Para todos los que se pasan por aquí, mis deseos de un 2015 feliz, sereno y en el que se cumplan nuestras aspiraciones.
"La salvación de nuestro mundo se encuentra en el corazón de las personas, en su humildad, responsabilidad y capacidad de reflexión". Vaclav Havel
31 de diciembre de 2014
29 de diciembre de 2014
Un Mesón que ya es historia
La noticia no es de ayer, ya hace varios meses que cuando cruzo el paso de peatones que une en Zaragoza el Paseo Pamplona con el de María Agustín, un chaflán que protagonizó casi a diario los primeros dieciocho años de mi vida y que he vuelto a frecuentar desde que hace más de trece regresé a Aragón, compruebo que el local que durante tanto tiempo ocupó el "Mesón del Carmen" está cerrado y con carteles de traspaso. No cabe duda de que los años no perdonan y el restaurante citado hace tiempo que había dejado de ser referencia importante en las ofertas gastronómicas de la ciudad, pero no puedo evitar sentir algo de nostalgia y cierto vacío interior al comprobar que desaparece de nuevo uno de esos lugares que cuando eres niño tienes la sensación de que son poco menos que perennes.
El "Mesón del Carmen" era posiblemente el último resquicio de la primera manzana de los impares de María Agustín en su parte de Hernán Cortés -Madres Sacramento y Capitán Esponera, que ahora se llama no se como, son las otras calles que la componen-, el último establecimiento que ha aguantado los envites del tiempo, las circunstancias de las épocas y los caprichos de la gente. Allí estaba la salida de los autobuses de "ägreda Automóvil", que se fueron a la fría modernidad de la Estación Delicias, una tienda de alpargatas que vete a saber cuando se cerró y un bar que respondía a nombre tan propio como "Taberna Aragonesa", un establecimiento que recuerdo de mis años infantiles con aromas de caña, vino y patatas fritas de las que iban envueltas en papel amarillento.
La vida sigue y para muchas generaciones el "Mesón del Carmen" no será más que otro restaurante cerrado, un establecimiento que tuvo tiempos mejores y cuya caía llorarán pocos, pero para quienes peinamos canas y tendemos a caer en la debilidad de las añoranzas, no deja de revestir ciertos tonos de trauma.
26 de diciembre de 2014
El mensaje de ayer
Como suelo hacer cada día de Navidad, ayer a las 12.00 horas puse la tele para escuchar en directo el mensaje del Santo Padre y recibir desde mi casa su bendición "urbe et orbe". Fue el de ayer un mensaje duro, casi estremecedor; el Papa Francisco habló con fuerza y claridad de los dramas que en la actualidad se están produciendo en países como Irak, Siria, Nigeria y Pakistán , utilizó términos durísimos y en su gesto me preció ver un claro rictus de seriedad, casi de tristeza. Sentí una mezcla de pena y preocupación por el gesto del pontífice.
Las personas tendemos a tropezar mil veces en la misma piedra, y en mi interior noto que una vez más he sido en exceso tibio a la hora de identificarme con dramas como los vividos en Oriente próximo, en Pakistán, en tantos lugares de África ... las guerras, el hambre, la injusticia, la desigualdad, ... no son situaciones a las que nos hayamos de acostumbrar ni de resignar. Y, por supuesto, tampoco cuando esas situaciones se están produciendo bastante más cerca de nosotros. El Papa Francisco va una vez más por delante, y ayer sentí la necesidad de no dejarle solo.
23 de diciembre de 2014
Feliz Navidad
Feliz Navidad¡¡¡¡, que la luz de Belén y el amor de sus protagonistas serenen nuestras almas y sea el prólogo de un año en el que reinen la paz, el sosiego y la solidaridad.
21 de diciembre de 2014
La magia de unos villancicos
Asistí el sábado por la tarde al concierto de villancicos que ofreció la Coral "Diego Pontac" de Huesca a beneficio de la Asociación de enfermos neurológicos oscenses (AENO); era la ocasión de echar una mano a un fin bueno y solidario, y también de disfrutar con un grupo de personas que sacrifican parte de su tiempo libre para desarrollar una afición tan bonita como la de cantar. Quienes asistimos, llenando de tal manera el salón de actos de la Diputación Provincial oscense como para tener que permanecer unos cuantos todo el acto de pie, disfrutamos de lo lindo con un concierto bien trabajado y excelentemente interpretado: mi sobresaliente máximo para todos aquellos que lo hicieron posible.
Tras la hora larga escuchando "Eterna Navidad", "La marimorena", "O Tannenbaum", "White Chritsmas" y tantos otros, quedan en mi corazón tres sensaciones; la primera, la confirmación de que por más que haya cenizos y "comecuras" que parezcan pretender enterrarlo, el espíritu navideño existe, y que sigue habiendo quien dedica su tiempo, su atención y su cariño en practicar una costumbre tradicional y profunda como el cantar villancicos, algo que por cierto hacen muy bien.
Por otra parte, es de agradecer el esfuerzo de una serie de ciudadanos con profesiones bien diferentes, que se han esforzado por perfeccionar sus dotes para el canto, algo que suele suponer cierto don, pero que por encima de todo necesita tiempo y un notable esfuerzo personal. Así, que mi enhorabuena, de modo especial para Rafa, Pepa y Ana, que han ganado muchos puntos en mi consideración, ... que ya era alta.
Y finalmente, mostrar mis admiración por la directora del coro, una persona a quien vengo admirando anónimamente desde que al poco de llegar a Huesca la escuché en uno de esos conciertos de Navidad que se celebran por estas fechas en la Catedral; formaba parte de la Coral Oscense y quedé prendado de su voz y su estilo. Desde entonces la he escuchado cantar en diversas ocasiones, pero hasta ayer no descubrí que también hablando muestra una voz bien bonita, además de un sentimiento especial a la hora de presentar los villancicos: me convertí en un espectador identificado con lo que escuchaba por el simple hecho de oír a una persona hablar con el corazón.
Bendita Navidad¡¡¡¡
19 de diciembre de 2014
Cuidar las fuentes
Afortunadamente -¡y que dure!- existe la libertad de expresión, cada cual es libre para expresar -de palabra y por escrito- aquello que piensa, sus propias convicciones y para criticar lo que considere oportuno.El auge de las redes sociales ha elevado casi al infinito la posibilidad de verter tales opiniones y la amplitud y extensión de su difusión. Lo que ya no tengo tan claro es que paralelamente a la extensión de la posibilidad de reflejar posturas se haya producido un incremento del rigor y el criterio a la hora de hacerlo ... es más, cada día me produce más desazón esa especie de matrimonio que en ocasiones se intuye entre la soltura para hablar de lo divino y lo humano y la falta de educación y de cultura.
Leyendo tweets y otros comentarios de la red, frecuentemente anónimos, siento algún que otro escalofrío al comprobar que las fuentes donde muchos obtienen información y forman su criterio no van más allá de los programas más amarillentos y cutres de la tele, de cuatro noticias desfiguradas de vete a saber que web de origen desconocido o a comentarios de barra de bar o cola de mercadillo. Del estilo y el respeto de dichos comentarios, mejor no hablar ... de hecho ya he insistido otras veces y no quiero parecer obsesivo.
Hoy en día el ciudadano medio ha viajado mucho más que nuestros padres; pisar París, Londres y hasta Nairobi ya no es una aventura para privilegiados, y recorrer mundo abre sin duda horizontes y oxigena la mente. De lo que tengo más dudas es de que el personal lea más que antes ... se han aparcado a los filósofos griegos, a los místicos españoles, a los grandes autores del siglo de oro, ... hay quienes piensan que conocen la historia de España, Europa y el mundo por cuatro generalidades expresadas por algún pseudointelectual sobre nuestra leyenda negra, la revolución francesa o la independencia de la India ... o porque han leído la trilogía de Ken Follett o alguna de esas novelas históricas sobre la conquista de América o la búsqueda del Santo Grial.
En estos tiempos convulsos, con tanto por hacer, por rehacer y hasta por deshacer, necesitamos personas con equilibrio, saber estar y criterio. Posiblemente podríamos empezar por regalar menos plays, Iphones e Iphades -o como se escriban- e incluir en los presentes de Navidad y Reyes los libros de siempre: Walter Scott, Stevenson, Dumas, Dickens, Manzoni, Stendhal, ... y por supuesto, Galdós, Valle Inclán, Baroja, ... a ver si así avanzamos hacia una sociedad menos agresiva y más plural.
18 de diciembre de 2014
50 años después ...
