29 de mayo de 2016

Sentimientos encontrados en Madrid y alrededores


La Final de la "Champions" se celebró, hubo emoción, tensión y entretenimiento, prórroga y penaltis ... ¿qué más podemos pedir? ... tal vez el fallo estuvo en que ganó el de siempre, que el destino -además de un gol en offside y un par de penaltis a la madera- escogió que el que tenía diez aumentara su patrimonio de trofeos y el que no tenía ninguna volviera a quedarse con la miel en los labios.

Tal vez esa desigualdad fue la que hizo que ayer me inclinara por los rojiblancos, dos Copas perdidas en el descuento y un notablemente inferior presupuesto consiguieron que mi favor estuviera con el más débil. Creo que a eso también contribuyó el tener una compañera de trabajo super-colchonera, y es tan maja, tan buena gente, tan competente, que estaba deseando pudiera celebrar tan ansiado éxito, ella también se lo merecía.

El partido fue reñido, quienes lo vieron conmigo -mientras dábamos buena cuenta de una excelente cena, por cierto- pensaban que mereció ganar el Atlético -y eso que casi todos eran "merengues"- y puede que tuvieran razón, aunque dejaré que cada cual valore el desarrollo del encuentro como desee. Eso sí, no deja de ser paradójico -y en parte cruel- que mientras Juanfrán culminó un formidable partido fallando su penalti, Cristiano terminase siendo el héroe de la noche al transformar el suyo a pesar de que no dio una a derechas en 120 minutos.

El partido del siglo -¿cuántas veces hemos escuchado este calificativo en las últimas décadas?- terminó. Como ocurre siempre, euforia para unos y drama para otros ... Posiblemente no hay que trascendentalizar ni una ni otra cosa: la vida sigue.

24 de mayo de 2016

Sugerente Moustaki


Ayer se cumplieron tres años de la muerte en Niza de Georges Moustaki, un cantante excelente y distinto, un hombre de los que dejan huella, un trovador de canciones maravillosas. Es uno de esos intérprtes a los que acudo cuando necesito descansar, relajarme, recuperar ánimos y vitalidad.  Si esta vez he recordado este aniversario ha sido gracias a uno de mis contactos de Facebook, una mujer llena de sensibilidad que recordaba ayer a Moustaki en su muro, en el que colgaba una de sus canciones más emblemáticas, "Grand-pere".

Nunca es tarde para descubrir el significado de las canciones, en especial de éstas que contienen tanto sentimiento, tanta poesía. Al aportar la canción, dedicada a su abuelo, mi referido contacto resaltaba parte de su letra: "C'est pour toi que je joue, grand-père c'est pour toi / tous les autres m'écoutent, mais toi tu m'entends...", que en español se traduce: "Toco para ti, abuelo, es para ti, porque todos los demás me escuchan pero tú me entiendes".

Lacanción ya me encantaba, pero la frase me ha parecido un lema, un mantra, un himno, ... una contraseña para la vida misma, para cada día. Cuanto se agradece encontrar a alguien que hace algo más que escuchar, que es capaz de comprender, de ponerse en tu lugar ... y a la recíproca, ... leo la frase y me pongo a recordar las veces en que me he conformado con atender, con asimilar lo que me dicen sin dar el paso siguiente.

Gracias Virginia¡¡¡

23 de mayo de 2016

¿Y quién piensa en aquéllos que ponen el hombro?


¿Quién no ha necesitado en alguna ocasión consuelo, apoyo, ... alguna palmadita en la espalda?.  Es humano necesitar cariño, desahogar penas, ... hasta descargar agravios; también tiene que ver con ese egoismo que asoma del interior en cuanto nos descuidamos, con las fragilidades propias, las flaquezas personales ...

Y hay personas especialmente dotadas para ejercer el papel de paño de lágrimas, para poner un hombro sobre el que verter lágrimas. Y lo están porque son generosos, alegres, simpáticos, ... o una mezcla de todo ello; ... tal vez son más fuertes que nosotros, o disimulan más sus debilidades. Es de agradecer tener amigos, amigas a quienes acudir en los momentos complicados, cuando aparece el dolor, la tristeza, el desencanto.

