El mes de octubre lo inicié terminando las novelas de Follett y Leonard que había comenzado mediado septiembre, para leer íntegramente en el transcurso del mes cinco libros más. Pienso que el gran hallazgo de estos días ha sido Josep Pla, aunque pongo buena nota a "Perdida", un thriller distinto cuya película pienso que si han sabido hacerla bien va a causar impacto y las memorias de un hombre tan interesante como Adolfo Marsillach. Muy bien, como siempre Eugenio Fuentes y llamativa la primera experiencia de ficción de García de Cortázar.
No había leído nunca nada de Ken Follett, uno de esos grandes expertos en best sellers, es decir, en convertir en oro todo lo que escriben; más de una vez he tenido en la cabeza emprender la aventura de las mil y pico páginas de "Los pilares de la tierra" y más recientemente "La caída de los gigantes", pero entre la excesiva extensión de tales novelas y cierta desconfianza en torno a la credibilidad de lo que cuenta han ido dejando el propósito en agua de borrajas. Cuando en 1995 se publicó en España "Una fortuna peligrosa", la novela me entró por los ojos, no era tan larga -aunque 670 páginas no sea moco de pavo- y el tema, la banca en Inglaterra durante el largo imperio de la reina Victoria, era interesante. He tardado 18 años en cumplir el deseo y tras dedicar tres semanas al libro mis opiniones son encontradas: no puedo negar que se trata de un relato entretenido que incluso genera cierta "adicción" y el famosísimo escritor se ha informado sin duda bien acerca del tema. Eso sí, la novela me ha parecido mucho más cerca del "folletín" que de la novela histórica, Follett carga mucho los toques sensuales, algo que suena a búsqueda de ventas y algún suceso y el mismo final me han parecido excesivamente artificiales y poco creíbles. No obstante, a quien necesite oxígeno o descanso le puede venir bien la lectura de esta "Fortuna peligrosa".
El 20 de agosto falleció en Detroit Elmore Leonard, sin ninguna duda uno de los grandes de la novela negra. Ya pasó por mis manos hace unos años un relato de este norteamericano cuyas novelas brillaron frecuentemente en el cine -"los cautivos", "Un hombre", "Joe Kidd", "Jackie Brown", "Be cool", "El tren de las 3.10", ...- y decidí homenajearlo leyendo otro relato suyo, para lo cual hurgué en una lote de la vieja colección "Crimen y cía" que me regalaron hace un tiempo y allí encontré "Fulgor de muerte", una historia genuinamente "negra" ambientada en Atlantic City. Casinos, prostitución, policías sin demasiados prejuicios, dinero fácil y sucio, ... todos los ingredientes que crean el ambiente adecuado para este género; junto a esto Leonard nos trae unos personajes bien creados: el detective Vicent Mora y Teddy Macghic, un auténtico psicópata, dos hombres obsesionados el uno con el otro y que se persiguen mutuamente; junto a ellos aparecen más personajes verdaderamente interesantes: hay quien opina que son precisamente los personajes las claves del éxito de Leonard, cuyos argumentos suelen ser más bien simples. El autor fallecido consigue un thriller entretenido, tal vez excesivamente extenso, en el que la tensión y la ambientación son más importantes que un misterio que prácticamente no existen. Una buena novela para pasar el rato y conocer un género que muchas veces es confundido con otros.
Creo que cualquier lector devoto tiene como asignatura pendiente leer a Josep Plá, yo humilde y contrito he de admitir que he tardado 54 años en aprobar esta materia, pero afortunadamente he llegado a tiempo y tras leer en una semana "Madrid. El advenimiento de la República" puedo confirmar que el catalán es un escritor excelente. El libro es breve -174 páginas- y en él cuenta con soltura y dinamismo sus experiencias durante los acontecimientos del 14 de febrero de 1931 en Madrid y los meses posteriores; Pla era un joven periodista destinado a la capital, donde tuvo ocasión de ser protagonista de unos momentos tan decisivos para la España del siglo XX. Es un relato claramente periodístico, bañado de la visión inteligente y sensata de Pla, que no parece tomar partido, sino que se limita a comentar su interpretación de hechos y personas. Al paso de las páginas van apareciendo personajes variopintos e interesantes, como los políticos Manuel Azaña y Miguel Maura, el banquero Juan March, el filósofo Eugenio D'Ors y el escritor Julio Camba. Un testimonio relevante, una narración amena y, por encima de todo, un Josep Pla que escribe de primera. Hay que seguir con él.
