30 de diciembre de 2015

Feliz 2016 ... siempre en positivo


En tiempos en los que nos pasamos el día oyendo hablar de guerras, terrorismos, crisis de todo tipo, sistemas que se derrumban, desestabilizaciones y demás, me veo obligado a aparcar mi natural tendencia a ver la botella medio vacía y:

A todos, absolutamente a todos, os deseo un 2016 lleno de lo mejor: que todos los días descubramos algo o alguien que vale la pena, que brille la luz desde enero a diciembre.


"Tener esperanza  es exactamente esto: estar en tensión hacia la revelación, hacia el gozo que llenará nuestra boca de sonrisas”
Papa Francisco


Que Dios bendiga a todos los que alguna vez leen este blog¡¡¡

25 de diciembre de 2015

Un mensaje que no debería quedarse en noticia ocasional

En su mensaje por la Navidad, el Papa Francisco pidió por el fin de las guerras, el terrorismo, el narcotráfico y la trata de personas.

Solamente quedan tres cosas: que quienes pueden hacer algo le escuchen, que le hagan caso ... y que quienes vivimos al margen, tal vez demasiado cómodos, no nos pongamos de perfil.

Este es el mensaje completo que dio el Papa Francisco a los siempre asiduos fieles:

Queridos hermanos y hermanas, feliz Navidad.

Cristo nos ha nacido, exultemos en el día de nuestra salvación.

Abramos nuestros corazones para recibir la gracia de este día, que es Él mismo: Jesús es el «día» luminoso que surgió en el horizonte de la humanidad. El día de la misericordia, en el cual Dios Padre ha revelado a la humanidad su inmensa ternura. Día de luz que disipa las tinieblas del miedo y de la angustia. Día de paz, en el que es posible encontrarse, dialogar, sobre todo, reconciliarse. Día de alegría: una «gran alegría» para los pequeños y los humildes, para todo el pueblo (cf. Lc 2,10).

En este día, ha nacido de la Virgen María Jesús, el Salvador. El pesebre nos muestra la «señal» que Dios nos ha dado: «un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Como los pastores de Belén, también nosotros vamos a ver esta señal, este acontecimiento que cada año se renueva en la Iglesia. La Navidad es un acontecimiento que se renueva en cada familia, en cada parroquia, en cada comunidad que acoge el amor de Dios encarnado en Jesucristo. Como María, la Iglesia muestra a todos la «señal» de Dios: el niño que ella ha llevado en su seno y ha dado a luz, pero que es el Hijo del Altísimo, porque «proviene del Espíritu Santo» (Mt 1,20). Por eso es el Salvador, porque es el Cordero de Dios que toma sobre sí el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Junto a los pastores, postrémonos ante el Cordero, adoremos la Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón.

Sólo Él, sólo Él nos puede salvar. Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas para realidades humanamente insuperables.

Donde nace Dios, nace la esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra. Sin embargo, precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las tensiones y las violencias y la paz queda como un don que se debe pedir y construir. Que los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo, con graves consecuencias para toda la región.

Pidamos al Señor que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de la población extenuada. Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país. Que toda la Comunidad internacional ponga su atención de manera unánime en que cesen las atrocidades que, tanto en estos países como también en Irak, Yemen y en el África subsahariana, causan todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros. Quiero recordar también a cuantos han sido golpeados por los atroces actos terroristas, particularmente en las recientes masacres sucedidas en los cielos de Egipto, en Beirut, París, Bamako y Túnez.

Que el Niño Jesús les dé consuelo y fuerza a nuestros hermanos, perseguidos por causa de su fe en distintas partes del mundo.

Pidamos Paz y concordia para las queridas poblaciones de la República Democrática del Congo, de Burundi y del Sudán del Sur para que, mediante el diálogo, se refuerce el compromiso común en vista de la edificación de sociedades civiles animadas por un sincero espíritu de reconciliación y de comprensión recíproca.

Que la Navidad lleve la verdadera paz también a Ucrania, ofrezca alivio a quienes padecen las consecuencias del conflicto e inspire la voluntad de llevar a término los acuerdos tomados, para restablecer la concordia en todo el país.

Que la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz.

Donde nace Dios, nace la esperanza¸ y donde nace la esperanza, las personas encuentran la dignidad. Sin embargo, todavía hoy muchos hombres y mujeres son privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la pobreza y el rechazo de los hombres. Que hoy llegue nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños soldado, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico.

Que no falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida. Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los reciben.

Que en este día de fiesta, el Señor vuelva a dar esperanza a cuantos no tienen trabajo, que son muchos, y sostenga el compromiso de quienes tienen responsabilidades públicas en el campo político y económico para que se empeñen en buscar el bien común y tutelar la dignidad toda vida humana.

Donde nace Dios, florece la misericordia. Este es el don más precioso que Dios nos da, particularmente en este año jubilar, en el que estamos llamados a descubrir la ternura que nuestro Padre celestial tiene con cada uno de nosotros. Que el Señor conceda, especialmente a los presos, la experiencia de su amor misericordioso que sana las heridas y vence el mal.

Y de este modo, hoy todos juntos exultemos en el día de nuestra salvación. Contemplando el portal de Belén, fijemos la mirada en los brazos de Jesús que nos muestran el abrazo misericordioso de Dios, mientras escuchamos el gemido del Niño que nos susurra: «Por mis hermanos y compañeros voy a decir: “La paz contigo”» (Sal 121 [122], 8).