Estados Unidos y Cuba retoman sus relaciones económicas y políticas
Se trata sin duda de la noticia más relevante del momento. Por desgracia hay guerras, hambres, epidemias, terrorismo, ... situaciones de una gravedad superlativa a las que no podemos acostumbrarnos ni pasar por ellas de puntillas, pero el hecho de que estos dos países pongan fin a una situación distante y anómala es sin duda algo de gran alcance.
Ahora se escucharán reacciones de todo tipo, algunos asegurarán que Obama poco menos que se ha bajado los pantalones, otros tal vez mezclen churras con merinas y más de uno sacará de su chistera pronósticos, vaticinios y teorías de todo tipo. Que cada cual piense lo que quiera, pero un pagano en política internacional como el que suscribe prefiere pensar que todo entendimiento es bueno, que romper el hielo y buscar el acuerdo tiene que ser de entrada una buena noticia.
Ahora el autismo entre yankees y cubanos es historia, pertenece ya al pasado, esperemos que sea para bien y que el futuro sea bueno para todos.
16 de diciembre de 2014
Un actor fuera del tiesto
Este es el tweet de Willy Toledo que ha incendiado las redes sociales en las últimas horas. Al parecer al actor español, más conocido por sus "boutades" filo progresistas que por brillantes actuaciones tras las cámaras, anda indignado por la intervención de la policía de Sidney a la hora de poner fin al secuestro de unas cuantas decenas de clientes de una cafetería que llevaban horas secuestrados por un presunto islamista radical. A la hora de repartir culpas el tal Toledo prefiere cargar contra la policía que usar algo más el raciocinio y valorar una situación de notoria alarma, la existencia de un buen número de personas cuyas vidas corrían peligro inminente y el hecho de que los propios policías se jugaron la vida para solventar la situación.
Imagino que desde el punto de vista policial y estratégico, la intervención de los grupos especiales de la ciudad australiana será susceptible de valoración y crítica, que en su trabajo policial habrán tenido un mayor o menor acierto, pero las afirmaciones de Willy Toledo me suenan a frivolidad supina, a las típicas -y demagógicas- ganas de enredar de revolucionario de sillón, de mente tan retorcida como vacía. Da la impresión de que hay algunos tan encantados de conocerse como ayunos de argumentos y profundidad ... yo prefiero dar de entrada a la policía mis dosis de confianza, considerando que su misión es protegernos de quien pone en jaque a la sociedad, porque si hay quien merece un respeto es quien se la juega por el resto.
12 de diciembre de 2014
Navidad e ilusión
En los últimos años es frecuente leer o escuchar a quien reniega de la Navidad, se afirma que son días que no gustan nada, que ese pretendido espíritu navideño es artificial y se institucionalizan comidas, cenas y regalos que no son más que reclamos para consumir sin orden ni control de manera que uno termina hasta las narices de celebraciones, jolgorios y familia. A mí tampoco me gusta ese consumismo que gira en torno a las fiestas navideñas, ese exceso de gasto y boato que corre el peligro de convertir casas, calles, y establecimientos en víctimas de los anuncios y demás reclamos publicitarios. Pero no por ello renuncio al espíritu navideño ni a ilusionarme con unos días que me traen recuerdos hermosos, me invitan a querer más al prójimo y, sobre todo, tienen para mí una significación tan cierta como hermosa. A lo que añadiré que no me parece de recibo que se aprovechen las desviaciones que ocasionan los intereses comerciales para cargar una vez más contra todo lo que huela a cristianismo.
Estamos, o eso parece, en una sociedad libre por lo que habrá que respetar las costumbres y actitudes de cada cual; quien no participe de los aires navideños podrá, en la medida de lo posible, abstenerse de celebraciones, como yo lo hago en fiestas que no me gustan como Carnaval y Halloween, pero sería de agradecer que quienes nos planteamos las cosas de otra manera podamos disfrutar esta época sin sentir dedos acusatorios ni miradas reprochadoras, más que nada porque pienso que no son justas. Yo por mi parte pienso seguir celebrando los días, gastronomía incluida, con aquellos a quienes aprecio -incluyendo algún compromiso menos apetecible- y haciendo los regalos que las circunstancias actuales me permitan. Y al mismo tiempo, trataré de no convertirme en esclavo de ese innegable consumismo y cierta artificialidad que no niego, buscando el verdadero sentido de la Navidad, que existe y que, desde mi punto de vista, se encuentra volviendo a la tradición y a sus orígenes.
10 de diciembre de 2014
Mi amiga del VIPS
En aquellas ocasiones, que a lo largo del año suelen ser unas cuantas, en las que me escapo a última hora de la mañana a Zaragoza para alguna fugaz gestión vespertina, tiendo a entrar en el VIPS de la Plaza Aragón para tomarme deprisa y corriendo alguno de sus sandwichs o un menú del día que suele ser bastante apetecible. No se si son caprichos de semi-adolescente, pero a pesar de los recelos de algún "exquisito", se trata de un lugar que me resulta atractivo.
Hace poco se ha remozado el establecimiento, y hay que admitir que hacía falta y ha supuesto una forma de relanzarlo y recuperar sensaciones. Y con la novedad de la nueva época ha aparecido por allí una camarera que ha terminado cautivándome; se trata de una joven rumana, alta y bien parecida que atiende con una luminosa sonrisa en la cara y una amabilidad tan natural y grata que de ninguna manera puede ser impostada. Hay personas que, no se si por naturaleza, educación o capacidad de aprender, llevan marcadas en la cara las señas de la cordialidad y el afecto. Cada vez que me ve sentado en la mesita correspondiente, la chica me saluda con un cariño que llama la atención, y si le toca atenderme puedo asegurar que no puedo estar en mejores manos.
Estoy seguro de que no es algo personal, y que ese encanto especial, esa amabilidad y simpatía innatas son las que utiliza con todo el mundo. Y sirvan estas líneas y este pequeño rincón de internet para homenajear a quien lo hace tan bien y a todos aquellos que tienen la tantas veces difícil tarea d atender al público dedicando su horario personal a servir a los demás: en el VIPS de Plaza Aragón hay una profesional del tema como la copa de un pino.
9 de diciembre de 2014
En la muerte de la reina Fabiola
El pasado viernes 5 de diciembre falleció en Bruselas Fabiola de Mora y Aragón, que fuera reina de los belgas hasta el fallecimiento del rey Balduino en 1993. Fabiola era española, habiendo nacido en Madrid en una familia de la nobleza, pues su padre era marqués de Casa Riera. Fabiola pertenece a ese mundo de recuerdos infantiles, cuando su boda con Balduino se convirtió en la primera retransmisión realizada en directo por Televisión Española. Fabiola era portada de las revistas del corazón -Hola, Semana, ...- que solía hojear en casa de mi abuela, publicaciones en las que lucían otros personajes de sangre azul como las Isabel de Inglaterra y Juliana de Holanda, sus poco atareados maridos, Gracia de Mónaco o la entonces princesa Sofía de Grecia, así como estrellas del firmamento artístico como Sofía Loren, Gina Lollobrígida, James Dean, WElizabeth Taylor o las españolas Carmen Sevilla, Paquita Rico o Sara Montiel.
Con los años mi visión de la reina de los belgas fue adquiriendo profundidad y perdiendo ingenuos e inocuos glamoures infantiles, presentándose ante mis ojos como una mujer discreta, que sabía estar en su sitio, vivía sin estridencias y no ocultaba sus profundas convicciones religiosas. Fabiola de Bélgica se presentaba en actos, viajes y recepciones sin estridencias, con la sencillez de quien no tiene que acreditar nada, sino que sabe asumir su papel permaneciendo en el sitio que le corresponde. Cuando en 1993 el rey Balduino falleció repentinamente la reina Fabiola dio pasó a los nuevos monarcas, Alberto y Paola, y también estuvo a la altura en esos momentos nada fáciles de asumir cuando toca pasar a segundo plano y desaparecen los oropeles y los brillos y los oropeles.
Descanse en paz.
5 de diciembre de 2014
Perder el oremus
El pasado domingo, cuando seguía por la "SEXTA" el partido que enfrentaba al Real Zaragoza con la Ponferradina, uno de los comentaristas se hizo eco de la decisión del Albacete Balompié de dar de baja como socio al ciudadano que había sido identificado días antes por manifestar en redes sociales su alegría por la muerte violenta de una policía nacional durante un atraco a un banco de Vigo. Por lo visto el personaje había felicitado al atracador que efectuó el disparo mortal por su buen tino, y todo ello al parecer porque andaba enfadado con un policía local manchego que le había puesto una multa. Mi aplauso al equipo de fútbol albaceteño por el sentido común y la valentía de tomar una decisión que me parece sabia: cuantos menos indeseables haya en lista, mejor.