La campaña de marketing de "Perdida", escrita por la periodista y escritora de Kansas Gillian Flyn ha sido notable, imagino que entre otras consecuencias ha tenido la de que decidiera leerlo. La novela no es un clásico relato policial, es más pienso que ni siquiera puede definirse como una novela policíaca, sino más bien como un thriller psicológico que se aproxima -ya se que son arriesgadas las comparaciones- a autores como Patricia Highsmitt y Stephen King. "Perdida" es una novela de calidad y compleja, con un ritmo tan sorprendente como agobiante. Su autora ha seguido la técnica de alternar los capítulos con narraciones en primera persona de los dos protagonistas, Nick Dunne y Amy Elliot, dos personajes francamente complicados; hay más personajes secundarios de cierta enjundia en un plantel donde los menos relevantes son los policías. Me da miedo entrar en demasiados detalles, pues el propio desarrollo de la trama, hábilmente estructurado por Gillian Flyn, hace que fácilmente puedas incurrir en el error de dar demasiadas pistas y hasta comenzar a destrozar una posible lectura. Puedo adelantar que estamos ante una novela distinta, muy bien escrita y construida y verdaderamente inquietante. Hay momentos en los que te entra cierto estremecimiento, por lo que si alguien tiende a dejarse influenciar en exceso por lo que lee le aconsejaría que se pensara dos veces ponerse a leer este relato que, de cualquier manera, no deja indiferente. Una buena novela, por encima de los últimos libros publicados con la etiqueta de "boom del año" y con un argumento muy adecuado para el cine, de hecho ya se habla de su llegada a Hoollywood y ya suenan los nombres de Reese Whiterspoon y Charlize Theron como probables protagonistas. Final sorprendente, pero no digo más por miedo a dar pistas que lo destrocen.
No cabe duda de que Fernando García de Cortazar es un gran historiador, he leído unos cuantos artículos suyos en la página 3ª de ABC que me han parecido excelentes; por eso me animé a leer "Tu rostro sobre la marea", su primera novela que además ha ganado este año el "Premio de novela histórica Alfonso X el Sabio". Se trata de un relato bien escrito que abarca una época tan interesante de la historia española y europea como el primer tercio del siglo XX y, como acredita el autor al final, estupendamente documentada, a pesar de lo cual me costó entrar en el libro. Para hablarnos de sucesos tan llamativos como la 1ª Guerra Mundial, la revolución rusa, la dictadura de Primo de Rivera, la II República o los inicios del fascismo italiano García de Cortázar se sirve de un personaje de ficción, Angel Bigas, un bilbaíno perteneciente al cuerpo diplomático, liberal, romántico, aventurero y con ciertos aires de revolucionario y unos hechos en el que bajo el nombre de "Operación Turquesa" hacen referencia a una pretendida operación de contrabando de armas que inicialmente destinada a destronar al dictador de Portugal termina sirviendo para la revolución de Asturias de 1934 y en el que implica nada menos que a personajes como Manuel Azaña e Indalecio Prieto. Para estos acontecimientos y otros, ocurridos en lugares tan dispares como San Petesburgo, Bucarest, Constantinopla o Roma, El autor se sirve del "truco" de ir alternando cartas, entrevistas y memorias que tienen como protagonistas nombres tan importantes como los citados Prieto y Azaña, Agustín de Foxá o Rafael Sánchez Mazas, entre otros. También destaca al principio una entrañable incursión en las tertulias literarias madrileñas de principios de siglo en las que implica a Valle Inclán, Pérez Galdós o Francisco de Ayala. A pesar de tener un contenido tan interesante, me ha parecido que García de Cortázar narra los hechos de modo demasiado desordenado, como comprimiendo demasiados datos y sucedidos; por otra parte la prosa de Cortázar, sin duda trabajada y detallista, me ha resultado algo barroca y engolada. Terminada mi valoración leo una gran alabanza de la novela por parte de Juan Manuel de Prada, algo que me confirma su calidad ... y que se pasa de barroca.