Consolar, animar, dar aliento son formas maravillosas de cultivar la amistad, de ejercercitar esa acción tan de agradecer como es la de "estar ahí" ... a veces basta con escuchar, mirar, sonreir para darle respiro al otro. Pero, dicho queda, en la naturaleza humana se esconde un punto de egoísmo que no deberíamos fomentar ... no es bueno que mientras apoyamos nuestras cuitas en hombro ajeno, ni se nos ocurra pensar en las que puede tener su propietario .... con nosotros conviven personas muy sólidas, capaces de ver y oir rebosando paz y cariño a la vez que soportan contrariedades probablemente mayores que las de aquellos a quienes escuchan. Sin duda es algo que les honra, pero diría muy poco de nosotros si les buscáramos como desaguadero y ni nos plantearamos si también sufren y lo que podemos hacer nosotros por ellos.

20 de mayo de 2016

Trazo grueso

Hace ya tiempo que en determinadas fuentes de noticias -a viva voz, por escrito, ...-, en las formas usadas en foros y redes sociales, en el modo de enfocar algunas series de televisión, en críticas y comentarios, en la manera de defender ideas y convicciones, en el modo de describir la historia, ... en tantas cosas, observo demasiado trazo grueso ... y cada vez me daña más los ojos y la mente. Parece que pesa más la necesidad de poner en la picota al personal y cuestionarlo todo que descubrir la parte buena de las cosas y buscar soluciones para la mala.

Es como si disfrutaramos  descubriendo barbaridades, machacando al vecino y renegando de nuestra historia. Me temo que demasiadas veces existen razones que justifican nuestro enfado, nuestra indignación, ... pero también me planteo si hemos llegado a un punto en el que solamente somos capaces de pensar en negro, de ver el negativo de la foto, de presumir la maldad del contrario.

¿No deberíamos perder visceralidad?, ¿no sería bueno pensar antes de soltar nuestro particular bufido?, ... incluso podríamos hablar de opinar cuando se tienen todos los datos, de no hablar con el estómago, de admitir que uno puede estar parcial y hasta totalmente equivocado. 


18 de mayo de 2016

Café con corazón


Esta mañana he desayunado en una cafetería que me "pilla" camino del trabajo. He pedido un café con leche con un croissant y la chiquita que se hallaba al otro lado del mostrador ha satisfecho mi demanda con disposición y agilidad. Tras dar buena cuenta de la "pasta" y con medio café pendiente de tomar, he divisado en la barra, a un par de metros de mi ubicación, el diario "AS",  ha podido más la pasión que el apetito y me he trasladado, con vocación de temporalidad, hasta el lugar del periódico en cuestión para echar un vistazo a las páginas relativas al Real Zaragoza ... no había tiempo para más.

Al regresar a mi puesto, me he dado cuenta que la camarera, pensando que había concluído mi consumición, había recogido y tirado el liquido que restaba. Entonces ha surgido dentro de mí una especie de "cabreo", esa rebelión interior que temo pueda tener su razón en la conciencia de la propia torpeza y que te mueve a increpar al otro. Afortunadamente me he contenido, me he mostrado, como correspondía, comprensivo con la chica y le he quitado toda importancia al incidente ... al fin y al cabo no tenía ella la culpa del  abandono de mi alimento por algo tan burdo como el fútbol.

He pagado y cuando ya iba a salir del establecimiento, la moza me ha acercado una nueva y apetecible taza de café con leche, insistiendo en que esta vez me lo había puesto con espuma por encima en forma de corazón. No me lo esperaba, he agradecido interiormente a mis espíritus buenos -alguno debe quedar- el haber estado en esta ocasión a la mínima altura y a la chica del bar ese detalle de cariño y de saber hacer. A veces compensan este tipo de confusiones ... sin la de hoy me hubiera perdido esa dedada de miel.