21 de diciembre de 2015

Los ojos del futuro

El pasado sábado asistí en la iglesia de Santa Teresa de Huesca a un concierto de villancicos de la Coral "Diego de Pontac"; ya estuve en uno parecido que ofrecieron las pasadas Navidades y de nuevo salí encantado de la belleza y la calidad de sus interpretaciones. Además tengo que agradecer sincera y efusivamente que contaran conmigo para un excelente "tentempié" en el "Apolo", allí tuvieron la bondad de admitir a un intruso como yo y tratarme como uno más.

Pero mi intención no es hablar de la actuación, que sólo pudo ser excelente a la vista del nivel y del trabajo de los miembros de la Coral, con su directora a la cabeza, sino de algo que sucedió ya iniciada la actuación y que fue para mí como esa iluminación que no esperas, esa ráfaga de aire fresco que te da, sin aviso previo, energía para tomarte lo que queda del día de otra manera. No fue nada extraordinario, venía revestido de la sencillez de lo cotidiano, pero hay ocasiones en que viene bien que alguien, sin quererlo, te recuerde que siempre hay algo que vale la pena.

Ya se habían interpretado unas cuantas composiciones, se abrió la puerta del templo y entro una pareja con un cochecito de niño. Mi primer pensamiento fue de extrañeza, pues parece que un bebé en un concierto constituye todo un peligro de llantos y ronroneos, pero pronto ví que la magia de la música lo puede todo ... ésto no era el "Flautista de Hammelin", sino algo más tierno, más bonito, más entrañable. Del carrito asomó la cabeza de una niña pequeñísima -luego supe que rondaba los 8 meses- y pude contemplar unos ojos grandes y asombrados que miraban al exterior con tanta sorpresa como paz, unos de esos ojos que algún día conquistarán el mundo y que brillaban con fuerza en un ambiente que era todo arte, discreción y espiritualidad. 

Tal vez esa mirada inocente y dulce, que no debía ni saber donde estaba aunque seguro que intuía todo lo bueno que allí había, puede ser el toque de salida a mi propio espíritu navideño, la contraseña que recuerde tanto misterio, tanto mensaje, tanta cercanía humana,  ... a descubrir que hay futuro, que basta una mirada, que queda tanto por hacer.

14 de diciembre de 2015

Acuerdo sobre el cambio climático


En las últimas semanas se ha hablado mucho de la cumbre de París sobre el cambio climático. Tengo que reconocer que ni estoy al día de los problemas relacionados con el tema ni he seguido demasiado el desarrollo de las reuniones. Me he quedado con la idea de que había muchas opiniones encontradas y dificultades para alcanzar el necesario consenso y que la visión del tema es bien distinta en Europa y  el resto del mundo. Eso sí, al final se veía a todos muy contentos por el acuerdo alcanzado, al que calificaban de histórico. Me ha llamado la atención ver aparecer de nuevo, en este caso como presunto hombre clave en el citado acuerdo, a Laurent Fabius, prometedor y mediático Presidente del Gobierno francés en tiempos de François Mitterrand.

En cualquier caso, y admitiendo mi condición de ignorante máximo, me quedo con dos ideas: que se trata de un tema en el que, como en otros, hay bastantes que hablan con ligereza, sin que parezca que sepan demasiado sobre la cuestión y que se ha desatado una euforia excesiva tras el acuerdo, como si, en frase que leí ayer no se donde, si en una operación grave se tomara como un éxito definitivo el que el paciente hubiera reaccionado bien a la anestesia.

El tiempo nos dirá si esto ha servido o no para algo, no obstante parece que aún queda mucho por hacer ... y por aprender.


11 de diciembre de 2015

Entre fríos y nieblas


Desde ayer el paisaje es  invernal, y por ello más navideño. Así, casi sin avisar, como si no hubiera pasado el tiempo y las Navidades del 2014 permanecieran con vida, vuelvo a sentir el sonido de los villancicos, la esperanza de la lotería, la intimidad de la familia, las tradiciones del pavo y  la Misa del gallo, ... Los paseos matutinos camino del trabajo están ya acompañados por el frío y la niebla, algo que lejos de constituir una impresión negativa, me ofrece alicientes indudables: no se sabe porqué el tiempo desapacible añade una sensación de cierto confort, posiblemente porque el frío te acerca paradójicamente al calor ante la necesidad de abrigarte, a la vez que te vuelve más solidario con quienes te cruzas en el camino y sienten las mismas sensaciones.

Tiempos de rocíos y escarchas, de calles oscuras y silenciosas en las que escuchas tus propios pasos y también los ajenos. Tiempo de nostalgias, de recuerdos agridulces, momentos en los que añoras las caricias que faltan, los detalles que en su día no valoraste lo suficiente, las personas ausentes y los amigos que andan lejos. Paisajes nevados, necesidad de evadirte, horas de reflexiones, de luces y sombras. 

