Habrá que empezar diciendo que más que hablar de los libros leídos en diciembre, debería hacerlo de los terminados en dicho mes: de los siete que expongo, tan sólo el breve relato de Cormac McCarthy, el mas largo de Benson y la novela de Cónnelly los empecé en diciembre, mientras el resto ya venían iniciados de antes. Cualquiera de los siete libros me parecen recomendables, aunque por encima de todos ellos quiero destacar "La hija de la criada", una de esas lecturas que nunca desearías terminar. Aparecen dos escritores ilustres, Cormac McCarthy y Joseph Roth, tal vez con dos novelas poco relevantes, pero que justifican el nivel de ambos autores, nivel que en el campo de la novela policíaca tiene sin ninguna duda Michael Cónnelly. Los recuerdos de Fernando Onega sobre Adolfo Suárez, un libro recomendado por el papa Francisco y un original testimonio de los años 60/70 completan mi testamento literario del mes que cierra el 2013.
La transición española y, en concreto, la persona de Adolfo Suárez son temas que siempre me han fascinado; he leído unos cuantos libros relativos a la cuestión y 4 o 5 biografías del político de Cebreros. Por eso me decidí a repetir aventura con "Puedo prometer y prometo", unas reflexiones de un periodista que me parece bastante sereno y objetivo como Fernando Onega en torno a la figura del ex-presidente, con el aval de haber sido el redactor de discursos tan importantes como el que realizó Suárez en defensa de la Ley de Asociaciones Políticas siendo Ministro Secretario General del Movimiento o el que pronunció ante toda España en 1977, en vísperas de las primeras elecciones democráticas tras la guerra civil española, a lo que cabe añadir el haber estado durante un tiempo al mando del gabinete de información de la Moncloa cuando ésta era ocupada por Suárez. El libro es un buen testimonio de una persona y de una época, aunque está escrito desde el afecto de alguien que valora bien a Suárez y desde el respeto hacia quien no está en condiciones de defenderse, Onega no escurre el bulto y también incide en los errores que piensa que cometió aquél, aunque se nota una profunda admiración hacia la persona del ex presidente y el fundamental papel desempeñado por éste en la reciente historia de España. Aunque el ya veterano periodista nos descubre algún episodio novedoso, el libro habla en general de hechos muy conocidos, y puede perder interés para quienes no tengan especial predilección por el tema.
Desde varios puntos me habían recomendado vivamente la lectura de "La hija de la criada", de Bárbara Mutch; sus 490 páginas las he devorado en una semana y puedo asegurar que la recomendación estaba absolutamente justificada. Se trata de una magnífica novela, escrita con un estilo sencillo y claro que consigue que se lea con facilidad, sin que por ello mengue lo más mínimo la calidad literaria del texto. El relato es una magnífica crónica del apartheid en Sudáfrica, que en mi caso ha coincidido con el fallecimiento de Nelson Mandela, quien es, por cierto, citado en algún momento de la narración. Se trata de una novela dura, pero a la vez llena de sentido positivo, como bien dice el dorso de las tapas, estamos ante una historia en la que el amor y la esperanza se imponen a la crueldad humana, y puedo asegurar que de ésta hay bastante en las páginas de este libro. Bárbara Butch consigue crear un auténtico himno a la amistad y a la lealtad, creando un personaje protagonista, Ada Mabuse -la hija de la criada- de una bondad que emociona, sin que por ello se nos ofrezca, ni de lejos, un personaje cursi y pegajoso, todo lo contrario. Se trata de un relato lleno de ternura en el que la autora decide dar notorio protagonismo a la música, pues Ada es una virtuosa del piano y con sus nocturnos de Chopin, las sinfonías de Beethoven o las composiciones de Debussy, entre otras, consigue dar armonía y dulzura al duro relato que ella misma cuenta en primera persona. Toda la magia de África y la buena creación de personajes consigue una novela altamente recomendable.
Parece no haber duda de que Cormac McCarthy es uno de los autores norteamericanos más fiables del momento; este mismo año leí la primera entrega de su "Trilogía de la frontera" -"Todos los hermosos caballos"-, tan buena novela como complicada de leer; novelas punteras de este autor como "La carretera", con la que ganó el Pulitzer o "No es país para viejos" aún no han pasado por mis manos. Me llamó la atención su última obra "El consejero", un relato breve y bien editado por Mondadori, de moda en nuestro país por haberse estrenado recientemente la versión cinematográfica dirigida ni más ni menos que por Ridley Scott y con un cartel de super-lujo -Michael Fassbender, Penélope Cruz, Brad Pitt, Cameron Díaz y Javier Bardem-; me hice con ella y la he leído en pocos días, si bien no he quedado excesivamente satisfecho del libro. La primera razón estriba en que no es propiamente una novela de la que sale una película, sino prácticamente el propio libreto de ésta: disposición de ambiente y personajes en cursiva, diálogos en forma teatral y acción trepidante, con ausencia de cualquier cesión a la literatura en sí. Por otra parte McCarthy me ha parecido en este relato llamativamente sangriento y sensual, casi con exceso, imagino que precisamente por razón de lo anterior, el destino cinematográfico del mismo. Siento cierta curiosidad por conocer la opinión de los expertos en el autor y en el tema.