No se si el comentario referido se debió a un mal momento o es que al hombre le faltan herbores, educación y conciencia, pero el hecho pone de nuevo en mi cabeza algo que me produce tanto desazón como encono: el estilo y las formas con que, frecuentemente amparados en el anonimato, algunos se despachan en redes sociales, foros y comentarios a noticias digitales. Independientemente de que pueda haber motivos para el enfado -no niego que con frecuencia y por desgracia los hay- hay veces -no pocas- en que el tono utilizado se caracteriza por el permanente recurso al exabrupto, el uso continuo del insulto personal, la total ausencia de rigor y mínimos conocimientos en relación al tema del que se habla y la reiteración de amenazas, desprecios y humillaciones.
Felicitar a quien ha matado a una persona que cumplía su trabajo sirviendo a la sociedad y defendiéndonos con riesgo cierto -¡y tan cierto!- de su vida denota algo más que la sinrazón de un instante, hace ver que en algunos se ha perdido el norte y el equilibrio. Leyendo algunas reacciones tengo la sensación de que hay quien se ha atribuido una especie superioridad moral de tal envergadura que se cree con derecho a juzgar a todo el mundo, con libertad para machacar de la forma más basta a quien considere oportuno y con autoridad para decir las mayores barbaridades, tal vez pensando que es oráculo infalible, aunque verdaderamente no pase de energúmeno cibernético.
4 de diciembre de 2014
Oscar Wilde dixit
La frase habrá que tomarla en consideración con todas las reservas que sean precisas, incluso imagino que si entramos en interpretaciones literales podemos poner en solfa valores, seguridades y hasta verdades. Pero no puedo negar que me ha gustado, posiblemente porque para mi natural desordenado, casi caótico, tiene su parte de excusa, de argumento autodefensivo ... Pero también es cierto que en ocasiones hay formas de ser y hacer que convierten al orden en algo antipático y agotador. Mal asunto cuando un lugar de trabajo, un grupo mínimamente organizado, una actividad social, etc se convierte anda sometido a un reglamento exhaustivo, cuando se pretenden medir todos los pasos, cuando parece que se pone coto a la flexibilidad, ... porque en su justa medida puede ser hasta bueno ejercitar la capacidad de improvisar.
Hace muchos años conocí a una persona que como carta de presentación afirmó que era un "maniático del orden" ... y vaya si lo era, no había quien lo aguantara. El orden es sin duda necesario, para trabajar bien, para hacer grata la vida a los demás, para no acabar perjudicando la relación y la convivencia, pero dentro de un límite, sin obsesiones ni rigideces. Tal vez haya quien busque demasiadas seguridades, excesivos encasillamientos, ... porque hay quien anda obsesionado con tenerlo todo previsto, algo que con los años empiezo a pensar que no es tan bueno, ... vamos que puede ser hasta nocivo. Es más, yo creo que hay algunos a los que el afán de orden ha trastornado su cabecita. Frecuentemente me pregunto ¿qué c... importa tantas veces centímetro más o menos?.
3 de diciembre de 2014
Buscando el alma buena
El Papa Francisco estuvo el día 25 de noviembre en Estrasburgo, y allí, en el Parlamento Europeo, pronunció un discurso que pienso estuvo lleno de contenido, a lo que cabe añadir la sencillez y claridad que suele acompañar los mensajes del pontífice argentino. Aunque como es lógico, las palabras del Papa han tenido su reflejo en los medios de comunicación de todo el mundo, me he quedado con la sensación de que el eco no ha tenido la suficiente contundencia y prolongación en el tiempo, a pesar de que Francisco fue valiente y claro al hablar de una Europa que no puede girar en torno a la economía, de la desconfianza de los ciudadanos frente a unas instituciones a las que calificó de ser distantes y abusar de los "tecnicismos burocráticos" y de que "no tener trabajo quita la dignidad". No se si hay quien se ha frenado a la hora de difundir palabras tan necesarias por haber incluido también el Papa referencias menos "populares", por mucho que también formen parte de la doctrina de la Iglesia.
Me llamó especialmente la atención la terminología de Francisco cuando instó a una Europa "envejecida y reducida" a que "redescubra su alma buena". Y si me impresionaron estas palabras me parece que es porque supusieron un aldabonazo a mi conciencia, porque me temo que el individualismo, el acostumbramiento a esa vida excesivamente cómoda que ha imperado durante tanto tiempo en occidente nos ha podido volver egoístas y complicados. Las palabras del Santo Padre exigen una respuesta generosa y comprometida a quienes nos consideramos cristianos -aunque a veces demos la impresión que intentamos no parecerlo-, y pensar como recuperar esa "alma buena", ese sentir interior que nos debe llevar a dar la mano, sonreír, ayudar, ... dudo que pueda haber solidaridad si antes no hay amor.
2 de diciembre de 2014
Rebasada la irracionalidad
El pasado domingo un hincha del Deportivo de La Coruña fallecía tras un enfrentamiento entre grupos radicales de su equipo y del Atlético de Madrid; por lo visto a lo largo de la semana se había ido calentando el ambiente y la pelea final no fue improvisada, sino que unos y otros habían quedado para resolver sus discrepancias por el irracional camino de la violencia. Se está hablando de falta de previsión por parte de unas autoridades que al parecer sabían del encuentro previsto, de insensibilidad de clubes y mandatarios deportivos, que permitieron la celebración del partido con la sangre de la víctima aún caliente, de medidas que aquéllas piensan tomar para erradicar a los violentos de los estadios -que vieja suena esta cantinela-, amen de mucha filosofía que a veces huele a tópico y a prédica en el desierto.
El fútbol, por unas y otras razones, provoca cada vez más rechazo, se va volviendo un espectáculo tan poco ejemplar como atractivo, aunque como siempre ha sido una especie de pasión, muchos aficionados seguimos agarrados a él, como defecto que el esfuerzo puede atenuar pero uno no termina de quitarse de encima. Desde siempre se ha producido el extraño fenómeno de personas sensatas que, como decía aquél anuncio de la tele en blanco y negro, el domingo en la grada son un tigre de bengala; pero me temo que desde hace años hemos llegado mucho más lejos, y si das una pequeña vuelta por foros y redes sociales en materia futbolística, compruebas como tantos han perdido el respeto, las formas y el sentido de la medida.
Si a lo dicho añadimos la irracionalidad que no se sabe porqué suele traer consigo la obsesión por unos colores, la agresividad de la que algunos hacen gala parece que hasta por orgullo y una sociedad en la que no pocas veces se confunde la reivindicación y el reclamo de derechos con la visceralidad y el más radical talibanismo a lo mejor cabe plantearse que el problema es también de valores y de capacidad de convivir y ejercitar ese sano pluralismo del que a quien esto escribe le parece que andamos en fase de renuncia.
1 de diciembre de 2014
Lecturas en noviembre
En noviembre he dado rienda suelta a diversos "caprichos" y he conseguido terminar siete libros. Como se verá, he quedado encantado con el último Goncourt escrito por Lemaitre, un francés a quien ya alabé este verano por "Alex", y cabe añadir otras dos lecturas absolutamente recomendables: "El casamiento engañoso" y "La ventana siniestra"; y que conste que ésto no quiere decir que las otras cuatro no lo sean.
Habitualmente expongo mis lecturas por el orden en que las termino -que no siempre coincide con el de haberlas empezado-, pero en esta ocasión lo haré por la última; la razón es que con "Nos vemos allá arriba", la novela del francés Pierre Lemaitre, ganadora del último premio "Goncourt" y éxito rotundo de ventas en Francia y fuera de ella, he disfrutado como hacía tiempo no me pasaba con un libro en las manos. No soy capaz de asegurar que sea una obra maestra, pues me falta entidad como lector para una afirmación así, es más, me parece que no lo es; pero no me cabe duda de que se trata de una novela excelente, un relato para deleitarse y que mientras dura uno desea que no termine nunca. La novela de Lemaitre nos ofrece una historia que combina el drama, la picaresca, la crítica social y una abundante carga de ironía y humor más bien negro. Pero lo mejor del libro son sus personajes, algunos entrañables, otros sorprendentes, alguno pérfido y todos formidablemente construidos: el excombatiente ingenuo y bondadoso, el genial y desconcertante, el arribista y malvado, ... el rico vano y tiránico, los aduladores que pululan a su alrededor, el funcionario rancio e incorruptible, ... Por otra parte, magnífica la ambientación de Francia tras la gran guerra. Una novela digna de reservarse para un buen momento.