9 de diciembre de 2015

La guerra del gas


No me refiero a acontecimiento bélico alguno: no se trata ni de pozos petrolíferos, ni de estrategias guerreras, ni siquiera de maniobras económicas. Simplemente, han regresado a mi memoria recuerdos publicitarios de mi época infantil. Pertenezco a la generación de la burbuja, y en mi época lo que hacía furor, si de refrescos hablamos, eran la "Coca-cola" y la "Pepsi" y las bebidas con sabor a naranja y limón que tenían esas excitantes burbujas, desde el "Kas" hasta la "Fanta" -2 ... da gusto tener sed ..."-, pasando por marcas menos exitosas y duraderas como la "Mirinda" o el "Orange.crush". La palabra "radical" no sonaba nada y los zumos eran más bien productos que te tomabas en casa tras aprovechar las naranjas más feas con un exprimidor manual.   

Corrían los felices 60, y al clásico refresco veraniego  con burbujas le salió un competidor agresivo y los bares, chiringuitos, mercados y tiendas "del ramo" se llenaron de unas botellas más pequeñas y redondas que las habituales que con el nombre  de "Trinaranjus" basaban su oferta en el hecho de no contener precisamente esos "agujeritos"  que tanto alegraban el sentido del gusto. En los veranos de la segunda mitad de la citada década, los consumidores fuimos bombardeados por una agresiva publicidad en la que se ponía en claro enfrentamiento los refrescos dominantes hasta entonces con el nuevo producto, dando a entender  que éste contenía sólo naranjas y que se había prescindido de las burbujas para hacerlo más sano y  eficaz. 

No obstante, la marca no era nueva, y si investigamos en la vida del "Trinaranjus" encontraremos su prehistoria  en un adelantado farmaceutico valenciano llamado Dr. Trigo, quien en 1924 sacó al mercado un zumo concentrado de naranjas para diluir cuyas botellas equivalían "al zumo de 80 naranjas" llamado "Naranjina". Eso sí, la empresa "Trinaranjus" no la sacó adelante hasta 1933 y para su desarrollo contó con un socio, el empresario catalán Salvador Soler Violant. El boom" de los años 60 tuvo lugar con el impulso de un nuevo comprador, el grupo catalán "Agrolimen", que cambió el nombre de "Productos del Dr. Trigo" por el de "Cítricos y Refrescos S.A. (CITRESA)".

No cabe duda de que la campaña fue un éxito, y la marca "trinaranjus" ha ido creciendo y ha logrado sobrevivir a todas las crisis que desde hace ya tanto tiempo han ido haciendo estragos en nuestro país. Eso sí, la publicidad de "Trinaranjus" tuvo su réplica, y la marca "Kas", por aquellos años muy fuerte, tanto que financiaba un equipo de balon-cesto y el mejor grupo ciclista que ha tenido España, reaccionó con anuncios en los que jugaba con las palabras y se animaba al personal a elegir entre refrescos con "gas" o con "kas", a la vez que se ponían en entredicho las ideas de los rivales sin gas asegurando que la mejor opción era siempre el "Kas", pues quien no quisiera burbujas siempre podía tomarse una naranja.


7 de diciembre de 2015

De sufrimientos y soledades


En las últimas semanas he estado en contacto con personas sobre las que ha caído la dura carga del sufrimiento, algunos están siendo sujetos directos, otros lo reciben a través de sus seres queridos. Ante esta realidad solamente caben los sentimientos de cariño y solidaridad, a los que sumo el propósito de vencer ese egoísmo que  llevamos tan escondido en el interior y nos lleva a engrandecer desproporcionadamente nuestras cuitas, a la vez que nos impide ser conscientes de las más graves y tristes que padecen los demas. 

El sufrimiento existe, y es bueno buscarle una razón, un sentido ... aunque me da miedo caer en la tentación de dar lecciones o clases magistrales, algo que puede ser demasiado cómodo desde la distancia, esa postura de quien cree tener remedios para todo. Es posible que el consuelo venga más por la compañía silenciosa, por la solidaridad de quien -sencillamente- sabes que "está ahí".

Quien sufre el dolor es fácil que sienta también soledad, algo que no deberíamos consenti, pues los lazos de sangre o amistad, el hecho de compartir trabajos e ilusiones, deberían equivaler a que no somos indiferentes: lo que le pasa al otro nos importa. Y me temo, es experiencia propia, que nuestras loables reacciones de sentimiento e impresión tienden a ser efímeras, y dejamos a quien sufre a solas con su dolor.

3 de diciembre de 2015

De fraudes, cejas y galas


"El fraude del ‘taquillazo’ simulaba pases y se inventaba espectadores"

Desde hace una semana la prensa se viene haciendo eco de un fraude de notables dimensiones que afecta al cine español. Al parecer, exhibidores, distribuidores y productores engordaban las cifras para acreditar taquillas importantes, y con esta falsedad se conseguía incrementar las subvenciones recibidas del Ministerio de Cultura. Habrá que respetar la presunción de inocencia, andar con pies de plomo y no anticipar condenas hacia nadie en concreto, pero no puedo evitar llegar a conclusiones y alimentar ideas y opiniones, entre otras que ni es oro todo lo que reluce ni da la impresión de que cierta hipocresía ande ausente de algunos de nuestros más afamados y peleones representantes del mundo de la gran pantalla.

