los telediarios y uno de los periodistas más significados de la tele de los años 70 y 80. Leo que Macía nació en 1944 y aún cuando no recuerdo al año exacto en que su cara comenzó a hacerse familiar en los informativos españoles, estoy seguro que fue en la segunda mitad de los 60, con lo que necesariamente tuvo que comenzar a trabajar en dicho medio siendo muy joven. Por aquellos tiempos estábamos acostumbrados a personajes serios y maduros como David Cubedo y Jesús Álvarez, y Pedro Macía vino a ser como una nueva ola dentro de un plantel que parecía poco dado a modernidades. Enseguida fue una cara conocida, y como era un hombre atractivo, de mirada directa, ojos azules y voz profunda, se convirtió en uno de los ídolos televisivos de muchas féminas, recibiendo el apodo de "telebombón", por mucho que la calidad y la profesionalidad de Pedro Macía estaba muy por encima de estas superficialidades. De su primera época en la tele cabe recordar también su intervención en programas como "En antena", "Punto de vista", "Por tierra, mar y aire", que en su día presentó otro histórico: Angel Losada e "Investigación en marcha" con el que consiguió una gran popularidad junto a Enrique Rubio, otro mítico de este tipo de espacios.

Fue uno de los periodistas de televisión más significativos en una época tan importante como la transición; el equipo de entonces lo formaba Macía junto a nombres tan ilustrativos como Lalo Azcona, Eduardo Sotillos y Miguel Ángel Gozalo; al periodista fallecido le correspondió el espacio "Última Hora", con el que cerraba los informativos del día y a la vista de la enorme capacidad de producir noticias de la época, tuvo ocasión de comunicar a los telespectadores auténticas primicias informativas. No olvidemos que era la época de la legalización del PCE, con la consiguiente crisis de gobierno ocasionada por la dimisión de Pita da Veiga, la preparación de las primeras elecciones democráticas, la configuración de la UCD, con Adolfo Suárez al frente, los sucesos de Vitoria y Montejurra, el secuestro de Oriol y Urquijo y Villaescusa, la ley de reforma política y su referéndum, etc.

Pedro Macía dio siempre muestras de independencia, así en 1979, siendo director de "Última Hora" se enfrentó al director de RTVE al negarse a leer una nota sobre el supuesto rechazo de los secretarios generales de CCOO y UGT a la intervención del director de RENFE en la huelga de ferroviarios, al entender que se le pretendía manipular, siendo fulminantemente cesado. Fue enviado a los estudios de TVE en Canarias, regresando a Prado del Rey para dirigir el programa "Punto de Encuentro". En 1989 presentó el programa "Escrito en el aire", en Radio Nacional y su última aparición en televisión fue para narrar el reportaje "Imágenes 90", en el que se hacía un repaso informativo a la televisión de ese año. También escribió varias piezas teatrales y recibió un Premio "Ondas" y en 2003 el premio “Micrófono de Oro” en la categoría de "entrañables" como presentador "de estilo".

Los tiempos han cambiado mucho y ahora se practica un periodismo más agresivo, en ocasiones incluso más militante; por eso echo de menos un estilo como el de Pedro Macía, desapasionado, objetivo ... porque era un hombre que nos contaba las noticias con tanta claridad como serenidad, sin hacer valoraciones, sin militar de ninguna forma. Poco a poco van desapareciendo esos protagonistas televisivos de nuestra infancia, descanse en paz.

