Comento los libros que terminé en abril bajo la presencia de un "olmo viejo", tal vez por eso de las "lluvias de abril y el sol de mayo" que citaba D. Antonio Machado. Ha sido un mes de lecturas muy diversas, algunas curiosas. Hay dos libros que nos hablan, desde perspectivas bien distintas -los atentados de París y la guerra de Siria- de los problemas del yihadismo, un ensayo polémico y vitriólico sobre la cultura y la política de parte de la segunda mitad del siglo XX español , tres del género negro -una intriga muy británica, un thriller de espías y una inclasificable novela más bien hilarante- y la primera entrega de una trilogía italiana de moda, desde mi punto de vista muy justificadamente.
Con la lectura de "Los huesos dormidos", de Deborah Crombie, he cerrado por partida doble dos "tríos" de novelas policíacas pendientes. El primero viene de lejos, en concreto del día de San Vicente de 2015, cuando repasando las novedades "negro-criminales" del momento en la "Casa del Libro" de Zaragoza anoté tres "caprichos" del género: "Expediente de desaparición", del israelí Droir Mishani, "El caso Telak", del polaco Zygmunt Miloszewski y el citado; más adelante Montse, la casi infalible "librera" de "Negra y Criminal", nos recomendaba en su blog tres novelas a las que daba el calificativo de "suaves"; en este caso a la que acabo de terminar añadía "Bienes y codicia" de Ingrid Noll y "Una revelación brutal", de Louise Penny ... Pasado algo más de un año puedo decir que he leído las cinco y que ninguna me ha decepcionado. "Los huesos dormidos", un nuevo caso del inspector de Scotland Yard Duncan Kincaid y su ayudante Gemma James -el primero que pasa por mis manos-, me ha gustado y mucho. Se trata de la típica novela policíaca super "british" ... aunque la autora haya nacido en Texas -en la contraportada ya nos cuentan que vivió tiempo en Inglaterra y Escocia-, y me ha recordado bastante a los relatos de P.D. James que protagoniza Adam Dalglish. La trama está ambientada en Cambridge, lo que no deja de añadir atractivo al asunto, y se trata del típico antiguo asesinato sin resolver, un argumento muy usado que Crombie maneja adecuadamente, sabiendo ir desarrollando la investigación con agilidad y ritmo, siempre paralelamente a las cuitas personales de los protagonistas y con una resolución convincente. Una buena novela de intriga, sin artificiosidades ni efectismos.
El año 2015 fue sin duda un ejercicio dramático para los franceses: hasta en dos ocasiones París fue escenario de terribles matanzas por parte de los yihadistas: el 7 y 8 de enero 16 personas murieron en el asalto a la redacción de la revista "Charlie Hebdó" y a un supermercado judío de Vincennes, mientras el 13 de noviembre siguiente 8 ataques simultáneos dejaron la escalofriante cifra de 128 fallecidos. Gabriel Albiac, catedrático de filosofía ya jubilado y periodista fue enviado por el diario ABC para plasmar en las columnas del periódico sus impresiones de los hechos, relatos que ha recogido la editorial "Confluencias" en un pequeño librito titulado "Alá en París". Se trata de la recopilación de unos artículos escritos con brillantez, dramatismo y dureza. Albiac se muestra pesimista con relación al futuro de Europa en lo que se refiere a la lucha contra el islamismo radical y el peligro qué este lleva consigo, y expone sus tesis de que estamos en una guerra, hacen falta soluciones drásticas y no cabe ceder ante el peligro que acecha; todo ello agravado por el hecho de que parte de dicho peligro ya está en casa. Un libro entretenido que se lee con tanto agrado como preocupación.
Sin ninguna duda, una de las revelaciones literarias de los últimos meses es Elena Ferrante, un nombre que por cierto es toda una incógnita, pues se desconoce quien está tras ese nombre y apellido, incluso hay quien asegura que no es una mujer sino un varón. Ferrante, de cualquier manera, ha triunfado con la "Trilogía de Nápoles", una saga que se está vendiendo con éxito por toda Europa. El primer volumen de la misma es "La amiga estupenda", una novela ambientada en un barrio marginal de Nápoles y que hace un magnífico análisis social y de época contándonos la amistad de dos adolescentes, Lila y Lenu, cuyas vidas se seguirán relatando en los dos siguientes tomos de la trilogía. Ferrante aprovecha para describirnos la forma de vivir de los hombres y mujeres pobres de la Italia posterior a la 2ª Guerra Mundial, con las secuelas de ésta aún presentes y en un ambiente rudo, hostil y con evidentes carencias materiales y culturales. Por internet he encontrado críticas para todos los gustos, incluso alguna muy negativa de algún blog que me merece toda la confianza; de cualquier manera, quede constancia de mi opinión personal, y a mí me ha gustado bastante el libro, pienso que es entretenido y está bien escrito y ando animado a continuar con la segunda parte.