Al leer estas noticias me vienen inmediatamente a la cabeza las sonadas ceremonias de entrega de los Premios "Goya" del cine español con las que los astros locales del celuloide nos vienen obsequiando desde hace tiempo; se trata de sesiones que no he llegado a ver en directo, pero de las que siempre acabas teniendo cumplida información en su momento, entre otras cosas porque ya se encargan algunos de sacar el "tam-tam" y airear a los cuatro vientos el espectáculo anual, que suele ir bastante más allá del espectáculo "strictu sensu". Desde hace más de una década los más insignes representantes de la farándula cinematográfica se han dedicado a alardear de altura moral y responsabilidad cívica, aprovechando estas ceremonias para protestar por guerras, recortes, privatizaciones, legislación y todo lo que hiciera falta. Se trataba, sin duda, de una actitud legítima y no discuto su mayor o menor justificación, pero también es cierto que ahora queda -o puede quedar- en evidencia esa superioridad moral que exhibían unos personajes que surgían envueltos en una nube ubicada por encima del bien y del mal, que deambulaban por el escenario de con la sonrisa en la boca y el machete en la mano como si fueran inmaculados quijotes contemporáneos.

A la hora de la verdad sospecho que ni todo el monte es orégano, ni las actitudes son muchas veces desinteresadas ni el personal tan puro y noble como quiere aparentar. Alguna escama debería desprenderse de nuestros ojos.

1 de diciembre de 2015

Libros de noviembre


En noviembre he seguido con la tendencia a los libros no excesivamente largos, así como a variar los géneros literarios. Creoi que he mantenido el buen nivel de autores, con dos franceses históricos -Víctor Hugo y Chateaubriand-, una de las mejores plumas actuales en lengua inglesa -Ian McEwan-, un prolífico escritor de medio oriente como Yasmina Khadra que tiende a tratar temas actuales y quien es posiblemente el mejor autor español del género policíaco -Eugenio Fuentes-. Lo he completado con las entretendias memorias de un actor inolvidable y una policíaca escrita por un policía, que evidentemente tiene mucho que decir sobre el tema.

El británico Ian McEwan es uno de los autores de habla inglesa contemporáneos de mayor prestigio;  hace ya tiempo que tenía en la cabeza la idea de leer algo suyo, de hecho novelas como "Sábado", "Expiación" u "Operación Dulce" las tuve en su día en cartera, aunque al final las dejé para otra ocasión. "La ley del menor" es su última obra publicada  y tras coincidir un argumento interesante con la recomendación de un par de lectores de confianza he logrado cumplir por fin mi propósito ... algo a lo que también ha ayudado el que se trate de una novela más bien corta (216 páginas). La protagonista del libro es Fiona Maye, una jueza de familia londinense que tiene que enfrentarse con un problema del calado de un adolescente con leucemia que necesita una transfusión a la que se niegan sus padres, Testigos de Jehová.  El relato va más allá del simple tratamiento del problema, pues McEwan nos habla también de la crisis  conyugal de Fiona y la resolución de otros asuntos, lo que termina siendo una excelente exposición de la forma de funcionamiento del sistema procesal británico. La prosa es magnífica y la novela está muy bien estructurada y resuelta, eso sí con cierto mal sabor de boca final, pero la buena literatura no tiene porque exigir necesariamente un happy end.

Alfredo Landa fue sin duda un personaje interesante; en la Biblioteca de Huesca encontré "Alfredo el Grande", una especie de  memorias en las que el actor navarro, ya fallecido, nos cuenta su vida, especialmente a través de sus películas, con la inestimable ayuda de Marcos Ordóñez, un escritor y periodista barcelonés, que hace crítica teatral en "El País" y del que leí en su día "Un jardín abandonado por los pájaros", un testimonio de la vida española durante su infancia -paralela a la mía- que me encantó. Imagino que la redacción final será atribuible a Ordóñez, aunque Landa habla permanentemente en primera persona. Aunque nos cuenta sus primeros años y recuerdos, nos habla de su familia, de su boda y sus hijos, las 311 páginas del libro se centran en la trayectoria profesional de un actor que comenzó destacando en esas míticas "españoladas" de los 60 y 70 -la llamada época del "landismo"- para acabar destacando en películas de enjundia y éxito. Alfredo Landa no se muerde la lengua a la hora de opinar sobre directores, productores y compañeros, algunos de los cuales no salen excesivamente bien parados en el libro. El actor no puede evitar caer en ese "tic" tan habitual en quien habla de su vida de recargar méritos, aunque el relato me ha parecido bastante honesto. Por las páginas del libro van pasando nombres ilustres de nuestro cine como Garci, Fernan Gómez, los Ozores, Elías Querejeta, Concha Velasco, Mario Camus, Paco Rabal, Gracita Morales, José Luís Dibildos, ... hasta una lista interminable. Con ellos Landa destila tanta sinceridad como cariño.

Víctor Hugo es uno de los grandes de la literatura universal; novelas como "Los miserables" o "Nuestra Señora de París", por citar las más famosas, son auténticas obras maestras. Por eso no tenía perdón de Dios el no haber leído todavía nada de este escritor  nacido en la localidad francesa de Besanzón. Curioseando por librerías de viejo encontré algunos libros de viaje, entre los que me llamó la atención "Pamplona", un brevísimo volumen de 56 páginas donde nos cuenta lo que más le impresionó de una estancia en Pamplona el año 1843 -él había nacido en 1802-. Víctor Hugo era hijo de un general de Napoleón que había vivido con su familia en Madrid al servicio de José Bonaparte durante su breve reinado español; el escritor era un niño y conserva el recuerdo del viaje de   regreso a Francia, cuando entre otras ciudades pasaron por Pamplona. De esta manera, el libro refleja el contraste entre los recuerdos infantiles de Víctor Hugo y su visión de la ciudad ya maduro y versado en la cultura. Se trata de un relato evidentemente limitado, con una descripción incompleta y bastante subjetiva de la ciudad; incluye el trayecto realizado desde San Sebastián, con parada en la localidad de Tolosa. Literariamente es una joya, además de contener descripciones, comparaciones y valoraciones interesantísimas redactadas por un auténtico genio literario.