16 de mayo de 2016

A golpe de silbato

Soy de esos españoles que hicieron la mili ... casi todos hemos oido eso de que los hombres nos ponemos insoportables cuando comenzamos a hablar de nuestro servicio militar. La situación, no obstante, pierde fuerza en la medida en que va a hacer veinte años desde que en este país desapareció el servicio militar obligatorio ... y como se supone -esperemos- que no se va a reponer, tal impertinencia de los varones está llamada a su extinción ... otras quedarán.

Tuve un tío que llegó a coronel y definía el hecho de "cumplir con la patria" como "no hacer nada, pero desde muy temprano". Mi experiencia confirma que algo de eso hay ... pero sobre todo, lo que recuerdo con menos aprecio -hay otras vivencias que conservo en mi memoria con bastante mayor agrado- es la sensación de funcionar "a golpe de silbato": esa especie de obsesión por la uniformidad, la esclavitud por vivir usos y costumbres, la erección de la puntualidad, la fijeza como criterio irrenunciable de vida.

En la vida civil, social, profesional, ... también hay ocasiones en las que me siento como sometido al "siempre se ha hecho así", a institucionalizar lo esencial y lo que no es, a convertir la referida puntualidad de virtud en manía. No invito ni a la informalidad ni al desorden, pero cuando a los españoles se nos acusa de improvisación, siento la tentación de pensar que a lo mejor a germanos, británicos o nórdicos, con tanta fama de estrictos y formales, les vendría bien algo de flexibilidad.

A lo mejor no tiene que ver, pero me viene a la cabeza aquel pasaje del Evangelio: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?" ... leerlo me viene bien, ultimamente, cuando necesito paz ... me ayuda a plantearme dar a las cosas un sentido más ligero ... al menos a algunas.

13 de mayo de 2016

Uno de esos futbolistas "singulares"

Hace unos días mi amigo Brunetti, conocedor como ninguno de la filosofía y los entresijos del fútbol, aficionado esencialmente honrado y entendido, hacía referencia a la mítica frase pronunciada por Rogelio, jugador "referencia del Betis" durante década y media, cuando trataba de justificarse ante su entrenador, el húngaro Ferenc Szusza, quien le acusaba de pasividad: "Míster, yo no corro, que correr es de cobardes". Se trata sin duda de toda una declaración de intenciones, una manera de ver el fútbol que no tiene que interpretarse necesariamente de forma negativa, pues en el fondo un jugador inteligente, al menos tal como se concebía el fútbol en tiempos de Rogelio, sabe que mucho más importante que el hecho de que un jugador corra, lo es el que corra el propio balón. Rogelio Sosa Ramírez, nacido en la sevillana localidad de Coria del Río un 15 de abril de 1943 -en plena posguerra- nunca fichó por un grande, no tiene el salón de su casa lleno de trofeos -aunque al final de su carrera paseó por el Vicente Calderón la primera Copa del Rey desde 1930, ganada por  su equipo al Athletic de Bilbao tras más de veinte lanzamientos de penalty-, jamás fue internacional, pero permanece sin ninguna duda en la memoria de todo bético que se precie y en la de algún nostálgico más del viejo fútbol, el de nuestra infancia, en el mismo espacio y a la misma altura que ídolos blanquiverdes tan señalados como Luis del Sol, Julio Cardeñosa, Rafael Gordillo, Hipólito Rincón,  Gabriel Humberto Calderón o Alfonso Pérez Muñoz.