Hace unos meses tuve la ocasión, ¡y la suerte!, de comer -junto a varias personas- con Lorenzo Silva. Entre otras cosas el escritor nos contó que en ese momento su principal lectura era un ensayo escrito por una periodista siria,
Samar Yazbek, en el que ésta relataba los entresijos de la tremenda guerra que asola desde hace tiempo su país. En ese tiempo no existía traducción española y tome nota del título,
"La frontera", a la espera de su publicación en España, algo que consumó no mucho después la editorial "Stella Maris", con un subtítulo bastante significativo y que da muchas pistas del contenido del libro: "Memoria de mi destrozada Siria". La verdad es que esperaba un relato bien ordenado en el que la autora explicara las causas, razones geográficas, historia anterior y peculiariedades estratégicas de la guerra de Siria, pero lo que me he encontrado ha sido un testimonio, verdaderamente estremecedor, de los dramas y horrores del conflicto que asola ese país del medio oriente. Samar Yazbek nos da, desde luego, pistas sobre la familia que gobierna Siria, el Estado Islámico, las distintas facciones que se enfrentan, los grupos religiosos opuestos, etc, pero he echado en falta un poco de orden y rigor en la exposición. En cualquier caso, se trata sin duda de un relato periodístico notable a cargo de una periodista de la tierra que, viviendo en Occidente, ha tenido el valor y el patriotismo de introducirse en el auténtico meollo de una guerra tremenda. Y, por encima de todo, un relato que impresiona y hace pensar mucho en las tragedias que se viven hoy en día no muy lejos de donde estamos.
Tenía curiosidad por leer algo de
Carlos Salem, un argentino afincado en España que en los últimos años ha publicado novelas policíacas con una fecundidad notable. Aproveché la amabilidad de un amigo que me prestó
"Matar y guardar la ropa", una de sus primeras novelas. con un título bien original. Comenzaré diciendo que se notan los años en nuestro país de Salem, pues no escribe, en absoluto, con ese estilo tan propio de Sudamérica y que tan nervioso pone a mi amigo Brunetti. La novela es original dentro del género, y he de admitir que leyendo los primeros capítulos -generalmente breves y directos- me pareció que el libro era poco serio: está ambientado en un camping nudista de Murcia, los personajes son algo esperpénticos y todo tenía aire como de cierta "gamberrada". Conforme fui sumando páginas mi impresión fue cada vez más positiva, pues aunque efectivamente se mantiene el aire de "sainete", está bastante bien escrito, de forma ágil, y ha de reconocerse un humor que cala. Además, la trama va tomando coherencia, el autor consigue cogerte la atención y configurar una historia creíble y bien trenzada e incluso acabas viéndole ciertos valores. Salem añade además toques originales que se agradecen, como cierto homenaje al gran Andrea Camilleri y el hecho de autocitarse al final, lo que no deja de tener su osadía. Quien se plantee la lectura como algo exclusivamente trascendente y ande muy apegado al valor de su tiempo, que se abstenga de leerlo, pero quien sea aficionado al género negro tiene ante sí algo original, distinto.
Había oído hablar muy bien de las novelas de
Daniel Silva, un escritor que a pesar de su nombre y primer apellido es estadounidense -natural, en concreto, de Michigan-. Se trata de una serie de thrillers de espías protagonizados por un tal Gabriel Allon, una de las "estrellas" de los servicios de inteligencia israelíes. En el blog "Elemental" del "País digital" Juan Carlos Galindo escribía maravillas se su última novela traducida al español,
"El espía inglés". Tan buena prensa de libro y autor hizo que cayera de inmediato en la tentación de leer el libro, y aunque es sin duda entretenido y ameno, pienso que al final no es para tanto. Es un genuino thriller con acción permanente, con sus "buenos" y sus "malos", aunque como en toda novela de espías que se precie, los buenos tienden a ser más bien crueles y despiadados. A veces, si te pilla cansado o despistado, no es difícil perder el hilo, aunque también es cierto que lo recuperas enseguida. Los sucedidos suenan bastante a realidad, lo que es normal si tenemos en cuenta que se habla de los servicios de espionaje judíos, del IRA, de terrorismo, ... y hasta se comienza con el asesinato de una princesa divorciada que suena mucho a Diana de Gales. La novela es amena, pero si uno quiere algo de espías no se si es mejor acudir a los clásicos del género.
Gregorio Morán es un veterano escritor asturiano que tiene una larga historia de libros de investigación cultural, social y política. Hace unos meses publicó
"El cura y los mandarines", un largo volumen que supera las 790 páginas y en el que trata sobre la política y, especialmente la cultura, en la segundad mitad del franquismo, la transición y los primeros años democráticos (1962-1996). El subtítulo del libro ("Historia no oficial del Bosque de los Letrados") da bastante idea del contenido y el tono del libro. He encontrado en internet algún artículo refiriendo una serie de datos equivocados que aparecen en el volumen, pero aún así pienso que Morán nos ofrece una visión histórica bastante real; eso sí, tremendamente crítica, sin ahorrar ironías, ataques y hasta ridiculizaciones de una serie de personajes. Por las páginas de "El cura y los mandarines" pasan un gran número de protagonistas del mundo cultural de esos más de treinta años: Pedro Laín Entralgo, José Luís Arangurén, Camilo José Cela, Juan Benet, Carmen Martín Gaite, Rafael Ferlosio, Dámaso Alonso, ... unos mejor tratados que otros ... y, por encima de todos, Jesús Aguirre, con quien Gregorio Morán se ceba hasta casi la crueldad. El libro lo he ido leyendo a lo largo de unos cuantos meses, tiene momentos más entretenidos que otros ... y termina siendo bastante interesante. Eso sí, cada cual que se quede con lo que más le convenza.