Eugenio Fuentes, ya lo he dicho en otras ocasiones, es en mi opinión uno de los mejores autores de novela policíaca de España, desde un punto de vista de la calidad literaria posiblemente el número uno. La mayoría de las novelas del género que ha publicado están protagonizadas por el detective privado Ricardo Cupido, residente en la imaginaria localidad de Breda. Con el citado personaje como protagonista ya habían pasado por mis manos "El interior del bosque", "Las manos del pianista" y "Cuerpo a cuerpo", sin que ninguna de las tres veces me haya sentido decepcionado. Por una vez he incumplido mi costumbre de leer por orden las novelas de un mismo investigador y he optado por anticipar la lectura del último caso de Cupido, "Mistralia", un relato que nos cuenta la investigación en torno al asesinato de una ingeniera en un molino de una zona de energías renovables. En alguna crítica hallada en la red se alababa la novela comentando que en ella queda reflejado el hecho de que Fuentes escribe cada vez mejor, afirmación que comparto plenamente. La novela ha confirmado mis mejores expectativas, nos presenta a un Ricardo Cupido cada vez más humano y con vida propia, narra un caso creíble, sabe desarrollar adecuadamente la intriga y la concluye acertadamente, con los giros necesarios y un desenlace logrado, por mucho que al menos a mí, la opción elegida por Fuentes para concluir la narración no me dejara buen sabor de boca.

Aunque pueda mover a confusión, Yasmina Khadra no es una mujer, sino el pseudónimo del escritor argelino Mohammed Moulessehoul, un excelente autor por cierto. De Khadra leí en su día "El atentado", un relato impactante que te da una visión interesante del conflicto palestino; en cartera tengo desde hace tiempo su "Trilogía de Argel", con tres relatos policiales, y  "Lo que el día debe a la noche", novela de la que me han hablado maravillas. Tras leer en "Babelia" la crítica de su última obra, "La última noche del Rais", decidí pasar por encima de los citados y enfrentarme a este breve relato  -176 páginas- en el que, con personajes reales y datos históricos, nos cuenta unas imaginarias últimas horas del líder libio Muamar El Gadafi. En mi opinión Yasmina Khadra ha cerrado una narración magnífica, ha conseguido dar una medida notable de quien rigió sin obstáculo Libia durante más de 40 años,  quien nos es presentado como una especie de "monstruo" con dosis de humanidad, "un desequilibrado que sabe lo que hace". El relato combina la angustia y desesperación de Gadafi y sus hombres de confianza ante el asedio de los rebeldes que terminarán acabando con su vida, con sus recuerdos de infancia y juventud, así como su imparable ascensión al poder y todas la vicisitudes sufridas en los largos años de su ejercicio.  Gadafi se presenta como alguien a la vez despiadado y familiar, implacable y romántico, añadiendo dosis de desequilibrio, como su obsesión con Van Gogh o los sueños en los que se le aparece, entre otros, Saddam Hussein. Un libro breve, editado en letra grande y que se termina devorando en cuanto puedes enlazar un par de horas disponibles.

Supe por vez primera de la existencia de Rafa Melero Rojo cuando asistí a una mesa redonda sobre policías-escritores que tuvo lugar en Huesca hace ya unos cuantos meses; el tema era interesante, pues no cabe duda de que quienes en la vida real ejercen la profesión de policía tienen mucho que decir en materia de novela negra. Melero es mosso d'esquadra y nos habló entonces de su primera novela, "La ira del Fénix", protagonizada por agentes de su cuerpo y que compré al salir de dicha sesión. En una reciente comida en la que se encontraba Lorenzo Silva, quien también intervino en aquella mesa redonda, éste incluyó "La ira del Fénix" entre sus novelas recomendadas dentro del panorama español del género, especificando que el autor reflejaba muy bien lo que es una investigación puramente policial. Tener en casa un ejemplar y la recomendación de Silva fueron argumentos suficientes para emprender la lectura de este libro, en el que verdaderamente se refleja la experiencia directa del escritor y que tiene la virtud de saber desarrollar perfectamente la intriga concreta, tanto que he de admitir que la novela la he leído de un tirón: no está mal 476 páginas en una semana. En un artículo publicado en el blog de "Getafe negro", certamen que dirige,  Silva afirmaba también que "La ira del Fénix" estaba muy bien escrita, y aquí -con todo mi respeto a quien sabe más que yo de intrigas y literatura- discrepo parcialmente con el gran escritor madrileño, pues a mí me ha parecido un relato que literariamente no pasa de discreto, tal vez porque le ha faltado un último repaso, a la vez que me ha parecido pobre de vocabulario. Rafa  Melero Rojo ha sacado una segunda novela que queda en cartera. Y un apunte final: se agradece que el autor haya prescindido de contarnos la vida sexual de los protagonistas.