Hay futbolistas que son verdaderos artistas, jugadores que aunque no suden la camiseta como el que más, ni recorran cada partido bastantes kilómetros, e incluso haya encuentros en los que pasen totalmente desapercibidos, siempre gozan del aprecio indiscutible del público, del buen aficionado que sabe que determinadas formas de tocar el balón, la sabiduría a la hora de buscar a quien pasárselo o la habilidad para regatear, controlar la pelota o colocarla exactamente en el lugar querido son aptitudes reservadas a unos pocos elegidos. En el Zaragoza de los años 60, junto a la calidad de los inolvidables "cinco magníficos", mostraba su arte, a veces con cuentagotas, un peruano bajito y de aspecto frágil llamado Sigi, a quien bautizaron como "la octava maravilla", y a lo largo de los años han paseado por nuestra liga futbolistas tan geniales como irregulares: Guti, "Mágico" González, Xavi Prieto, Ivan de la Peña, Manu Sarabia, ...

 Rogelio fue uno de esos futbolistas "distintos", "singulares"; era poseedor de una zurda prodigiosa, una falta al borde del área, especialmente si andaba escorada a la derecha, era un peligro inminente, un gol anunciado. Fue posiblemente, junto al inolvidable Luis Aragonés, el mejor lanzador de libres directos de su época, Rogelio le daba al balón y éste iniciaba una curva diabólica que con frecuencia terminaba en la red contraria. Como lanzador de corners y faltas laterales era también un maestro, sus compañeros de ataque se beneficiaban de unos centros medidos, a los que dotaba del ritmo y la colocación adecuadas, además de haber conseguido hasta diez goles olímpicos, por medio de corners directos, dato que según algunos supone un record absoluto, no alcanzado por nadie más en la historia de nuestra Liga.Rogelio era la figura indiscutible del betis de los Antón, Macario, Landa, Frasco, Telechía, Quino, Pallarés, ...

Los equipos modestos, como lo ha sido casi siempre el Betis, y desde luego cuando Rogelio vestía su camiseta, necesitan tener sus jugadores de referencia, como lo fue Violeta en la época posterior a la de los magníficos en Zaragoza, el asturiano José María en el Español de los "Delfines",  el "Chopo" Iribar en el Athletic de los 60 y 70 o el argentino Viberti en el Málaga que a inicios de la década de los 70 trataba de consolidarse en la élite de primera división. Rogelio no corría más de lo necesario, a veces escondía la pierna, incluso era considerado una especie de "Curro Romero" del fútbol, pero a la hora de la verdad era quien asumía responsabilidades, tenía ascendencia sobre el resto de la plantilla, era fiel a unos colores y, por encima de todo, daba gusto ver como deambulaba, con balón y sin él, en un campo de fútbol.

11 de mayo de 2016

Lluvia de mayo


Se habla de "agua de mayo" como cosa buena. La expresión, típicamente española, tiene su origen en el mundo del campo: abril y mayo son meses en los que la lluvia es fundamental para que las plantaciones de cereales y los árboles frutales florezcan con su mayor esplendor. Si hay suficiente lluvia en esos meses, se asegura una buena cosecha que nos dará alimento hasta el próximo año. Por esta causa me decido a convertir en positivos tantos días seguidos con el cielo cubierto de nubes y una lluvia persistente, con momentos concretos de auténtico temporal. El primer pensamiento que acude es de disgusto, como si el agua entorpeciera nuestra vida, frustrara nuestros planes, ... ¡es un error!; es ocasión para  vencer egoismos, para comprender cuanto bien puede hacer la lluvia a tantos, a más de uno que tal vez lleva tiempo sin esperanza y el agua supone un agarradero nuevo y firme  ...; y a la vez,  es también momento de descubrir la belleza que  ofrece una naturaleza siempre sabia, siempre pura.

Son tiempos de reflexión, pasan cosas que obligan a a profundizar, incluso a decidir, ... y la lluvia, intensa, perseverante, puede ser la compañía adecuada de nuestras tardes tranquilas, de nuestros días serenos, .... al tiempo que contribuye a relajar nuestras tensiones, encauzar las intenciones, purificar, limpiar, el polvo del camino.

También la lluvia, ¿por qué no?, nos puede ayudar a ser mejores.