20 de abril de 2012

A mí me satisfacen las disculpas

Pensé en hace un post en torno a la polémica derivada por la lesión sufrida por el Rey de España durante un viaje a Botsuana, país africano al que había viajado para cazar elefantes; no lo hice porque no me apetecía entrar a formar parte de esa especie de linchamiento iniciado por algunos que tengo la impresión pretendían ir más allá de una crítica concreta. Eso sí, no puedo dejar de poner de manifiesto mi estupor porque una persona con esas responsabilidades invierta tanto tiempo y dinero en cazar paquidermos precisamente en unas semanas en las que la crisis económica que atraviesa España se está manifestando especialmente dura y preocupante, dejando constancia que es la frivolidad del viaje y de gastar el dinero que vale cazar uno de esos animales lo que me parece criticable y no el hecho de cazarlos, porque con todo el respeto del mundo a la postura de cada cual, me pareció más bien exagerado calificar al monarca de "asesino de animales" como hizo algún que otro individuo al que leí. Lo que me ha animado a hablar del tema ha sido observar el vídeo en el que aparece Juan Carlos I saliendo de la clínica y pidiendo disculpas a los periodistas, un perdón que notoriamente se extendía al resto de los españoles. Se me dirá que no le quedaba más remedio, que se trata de unas disculpas forzadas, y no lo voy a negar, pero he de reconocer que me han gustado dos cosas: una la mirada del Rey, a quien se le ve cada vez más viejo, que me ha parecido sincera y que mostraba un arrepentimiento real y, por otro lado, el gesto en sí, porque por muy fácil que resulte decir lo siento y por mucho que a algunos su propósito de enmienda les suene a frase fácil, no estamos precisamente acostumbrados a que los personajes públicos pidan perdón. En una sociedad en la que parece que se ha restringido la costumbre de dar gracias y pedir disculpas, me parece que es de agradecer que el Jefe del Estado predique con el ejemplo, tenga la gallardía de enfrentarse a las cámaras y de muestras de humildad.

No cabe duda de que la Monarquía atraviesa por sus momentos más bajos desde aquel lejano 22 de noviembre de 1975 en que Don Juan Carlos y Doña Sofía fueron entronizados a la máxima jerarquía española, y sin duda hay motivos suficientemente graves para que se mantenga abierto un debate sobre el sistema político; hay en este sentido muchas posturas sobre las que no voy a entrar ahora, aunque me parece absolutamente legítimo cuestionar y discrepar sobre la procedencia de Monarquía o República. Lo que pienso, con toda sinceridad, es que el "affaire Botsuana" no puede ser considerado como un episodio decisivamente grave, y al menos a mí me valen absolutamente las disculpas del Rey, que ha tenido una reacción admirable. Dice Jiménez Losantos que los españoles nos dejamos engañar fácilmente, es posible, pero yo no veo aquí engaño por parte del regio penitente. Eso sí, en su casa tiene otros problemas que no se van a solucionar con simples disculpas.

19 de abril de 2012

Un partido legendario


Alemania siempre ha estado en la vanguardia del fútbol mundial; durante mucho tiempo se dijo que las finales de las grandes competiciones futbolísticas las jugaban la selección germana y otro equipo. Cualquiera que hayamos seguido minimamente los avatares del "universo fútbol" en las últimas décadas podemos confirmar que ésto es así, aunque posiblemente fue al principio de los años 70 cuando los teutones tuvieron su época más brillante. El seleccionador Helmut Schoen supo conjuntar a un grupo de jugadores excepcionales y formó un equipo de ensueño. Posiblemente el principio de esta historia de éxitos tuvo lugar en el Estadio de Wembley, corría el 29 de abril de 1972 y Alemania se enfrentaba a los ingleses precisamente en el estadio donde habían perdido la final del Mundial de 1986 contra los anfitriones. Recuerdo que era sábado por la tarde y pude ver en directo cómo los panzers alemanes pasaban por encima de toda una generación de brillantes futbolistas británicos.

Inglaterra había perdido algo de su brillantez anterior; ya no jugaba Bobby Charlton, pero seguían formando en el equipo titular unos cuantos campeones del mundo: Gordon Banks, Bobby Moore, Alan Ball, Geoff Hurst, Martin Peters o Alan Hunter, además de la nueva ola que representaban hombres como Martín Chivers, Colin Bell o Francis Lee. Pero frente a ellos formaba un equipo temible: ya se habían consolidado en Méjico hombres como el meta Sepp Maier y el goleador Gerd "Torpedo" Muller y de mucho antes venía el líder del equipo, el gran Kaiser Franz Beckenbauer; junto a él destacaban dos de las figuras de un emergente Borussia Moenchengladbach: el poderoso mediocampista Wimmer y, sobre todo, el imponente interior zurdo Gunther Netzer. Ese día debutaron además dos jugadores que acabarían siendo de lo mejor de Europa: el lateral zurdo Paul Breitner, un hombre completísimo, que tenía aspecto de gitano y acabaría jugando de medio en el Real Madrid y el interior ofensivo Uli Hoenness, todo un portento físico que comenzaba a destacar en su equipo de siempre, el Bayern de Múnich. El once inicial lo completaban el central del Bayern Schwazenberk, el lateral del Werder Bremen Hottges y los extremos del Sttutgart y Kickers Offenbach Grabowski y Held.