François René de Chateaubriand, además de diplomático y político, fue  un formidable escritor, considerado por muchos el fundador del romanticismo en la literatura francesa. Desde hace bastantes años no he parado de escuchar alabanzas de sus "Memorias de Ultratumba", aunque la gran extensión de la obra provoca que vaya retrasando una lectura que estoy seguro no me va a decepcionar. Para ir abriendo boca, he leído un pequeño ensayo publicado hace unos años por "Acantilado" con el título de "De Buonaparte y de los Borbones". Se trata de un relato breve, pues suma  143 páginas, de las que las 43 primeras son una magnífica introducción de Césare Garboli y las 13 últimas dos apéndices, uno del propio autor y otro del editor. Chateaubriand nos ofrece un auténtico alegato en contra de Napoleón, a quien atribuye todo tipo de defectos y adjudica la culpa de los males de la Francia de entonces. Frente a ello, realiza un panegírico de la monarquía, promoviendo el regreso de los Borbones en la persona de Luis XVIII, un nombre que me trae inevitablemente a la cabeza la breve pero sólida interpretación que de él hace Orson Welles en el film "Waterloo". Al parecer, estas opiniones de Chateaubriand son parcialmente matizadas en las antes referidas memorias. En cualquier caso, una delicia leer al escritor francés, todo un ejemplo de destreza literaria y elocuencia.

28 de noviembre de 2015

Entre la tapa y la gratitud


En Huesca andamos estos días de concurso de tapas. Ya en 2001 comenzó un certamen del que la ciudad fue pionera y que permite disfrutar de recorridos gastronómicos en los que ejercitar la amistad y catar productos de calidad sin gastar demasiado.

Ayer, a la salida del trabajo, conseguí engatusar a un compañero y amigo para tomar alguna vianda y juntos visitamos un par de establecimientos cuyas tapas de concurso tienen desde hace años merecida fama. Comenzamos por el "Biloba", un bar que no tiene muchos años y anda ubicado en la Avenida de Monegros de Huesca. Si no me equivoco ya ha obtenido varios premios en certámenes anteriores y en el presnte, si no gana alguno no creo que ande muy lejos.

Probamos las dos tapas "participantes", destacando un excelente huevo frito con panceta  presentado de forma muy original y cuyo sabor estaba a la altura de lo mucho que se puede esperar de algo tan típico y tan nuestro. La otra tapa era de bacalao y también nos gustó.

Pero a mi lo que me dejó más satisfecho fue la atención prestada, el servicio, la simpatía y soltura de la joven que deambulaba al otro lado de la barra. De entrada a mi amigo y a mí, que andamos más próximos a los 60 que a los 50, nos llamó "chicos", término que puedo asegurar me hace feliz y sentirme aún con esa mínima juventud que tan bien nos viene, amen de que la chica lo expresaba de ese modo tras el que se ve sinceridad y cordialidad a partes iguales.

Y también me encantó cuando, en una conversación con otro cliente y al hablar de los ajetreos de esta semana de concurso, la moza le comentó que ella se lo pasaba bien sirviendo tapas, pero lo que más le gustaba, por encima de éxitos y posibilidades de triunfo, era ver el interés y la forma de disfrutar de los clientes. Un comentario que te hace recuperar el crédito respecto a la bondad de la gente, aprender que siguen existiendo por esos mundos de Dios -¡por esos bares de Dios!- hombres y mujeres con humanidad.

¡Y es que si no fuera por esos momentitos!.

24 de noviembre de 2015

Palmira en el Interfacultades (Año 1975)


"Palmira (en árabe تدمر Tadmor1 o Tadmir) fue una antigua ciudad situada en el desierto de Siria, en la actual provincia de Homs a 3 km de la moderna ciudad de Tedmor2 o Tadmir, (versión árabe de la misma palabra aramea "palmira", que significa "ciudad de los árboles de dátil"). En la actualidad sólo persisten sus amplias ruinas que son foco de una abundante actividad turística internacional. La antigua Palmira fue la capital del Imperio de Palmira bajo el efímero reinado de la reina Zenobia, entre los años 268 - 272.

Palmira fue elegida como Patrimonio de la Humanidad en 1980. El 20 de junio de 2013, la Unesco incluyó a todos los sitios sirios en la lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro para alertar sobre los riesgos a los que están expuestos debido a la Guerra Civil Siria."

Esto es lo que cuenta la Wikipedia sobre Palmira, una información que tiene que ser completada con las recientes y tristes noticias de la destrucción de buena parte de sus ruinas, incluido el Arco de Triunfo que fue reducido a escombros por el Estado Islámico. 

A partir del pasado sábado, la antigua ciudad de Palmira aporta otros recuerdos  más intrascendentes y personales; celebraba con varios más de curso en el "Gran Hotel" de Zaragoza la fiesta que conmemoraba los 35 años de nuestra promoción de Derecho. Entre otros se encontraba una compañera que desde hace varias décadas ejerce como magistrada en Barcelona, alguien a quien recuerdo como una de esas alumnas brillantes, a la vez que responsable y estudiosa. Al decirle mi nombre -con el paso de los años y los inevitables cambios físicos fue frecuente la necesidad de identificarse- me comentó que recordaba que el primer día de clase, allá por octubre de 1975 en el que entonces -no se ahora- se denominaba "Edificio Interfacultades", coincidimos sentados uno junto a otro, asistiendo a una clase de Derecho Romano que nos daba D. José Luis Murga Giner, un sevillano original y entregado a la enseñanza que falleció hace unos años. El profesor Murga, me contaba, nos habló de la entrada de las legiones romanas en la ciudad de Palmira, algo que al parecer le dejó cautivada.