9 de mayo de 2016

Se jubiló Valerón



Ayer, en el partido que enfrentaba a Las Palmas y Athletic en el Estadio Insular dijo adios al fútbol el centrocampista internacional Juan Carlos Valerón.  El centrocampista canario había cumplido en junio del año pasado 40 años: pocos futbolistas pueden presumir de semejante hazaña, y menos de haber llegado a esa edad jugando a pleno rendimiento y demostrando la calidad y la profesionalidad que ha desplegado allí donde ha pasado.

Valerón llega al final de su carrera profesional con el bagaje de 422 partidos oficiales, 32 goles y 46 entorchados internacionales. El jugador que ahora se retira comenzó y terminó su carrera en la Unión Deportiva Las Palmas, y entre medio vistió los colores del mejor Mallorca de la historia, de un Atlético de Madrid en el que vivió tiempos convulsos bajo el madato de Jesús Gil y de un deportivo de La Coruñla con el que ganó la Copa del Rey y la Supercopa y a quien ayudó a regresar a la máxima división hace unos años. Con la selección española Valerón participó en el Mundial de Corea y Japón (2002) y en las Eurocopas de Bélgica y paises Bajos (2002) y Portugal (2006). El jugador sufrió varias lesiones graves en su rodilla, y siempre, en tiempos de bonasnza para su equipo y en momentos de zozobra, estando a planitud o en el dique seco, dio muestras de bonhomía, elegancia y saber estar.

Juan Carlos Valerón fue un futbolista diferente; en mi opinión, uno de los grandes genios que ha dado el fútbol español en las últimas décadas. Poseía una calidad imponente, dominaba todos los "tercios" del fútbol y destacaba por su dominio del balón, su excelente posicionamiento en el campo, una visión magistral del juego y una rapidez espectacular a la hora de tomar decisiones. Se trataba de uno de esos magos del balón, como lo fueron en España, por ejemplo, Sarabia, Guti o en la actualidad Andrés Iniesta. El mérito de Valerón aumenta si tenemos en cuenta que nunca jugó en Real madrid o Barça, equipos que llevan a su alrededor coros de periodistas que tienden a engrandecer, a veces más de la cuenta, la gloria de los mejores jugadores de dichos equipos.

Además, el canario posee una simpatía y un buen estilo que le han convertido en alguien querido por todos los lugares donde ha pasado y por la inmensa mayoría de los aficionados al fútbol de España y parte del extranjero. Quede aquí mi homenaje a un futbolista de los que salen pocos.


6 de mayo de 2016

Silencio


A veces hay demasiado ruido, ... las voces, las máquinas, las discusiones, los tonos, los ritmos distorsionados, los sonidos que reverberan bajo unos auriculares, las conversaciones públicas y supérfluas, el timbre de los móviles  ... Nos hemos acostumbrado a vivir entre alboroto y hablamos sin escucharnos, miramos sin ver, conversamos sin atención, tendemos al monólogo.

Necesitamos el silencio, no el que aisla, el que nos convierte en exclusivos; el bueno es el silencio que contempla, que relaja, que sirve de descanso, de fuente de energías. El silencio de quien respira el aire puro de un bello paisaje de montaña, de quien contempla una puesta de sol, el mar azul o las estrellas de una noche limpia y luminosa. El silencio que repara, que  "desfragmenta" nuestra cabeza, tantas veces llena de ideas mezcladas y confusas, que serena el corazón cuando anda desolado, tenso, descompuesto.

El silencio nos ayuda a pensar, a comenzar de nuevo, ... incluso a hacer menos daño, porque hay veces en las que hablamos demasiado, y el silencio se convierte en el arma de los prudentes, de los templados, de quienes transmiten paz.

¡Bendito silencio!, que podemos convertir en oración que sube y baja, porque hay ocasiones en las que hasta sobran las palabras.



4 de mayo de 2016

Hoy confío más


Hace tiempo que he dejado de hacer referencia a mi edad, al paso de los años, al otoño de la vida, ... son varios los que me han afeado la conducta, y he llegado a la conclusión de la razón que tienen. No obstante, y pidiendo disculpas de antemano, tengo que decir que venía notando cierta tendencia a consolidar algo de distancia generacional con los jóvenes. Ya tengo claro que es un error.