A priori, el partido se presentaba igualado, aunque a la hora de la verdad en el césped se produjo una auténtica exhibición de los germanos; el poderío físico, la potencia y el constante empuje de los teutones les convirtió en una auténtica apisonadora que se llevó por delante a unos jugadores de nivel tan alto como los ingleses. Ese día el equipo alemán tuvo una figura indiscutible: Gunther Netzer, un fino interior zurdo del Borussia Moenchengladbach que tenía una planta impresionante; Netzer había estado siempre a la sombra de Wolfgang Overath, un formidable interior del Colonia que siempre fue indiscutible en su selección. Netzer aprovechó su ocasión y dio una auténtica lección de liderazgo, precisión y control del juego; dicho jugador era capaz de dar pases a doscientos metros con una precisión de tiralíneas y poseía un disparo durísimo. Al año siguiente Netzer se convertiría en el fichaje estrella del Real Madrid cuando, tras unos años de cierre, se volvieron a abrir las puertas del fútbol español a los extranjeros; al teutón le costó coger la onda, según dicen algunos porque Santiago Bernabeu le obligó a mandar para su país a una tal Guirrulat, que era su compañera sentimental.

Pero el encuentro sirvió también para que se dieran a conocer, como ya hemos dicho, dos jugadores excepcionales: Paul Breitner, un jugador polivalente al que llamaban "el abisinio" por su aspecto externo y que era un hombre peculiar, culto y con inquietudes: se aseguraba que era maoísta; Breitner fichó también por el Madrid, un año después que Netzer y fue pìeza fundamental en el sólido equipo que construyó Miljanic y se convirtió en muro de contención del Barça de Johan Cruyff. El primer gol del encuentro lo marcó el otro descubrimiento del día: Uli Hoenness, que acababa de cumplir 20 años y era un interior muy ofensivo, y se consolidó con el tiempo como santo y seña del Bayern de Múnich y la selección alemana, debiendo retirarse a los 27 años por una grave lesión en la rodilla. Desde su retirada es director general del Bayern, donde se destapó como un directivo eficaz e innovador. Breitner y Hoennes, junto a la base existente de años anteriores -Beckenbauer, Maier, Muller, ...- dieron forma a una selección que dos años después obtendría el Campeonato Mundial de fútbol.

La Eurocopa acabó siendo un paseo triunfal para los germanos; en el encuentro de vuelta se limitaron a conservar la ventaja y terminó en un empate a cero, mientras en la fase final, celebrada en Bélgica, los alemanes se impusieron a los anfitriones en semifinales por 2-1 -ambos goles del "Torpedo" Muller-. El rival de la Final fue la URSS, un equipo que se había clasificado para todas las fases finales celebradas hasta entonces, venciendo en la primera y perdiendo ante España en el partido decisivo la segunda; Rusia destacaba por una defensa sólida, con el meta Rudakov, héroe frente a España en Sevilla, el lateral Dzodzuashvili y los centrales Khurtsilava y Kaplichny como figuras y con Kolotov y Onischenko como otros jugadores destacados. Pero los alemanes volvieron a dar la talla y barrieron a los rusos por un incontestable 3-0, marcando de nuevo Gerd Muller por partida doble y siendo Wimmer el autor del tercer gol. Netzer volvió a ser el cerebro del equipo y Schoen, respecto al equipo de Wembley, cambió a los extremos, dando la oportunidad a Jupp Heyckens, del Borussia Moenchedglabbach y a Erwin Kremers, del Schalke 04. Fue el inicio de la mejor época del fútbol alemán.


18 de abril de 2012

La Kirchner nos toca las narices



Como de estas cosas entiendo más bien poco, creo que no estoy en condiciones de hacer grandes valoraciones sobre la decisión de Cristina Fernández Kirchner, presidenta de Argentina, de expropiar la petrolera YPF, compañía controlada por REPSOL; es una decisión que afecta directamente a España y, haciendo bueno el refrán de que a perro flaco todo son pulgas, supone un contratiempo notable para nuestro país, además de, al parecer, una agresión incalificable hacia el mismo. La prensa española, de todas las tendencias, está siendo unánime en reprochar la actuación de los gobernantes argentinos y parece que nuestros socios europeos, y hasta alguno de por el norte de más allá del Atlántico, nos apoyan, si bien tengo mis dudas de que a la hora de la verdad esto sirva para algo, quedando el recurso de los tribunales internacionales, que en esto de cumplir los plazos son tan premiosos como los de aquí. Es posible que nos perdamos en lamentaciones, quejas y críticas de las llamadas "patrioteras", aunque siempre consuela más ver que queda algo de solidaridad y sentimiento español que escuchar determinados comentarios de algún que otro visceral, a veces de corte stalinista, que corre por esos foros de Dios.

