Hace unos días saltó a los teletipos la noticia del fallecimiento de Marcel Domingo: a la edad de 86 años falleció en la localidad francesa de Arles el pasado día 10 de diciembre Marcel Domingo, uno de esos hombres que dedicó toda su vida al fútbol, algo que según quien opine puede ser considerado una suerte enorme o una forma de malgastar los años. Era francés, aunque donde triunfó por todo lo alto fue en España, primero como portero del Atlético de Madrid, con el que ganó dos Ligas y un Trofeo Zamora allá por los años 50 y después como entrenador de élite. Fue precisamente con el equipo colchonero con el que consiguió más éxitos, haciéndole campeón de Liga en la temporada 1969-70. Recuerdo que aquél año los dos grandes de siempre, Real Madrid y F.C. Barcelona, no estuvieron a la altura y el título lo disputaron los dos Atléticos -al de Bilbao se le obligaba a denominarse así-, consiguiendo al final los del Manzanares llevarse el gato al agua en una última jornada en la que vencieron 0-2 en la Nova Creu Alta al C.E. Sabadell, entonces un clásico de 1ª División. El Atlético de entonces tenía dos estrellas principales: Luis Aragonés, un interior de clase y disparo formidable y José Eulogio Gárate, un delantero fino y goleador, además de todo un señor en el terreno de juego; junto a éstos destacaban dos clásicos veteranos: el lateral zurdo Isacio Calleja, titular de la selección que ganó la Eurocopa de 1964 y Adelardo, un todoterreno que se había casado con la hija de Vicente Calderón, presidente del club. Junto a ellos destacaban jóvenes jugadores de futuro brillante, como los centrocampistas ofensivos Alberto, Irureta y Salcedo, así como los clásicos jugadores de club que siempre ha
tenido el Atlético, el meta Rodri, los defensas Melo, Eusebio y Martínez Jayo y el extremo Ufarte, además del recién fichado Iselín Santos Ovejero, llamado el "cacique del área". Los leones de San Mamés eran entrenados por un peculiar mister inglés llamado Ronnie Allen y tenían en su mejor momento a jugadores tan míticos como Sáez, Arieta, Rojo, Argoitia, Igartua, Uriarte y, por encima de todos, el "Chopo", José Angel Iribar, además de los veteranos Echeberría, Aranguren y Larrauri y un jovencísimo Javier Clemente.
Marcel Domingo era un hombre de carácter y personalidad, polémico y apasionado, con fama de duro en los entrenamientos y a quien los jugadores no solían toserle en exceso. Sus ruedas de prensa posteriores a los partidos solían ir aderezadas con ciertas dosis de picante y los periodistas sabían que podía ser fuente de noticias que duraran toda la semana. Su trayectoria como entrenador en España es impresionante: RCD Espanyol, UD Las Palmas, UE Lleida, Córdoba CF, Granada CF, Atlético de Madrid, CD Málaga, Elche CF, Burgos CF, Valencia CF, Real Betis, RCD Mallorca y Hércules CF. No obstante, mis recuerdos se centran fundamentalmente en su trabajo en el equipo del Manzanares y en otras dos labores que también fueron brillantes: su trabajo en el Málaga de principios de los años 70 y la Copa del rey que ganó con el Valencia en 1979.
Entre 1972 y 1974 el Málaga C.F. tuvo una época en la que frecuentó la parte alta de la clasificación; las razones de este éxito, poco habitual en la historia de este equipo, que a pesar de lo cual es todo un clásico de la liga española, tienen un nombre y un apellido, y son los del mistar francés fallecido. Domingo dotó al Málaga de una solidez y una capacidad de desplegar buen juego que nunca había tenido y estuvo a punto en un par de ocasiones de clasificarlo para jugar en Europa. La gran estrella de este equipo era el argentino Sebastián Viberti, el típico medio centro argentino que abarcaba mucho campo, tenía buena técnica y una gran capacidad de organizar el juego, una versión de los años 70 de Fernando Redondo; Viberti fue todo un fenómeno de la época y estuvo a punto en varias ocasiones de ser traspasado a un grande. Junto a él destacaba otros dos pibes, Vilanova, un interior izquierdo de larga zancada, buen disparo y notable técnica y el "Chupete Guerini", un delgadísimo exterior que acabaría fichando por el Real Madrid. Marcel Domingo supo además sacar un excelente partido a tres jugadores que con él acabaron siendo internacionales: el meta Deusto, que se había cansado de ser el suplente de Iríbar y se destapó en La Rosaleda como un portero espectacular, el central Macías, un sobrio defensa que era un fijo en la selección de Kubala y el centrocampista Migueli, capitán del equipo y auténtico líder dentro y fuera del vestuario. Los citados, junto a veteranos como los defensas Martínez y Monreal, un renacido Miguel Angel Bustillo, la gran promesa zaragocista a quien De Felipe arruinó su carrera en el F.C. Barcelona rompiéndole la tibia y el peroné, Alvárez, Irles, Aráez, ... Marcel Domingo construyó un conjunto que jugaba muy bien.
En 1979 Domingo llevó al Valencia vencer en la Copa del Rey, contra todo pronóstico, al mismísimo Real Madrid en el Vicente Calderón. Tras eliminar al Gerona, Real Sociedad, Barcelona, Alavés y Valladolid, los ches se impusieron 2-0 a los merengues de Santillana, Del Bosque, Jensen, Juanito, Roberto Martínez, Wolff, Stielike, Benito, Pirri, ... con dos goles de su gran figura, Mario Alberto Kempes; además del matador Marcelo Domingo alineó a Manzanedo, Carrete, Arias, Botubot, Cerveró, Bonhof, Saura, Castellanos SOlsona y Felman. Marcel Domingo supo navegar en un vestuario tan difícil como el del Valencia y fue el descubridor de un jugador que luego fue primera figura, Miguel Tendillo.
Fue uno de esos misters que ya no quedan; un polemista a la vez simpático y exigente, como Vujadin Boskov, Hennes Weisweiler, Rinus Mitchels, ... un entrenador que se convirtió en un rostro inolvidable para los niños de mi época a los que nos tiraba el fútbol.