Hoy he cambiado mi ruta habitual para ir al trabajo, pues debía pasar antes por el banco. Por esta razón he coincidido, después de años, con la llegada a clases de los alumnos del Instituto "Ramón y Cajal" de Huesca, todo un ejemplo de variedad y mestizaje. Me he cruzado con peinados de lo más originales, vestimentas variadas, tejanos rotos -de éstos muchos, muchísimos-, mochilas, deportivas, caras de sueño, conversaciones animadas, ... Y con tal visión, he notado como una transformación interior; he visto miradas sinceras, actitudes optimistas, aires poco viciados, ... cierto soplo de aire fresco.

Así, ha surgido el propósito de rechazar prejuicios, de alejar visiones prefabricadas, de aspirar al rejuvenecimiento del espíritu, de  fortalecer la capacidad de asimilar y aprender. Por eso hoy confío más, y comprendo que siempre queda abierta la puerta a la esperanza.

1 de mayo de 2016

Lecturas de abril


Comento los libros que terminé en abril  bajo la presencia de un "olmo viejo", tal vez por eso de las "lluvias de abril y el sol de mayo" que citaba D. Antonio Machado. Ha sido un mes de lecturas muy diversas, algunas curiosas. Hay dos libros que nos hablan, desde perspectivas bien distintas -los atentados de París y la guerra de Siria- de los problemas del yihadismo, un ensayo polémico y vitriólico sobre la cultura y la política de parte de la segunda mitad del siglo XX español , tres del género negro -una intriga muy británica, un thriller de espías y una inclasificable novela más bien hilarante- y la primera entrega de una trilogía italiana de moda, desde mi punto de vista muy justificadamente.

Con la lectura de "Los huesos dormidos", de Deborah Crombie, he cerrado por partida doble dos "tríos" de novelas policíacas  pendientes. El primero viene de lejos, en concreto del día de San Vicente de 2015, cuando repasando las novedades "negro-criminales" del momento en la "Casa del Libro" de Zaragoza anoté tres "caprichos" del género: "Expediente de desaparición", del israelí Droir Mishani, "El caso Telak", del polaco Zygmunt Miloszewski y el citado; más adelante Montse, la casi infalible "librera" de "Negra y Criminal", nos recomendaba en su blog tres novelas a las que daba el calificativo de "suaves"; en este caso a la que acabo de terminar añadía "Bienes y codicia" de Ingrid Noll y "Una revelación brutal", de Louise Penny ... Pasado algo más de un año puedo decir que he leído las cinco y que ninguna me ha decepcionado. "Los huesos dormidos", un nuevo caso del inspector de Scotland Yard Duncan Kincaid y su ayudante Gemma James -el primero que pasa por mis manos-, me ha gustado y mucho. Se trata de la típica novela policíaca super "british" ... aunque la autora haya nacido en Texas -en la contraportada ya nos cuentan que vivió tiempo en Inglaterra y Escocia-, y me ha recordado bastante a los relatos de P.D. James que protagoniza Adam Dalglish. La trama está ambientada en Cambridge, lo que no deja de añadir atractivo al asunto, y se trata del típico antiguo asesinato sin resolver, un argumento muy usado que Crombie maneja adecuadamente, sabiendo ir desarrollando la investigación con agilidad y ritmo, siempre paralelamente a las cuitas personales de los protagonistas y con una resolución convincente. Una buena novela de intriga, sin artificiosidades ni efectismos.