Desde mucho antes de que empezaran a sonar rumores sobre la decisión del gobierno argentino, he mirado a la señora Fernández Kirchner con prevención; la veo como un personaje populista, demagogo e incluso siniestro; son tiempos propicios para iluminados y aprendices de redentores, y si es así creo que, en buena parte, se debe a que quienes aparentaban regir con sabiduría y moderación los destinos de occidente no han estado a la altura a la hora de la verdad: los hechos han demostrado que el edificio tenía los cimientos de barro y como se ha perdido mucha de la confianza que se tenía en los grandes líderes de las democracias parlamentarias de nuestro entorno, se ha facilitado la proliferación de gente como la presidenta de los argentinos. Da la impresión de que aquí, y en muchas partes, el edificio se desmorona y la incertidumbre crece conforme pasan los días y se escalonan los acontecimientos.

17 de abril de 2012

Resaca del sábado por la mañana


El sábado por la mañana me dirigí a la Estación Intermodal de Huesca para coger un bus que me llevara a Barbastro; llegué a la misma alrededor de las 8.45 horas y enseguida comprobé que había jolgorio y diversión abundantes; un importante número de jovencitos y jovencitas pululaban por allí vestidos de fiesta, por mucho que los efectos de una noche de juerga ya deterioraban algo su aspecto externo. Ellos llevaban casi en su totalidad la misma indumentaria: traje negro, pantalones superestrechos y finas corbatas, generalmente oscuras; en las camisas había más variedad y no eran pocos los que habían optado por modelos de color morado o granate, de esos que dan apariencia de empleado de bingo. Las mozas, lo que en tiempos alguien calificó como "chicas bollycao", también se habían puesto sus mejores galas y lucían minifaldas, colorines en la cara y aún quedaban los restos sobrantes del previo paso por la peluquería. Ellos y ellas habían tomado literalmente el recinto de la estación, y te los encontrabas por "ramilletes" en la cafetería, el vestíbulo, la papelería y, por supuesto, en los distintas calles cercanas a tal edificio.

Empezaré diciendo que me parece estupendo que los chicos se diviertan: siempre han existido este tipo de fiestas -alguien comentó que eran estudiantes de Humanidades celebrando el finde carrera, aunque a mí me parecieron excesivamente jóvenes para ello- y son ocasiones en las que lo normal es pasarlo bien e incluso cometer algún exceso con la bebida. Eso sí, y será que cada día estoy más "mayor", me llamó la atención el excesivo protagonismo del grupo, muy especialmente el que uno tuviera la impresión de que se habían convertido en los dueños del lugar y del momento, el que en la estación oscense pareciera haberse impuesto el descontrol y el descaro. Cuando llegaba a la Estación un chavalote, con aires de llevar unas cuantas copas de más y crecido por la presencia de unos cuantos colegas, me afeó no contestarle a un saludo que, debía ir aún medio dormido, no había escuchado; en la cafetería había unos cuantos "petronios" de traje "Zara" tumbados en las sillas con aspecto de ser incapaces de dar otro paso, mientras otro "elemento" ubicado en la barra cantaba a grito pelado algo así como que había que poner una bomba nuclear en Belchite -¿¿¿???-; el resto de ciudadanos nos limitamos a sobrevivir y a desear que el fin de fiesta no acabara cayendo sobre nuestras cabezas.

Y como al hispano medio el atrevimiento que da el anonimato del grupo y la desinhibición derivada del consumo alcohólico le altera los instintos de todo tipo, a unos cuantos mozos les dio por ir de gallitos y dedicarse a cortejar con poco estilo y menos elegancia a todo pasajero ajeno a su fiesta del sexo opuesto; así en la andana principal de los autobuses cuatro mocetes con los pelos desvencijados, el traje arrugado, la corbata desencajada y los ojos soltando brillo comenzaron a rodear a una pobre chica, joven y guapa por cierto, que les dijo que era de Sabiñánigo y andaba esperando el bus de Zaragoza, la moza no sabía como quitarse de encima a estos moscones, quienes comenzaron a perder fuerza conforme se dieron cuenta del poco glamour que despertaban y la poca gracia que tenían. También me llamó la atención cómo muchos de los "fiesteros" llevaban el pantalón y los zapatos embadurnados de un polvo blanco, como si la fiesta hubiera terminado -si es que realmente lo había hecho- con una batalla de harina.