He de reconocer que en mi memoria, que aún no es mala, no había quedado nada de eso, y aunque de ella me acordaba perfectamente, no me sonaba haber coincidido el primer día y, sin ninguna duda, no estaba grabada en mi "disco duro" referencia alguna a Palmira ni al ejército de Roma. Me quedé con la idea de que, al menos en aquellos tiempos, la madurez y sensibilidad femeninas eran mayores, al menos en el caso de ambos, y mientras una joven alumna recién sacada del colegio se emocionaba con el recuerdo de antiguas ciudades y viejos sucesos, un chavalote como yo, a quien quedaba un mes para cumplir los 17, debía estar mucho más pendiente de asuntos intrascendentes y posiblemente ajenos a los temas de la carrera que iniciaba.

Y este sábado por la noche, a la vez que disfrutaba de la grata compañía de quienes ya son -somos- hombres y mujeres próximos a los sesenta, que daba juego a la nostalgia del pasado y la belleza del momento,  lamenté no haber aprovechado bien las enseñanzas históricas y jurídicas de entonces, no haber tenido la sensibilidad que sí tuvo esa joven estudiante que ahora es una brillante profesional, una mujer cordial y de grata conversación y madre de hijos que inician el camino universitario que ella y yo recorrimos hace varias décadas, ... en circunstancias y situaciones bien distintas, por supuesto.


20 de noviembre de 2015

El violín y la tensión


El  de la música es, sin duda, uno de los mundos más maravillosos que existen. Dedicarse, profesionalmente o como simple afición, a la música es un privilegio al que se llega tanto por los dones recibidos como por el esfuerzo personal, pues salta a la vista que a la excelencia musical solamente se llega con trabajo, constancia, renuncia, ... Quienes forman parte de una orquesta, un grupo musical, una coral, ... suelen afirmar -y saben lo que dicen- tanto que tal pertenencia exige sacrificio y abnegación, como que se trata de una experiencia tremendamente reconfortante, un sueño, una fuente inagotable de satisfacciones.

Siendo un lego absoluto en la materia, y asumiendo que en cualquier orquesta o similar todos y cada uno de sus miembros, cada instrumento musical tienen una importancia capital para el buen resultado final de una pieza, una interpretación, no puedo evitar reflejar mi experiencia, como simple espectador, al presenciar cómo en diversas ocasiones y en distintos grupos he observado la concentración extrema de quienes tocan el violín. Ya de entrada se trata de un instrumento que exige una postura francamente incómoda, el mantener un equilibrio con ambas extremidades superiores, las dos ocupadas, a la vez que no perder nunca la atención de quien dirige todo. Cuando me he fijado en los violinistas he notado reflejada en sus caras, en sus ojos, en su actitud, una tensión llamativa, los cinco sentidos puestos al servicio de la perfección y el éxito de una interpretación. ¿Qué hay detrás? ... imagino que muchas horas de ensayo, la responsabilidad de hacerlo bien, de no fallar ni decepcionar a un grupo que más que nunca tiene que funcionar al unísono, la materialización de la virtud y el arte y, ¿por qué no?, el deleite supremo de quien se siente un privilegiado.

P.D. Dedicado a muchos y a muchas que me provocan sana -muy sana- envidia.

19 de noviembre de 2015

El zaguero Williams



El rugby es uno de esos deportes de los que lo ignoro casi todo. En los años 70 seguí con cierto interés lo que entonces se llamaba "Torneo 5 naciones" y que con el tiempo se ha ido ampliando a unas cuantas más; allí aprendí lo que era una melee, la "touche", el ensayo, la transformación y poco más. Me consta que el equipo lo forman 15 jugadores y que entre ellos hay una posición importantísima: el zaguero. Este es el último defensor, quien inicia el primer contraataque y suele precisar de brazos largos, piernas largas y una capacidad de dar la patada efectiva para alejar el peligro y meter presión al equipo contrario.

En esos años citados mi equipo favorito era el de Gales, que si no me equivoco solía ser además el más brillante de todos. La posición de zaguero era ocupada por John Peter Rhys Williams, un "mocetón" que se caracterizaba por sus grandes patillas, su melena al viento, unas largas piernas y la permanente costumbre de jugar con las medias bajadas del todo. De Williams recuerdo su liderazgo, su habilidad para lanzar con tino el balón y meterlo entre los palos, el hecho de haber llegado a realizar cinco ensayos con su selección, algo francamente excepcional en un zaguero y una gravísima lesión que le tuvo fuera de la actividad deportiva durante muchísimo tiempo.

Ahora, evocando mis recuerdos del rugby de su época y del propio personaje, descubro que en 1977 fue galardonado con la Orden del Imperio Británico por sus servicios al Rugby y que Williams era Doctor en medicina, hecho que trae a mi memoria la ya célebre comparación entre fútbol, deporte de caballeros jugado por villanos y rugby, deporte de villanos jugado por caballeros.

