Desde el miércoles por la noche hasta el viernes a media tarde he asistido a un Congreso profesional en Logroño. Hacía casi veinte años que no visitaba la catedral de La Rioja y ya tenía ganas de regresar a una ciudad tan bonita, agradable y acogedora. Desde diciembre de 1989 Logroño ha mejorado muchísimo y se ha convertido en una ciudad moderna con todos los servicios necesarios.
Eso sí, siguen estando sus lugares emblemáticos, como los puentes sobre el río Ebro, la Catedral de la Redonda y el Paseo del Espolón, con la famosa estatua de Espartero a lomos del célebre caballo. Si paseas por la calle Portales, por la Plaza Mayor, con sus típicas arcadas o por cualquier zona de la parte vieja uno siente todo ese aire de una ciudad de provincias que tan bien reflejó Juan Antonio Bardem en su película "Calle Mayor", rodada en buena parte en Logroño tal como se refleja en una placa conmemorativa.
Pero hablar de La Rioja es hablar de sus vinos, de sus bodegas, de ese producto que es considerado por muchos el mejor vino del mundo. La riqueza de Logroño pasa por la importancia de sus caldos, por el valor de sus vendimias.
La gastronomía riojana tampoco está nada de mal. La noche de mi llegada ya pude comprobar, en un paseo inolvidable con contenido más allá del gastronómico, las virtudes de la famosa "senda de los elefantes", con la famosa Calle del Laurel. Hicimos un recorrido de tres establecimientos, cada uno de los cuales nos proveió de una tapa; comenzamos por "Los Rotos", un bar muy nuevo cuya especialidad son una tapa que da nombre al local; los rotos pueden ser de gulas, carne, bacalao o setas y consisten en medio bocadillo relleno de huevos rotos y el producto citado; en segundo lugar acudimos al Bar "Mere", donde sirven un pincho de tortilla que roza la perfección, para terminar en el Bar "Lorenzo", uno de los más típicos de la Calle del laurel, donde probamos la especialidad de la casa: el bocata del Tío Agus.
Las comidas tampoco desmerecieron, tenían lugar en la Bodega "La reja de oro" y tuvieron todo el sabor de la comida tradicional del lugar: el primer día patatas a la riojana y costillitas de cordero y el segundo unos caparrones espectaculares y cordero asado; para el que no lo sepa, los "caparrones" son las famosas alubias rojas. El postre se repitió: milhojas caliente de crema y merengue, una obra de arte de la repostería.
Queda por hablar del Congreso, que tuvo su interés; se trataba de las X Jornadas Judiciales del Bidasoa y el tema era "El Derecho y el mundo del vino", un título que puede llevar a a engaño, pues no se trata de ninguna superficialidad, sino de un asunto interesantísimo. El primer día se habló de las marcas, las denominaciones de origen y su protección jurídica, mientras que el viernes se entró en la protección penal de los consumidores y la marca, con referencia a los delitos de falsedades, fraudes y publicidad ilegal. El colofón de laúltima tarde fue magnífico, dos interesantísimas charlas sobre "El vino en la literatura" y "El vino en el cine", francamente amenas y sugerentes; en la primera se dio un repaso al vino en la historia de la literatura, desde la Biblia hasta la época reciente, pasando por "las mil y una noches", Shakespeare, Baudelaire y Montaigne, mientas que en la segunda se trajeron a colación diversas películas que hacen referencia al tema.