Como ya dije más arriba, siempre han existido estas celebraciones; estos chicos y chicas son el futuro, y no vamos a dejar de tener confianza en ellos porque un sábado mañanero anduvieran resacosos y descarados, que todos hemos sido jóvenes alguna vez.

16 de abril de 2012

El verdor del cesped


La primera vez que fui al fútbol ya había cumplido los ocho años. Si alguien piensa que fui uno de esos niños casi de teta que salen al campo vestidos con el uniforme del equipo de la mano o en brazos de uno de los ídolos locales se equivoca: a mí de pequeño  lo que me gustaba era disfrazarme de torero y esa fiebre zaragocista fue calando en mi persona ya iniciada la enseñanza primaria. Corría la temporada 1966-67 y mi padre, imagino que tras haberle dado algo la tabarra, decidió llevarme a ver el primer partido en vivo y en directo de mi vida. El rival era el Athlétic de Bilbao, con lo que no era ni mucho menos un encuentro cualquiera. No recuerdo con quien formó el equipo del Bocho, pero sí que eran los tiempos de Iribar, Larrauri, Aguirre, Argoitia, Arieta, Rojo I, ... Por parte del Zaragoza saltaron al campo la mayoría de los jugadores que habían ganado hacía menos de un año su segunda Copa del Generalísimo, precisamente a los bilbaínos, si bien el lugar del extremo brasileño Canario, el número 7, lo ocupó esa tarde un canterano poco "placeado" llamado Encontra. Del encuentro recuerdo poco, tan sólo que no fue muy brillante, que se adelantaron los leones con un tanto de Fidel Uriarte, que ese año ganaría el "Pichichi", que empató Eleuterio Santos, que el árbitro expulsó a otro "magnífico", Juan Manuel Villa y que el jugador que más me gusto fue el lateral zurdo Severino Reija.

Pero, vete a saber porque extraño misterio de la vida -y de la memoria humana- el principal recuerdo que tengo de esa tarde dominical fue el del enorme impactó que al entrar por vez primera en mi vida en un estadio de fútbol, me causó  la imagen del verde del césped. Aunque por entonces la televisión en color se planteaba como una utopía similar a la de la llegada del hombre a la luna, estoy seguro de que alguna fotografía de un campo de fútbol la habría visto anteriormente, además de que la imaginación infantil suele ser rica y detallista, pero aún así cuando vi ese verde vivo que se extendía a lo largo de algo más de 100 metros me quedé parado, admirado ante una realidad que superaba con creces lo que me hubiera podido pasar por la cabeza. Creo que en ese momento mágico tuve bien claro que la realidad supera muchas veces a lo imaginado, que para quien comienza a ejercitar una afición, elevada habitualmente a la condición de pasión, los partidos televisados, los reportajes del lunes, las crónicas periodísticas, los goles narrados en la radio o las colecciones de cromos de principios de temporada acaban siendo muy poca cosa ante la imagen vivida directamente, ante lo que un estadio de fútbol es capaz de ofrecerte cuando lo pisas. Aquél domingo de 1967 en mis ojos de niño quedó reflejada la belleza en forma de césped deportivo y a partir de entonces es posible que ese verde impoluto, cuidado y brillante quedara grabado como imagen permanente para toda una vida.

Aunque el Estadio de La Romareda se ha ido convirtiendo en una mole vetusta y desvencijada, en un lugar que el paso del tiempo y el descuido de las personas ha dejado caduco y extemporáneo, su césped ha sido siempre una joya bien conservada, un lugar donde desarrollar el buen fútbol con facilidad. Allí han lucido su saber hacer domingo tras domingo jugadores tan insignes como Lapetra, Violeta, García Castany, Arrúa, Antic, Pichi Alonso, Señor, Barbas, Rubén Sosa, Pardeza, Riijkaard, Cafú, Santi Aragón, Belsué, Cáceres, Gustavo Poyet, Milósevic, Gabi y Diego Milito, David Villa, ... y lo han visitado buena parte de los mejores jugadores de la historia, desde Pelé, Cruyff y Maradona, hasta Van Basten, Zidane, Ronaldinho, Ronaldo y Ancelotti, pasando por Amancio, Pirri, Rexach, Xavi, Casillas e Iniesta. Pero en ocasiones no solamente son capaces de impactar los regates, las fintas, las paradas increíbles o los cambios de juego, ... en ocasiones la impresión también se produce con el estadio vacío.