El premio "Planeta" de este año ha sido para una novela del escritor y periodista mejicano Jorge Zepeda Patterson, al leer la noticia, enseguida me vino a la cabeza su primera novela publicada en España, "Los corruptores", un título, una portada y un tema -la corrupción política en Méjico- que en su día me llamaron poderosamente la atención. Aproveché para leer alguna valoración en internet y al ser todas positivas, me decidí a leer dicha novela. Se trata realmente de un thriller muy bien escrito, con una notable soltura y ese encanto tan especial de las formas de decir de ese país; en el libro Zepeda reune a cuatro viejos amigos los "azules"- con vocación de personajes habituales de una serie literaria: un periodista, la líder del principal partido de la oposición, un funcionario del servicio de inteligencia y un fiel escudero de todos ellos. En torno a ellos el escritor construye un relato que nos pone los pelos de punta, máxime si hacemos caso de su "nota del autor" y nos creemos que lo escrito no es más que la mínima expresión de la realidad. La narración contiene referencias frecuentes a políticos mejicanos reales y nos presenta un mundo de"inmoralidad", a lo que añadiría unos héroes cargados de "amoralidad". Un tema muy actual, la corrupción, y una novela que se lee de un tirón, ... debo de decir también que en algún momento me ha parecido algo fantasiosa, pero ya digo que Zepeda asegura que sólo es una muestra.
Libros del Asteroide, editorial que como he repetido bastantes veces suele desempolvar libros interesantes, publicó hace unos meses "El expreso de Tokio", considerada la novela negra japonesa por excelencia y escrita por Seicho Matsumoto, nombre que evidentemente no había escuchado en mi vida, pero que al parecer fue un famoso y productivo escritor japonés del género. La primera edición del libro se remonta a 1958 y puedo asegurar que se trata de un relato bien estructurado, con una trama sencilla y exenta de complicaciones, que se lee con gusto, con una intriga bastante conseguida y en el que se nota ese toque oriental tan peculiar. El protagonista creado por Matsumoto, el subisnpector Mihara, responde al prototipo de héroe policial de este tipo de novelas, y contra viento y marea, frente a toda apariencia, trata de averiguar la verdad existente detrás del aparente suicidio de una pareja. El crimen se relaciona con un escándalo de corrupción política a alto nivel, con lo que al cabo de más de 50 años de su publicación el libro se presenta plenamente actual. Buena parte de la investigación de Mihara gira en torno a los horarios de los principales trenes del país del sol naciente, razón que debe llevar al lector a estar atento a estos datos, con la peculiariedad que el propio editor nos precisa que estos horarios reflejan fidedignamente los existentes en Japón en 1947: sin duda genuina precisión oriental. Ah¡¡, y los inspectores de policía, nada que ver con los del género en occidente: ni tienen problemas personales ni son incomprendidos por sus jefes.
Hay novelas que elijo sin asegurarme demasiado de su interés y calidad, el argumento de la contraportada y la intuición bastan para que las incorpore a mis lecturas, es el caso de "Hasta que volvamos a vernos", escrita por el estadounidense de origen chino Jamie Ford; de vez en cuando me gusta leer una novela de tono tierno y sentimental y pensé que ésta me gustaría tanto como no hace muchos meses lo hicieron "La hija de la criada" y "La luz entre los océanos", aunque a la hora de la verdad he encontrado cierta diferencia entre éstas y aquélla, tal vez porque la de Ford deja menos puertas abiertas a la esperanza. El autor nos cuenta un relato durísimo ambientado el el Seattle de la época que va de 1920 a 1934, con la demoledora epidemia de gripe, el crack económico del 29 y las durísimas consecuencias de ambos sucesos. Se trata de un buen libro, con unas magníficas descripciones de edificios y ambientes, fundamentalmente en lo que se refiere al barrio chino de la ciudad citada, al orfanato del Sagrado Corazón y a los locales teatrales y cinematográficos de ese lugar y ese tiempo. En algún momento la lectura se ha hecho algo premiosa, aunque siempre recuperaba el interés que provoca la incertidumbre del desenlace. Ford no puede evitar algún que otro estereotipo y posiblemente un exceso de tono trágico.
He recomenzado la lectura de las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes; tras "El licenciado Vidriera" y "Las dos doncellas" aproveché una noche de insomnio para leer "El casamiento engañoso", un brevísimo relato que tiene las mismas virtudes que encontré en las anteriores: excelente castellano, argumento entretenido, ingenio en abundancia y valores indudables. La novela se lee de un tirón, y no solamente porque no llega a 30 páginas, sino porque la historia resulta francamente entretenida. Esta novela ejemplar podría incluirse perfectamente dentro del género de la picaresca, y nos narra de manera fresca y ágil el engaño sufrido por un ingenuo soldado que es llevado "al huerto" por una astuta moza, un argumento no infrecuente entre nuestros clásicos, aunque Cervantes lo sabe desarrollar mejor nadie. Al final de la novela se hace referencia a unos perros que mantienen sugerentes diálogos y que no son más que los protagonistas de otra novela ejemplar: "El coloquio de los perros", sin duda la próxima que deberá pasar por mis manos.
Siempre es una apuesta segura recurrir a los maestros de la novela negra; uno de ellos es sin duda Raymond Chandler, de quien ya había leído "El sueño eterno", "El largo adiós" y "La dama de blanco", optando por "La ventana siniestra" como cuarta experiencia con el escritor nacido en Chicago. De nuevo hay que hablar de una magnífica novela, de una lectura que te hace disfrutar; Chandler es un maestro a la hora de ambientar sus relatos y en éste vuelve a lucirse a la hora de marcar el ambiente oscuro y complejo en el que se mueven todos y cada uno de los protagonistas. Es magnífico el tono irónico y crítico que define su forma de escribir. Pero sobre todo el autor crea unos personajes ricos y vivos, con especial nota, como no podía ser de otra manera, con su detective favorito, el gran Philip Marlowe, quien protagoniza unos diálogos que han de ser seguidos al detalle, sin perder ripio. Raymond Chandler nos cuenta una interesante historia de traumas, chantaje, mentiras y asesinatos en la que, como suele ser habitual, casi nada es lo que parece y donde Marlowe se maneja como pez en el agua. Recomendable del todo.
La transición es una época de nuestra historia más reciente sobre la que me gusta leer; posiblemente las razones haya que encontrarlas en el hecho de haber sido testigo, joven y pasivo eso sí, de esos tiempos, así como mi opinión, que hoy bastantes no comparten, de tratarse de unos momentos que entiendo se gestionaron ejemplarmente. Por eso me entró por los ojos "El sueño de la transición", un ensayo de Manuel Fernández-Monzón, un general que trabajó en aquellos años en los servicios de información del ejército y que ha contado con la colaboración del historiador Santiago Mata. Se trata de una recopilación comentada de las notas que el referido militar fue realizando sobre la situación política española desde la muerte de Franco hasta el golpe militar del 23 de febrero, por lo que cabe hablar más de un libro de opinión que de relato de hechos. Fernández-Monzón nos habla de Suárez, del camino de la reforma política y las elecciones democráticas de 1977, del triunfo y la decadencia de UCD, la labor del PSOE en la oposición, las Cortes Constitucionales, el terrorismo de ETA, el mapa autonómico y los nacionalismos, ... todo ello desde la perspectiva de su opinión a lo largo de esos años, algo que tiene el interés de comprobar los aciertos y desaciertos de sus pronósticos. Se trata de una lectura de interés para quienes recordamos esa época, aunque tiene tintes muy subjetivos y en ocasiones se observa cierto desorden y adolece de alguna fase aburrida.
28 de noviembre de 2014
La Liga BBVA anda insoportable
Hacía años que no escuchaba "El larguero"; su hora tardía, cierta pérdida de "salsa" y me temo que la triste andadura del equipo de mis amores han conseguido que el programa desaparezca de mi lista de posibles entretenimientos; anoche regresaba con unos amigos de Zaragoza y poco antes de llegar a Huesca, comenzó a escucharse en la radio del coche el ya viejo sonsonete: "Tu afición es sentimiento, y tiene mucho alimento, ...ra ra ra ...". Me hizo gracia volver a oír a de la Morena, que sigue con su tono "coñón" y con ciertos aires de "Pepito Grillo", aunque me dio la impresión de que el montaje empieza a estar algo fuera de plazo.
El tema central de la noche tenía a Leo Messi como protagonista, según las fuentes del programa el astro argentino quiere irse del Barça y fichar por el Chelsea de Mourinho, y para justificar estos pretendidos deseos aportaban motivaciones variadas: la desconfianza de Messi hacia la nueva directiva azulgrana, la amistad de la mujer de éste con la de Cesc Fábregas, el hecho de que su ropa deportiva sea "Adidas", al igual que la del equipo londinense y alguna "chorradilla" más que ahora no recuerdo. Sin duda el asunto era de una profundidad notable, y es de agradecer que no se hablara de dinero, ya que imagino que Messi no andará muy quejoso de lo que gana, que el mozo no es precisamente un mileurista.