He hablado reiteradamente de la calidad de Eugenio Fuentes, sin duda uno de los mejores autores de novela policíaca en España y cuya calidad literaria va más allá del género: de hecho ya ha sacado alguna novela de otra naturaleza. En esta ocasión he leído "Las manos del pianista", no se si la cuarta o quinta entrega que protagoniza el detective Ricardo Cupido. No se trata de una trama excesivamente interesante ni complicada, pero Fuentes la relata con pulcritud y cierta profundidad. El crimen se produce en esta ocasión en el ámbito de la construcción, un mundo propicio al conflicto y de actualidad, muy especialmente al tiempo en que se publicó el libro en el año 2003. El autor aprovecha para tratar temas de cierto interés como la adición al juego, el dinero fácil, las crisis familiares, la burbuja inmobiliaria, ... así como a mostrarnos el lado más entrañable de los protagonistas; destaca la presencia del "pianista", personaje cuyo nombre no aparece en todo el relato y da nombre al título, un músico frustrado que se gana la vida tocando en verbenas populares y dando muerte a animales de compañía y otras mascotas de los que sus dueños quieren desprenderse. Como todas las novelas de Cupido está ambientada en el imaginario pueblo de Breda y de ésta se hizo una versión cinematográfica dirigida por Sergio G. Sánchez y protagonizada por Javier Gutiérrez, Fernando Cayo y Clara Segura, entre otros. Yo empezaría por el libro ...
En uno de esos caprichos que tengo de vez en cuando saqué hace tres semanas de la Biblioteca de Huesca las memorias de
Adolfo Marsillach, unos recuerdos que el actor y director fallecido hace once años publicó en 1998 tituló
"Tan lejos, tan cerca"; tengo que empezar reconociendo que he disfrutado con la lectura de la vida de Marsillach contada por él mismo, por mucho que se trate de un personaje tan alejado ideológicamente de mis convicciones y de que algún que otro "ortodoxo" me pueda reprochar que en el relato se cuentan aventuras bien poco edificantes del autor, con elegancia y discreción por su puesto. Pienso que estas memorias están escritas con una honestidad notable, el propio autor admite que no es parcial en algunos momentos, pero es algo de lo que probablemente nadie puede presumir y cuyo reconocimiento honra al polifacético personaje. Es interesante ver la visión de la España que vivió un hombre que pasó la infancia durante la II república y la guerra civil y la adolescencia y juventud en plena posguerra. Sirven también para hacerse una idea de una apasionante época, larga y fecunda, del cine y el teatro españoles, amen de una serie de incursiones televisivas de un hombre complicado y comprometido. El libro está escrito formidablemente y el autor nos hace sus recuerdos amenos, con una prosa en la que queda reflejada la fina ironía y el carácter críptico de Marsillach, quien a la vez que es respetuoso con sus oponentes profesionales e ideológicos ni perdona el egoísmo y la deslealtad ni ahorra dureza en sus críticas. Como aspectos menos positivos incluiría que al hablar de la época de su vida en la que detentó poder político -Adolfo Marsillach tuvo cargos cuando siendo Jorge Semprún Ministro de Cultura del gobierno socialista- no puede evitar caer en la vanidad y el recurso a la auto-justificación, además de que 574 páginas pueden ser muchas para el lector impaciente.