9 de octubre de 2010

Una novelita entretenida, sin más













"Una heredera de Barcelona"
Sergio Vila-Sanjuán
Destino. Barcelona (2010)
270 páginas





Sinopsis: En la Barcelona de 1920 un joven abogado bien relacionado parece tener todas las cartas para saber qué se está cociendo en una ciudad a punto de reventar por las costuras: una cabaretera agredida que no cuenta todo lo que sabe; un líder anarquista que vacila entre el pactismo y la violencia; un general llegado a Barcelona para restituir el orden al precio que sea; y una bella, culta y decidida condesa que es también su confidente... De la mano de Vilar avanzamos por un laberinto que nos lleva de las grutas de los miserables en Montjuïc a las fiestas de alta sociedad en los jardines de Horta; del Paralelo canalla y peligroso a los despachos policiales donde se urde la represión. Mientras la misma ciudad roza su cénit y se asoma al abismo, también Pablo teme que su juventud se esfume con el vendaval que se avecina.

Me habían hablado muy bien de esta novela, la primera de un excelente y veterano periodista como es Sergio Vila-Sanjuan; todas las críticas que he leído sobre ella habían sido buena, y tal vez haya sido eso, las expectativas creadas, lo que haya dado lugar no diré que a una decepción, pero sí a que tras su lectura no me parezca el libro una obra redonda, ni mucho menos. Se lee con agrado, pues Vila-Sanjuán escribe bien y lo hace, además, con elegancia, y desde luego uno pasa un buen rato haciéndolo.

Siempre me han gustado las novelas ambientadas en Barcelona; imagino que la razón estará un poco en que se trata de una ciudad que conozco mínimamente, incluso he vivido dos años en ella, y otro poco en el propio encanto de sus calles y sus lugares más emblemáticos. Por esta razón me lo he pasado en grande con novelas como "Nada", de Carmen Laforet, "Un día volveré", de Juan Marsé o "La noria", de Luis Romero, sin olvidar las policiacas de clásicos como Vázquez Montalbán o González Ledesma. Así, en "Una heredera de Barcelona" se puede disfrutar cuando van apareciendo referencias a la Plaza de Cataluña, el Tibidabo, el viejo Hotel Colón, el Cristo de Lepanto de la Catedral, Las Ramblas, el Mercado de la Boquería o el Moll de la Fusta, entre otros muchos lugares. Y es que uno se ambienta mejor cuando conoce los escenarios donde se desarrolla el argumento.

Otro aspecto positivo del libro es que tiene su contenido histórico, pues se nos habla de una época muy concreta de la historia de España, vista desde los sucesos que ocurren en una Barcelona convulsa, con revueltas anarquistas y en la que se van desarrollando episodios reales como el asesinato del presidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato, la visita del Rey Alfonso XIII a Barcelona o la proclamación de la dictadura por quien precisamente era Capitán General de esa Región Militar Miguel Primo de Rivera, amen de que aparecen personajes reales como el anarquista Angel Lacalle o el que fuera Alcalde de Barcelona durante la última época de la Monarquía, Conde de Güell. El autor relata con maestría el ambiente de la Barcelona de entonces, caracterizada por una aristocracia decadente, una burguesía pujante y poderosa económicamente que junto al trabajo que había creado, también había dado lugar al surgimiento de zonas de aluvión y evidentes y profundas diferencias sociales.

Pero, desde mi punto de vista, donde falla la novela es en la elaboración de la trama, que me pareció demasiado simple, más bien irregular y falta de las dosis de incertidumbre y emoción que se deben exigir a una novela, máxime si ésta tiene ciertas aspiraciones de convertirse en un relato de intriga. Uno se lo pasa bien leyendo, pero a veces se queda con la sensación de que el autor se detiene mucho en describir ambientes y épocas y quita importancia al argumento, además de que al finalizar a uno tiene la sensación de que la historia queda incompleta.


6 comentarios:

annemarie dijo...

A mi ver, esa dosis de incertidumbre y emoción en la imaginación de las tramas es el secreto más bien guardado de los autores geniales, y no creo que sea porque no quieran desvelarlo, sino porque no tienen como hacerlo. Escribir bien es de muchos. Ser genial debe ser horrible, la conciencia máxima de la incomunicabilidad. Muchas veces cuando leo una novela ambientada en un sitio que conozco, me suena falso, basta la mitad de la mitad de un detalle para estropear todo: las excepciones son gente genial, como la querida Agatha, o Somerset Maugham, o MM Kaye, pero son realmente muy pocos.

Modestino dijo...

No creo que sea preciso limitarnos a leer autores geniales.
De vez en cuando nos pica la curiosidad o tenemos un capricho ... o simplemente necesitamos oxígenarnos.

annemarie dijo...

Sí, claro, no me refería a eso, me expliqué tal vez mal.

Modestino dijo...

Te entendí perfectamente, amiga, mí comentario era a más a más.

veronicia dijo...

No he vivido nunca en barcelona pero hay muchas novelas ambientadas allí... la primera que leí y recuerdo "Ultimas tardes con Teresa", la última que yo recuerde "La reina sin Espejo" otra muy diferente pero de la que me quedó una Barcelona especial fue "Sin Noticias de Grub"

(Y ya de la mano de Eduardo Mendoza en sus novelas he recorrido con su protagonista de "Elmisterio de la cripta embrujada""El laberinto de las aceitunas""El misterio del tocador de señoras" por su forma de relatar estas son las más graciosas...

Un abrazo, y feliz fin de semana...

Modestino dijo...

Mendoza es buenísimo, para mí la mejor es "La verdad sobre el caso Savolta", sin olvidar "La ciudad de los prodigios", puede que su novela barcelonesa por excelencia.
Marsé por el contrario lo tengo de asignatura pendiente.