El año 2015 fue sin duda un ejercicio dramático para los franceses: hasta en dos ocasiones París fue escenario de terribles matanzas por parte de los yihadistas: el 7 y 8 de enero 16 personas murieron en el asalto a la redacción de la revista "Charlie Hebdó" y a un supermercado judío de Vincennes, mientras el 13 de noviembre siguiente 8 ataques simultáneos dejaron la escalofriante cifra de 128  fallecidos. Gabriel Albiac, catedrático de filosofía ya jubilado y periodista fue enviado por el diario ABC para plasmar en las columnas del periódico sus impresiones de los hechos, relatos que ha recogido la editorial "Confluencias" en un pequeño librito titulado "Alá en París". Se trata de la recopilación de unos artículos escritos con brillantez, dramatismo y dureza. Albiac se muestra pesimista con relación al futuro de Europa en lo que se refiere a la lucha contra el islamismo radical y el peligro qué este lleva consigo, y expone sus tesis de que estamos en una guerra, hacen falta soluciones drásticas y no cabe ceder ante el peligro que acecha; todo ello agravado por el hecho de que parte de dicho peligro ya está en casa. Un libro entretenido que se lee con tanto agrado como preocupación.

Sin ninguna duda, una de las revelaciones literarias de los últimos meses es Elena Ferrante, un nombre que por cierto es toda una incógnita, pues se desconoce quien está tras ese nombre y apellido,  incluso hay quien asegura que no es una mujer sino un varón. Ferrante, de cualquier manera, ha triunfado con la "Trilogía de Nápoles", una saga que se está vendiendo con éxito por toda Europa. El primer volumen de la misma es "La amiga estupenda", una novela ambientada en un barrio marginal de Nápoles y que hace un magnífico análisis social y de época contándonos la amistad de dos adolescentes, Lila y Lenu, cuyas vidas se seguirán relatando en los dos siguientes tomos de la trilogía. Ferrante aprovecha para describirnos la forma de vivir de los hombres y mujeres pobres de la Italia posterior a la 2ª Guerra Mundial, con las secuelas de ésta aún presentes y en un ambiente rudo, hostil y con evidentes carencias materiales y culturales. Por internet he encontrado críticas para todos los gustos, incluso alguna muy negativa de algún blog que me merece toda la confianza; de cualquier manera, quede constancia de mi opinión personal, y a mí me ha gustado bastante el libro, pienso que es entretenido y está bien escrito y ando animado a continuar con la segunda parte.

Hace unos meses tuve la ocasión, ¡y la suerte!, de comer -junto a varias personas- con Lorenzo Silva. Entre otras cosas el escritor nos contó que en ese momento su principal lectura era un  ensayo escrito por una periodista siria, Samar Yazbek, en el que ésta relataba los entresijos de la tremenda guerra que asola desde hace tiempo su país. En ese tiempo no existía traducción española y tome nota del título, "La frontera", a la espera de su publicación en España, algo que consumó no mucho después la editorial "Stella Maris", con un subtítulo bastante significativo y que da muchas pistas del contenido del libro: "Memoria de mi destrozada Siria". La verdad es que esperaba un relato bien ordenado en el que la autora explicara las causas, razones geográficas, historia anterior y peculiariedades estratégicas de la guerra de Siria, pero lo que me he encontrado ha sido un testimonio, verdaderamente estremecedor, de los dramas y horrores del conflicto que asola ese país del medio oriente. Samar Yazbek nos da, desde luego, pistas sobre la familia que gobierna Siria, el Estado Islámico, las distintas facciones que se enfrentan, los grupos religiosos opuestos, etc, pero he echado en falta un poco de orden y rigor en la exposición. En cualquier caso, se trata sin duda de un relato periodístico notable a cargo de una periodista de la tierra que, viviendo en Occidente, ha tenido el valor y el patriotismo de introducirse en el auténtico meollo de una guerra tremenda. Y, por encima de todo, un relato que impresiona y hace pensar mucho en las tragedias que se viven hoy en día no muy lejos de donde estamos.