14 de abril de 2012

Adios a una de esas presentadoras de continuidad

El pasado miércoles falleció Marisa Medina, tenía 69 años y padecía desde hace dos un cáncer de colon y estómago. Aunque en su currículum figura también como actriz y escritora, la actividad por la que la conocí casi exclusivamente es la de locutora de televisión. Marisa Medina fue una de esas locutoras de continuidad que en la vieja televisión de los principios anunciaban la programación, salvaban interrupciones y se dirigían en general a los telespectadores con una sonrisa de oreja a oreja; junto a ella recuerdo a Pilar Cañada, Marisol González, Isabel Bauzá, Clara Isabel Francia, Adela Cantalapiedra e Irene Mir, esta última de los estudios de Miramar en Barcelona. Todas ellas, muy especialmente las tres primeras, tenían una soltura notable, si bien la Medina destacaba por encima de todas por leer sin chuleta, por una especial capacidad para llegar a la gente. De hecho, además de estas funciones, pronto pasó a presentar diversos programas, así como algún que otro Festival de la Canción, de esos que proliferaban por la España del Turismo y el folclore. Tenía Marisa una personalidad llamativa y siempre mostró ambiciones de llegar más allá de su papel de "busto parlante".

En el cine hizo unos cuantos trabajos, incluso fue considerada por algunos un icono del destape; sus películas entran dentro del tono comercial, habiendo debutado con la versión cinematográfica de "La casa de los Martínez" (1971), tras la que trabajó, el mismo año, con Mariano Ozores en "Si fulano fuese mengano" junto a Peret, Antonio Ozores, Saza, Gracita Morales, Pepe Rubio y Florinda Chico, con Fernando García de la Vega en "En un mundo nuevo" (1972), con Nieves Conde en "Las señoritas de mala compañía" (1973), con Ramón Torrado en "Los caballeros del botón de ancla" (1974), con Fernando Merino en "El padrino y sus ahijadas" (1974), con el italiano Franco Ciferri en "¡Caray que palizas!" (1974), con Javier Aguirre en "Vida íntima de un seductor cínico" (1975), con José Truchado en "Eva, limpia como los chorros del oro" (1977) y de nuevo con Mariano Ozores en "La loca historia de los tres mosqueteros" (1983). En Televisión la recuerdo del programa de los sábados llamado "Fin de semana", donde debutó Félix Rodríguez de la Fuente, en "Manos al volante", con Rafael Escamilla, "Nivel de vida", "Todo es posible en domingo" y "625 líneas". Incluso recuerdo una ocasión en la que Marisa Medina interpretó unas canciones, entre otras una titulada "Cuando vuelvas a Corino", aunque me dio la impresión de que no era precisamente lo que mejor hacía.

Marisa Medina escribió además varios libros como 'Tiempo de despertar' (1969), 'La raza maldita' (1980), 'Muñequita linda' (1981), 'Rosas negras" (1995), "Prohibido para maridos" (2005). Fue autora del libro de poemas "Quien espera ...", mientras a principios de 1977 debutó como autora en una obra para café-teatro titulada "La noche de los maridos infieles", que permaneció en escena durante un año y medio e interpretó Rosa Valenti, y en 1980 dirigió por primera vez su propia obra, "Burguesa de día, burguesa de noche". La vida de Marisa Medina fue muy azarosa, habiéndose casado con el músico Alfonso Santisteban, todo un personaje del mundo de la farándula, con sus características gafas oscuras y largas melenas rizadas, con el que tuvo tres hijos y del que se divorciaría trece años después. Ella misma reconoció su grave adicción al alcohol y a las drogas, así como su ludopatía, un vicio que la llevó a la ruina. Escribió unas valientes memorias contándolo todo que tituló "Canalla de mis noches" (2003), así como el poemario "La droga solitaria" (2008). Marisa Medina se sometió a una intervención por un cáncer de colon en abril de 2009 y hace unos meses habló de su enfermedad en una entrevista en Telecinco en la que confirmaba que el tumor se había extendido y que los médicos le daban sólo unos meses más de vida; una mujer valiente, descanse en paz.