Sinceramente, no sabría decir si es o no seria la supuesta voluntad del monstruo argentino de abandonar el club que le aupó al estrellato, ni siquiera me importa demasiado el tema. Pero no puedo evitar pensar que en la noticia hay más artificio que otra cosa. Lo que yo intuyo es un notorio afán de un sector muy localizado de la prensa de difundir noticias llamativas, así como de aprovechar las circunstancias para meter ruido, ponerse medallas, desestabilizar al rival, vender periódicos y ganar audiencia. Es posible que Messi pueda tener sus encrucijadas personales, pero ¡qué poco me creo estas serpientes invernales!.
Y lo mismo cabría decir de la tremenda ofensa que supuso el que Xavi Alonso considerara a Neuer como el mejor portero con el que ha trabajado, las cuitas de adolescente que en ocasiones le entran a Cristiano Ronaldo o los rumores de uno y otro tipo que con tanta frecuencia se escuchan en torno a personajes de especial idiosincrasia, como por ejemplo Gerard Piqué o Sergio Ramos. Cada vez ando más convencido que se han cargado el fútbol de verdad, que ya queda poco de la vieja primera división, cuando disfrutábamos con Pirri, Migueli, Gárate, Violeta y los hermanos Rojo, y ahora nos queda una llamada Liga BBVA -¡manda carallo! que diría un jefe gallego que tuve hace bastantes años- que no se si parece más una clase de adolescentes mal criados o un negocio lleno de cosas que ocultar.
26 de noviembre de 2014
El cromosoma de la cordialidad
En las relaciones con los demás suelo plantearme la cuestión que podríamos denominar como la sinceridad de los afectos; crecí ingenuo y confiado por lo que tendía a pensar que cuando alguien te trata bien y sonríe cuando se topa contigo era porque interiormente sentía lo que mostraba por fuera, o cuando menos no me planteaba que en el fondo ni se alegrara de verme ni me valorara positivamente. Con los años descubrí que existían los intereses personales, las reservas mentales, el afán de quedar bien y hasta las tácticas más o menos interesadas. Ni hay que fiarse de las sonrisas "profiden" ni dar por sentado que todos te aceptan como eres.
No obstante, sigo pensando que sigue pululando por ahí gente buena, que se alegra sinceramente de verte, que te aprecia sin más valoración, sin considerar lo que te pueden sacar, ni si tu opinión coincide con la suya, ... que no se plantean en sus "entretelas" esa frase tan manida de "más vale llevarme bien con éste". Yo aseguraría que la cierta sabiduría que da la experiencia te dota de una especie de sexto sentido para averiguar quien te quiere de verdad, un conocimiento que desde luego dan los hechos, pero para el que tal vez baste con saber leer el brillo de los ojos, la claridad de la mirada o la autenticidad de la sonrisa. En cualquier caso, y sin tener duda de que toda persona tiene valores, que Dios me permita descubrir donde se encuentra el cariño verdadero.
25 de noviembre de 2014
Mi reino por una tricotosa
Tuve un amigo que refería con frecuencia una anécdota de los primeros años de la televisión, aquella de la pantalla en blanco y negro, cuando el personal se conformaba con películas antiguas y espacios sencillos, uno se tragaba hasta los anuncios y toda España -¡qué remedio!-, veía a la vez el mismo programa. Al parecer en las sesiones vespertinas de sábados y domingos solían programar algún concurso infantil, y en una de estas ocasiones participó un niño que debía haber llegado al plató bien aleccionado de su casa, pues el chaval en cuanto le daban ocasión de hablar manifestaba su deseo de ser premiado con una tricotosa. Por lo visto su madre le había puesto en claro que lo que la familia necesitaba: una de esas máquinas de tricotar que servían para tejer prendas tanto de invierno como de verano y que por lo visto eran el último adelanto de la época.
Se trata sin duda de un sucedido intranscendente, trivial, casi ridículo, pero no deja de tener su moraleja, el recuerdo de aquellos tiempos en los que nos conformábamos con aspirar a un tricotosa ...años después vendría el "un, dos, tres, ...", con Chicho Ibáñez Serrador, Kiko Ledagrd y unas cuantas mozas bien parecidas, un concurso en el que la gran aspiración de quienes acudían allí era lograr quedarse con "el coche", ... un modesto utilitario que los cerebros del programa conseguían convertir en la panacea universal.
Hoy los tiempos han cambiado, y vete a saber si los padres del niño terminarían poniendo una demanda ante los tribunales por haber excluido de los premios las tricotosas, si los concursantes del "Un, dos, tres, ..." reclamarían que el coche fuera un deportivo de marca alemana bajo amenaza de "escrache" o si vete tu a saber que asociación de telespectadores rodearía el parlamento exigiendo una Ley que obligara a que en los concursos televisivos el concursante pudiera elegir el premio.
Eso sí, nunca averigüé si el chiquito consiguió la tricotosa.
24 de noviembre de 2014
Personajes con Porsche
Dios me libre de poner trabas a los deseos de cada cual, a los gustos y caprichos. Si alguien conduce un Porsche habrá que pensar que es porque puede permitírselo, aunque no sería la primera vez que te enteras que hay quien ha estado presumiendo de coche chulo y ha terminado sucediendo que era propiedad del banco ... y que el tipo no pagaba los plazos del crédito solicitado para financiarlo. De cualquier manera a quien disfrute al volante de uno de esos deportivos de la marca con sede en Stuttgart sólo le deseo que sea feliz en la conducción y comprensivo con el resto de conductores más modestos ... aunque no pueda evitar sospechar que tales gustos puedan rozar el elitismo o el gusto por aparentar.
En los últimos tiempos me he topado en varias ocasiones con individuos aparcando un Porsche deportivo, de esos biplaza, aunque mi ignorancia en la materia no me permita especificar modelos y demás; posiblemente por casualidad, todos presentaban un aspecto y actitud similares: hombres de mediana edad, que salen del vehículo con aires de "aquí estoy yo", vestidos a la última, con pantalones estrechos, chaquetas último grito y zapatos puntiagudos, en fin, gente triunfadora y amiga de la velocidad.
No cabe duda de que debe de tener su encanto alcanzar grandes velocidades, disfrutar de los últimos avances mecánicos y tecnológicos en cuestión de automóviles, gozar de embellecedores que lucen por dentro mientras conduces, a la vez que por fuera se exhibe una línea inconfundible capaz de provocar envidias y admiraciones. Pero que le vamos a hacer, a mí estos caprichos me parecen efímeros y disfruto más con cosas menos aparentes.
21 de noviembre de 2014
Adiós a la Duquesa
Ayer falleció Cayetana Fitz-James Stuart y parece que parte del país anda en conmoción; ni la entrada en prisión de Isabel Pantoja, ni la crisis catalana ni los casos de corrupción han podido eclipsar la noticia del óbito de la Duquesa, que se ha convertido en portada de todo medio de comunicación que se precie. He de reconocer que no conozco demasiados sobre la vida de esta mujer que enviudó dos veces y se casó tres, que tuvo seis hijos, fue suegra de Fran Rivera, parece que hizo siempre lo que quiso y tuvo fama de juerguista. También es cierto que su enorme poder económico, sus grandes propiedades e imagino que más de un privilegio son temas que abren un necesario debate sobre la necesidad de redistribuir mejor la riqueza y de buscar una sociedad más igualitaria y hasta sobre la oportunidad de tantos fastos funerarios a la vista de la coyuntura social y económica actual.
Ahora bien, en redes sociales, foros y comentarios digitales a la noticia han menudeado frases y epítetos -al menos así me ha parecido- que denotan que a lo mejor hemos perdido el sentido de la medida; es legítimo y razonable cuestionar la acumulación de bienes, tierras y dinero, plantear si se considera que alguien en concreto ha trabajado poco o nada en esta vida, pero llamar "tipeja" a una mujer que acaba de morir y de la que creo no se conoce delito alguno, hacer comentarios despectivos o insultantes no denotan una sabia opinión, sino sencillamente falta de respeto y educación, un estilo que me parece reprobable.
La Duquesa ya habrá dado cuentas de su vida, dejemosla descansar en paz, respetemos su memoria y el dolor de los suyos, como debe hacerse ante la muerte de cualquier ciudadano, sea quien sea, y sigamos debatiendo como hacer una sociedad más justa y más solidaria, por supuesto, que lo cortés no quita lo valiente.