Tenía curiosidad por leer algo de Carlos Salem, un argentino afincado en España que en los últimos años ha publicado novelas policíacas con una fecundidad notable. Aproveché la amabilidad de un amigo que me prestó "Matar y guardar la ropa", una de sus primeras novelas. con un título bien original. Comenzaré diciendo que se notan los años en nuestro país de Salem, pues no escribe, en absoluto, con ese estilo tan propio de Sudamérica y que tan nervioso pone a mi amigo Brunetti. La novela es original dentro del género, y he de admitir que leyendo los primeros capítulos -generalmente breves y directos- me pareció que el libro era poco serio: está ambientado en un camping nudista de Murcia, los personajes son algo esperpénticos y todo tenía aire como de cierta "gamberrada". Conforme fui sumando páginas mi impresión fue cada vez más positiva, pues aunque efectivamente se mantiene el aire de "sainete", está bastante bien escrito, de forma ágil, y ha de reconocerse un humor que cala. Además, la trama va tomando coherencia, el autor consigue cogerte la atención y configurar una historia creíble y bien trenzada e incluso acabas viéndole ciertos valores. Salem añade además toques originales que se agradecen, como cierto homenaje al gran Andrea Camilleri y el hecho de autocitarse al final, lo que no deja de tener su osadía. Quien se plantee la lectura como algo  exclusivamente trascendente y ande muy apegado al valor de su tiempo, que se abstenga de leerlo, pero quien sea aficionado al género negro tiene ante sí algo original, distinto.

Había oído hablar muy bien de las novelas de Daniel Silva, un escritor que a pesar de su nombre y primer apellido es estadounidense -natural, en concreto, de Michigan-. Se trata de una serie de thrillers de espías protagonizados por un tal Gabriel Allon, una de las "estrellas" de los servicios de inteligencia israelíes. En el blog "Elemental" del "País digital" Juan Carlos Galindo escribía  maravillas se su última novela traducida al español, "El espía inglés". Tan buena prensa de libro y autor hizo que cayera de inmediato en la tentación de leer el libro, y aunque es sin duda entretenido y ameno, pienso que al final no es para tanto. Es un genuino thriller con acción permanente, con sus "buenos" y sus "malos", aunque como en toda novela de espías que se precie, los buenos tienden a ser más bien crueles y despiadados. A veces, si te pilla cansado o despistado, no es difícil perder el hilo, aunque también es cierto que lo recuperas enseguida. Los sucedidos suenan bastante a realidad, lo que es normal si tenemos en cuenta que se habla de los servicios de espionaje judíos, del IRA, de terrorismo, ... y hasta se comienza con el asesinato de una princesa divorciada que suena mucho a Diana de Gales. La novela es amena, pero si uno quiere algo de espías no se si es mejor acudir a los clásicos del género.

Gregorio Morán es un veterano escritor asturiano que tiene una larga historia de libros de investigación cultural, social y política. Hace unos meses publicó "El cura y los mandarines", un largo volumen que supera las 790 páginas y en el que trata sobre la política y, especialmente la cultura, en la segundad mitad del franquismo, la transición y los primeros años democráticos (1962-1996). El subtítulo del libro ("Historia no oficial del Bosque de los Letrados") da bastante idea del contenido y el tono del libro. He encontrado en internet algún artículo refiriendo una serie de datos equivocados que aparecen en el volumen, pero aún así pienso que Morán nos ofrece una visión histórica bastante real; eso sí, tremendamente crítica, sin ahorrar ironías, ataques y hasta ridiculizaciones de una serie de personajes. Por las páginas de "El cura y los mandarines" pasan un gran número de protagonistas del mundo cultural de esos más de treinta años: Pedro Laín Entralgo, José Luís Arangurén, Camilo José Cela, Juan Benet, Carmen Martín Gaite, Rafael Ferlosio, Dámaso Alonso, ... unos mejor tratados que otros ... y, por encima de todos, Jesús Aguirre, con quien Gregorio Morán se ceba hasta casi la crueldad. El libro lo he ido leyendo a lo largo de unos cuantos meses, tiene momentos más entretenidos que otros ... y termina siendo bastante interesante. Eso sí, cada cual que se quede con lo que más le convenza.