Joseph Roth fue sin duda un escritor de primer nivel; vivió en una época convulsa y su vida fue complicada y dura, algo que no le impidió escribir auténticas obras maestras como "La marcha Radeztsy" y "La cripta de los capuchinos"; me llamó la atención "Los cien días", un breve relato reeditado por "pasos perdidos" que tiene por tema central el regreso de Napoleón tras su destierro en la isla de Elba y su último y frustrado intento de recobrar grandeza en Waterloo. No es propiamente una novela histórica, pues Roth se centra mucho más en la psicología del emperador de origen corso, presentándonos su faceta de derrotado, lo que no deja de hacerle también más humano. Asimismo incluye unas cuantos capítulos a hablar de un personaje de ficción, Valentina Pietri, una criada de Napoleón que le profesa un amor y una entrega ciega y fiel. La narración es dramática, con ciertas dosis de desesperanza, pero a la vez nos muestra con maestría el ambiente humano del emperador y sus soldados más fieles, con referencias a personajes históricos como la emperatriz Josefina, los hermanos de Napoleón, el Mariscal Ney o el rey Luis XVIII. Lo más valioso del libro, lo que lo hace altamente recomendable, es la calidad literaria de Joseph Roth, uno de esos autores que nunca falla.
Hacía tiempo que había oído hablar de "El señor del mundo", un libro del converso inglés R.H. Benson que a principios de siglo escribió una especie de parábola sobre el fin de los tiempos, aunque no me he puesto a la tarea de leerlo hasta que el Papa Francisco lo recomendó en un discurso como remedio frente a lo que él llama "progresismo adolescente". Benson elabora una ficción en torno a la aparición en el mundo de un personaje perfecto y lleno de cualidades que se convierte en el líder de una especie de nueva religión que acaba imponiéndose sobre todas las demás. Lo más llamativo de la novela, a la que me atrevería a definir como un relato de ciencia ficción con matices apocalípticos, es la enorme capacidad de Benson de adelantarse a los tiempos, pues debe de notarse que el libro fue escrito en 1907 -Benson falleció en 1914- y, desde mi punto de vista, la situación mundial que nos relata tiene bastante que ver con la realidad. Desde luego, se trata de un relato que hoy cabría calificar como "políticamente incorrecto", a mí me ha hecho pensar, además de que no deja de impresionar y hasta poner la carne de gallina, por mucho que evidentemente hay que saber interpretarlo sin necesidad de hacerlo "al pie de la letra". Desde un punto de vista literario, tal vez la forma de escribir de Benson haya quedado algo caduca, pues lo hace en un tono algo redicho, más bien "profesoral".
No me sonaba el nombre de Marcos Ordóñez, aunque he comprobado que se trata de uno de esos buenos articulistas que tiene El País y que su lista de libros escritos no es pequeña; leí unas cuantas buenas críticas de "Un jardín olvidado por los árboles", aunque lo que me decidió finalmente a leerlo fue el comprobar que el escritor nos contaba el ambiente familiar y social de su infancia, algo que al haber nacido un año antes que yo (1957) le daba al libro un interés especial. Dicha infancia y juventud son vividas en Barcelona, lo que convierte muchos recuerdos -calles, cines, establecimientos, bares, colegios, ...- en cuestiones muy específicas de allí, pero además del interés propio de esa ciudad, mucho de lo que nos cuenta tiene una raíz común: la llegada de la tele a España, los colegios de religiosos, la sobriedad de una sociedad marcada por la pasada posguerra, las noticias de la época -asesinato de Kénnedy, llegada a la luna, Vietnam, ... Todo se cuenta, como comentaba un blog vecino, con una extrema cordialidad, a la vez con una delicadeza que supera cualquier susceptibilidad. Los recuerdos de infancia de Ordóñez -los quesitos "MG", las películas de reestreno, las sesiones continuas, los tebeos, las librerías de enlace, la margarina, ...- van unidos a los de sus padres y abuelos, algo que consigue llevar al relato los tiempos de la república, la guerra civil y la posguerra, relatados desde el desapasionamiento y con la ventaja de que sus ascendientes la vivieron desde las dos posiciones, algo que consigue aportar una versión amplia y plural. Como comento a veces, el mayor inconveniente del libro está en su extensión, 472 páginas, aunque pienso que merece la pena leerlas pacientemente, sin prisas.
Este mes no había caído ninguna novela policíaca y había que remediarlo, para cubrir el vacío opté por ir a lo seguro y acudí a uno de los más prolíficos -y comerciales- autores norteamericanos actuales del género, Michael Cónnelly y siguiendo el orden cronológico de la serie que protagoniza Harry Bosch, cogí "El vuelo del ángel", un libro que reune todas las virtudes -y algún tópico- del escritor citado: trama bien desarrollada, personaje complicado y conflictivo, interés que nunca decae y sorpresas varias hasta casi la última hoja. Como todos los de Bosch, el relato se desarrolla en Los Ángeles y la trama gira en torno al asesinato de un célebre abogado penalista de color que tenía varias querellas presentadas contra miembros del Departamento de Policía de Los Ángeles, donde trabaja el protagonista. Una hábil mezcla de investigación criminal, pederastia y corrupción policial en la que Harry Bosch, como siempre, ni se casa con nadie ni tira la toalla cuando todo parece perdido. Cónnelly, en definitiva, sigue siendo una garantía cuando se necesita algo ameno y que sirva de evasión.