19 de noviembre de 2014
El Real Club de Polo y la butifarra blanca
Corría el verano de 1979 y me disponia a hacer un viaje junto a otros dos amigos. Uno de ellos era un barcelonés de arraigo y sus padres socios de Club de Polo, sin duda -y al menos en la época- un genuino centro de élite al que solamente tenían acceso quienes por sangre o bolsillo formaban parte de la flor y nata de la ciudad condal. El referido nos citó en el bar del Polo y allí acudimos mi amigo, originario de Reus, pero de familia más sencilla y sin tantas "pretensiones" y el menda, un pardillo que hacía un par de años había llegado de Zaragoza, aún no se había hecho a la idea del terreno que pisaba y no sabía distinguir demasiado entre los socios del polo y los "pijos" del Paseo de las Damas y alrededores de la capital maña. A la espera de que llegara quien podríamos llamar nuestro anfitrión, y siendo la hora de comer optamos por tomar un bocadillo que cubriera ese apetito que suele andar tan vivo a esas horas y cuando se tienen escasamente 20 años. Allí nos atendió un camarero a quien no recuerdo excesivamente mayor y me pareció no podía evitar mostrar ciertos aires de estar empleado en sede de lujo. Preguntó qué deseaba y este pidió un bocadillo de butifarra blanca, ante lo cual, y con la misma expresión que si le hubiera pedido un bocata de oreja de elefante, pepinillos en almíbar o sardinas con nata, respondió que "de eso no tenían", y mientras nos pensábamos qué podíamos solicitar sin volver a quedar "en evidencia", el hombre siseaba por lo bajinis : " ... butifarra blanca, ja¡¡¡". Mi amigo era -y sigue siendo- persona sencilla y descomplicada, e intuyo que ni se dio cuenta del fondo de la situación, pero yo, que desde pequeñito he tendido a ser suspicaz y algo retorcido, comprendí a la primera que rozaba el "anatema" pedir butifarras en el Club de Polo.
Al cabo de 35 años, al rememorar esta vulgar e intrascendente anécdota me vienen a la cabeza diversas ideas "encontradas". La primera, que hay que ser más bien ingenuo para pretender que en un lugar tan ilustre te ofrezcan bocadillos de butifarra, ... aunque estoy seguro de que con el tiempo ha habido más "manga ancha" y menos "prejuicios". Por otra parte, rechazo rápidamente cualquier complejo, y con las conchas que dan las canas tiendo más a pensar que si en el Polo no tienen este tipo de productos, ellos se lo pierden y que no deja de ser una lástima -¡y un error!- privarse de bocados sabrosos y momentos gratos por convencionalismos ridículos y trasnochados. Por otra parte, tomar butifarra, blanca o negra, en Barcelona no deja de ser un modo de "fer país", que tampoco es cosa banal, además de que con tanto arraigo de la comida de diseño y de los "experimentos" gastronómicos parecería incorrecto excluir a estos sabrosísimos productos del cerdo.
Con el paso de los años terminas escogiendo la butifarra, el queso manchego o el jamón de bellota aunque para ello debas renunciar a las lentejuelas del Club de Polo.
17 de noviembre de 2014
Faenas de aliño
En el mundo taurino se dice que un diestro realiza una faena de aliño cuando se limita a dar unos pocos muletazos al toro y entra a matar a la primera ocasión. La inutilidad del bicho, el que éste haya sufrido algún tipo de accidente en los tercios anteriores, el propio miedo del matador o esa especie de superstición que en ocasiones entra a los toreros cuando piensan, no sabría decir si con fundamento, que el "morlaco" les ha mirado mal. Toreros famosos como Curro Romero o Rafael de Paula han sido célebres, entre otras cosas, no sólo por su tendencia a dar cuatro pases mal contados y quitarse de encima al toro, sino por más de una que otra espantada en toda la regla. En épocas anteriores el mítico Rafael "El Gallo" o "Cagancho" fueron también famosos por reiterar alguna de esas "escapadas".
En la vida también nos surge con frecuencia la tentación de hacer faena de aliño; en ocasiones nos acomodamos y no queremos complicarnos la vida, en otras ocasiones lo que nos falta es decisión y fortaleza y no son pocas las veces en la que simplemente nos entra esa pereza "cósmica" que nos provoca un deseo irrefrenable de no hacer lo que nos corresponde, o en todo caso de hacerlo a toda prisa, con afán de acabar cuanto antes algo que nos agobia. Y en la vida profesional, en la vida familiar, en la vida social no parece que sean tiempos como para hacer faenas de aliño ... o dicho de otra manera, no se si entre todos llevamos demasiados años dale que te pego a ese recurso de escurrir el bulto.
12 de noviembre de 2014
"Pedro Jota" y "El Mundo"
Hace unos meses nos sorprendía la noticia de la salida de Pedro J. Ramírez de la dirección de "El Mundo", un diario que él mismo había creado y a cuyo mando estuvo nada menos que 25 años; tras tomar las riendas del periódico Casimiro García-Abadillo, "Pedro Jota", como se le conoce popularmente, siguió publicando su mítica carta dominical, un artículo larguísimo y muy trabajado en el que habla, con pimienta e intención, de la actualidad política. En los últimos días ha estallado la guerra entre el viejo y nuevo director, la referida carta ha dejado de aparecer y Pedro J. Ramírez se queja amargamente de que le han dado la definitiva patada del diario que en su día había sacado de la nada. Ignoro las razones últimas de su inicial salida de la dirección y su posterior anatematización, aunque hay quien habla de una posible caída en desgracia en los círculos del poder, mientras otros mencionan la difícil situación económica de la empresa.
Vete a saber qué motivos reales hay detrás de la situación, pero no cabe duda de que la cosa afecta a uno de los grandes del periodismo de los últimos 35 años; Ramírez ha creado escuela y ha sido protagonista habitual del aspecto periodístico de la política española durante todo el periodo que comenzó con la entrada en vigor de la Constitución de 1978. Estamos sin duda ante un genio de la prensa, pero también es cierto que a "Pedro Jota" se le puede incluir entre aquéllos personajes que en cierta manera han creído ser "Dioses", o al menos han actuado como si lo pretendieran. Hay gente que anda tan segura de sí mismo que parece ir por la vida pisando fuerte, exhibiendo una autoridad moral que aparenta no tener grietas ni limitaciones, por eso tal vez les cuesta tanto perder el papel principal en el lugar donde desempeñan sus tareas. Es como si se manejaran como andando por encima del bien y del mal y tienen el peligro de que su gloria les impida ver que, como todos los humanos, tienen los pies de barro, ... o cuando menos algo de fragilidad en los mismos.
Aunque no he sido usuario habitual del "Mundo", sí que lo he leído con frecuencia, y en sus hojas he encontrado bastantes toques de calidad e interés, hasta me he deleitado más de una ocasión con la carta dominical a que hacía referencia, pero también he de decir que tengo mis reticencias respecto del estilo periodístico que ha empleado Ramírez con frecuencia y del que en cierta manera ha sido pionero: ese llamado periodismo de investigación que a veces no respeta secretos y discreciones, esas portadas que airean miserias buscando más la venta que la verdad, ese estilo de contar noticias de alcance por entregas, reflejándolas parcialmente para provocar una expectación que más allá de una información veraz se tiene la impresión que busca"colocar" más ejemplares.
Es de admirar la profesionalidad, el esfuerzo por llegar más lejos, el deseo de informar cada vez mejor, pero en este mundo periodístico hay más de uno que se cree "Dios", que dicta doctrina y sentencia decisiones; a lo mejor sería bueno que valoráramos más otras virtudes, aunque dieran menos réditos a corto plazo. Pedro J. Ramírez tiene 62 años, no cabe duda de que a esa edad no se está acabado y que este hombre tiene un bagaje notable detrás, vete a saber si bajando un poco del pedestal su resurgimiento, que se producirá sin duda, nos traiga a un periodista tan bueno como antes a la vez que más válido.
10 de noviembre de 2014
¿De qué se reirá la vaca?
Cuando era pequeño los quesitos famosos eran del "caserío", aunque en los anaqueles de la tienda de ultramarinos que frecuentábamos mi familia -el dueño se llamaba Porfirio Ezquerro- también se veían otras marcas como "MG" o "La vaca que ríe", cuyos quesitos recuerdo que nos fueron vivamente recomendados en una ocasión por una de las empleadas del establecimiento. La portada era característica y hacía honor a la marca del producto, pues aparecía -y sigue apareciendo- la cabeza de una vaca con una abierta y espléndida sonrisa.
Por aquella época los dibujos de Walt Disney ya hacían furor, y un niño de entonces andaba perfectamente acostumbrado a ratones sabios, patos torpones, perros bailarines y gatos que se saben la tabla de multiplicar, por lo que un bóvido sonriente ni asustaba ni sorprendía. Lo que sí es cierto es que nunca averigüé la razón por la que sonreía el animal, aunque habría que imaginar que la razón de su optimismo debía de estar en la bondad de los quesitos ubicados en el interior de la redonda caja que protagonizaba.
