16 de octubre de 2010

Calígula, Rodero y Albert Camus












Cuando se juntan dos genios el resultado tiene que ser excelente; es el caso de "Calígula", la obra de teatro de Albert Camus que TVE emitió en su programa "Estudio-1" en 1971 que fue protagonizada por el que probablemente fue el mejor actor de su época, José María Rodero. Hace unos pocos años un buen amigo mío y de esta casa me regaló un DVD con dicha representación y hasta el pasado fin de semana no he tenido ocasión de verlo por segunda vez, la primera fue hace muchísimos años en la tele, cuando aún estábamos en tiempos de blanco y negro.

Se trata de una representación teatral en la que, como he dicho, se unen dos genios: Albert Camus y José María Rodero, a lo que cabe añadir un personaje verdaderamente apasionante, el emperador Calígula, un hombre que empezó bien su reinado, pero al que la muerte de su hermana Drusila, con quien parece mantenía relaciones incestuosas, perturbó completamente y dio paso a un periodo de arbitrariedad, violencia y tiranía que duró hasta su muerte. Pero Camus no se limita a mostrarnos un Calígula sanguinario, caprichoso, déspota y cruel, sino que también aparece el hombre desesperado, que sufre, preso de la angustia. El filósofo francés no nos ofrece un libelo contra Calígula, sino que nos abre a un personaje al que las circunstancias han llevado a una búsqueda de su destino por caminos equivocados, pero sin perder su lado humano. Los diálogos son importantísimos y Calígula dice frases que manifiestan su propio drama: “Creía como todo el mundo, que era una enfermedad del alma. Me duele la piel, el pecho, los miembros. Tengo la cabeza vacía y el estómago revuelto. ¡Qué duro y amargo es hacerse hombre!” .

El reparto está lleno de nombres que aparecían continuamente en la tele de entonces, auténticos viejos amigos; es el caso de Elvira Quintillá, quien interpreta a Cesonia, esposa de Calígula, al igual que en la vida real lo era de Rodero; junto a ella destacan dos intérpretes completamente televisivos: Manuel Galiana, un protagonista habitual de la época, que interpreta al poeta Escipión y Ramón Corroto, un excelente secundario, que da vida a Quereas, el líder de la conspiración que acaba con la vida de Calígula y que se muestra como el personaje más noble y recto de la trama: “lo que me resulta insoportable es ver desvanecerse el sentido de esta vida, ver desaparecer nuestra razón de existir. No se puede vivir sin una razón”

Cabe destacar la presencia de Valentín Tornos, ese histórico actor de reparto que saltaría a la fama con 70 años haciendo de "Don Cicuta" en el "Un, dos, tres responda otra vez", Miguel Angel, otro secundario habitual que solía hacer de malo, Pedro del Río, Estanis González y Angel Terrón, entre otros. Todos ellos acaban venciendo con profesionalidad y esfuerzo las limitaciones de medios, vestuario, cámaras, ... y unas cuantas más.



8 comentarios:

tomae dijo...

...desde luego no cabe otro calificativo para esa lógica de Caligula...aplastante!

Modestino dijo...

La obra de Camus está llena de razonamientos de "lógica aplastante" como esa ... cuando alguien pierde la cabeza ....

ana dijo...

Yo sólo he leído una obra de Albert Camus; El extranjero. Y la recuerdo así, como sin aire y aplastente. Un personaje sin esperanza.

Calígula es despiadado.

Yo no me acuerdo de las ediciones de Estudio 1, pero sí recuerdo a Jose María Rodero.

Que tengáis un estupendo sábado!

Modestino dijo...

Sí Calígula es despiadado, pero yo en la obra de Camus lo ví además -y tal vez ahí radique la razón de ello- como un ser atormentado.

Suso dijo...

El final de Calígula es inolvidable..."Todo parece tan complicado. Sin embargo, todo es tan sencillo. Si yo hubiera conseguido la luna, si el amor bastara, todo habría cambiado. ¿Pero dónde apagar esta
sed? ¿Qué corazón, qué dios tendría para mí la profundidad de un lago.

Nada, en este mundo ni en el otro, que esté a mi altura. Sin embargo sé, y tú
también lo sabes (tiende las manos hacia el espejo llorando), que bastaría que lo imposible fuera. ¡Lo imposible! Lo busqué en los límites del mundo, en los confines de
mí mismo.

Tendí mis manos y te encuentro, siempre
frente a mí, y por ti estoy lleno de odio. No tomé el camino verdadero, no llego a nada.

Mi libertad no es la buena. ¡Nada! Siempre nada. ¡Ah, cómo pesa esta noche! Helicón no ha venido; ¡seremos culpables para siempre! Esta noche pesa como el dolor humano.

annemarie dijo...

La logica es un pequeño juego senil, al que Camus supo dar algun sentido porque le interesaba el dolor, los grises ilimitados del dolor. "Me duele la piel" es una cosa geniaaaaal, pero Camus se quedó ahí mismo, lo que escribe sabe siempre a poco, en mi opinión, porque, aún con toda la buena voluntad que era una enorme característica suya, no pudo entender la esperanza de que habla Ana. La gracia es misteriosísima.

Modestino dijo...

Si un sentido trascendente de la vida resulta muy difícil -¿imposible?- entender la esperanza ..., si Annemarie, la gracia es muy misteriosa.

veronicia dijo...

Tendría que encontrar la obra de teatro y verla... porque sus historiadores entre otras cosas lo califican de cruel y demente...
En cualquier caso "la locura" lleva aparejada tormento y vacio en quien la padece arrastrastrando no solo "al loco" sino a todos sobre quienes influye, no quiero ni pensar si era el caso de un emperador.

*Es sábado; feliz fin de de semana... y para cuando la tristeza se abate sobre mi la mejor terapia ver 30 Plaza Rock o Glee...(por descarga directa)