13 de abril de 2012

El día que atravesé por vez primera la frontera oscense

Soy de una generación que ni hacía "Erasmus" ni tenía grandes ocasiones de ir al extranjero, incluso viajar por España era una posibilidad reservada para unos cuantos privilegiados. Por eso las excursiones que organizaba el colegio se convertían en una especie de aventura a la que te enfrentabas con una ilusión y expectación que se extendía en las semanas anteriores al día señalado. Corría el año 1968, hacía yo cuarto de primaria, lo que por entonces llamaban "Ingreso en el bachillerato" y tenía a la sazón 9 años, recuerdo que el año anterior la excursión primaveral de cada año había consistido en una romería a la ermita de Nuestra Señora de las Viñas, ubicada en Aguarón, un pueblo cercano a Cariñena y en esta ocasión nos habían anunciado a bombo y platillo que iríamos al castillo de Loarre, del que el profesor de turno nos habló unas maravillas que la realidad confirmó plenamente. Ir a Loarre suponía, además, traspasar los límites de la provincia de Zaragoza y en mi caso, entrar en la de Huesca por vez primera en mi vida. Del día pasado en el magnífico castillo oscense no recuerdo demasiadas cosas, sólo que salimos de la Plaza San Sebastián, que subir al vetusto edificio me pareció una odisea y que jugamos un partido de fútbol, aunque no consigo recordar con exactitud la localidad donde estaba instalado el campo en el que dimos unas cuantas patadas al balón, ... tal vez Ayerbe. Pero ese día de ilusiones y exparcimiento infantiles quedó grabado en mi memoria por un suceso de carácter internacional del que tuvimos noticia al llegar a nuestro destino y que sin ninguna duda tuvo su importancia en el devenir histórico de la época.


Tengo perfectamente grabado en la memoria cómo cuando estaba llegando al castillo en compañía de uno de los profesores que nos acompañaban, alguien que ya estaba arriba gritó a dicho profesor: "se han cargado a Kénnedy": efectivamente, era el 5 de junio y en el Hotel Ambassador de Los Ángeles un joven palestino de 24 años llamado Sirhan Bishara Sirhan disparaba contra el entonces senador Robert Kénnedy y sus acompañantes y le causaba unas heridas que le ocasionaban la muerte horas después. Al llegar arriba un compañero de colegio me explicó que "un estudiante había disparado" contra Robert Kénnedy e inmediatamente mi cabeza evocó la muerte también violenta de su hermano John el 22 de noviembre de 1963 en Dallas cuando era presidente de los Estados Unidos, estaba yo entonces en la cocina de mi casa y mi padre pronunció ante mi madre la misma frase que ahora escuchaba a mi profesor. Robert Kénnedy llevaba una carrera triunfal para la nominación como candidato del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de ese año y su muerte puso fin a las expectativas que dicho partido tenía: en noviembre el republicano Richard Nixon se imponía a un candidato con mucho menos punch, Hubert Humphrey. Un par de meses antes había sido igualmente asesinado el líder religioso y ciudadano martin Luther King y en uno y otro caso fui consciente de la importancia de estos crímenes, de estar viviendo acontecimientos de calado histórico.


Corrían entonces, como ahora, tiempos complicados en el mundo; en París ese año había estallado con toda su fuerza el mítico Mayo del 68, en los Estados Unidos un buen número de idealistas llevaban años luchando por los derechos civiles de los afroamericanos, aún sepultados en la segregación y la más absoluta desigualdad, a la vez que la Guerra del Vietnam partía familias y conciencias, mientras en nuestro país la banda terrorista ETA daba sus primeros coletazos y el régimen imperante era incapaz de dar paso alguno que supusiera una mínima apertura. La figura de Robert Francis Kénnedy era tremendamente atractiva, elevada sobre el mito de su asesinado hermano, a quien con el tiempo se acabó bajando del pedestal e incorporando al mundo de los políticos con pies de barro. Robert era entonces, al menos yo en mi inocencia e ignorancia infantiles lo veía así, un personaje que aportaba esperanza, que parecía capaz de influir para que el país más poderoso del mundo, enfrentado no lo olvidemos al "monstruo" soviético en esa famosa guerra fría, estuviera en condiciones de influir de una manera más noble y generosa en el mundo occidental. Yo entonces era un niño ingenuo y nada placeado, viajar a Loarre era ya todo un acontecimiento y, como tantas veces en la vida, son los hechos insignificantes los que hacen el papel de recipiente en el que conservar el "tempo" de los hechos relevantes en nuestra memoria.