Hoy, no se porqué se me ocurre pensar que hoy en día nuestra vaca podría estar riéndose de una serie de cosas, tal vez de la torpeza de nuestros políticos, que parecen ser cada vez más patosos -y algún que otro epíteto algo más duro- en materia de corrupción, de la charlotada que protagonizaron algunos allá por el noreste peninsular, con reacciones de presidentes autonómicos y otros líderes que a uno no pueden evitar evocarle tiempos de Weimar y elecciones posteriores o del papelón del pobre Luis Enrique, que pensaba que venía a su rampa de lanzamiento a la eternidad y ya lleva varias semanas con su equipo dando la nota.
8 de noviembre de 2014
Nostalgias a partir de una pastilla de jabón
Me viene a la cabeza el viejo chiste del baturro que discutía con su amigo asegurando que el mazacote amarillento que asomaba tras la luna de un establecimiento de ultramarinos era queso, mientras su colega le aseguraba que era jabón "Lagarto" y cuando entró pidiendo unos gramos del queso que lucía en el escaparate, y el dependiente le dijo que era jabón, puso sus brazos en jarras y dijo: "otrooooo que tal". Y es que el jabón "Lagarto" es capaz de traernos tantas cosas a la cabeza, que hasta nos puede desviar el sentido común.
Sin lugar a dudas estas pastillas "marronosas" nos evocan demasiadas cosas del pasado, desde las viejas cocinas y los astrosos fregaderos con grifos oxidados, goteos descontrolados y estropajos deshilachados hasta tiendas seculares, donde los detergentes se combinaban con banastas de sardinas, chocolates envueltos en papel de estraza, galletas de vainilla, legumbres variadas y cajas de quesitos en porciones. A uno le vienen a la cabeza los tiempos de las neveras en las que se reponía el hielo que servían a domicilio, calefacciones con carbón y leña, avenidas en las que el 600 y los taxis 1500 compartían calzada con isocarros y bicicletas vetustas y ajadas, televisiones con un sólo canal y radios con seriales, programas benéficos y canciones dedicadas.
Si, con el siglo XXI ya avanzado y con una sociedad cambiada radicalmente, el jabón "Lagarto", que por cierto sigue siendo comercializado, se ha convertido casi en pieza de museo, en objeto desfasado ... y me temo que no infrecuentemente a mí me pasa los mismo, cada vez me viene más a la cabeza la idea de que mis modos y formas empiezan a ser reducto de otras épocas.
6 de noviembre de 2014
La curiosidad literaria
Hace un tiempo un buen amigo, todo un poeta y lector de primera fila, hizo referencia a lo que él llamaba mi curiosidad literaria; lo entendí como un piropo, aunque esa costumbre mía de ir picando de aquí y allá y leer a golpe de novedad, de escritores que se ponen de moda, recomendaciones de tertulias literarias -gastronómicas o no- o intuiciones repentinas, para algunos puede ser señal de desorden, poco criterio o superficialidad.
No tengo ninguna duda acerca del carácter positivo del uso de leer, opino que la lectura es costumbre necesaria para mejorar en cultura, conocimientos y madurez humana e intelectual, creo también que para conseguir todo ésto es positivo que lo que leamos tenga calidad y coherencia, que como escuché en alguna ocasión, el hecho de leer un libro nos sirva para pensar y hablar mejor, para ser, en definitiva, mejores personas. Pero me parece que todo esto no es incompatible con el afán de conocer nuevas ideas o estilos, la amplitud de miras, el rechazo de cierta rigidez intelectual que nos puede afectar en cuanto nos descuidamos y pretendemos encorsetar nuestras ideas y aficiones.
Me he topado por esos mundos con auténticos enemigos de los libros de evasión, gente a la que les producía auténtica urticaria la simple visión de las tapas de una novela de intriga, un thriller de espías o agentes de la CIA o, ya no digamos, el best-seller de turno ... aún recuerdo a un personaje que hablaba de "literatura efímera", frase que remarcaba con una especie de retintín entre pedante y despreciativo ... aunque sigo pensando que lo único efímero somos las personas y nuestras opiniones. A mí me sigue pareciendo una delicia saborear un "clásico" de Chandler o Hammet, releer una novelita de Agatha Christie, disfrutar de los encantos de una aventura de Maigret o mantener varias semanas el ritmo de esas historias sobre tiempos y lugares cercanos con que a veces nos sorprenden autoras como Julia Navarro o Marta Dueñas. Hay ocasiones en las que el stress, el agobio o cualquier mal momento repentino lo podemos solucionar sentándonos en un sillón y dedicándonos a ocupar las manos con autores aparentemente tan insustanciales como Mary Higgins-Clark, James Patterson o Alberto Vázquez Figueroa.
Llevo, por otra parte, varios años recuperando el tiempo perdido y descubriendo piezas literarias de museo que debemos a genios tan diferentes como Balzac, Stendhal, Vargas Llosa, Buero Vallejo, Pérez Galdós o Robert L. Stevenson. Y, por supuesto, persevero en el recurso a quienes de siempre han sido compañeros de viaje: Delibes, Dickens, Martín Gaite, Aldecoa, Dumas, Baroja, Zweig, ... El único problema es la incapacidad de abarcar todo lo que uno desearía, algo que se compensa con el atractivo de escoger la nueva lectura cuando se ha terminado la anterior.
No está bien fomentar el miedo a los libros, con los años uno adquiere criterio y sentido común, pero también flexibilidad e inquietudes. Cada vez ando más convencido de que de casi todo lo que se ha escrito se pueden sacar cosas positivas, y que la lectura abre tu mente y te ofrece infinitas posibilidades de relacionarte, compartir, discutir y aprender.
4 de noviembre de 2014
Miguelito anda con ira
Leo en la prensa digital que Miguel Bosé saca nuevo disco; no se sabe si como argucia de promoción o simple desahogo de divo descansado el cantante ha tocado el tema de la corrupción y la triste situación política española sacándose de la manga una frase tremenda: "siento ira". Desgraciadamente hay motivos, graves y abundantes, para que los ciudadanos estemos muy enfadados, tanto como para comprender la desazón y el "cabreo" de mucha gente que lleva demasiado tiempo trabajando seria y calladamente, o en su caso buscando un medio de ganarse el sustento de forma honesta y hasta desesperada. Ahora bien, el que Bosé se nos quiera aparecer ahora como moderno caudillo de oprimidos y marginados me suena a oportunismo y actitud prefabricada.
Y no es que le niegue al ya veterano artista el derecho al pataleo ni la capacidad de opinar y defender sus ideas, sino que su reacción me suena más a pose artificial y afán de protagonismo que a verdadera convicción y preocupación por los demás. Cada uno es libre de tomar los ejemplos que quiera y asumir los liderazgos que le parezcan, pero no termino de ver a Miguel Bosé como adalid de un nuevo tiempo, me parece más bien alguien cuyo "tempo" pertenece a épocas caducadas del siglo anterior, y puestos a encontrar referentes en el mundo del arte y la cultura veo más coherencia, sentido común y capacidad de enseñar a nombres como Antonio Muñoz Molina o Lorenzo Silva, entre muchos otros.
Recuerdo perfectamente los inicios de este personaje, cuando fue presentado a bombo y platillo en la segunda mitad de la década de los 70 en uno de esos "directos" de José María Íñigo, avalado por su condición de hijo de torero y artista y luciendo un look y un estilo que en su día fueron rompedores y revolucionarios; Bosé, que poseía sin duda arte y saber hacer, fue un producto más del mercado y la publicidad de entonces, cuando por lo visto no sentía ira a pesar de que hablamos de tiempos anteconstitucionales. Algo tiene el agua cuando la bendicen, y no dudo del arte de Bosé, pero siendo prácticamente de su generación -nació un par de años antes que yo- ni le admiro ni le envidio como si admiro y envidio sanamente a bastantes otros que también nacieron a finales de los 50.
1 de noviembre de 2014
Los libros de octubre
En octubre han pasado por mis manos unos cuantos libros cuya lectura no ha resultado sencilla: posiblemente este el el elemento que define mejor mi tiempo literario del mes. Ha sido un excelente encuentro con dos autores muy opuestos, tanto por ser de e´pocas bien lejanas en el tiempo como de estilos distintos, como Gabriel Miró y Zadie Smith, un primer contacto con el nuevo Nobel de literatura que me ha dejado frío y una buena elección de la cuota habitual de género policíaco.
El primer libro que terminé en octubre fue "El principio de la sabiduría", escrito por Henry Handel Richardson, un nombre de ficción que no es más que el apelativo literario de la escritora australiana Ethel Florence Lindsay Richardson, quien decidió tomar nombre de varón porque quería saber si sus lectores eran capaces de distinguir la obra de una mujer de la de un hombre. He de reconocer que escogí este libro pensando que me iba a encontrar con otra cosa, a pesar de lo cual su lectura ha terminado siendo entretenida. Se trata de lo que alguien ha llamado una novela de iniciación, pues en ella se nos cuenta la estancia en un prestigioso internado de Melbourne de una adolescente perteneciente a una familia venida a menos. La novela, escrita y ambientada en los inicios del siglo XX parece tener carácter autobiográfico, tiene el mérito de no caer en el "dramón" ni en la cursilería a pesar del ambiente en el que desarrolla, está bien escrita -y traducida- y al lector le mueve a pensar. En algún momento de los inicios de mi lectura llegue a pensar que podría tener ciertos aires dickensianos, pero enseguida lo descarté, aunque tampoco haya que hablar de un "Torres de Mallory" antiguo y australiano ...
Llevaba tiempo sin avanzar en mi propósito de leer las diez entregas protagonizadas por el inspector Martin Beck y escritas por la pareja formada por Maj Sjöwall y Per Wahlöö, los dos autores suecos que todos los expertos consideran los genuinos precursores de la renombrada novela de intriga escandinava, y en concreto del gran Kurt Wallander creado por Henning Mankell. Por eso me pareció oportuno dedicar las primeras semanas de octubre al noveno capítulo de la serie, titulado "El asesino de policías". Leer a Sjöwall y Wahlöö supone apostar sobre seguro y, una vez más, me he encontrado una novela policíaca bien escrita, con argumento perfectamente elaborado y personajes interesantes y sólidos, todo ello bajo el prisma de los años sesenta, tiempo fue escrita y no había ADN, informática ni ningún otro medio tecnológico avanzado ... solamente testigos, grafologías y huellas dactilares. Lo que más me ha llamado la atención del relato ha sido el tono irónico del mismo, con una acerada crítica tanto a la sociedad sueca como a la policía, presentándonos algunos miembros de las fuerzas policiales suecas verdaderamente caricaturizados. Podría ser que se debiera a que hace dos años que no pasa por mis manos un libro de estos autores y haya olvidado su estilo, pero por lo que me cuentan la visión política y crítica de Sjöwall y Wahlöö se fue incrementando conforme iban publicando sus novelas.
A lo largo del mes de octubre se anunció el nuevo premio Nobel de literatura, que este año ha correspondido al escritor francés Patrick Modiano; como suele ocurrir todo han sido alabanzas para este autor francés nacido recién terminada la 2ª Guerra Mundial. Tenía en mi poder su "Trilogía de la ocupación", una serie compuesta por las tres primeras novelas escritas por Modiano. Por esta razón opté por leer la primera de ellas, "El lugar de la estrella", novela breve que unido al hecho de proceder de pluma francesa responde, entre otras cosas, a las inteligentes exigencias de mi amigo Brunetti. Estaba ya advertido de que los relatos de este autor no son precisamente literatura fácil, es más un buen amigo, excelente lector, me comentó que en su día no llegó a entender nada de este relato; una vez leído he de admitir que se trata de un libro -o de una manera de escribir- que me ha dejado sorprendido; esta narrado en primera persona y el autor nos introduce en una época y un ambiente que al parecer obsesionan a Modiano: el colaboracionismo francés durante la época de la ocupación nazi. Modiano nos habla de un ambiente de vicio y desorden, no existe una línea argumental concreta, el protagonista es un sinvergüenza sin principios y conforme avanzas en la lectura vas llegando a la conclusión de que el nuevo Nobel se mueve en el terreno del humor negro, casi del esperpento. Ya me he informado de que Patrick Modiano tiene libros más inteligibles y habrá que darle otra oportunidad.
Ya he comentado en otras ocasiones que observo un notable auge de la novela policíaca de "fabricación" nacional; procuro ir siguiendo a los autores españoles del género que parecen crecer casi como setas y alguien que sabe de esto me recomendó al canario Alexis Ravelo; siguiendo otro consejo de la misma procedencia he comenzado por "Tres funerales para Eladio Monroy", primera entrega de la serie protagonizada por el personaje que da nombre al título. Puedo empezar afirmando que el consejo fue bueno y vale, sin duda, la pena leer el libro; es un relato suelto, bien escrito y que coge la atención. Por otra parte el personaje de Monroy, un empleado de máquinas de la marina mercante ya jubilado que para completar su pensión se dedica a hacer trabajillos a las espaldas de quien manda, está francamente bien conseguido: un hombre bueno, que no se para en barras cuando tiene que actuar, con vida complicada y cierta vocación de Robin Hood contemporáneo. La novela no se detiene en giros literarios: relato directo y pocas descripciones, pero todo lo cuenta con una corrección notable, el autor ha cuidado la calidad literaria y eso se agradece. No le falta al libro algo que observo casi como elemento común de estos nuevos escritores "negro-criminales", y es el fondo de crítica social de la novela, no exento a veces de cierto maniqueísmo. Es llamativa la forma de dividir el relato, con capítulos titulados con la última frase de los mismos, frases que el mismo Ravelo nos explica están sacadas de diversos autores y que ofrece al lector la posibilidad de averiguar quienes son. La narración tiene momentos duros, pero es de agradecer que Ravelo no se recree en exceso. Y si queda dicho que la lectura de este libro vale la pena, también lo vale seguir probando con Ravelo.
Zadie Smith es una de las escritoras británicas con mejor prensa en la actualidad; tiene 39 años, es de origen jamaicano y cuenta sus novelas por éxitos. Hace meses que tenía en mi poder "NW London", su último "best seller" en el que realiza un excelente recorrido social por un escenario llamativo: la zona noreste de Londres, un sector de la ciudad que reúne diversos barrios caracterizados por la multiculturalidad y la coexistencia de diversas razas. Ya estaba advertido de que la forma de escribir de Smith es original y por ello complicada de leer, algo que ha facilitado que, en contra de mi habitual tendencia a hacerlo demasiado deprisa, leyera el libro despacio y parándome casi en cada frase, lo que me ha permitido disfrutar más y asimilar mejor la lectura. La escritora británica nos ofrece efectivamente una literatura peculiar, con idas y venidas en el tiempo, algunos "intercalados" sorprendentes y cambios radicales de escenas. Así, Smith consigue con enorme acierto describirnos un ambiente apasionante, con el paisaje de los barrios más modestos de la capital británica, con unos personajes formidables con quienes Zadie Smith conjuga magistralmente el drama y la comedia. La escritora nos presenta una visión de Londres completamente distinta a los parámetros clásicos y si te despistas puedes descubrirte pensando que la trama sucede más cerca del Bronx que del Támesis. Creo que estamos ante litaratura de calidad que invita a perseverar con esta autora; eso sí, en más de un comentario de la red he leído que se bautiza a Zadie Smith como sucesora de Dickens, algo que yo no veo tan claro.
Gabriel Miró es un escritor español de principios del siglo XX, nacido en Alicante en 1879 es habitualmente ubicado en la generación del 14, una especie de época puente entre la del 98 y la del 27, y posiblemente no tenga en reconocimiento que merece. Cuando decidí leer algo de este autor pensé en "El obispo leproso", la que me parecía su obra más conocida, pero cambié de opinión cuando me enteré de que ésta es la continuación de "Nuestro padre San Daniel", lo que lógicamente me hizo escoger esta otra. Me ha parecido, sin ninguna duda, auténtica literatura de nivel, una muestra más de que en nuestro país hemos tenido escritores excelentes, incluso entre los que suenan menos. Eso sí, se trata de novelas que hay que leer muy despacio, desgranando ya no sólo cada frase, sino cada palabra: he tenido que recurrir continuamente al diccionario. Gabriel Miró escribe con un barroquismo notable de manera que, existiendo una línea argumental en su novela, da la impresión que lo importante es la riqueza y precisión del vocabulario. Pero no es solamente un libro de escritura ornamentada, es también la descripción de un ambiente, un tipo de ciudad -en este caso Oleza, que no es otra cosa que el nombre ficticio de Orihuela, al igual que Clarín denominaba Vetusta a Oviedo en su inolvidable "Regenta"- propio de una época concreta de España. "Nuestro padre San Daniel" lleva como una especie de título suplementario el de "novela de capellanes y devotos", algo que refleja perfectamente el ambiente del relato, con unos personajes ricos y de una fuerza notable.Por esta novela y su continuación fue Miró acusado en su día de anticlerical, lo que al parecer le privó de entrar en la Academia de la Lengua, tras leer el libro puedo decir que tan injusto es acusar de anticlerical al que describe una época en la que existía un oscurantismo religioso provinciano como privar del ingreso en la Academia a quien domina de esta manera el lenguaje.
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