12 de abril de 2012

Caramelos de eucalipto

Facebook es una caja de sorpresas, y sobre todo un lugar donde te encuentras planteamientos de los más plural y de lo más llamativo; así, el otro día encontré un grupo de esos que la gente crea buscando apoyos para sus ideas más peregrinas titulado: "No a los caramelos de eucalipto", frase que al principio me sorprendió y más adelante me asustó: ¿qué voy a hacer cuando agarre uno de esos catarros que, normalmente en primavera, me destrozan la garganta?, ... me temo que no podría sobrevivir sin los eucaliptos. Pero los "ideólogos" y "paladines" de semejante cruzada no parecen unos aficionados, y son capaces de incluir unos argumentos que ponen los pelos de punta: "Esta es nuestra encrucijada por el medio ambiente, y esta enfocada sobre todo en la protección de estos nobles animales, los KOALAS! Es sabido que estos mamíferos marsupiales se alimentan de eucaliptos. Pero hoy en día se han visto afectados por la maliciosa y capitalista mano del hombre. El ser humano en su afán por generar mas ganancias destruyendo el mundo, ahora ataca a los koalas quitándoles su principal fuente de alimentos para utilizarla en la diabólica industria de los caramelos de eucaliptos. La falta de alimento no solo produce la muerte de los marsupiales por inanición, sino que también la ingesta de otros vegetales produce perturbaciones en su sistema digestivo causando la producción masiva de gases flatulentos como el metano y vapor de agua. Estos gases afectan a la atmósfera elevando su temperatura por efecto invernadero. Por eso le decimos NO A LOS CARAMELOS DE EUCALIPTOS INDUSTRIALES Y CAPITALISTAS!!! Pronto pondremos a su disposición el número de cuenta bancaria para que realicen sus donaciones en dólares." No seré yo quien pretenda arrebatar al koala el pan suyo de cada día, pero ¿no habría forma de llegar a un "entente cordiale" que consiga hacer compatible la posibilidad de recurrir al eucalipto para refrescar la boca y preservar el derecho de los koalas a alimentar a su familia?.


A mí los caramelos de eucalipto me llevan inmediatamente a esa infancia zaragozana de la que hablo con frecuencia; una señora que conocían mís padres -tremendamente simpática, por cierto- tenía una especie de tienda de herboristería en el Tubo, si no recuerdo mal muy cerca de la Plaza de Sas, y de vez en cuando la entrábamos a visitar. La mujer, que ya he dicho que era afable y cariñosa como pocas, nos solía obsequiar con caramelos de eucalipto, que vendía a granel; eran blanquecinos y bastante grandes, y los solía meter dentro de una bolsa de papel de estraza color blanco. Me acuerdo perfectamente que me llamaba la atención la generosidad de la señora, pues no se limitaba a darnos cuatro o cinco caramelos, sino que nos entregaba un paquete bastante lleno. Supongo que para su negocio tal donación no supondría ninguna mengua, pero para unos niños "modelo años 60" el regalo parecía todo un lujo. Ya he comentado en otras ocasiones que la memoria es selectiva y caprichosa, y en ella quedó grabada para siempre la bondad de esa mujer a quien uno agradecía que te mirara, sonriera y tratara con un cariño que no podía ser fingido; hace decenios que no se de ella, y vete a saber si aún estará viva y si en su cabeza aún se conservarán los recuerdos de cuando era capaz de compartir lo que tenía entre manos.

No creo que Julia, así se llamaba de nombre de pila -el apellido ha sido noticia en los últimos días-, tuviera demasiada conciencia de los problemas del koala, ni que ella misma se considerara una "industrial capitalista" por vender esos caramelos, pero se ve que con los años cada vez queda menos hueco para las cosas sencillas, las ilusiones infantiles y las formas sanas y alegres de ganarse la vida. Yo siempre he tenido debilidad por este tipo de caramelos, no se si porque mi relación con ellos comenzó con el "buen pié" que he relatado, si porque funciono con una carraspera casi crónica que me hace habitual consumidor del género o porque cada cual tiene sus gustos y aficiones más o menos sorprendentes, pero con el tiempo he adquirido cierta sabiduría a la hora de recorrer farmacias, supermercados, tiendas de chucherías, etc que me permiten descubrir que tipos y marcas resultan más adecuados para conseguir ese frescor tan reconfortante en la boca, unido a un sabor fuerte y apetecible.