16 de noviembre de 2015

La cabeza confusa y el corazón encogido


Tras la terrible masacre de la noche del pasado viernes en París, si se tiene un mínimo de sensibilidad y sentido de la solidaridad, no cabe sino estar muy afectado y sacar del interior todo tipo de sentimientos de cariño y apoyo hacia los habitantes del país vecino, en especial hacia quienes de manera más o menos directa han sufrido daños tan irreparables como la pérdida de un familiar o amigo, sufrir secuelas físicas y psíquicas o  ser testigos de unos sucesos que no pueden sino dejar huella permanente. También queda impreso en el interior el miedo , justificado plenamente, de que estos hechos se repitan, incluso que se produzcan cada vez más cerca ... hasta poder ser víctima directa de los mismos. 

Pero conforme pasan los días y uno empieza a ser capaz de plantearse las cosas con mayor sosiego y profundidad, también surge la idea de que solamente nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y que a veces no son tan intensos el dolor y la empatía cuando los hechos suceden mucho más lejos, las víctimas se encuentran a mayor distancia y quedan más difuminadas. Por desgracia las guerras y los dramas permanecen a lo largo de todo el mundo desde siempre, y en Irak, Siria, Mali, Sudán, Afganistán, ... se viven a diario y desde hace muchos años tragedias similares, incluso de mayor calado que la que nos estremeció a todos el último fin de semana.

Pasadas más de 48 horas no se a que atenerme; me faltan conocimiento del tema y datos suficientes para saber cual es el mejor modo de enfrentarse a la crisis; leo a unos y a otros y no me aclaro sobre la oportunidad o no de la rápida respuesta francesa bombardeando la capital del Estado Islámico en Siria, el cierre de mezquitas y la extensión numérica de las detenciones. Se dice que en España existe alto riesgo de atentados y no se si pensar que se exagera o ponerme a temblar.

Me duele comprobar que existe el mal, el odio, ... que alguien desee la desgracia del contrario o que existan gentes dispuestas a cualquier cosa. Me temo que en la opinión pública y  redes sociales hay algunos que se han excedido. Algunos hablan de la 3ª Guerra Mundial ... no se si es o no excesivo, lo que tengo claro es que entramos en tiempos duros, que no me siento, ni de lejos, preparado para sobrellevarlos, que noto la necesidad de ser más abierto y solidario ... pero con todos, y que me agarro al convencimiento de que, aunque a veces no lo parezca, Dios nos protege y sabe más.




11 de noviembre de 2015

Un político de antaño


Helmut Schmidt, que fuera canciller de la República Federal de Alemania de 1974 a 1982, murió ayer martes a los 96 años en su casa de Hamburgo. En los distintos periódicos en papel y digitales abundan las referencias a este político germano del Partido Socialdemócrata y que compartió poder en el mundo de su época con personajes de la categoría de Margaret Tatcher, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Leonidas Breznev, Giscard D'Estaing, Francois Mirterrand, Olof Palme, etc. Allí nos hablan de un gobernante de prestigio, un hombre equilibrado, sensato y de convicciones, que a diferencia de otros antecesores como Adenauer o Willy Brandt o sucesores como Helmut Kohl no pasó a la historia por retos tan llamativos como la reconstrucción de Alemania, la apertura al Este o la reunificación, pero que supo aguantar el tipo en temas tan delicados como la crisis del petróleo de los setenta o el terrorismo, tanto interior como exterior. No cabe duda de que es un ejemplo para las clases dirigentes de ahora alguien que supo lidiar con problemas económicos de calado sin miedos ni demagogias y cuyo pulso fue firme ante una hecho como el terrorismo que nunca puede tener justificación y frente al que no cabe pactar.

No seré yo quien diga que los políticos de antes fueron mejores que los que ahora están en el candelero, pero tras morir alguien como Schmidt no puedo evitar echar de menos el estilo, la elegancia y la correción, también formal, de esos dirigentes, sobre europeos, de la época del canciller fallecido. Helmuy Schmidt fue soldado en la 2ª Guerra Mundial, un experto economista y, antes de ser canciller, ocupó cargos de tanto relieve como Presidente de turno del Consejo Europeo, Ministro de Finanzas y Ministro de Economía y Tecnología. Además Schmidt era un hombre culto, alguien que sabía lo que decía, que había leído mucho y no caía en las afirmaciones gratuitas, los tópicos, las frases hechas ni las posturas "políticamente correctas". Llamativa es la referencia del obituario de "El País": "Pese a su afiliación socialdemócrata, Schmidt congenió mejor con líderes conservadores como el francés Valéry Giscard d’Estaing o el estadounidense Gerald Ford, que con los teóricamente más cercanos François Mitterrand o Jimmy Carter. Con su gran amigo Giscard d’Estaing —fue al primero fuera del círculo familiar al que el alemán le habló de sus raíces judías, ocultas hasta 1988— ideó la institucionalización de las cumbres europeas y creó el Sistema Monetario Europeo.".

Tras abandonar el poder, codirigió desde Hamburgo el semanario "Die Zeit" estando casado durante casi 70 años con Hannelore Glaser, más conocida como Loki, que falleció en 2010. Estos datos reflejan también a un hombre con preocupación intelectual más allá de la política y un esposo fiel, aunque en los últimos años alguien habló de alguna aventura más allá de su casa familiar. En definitiva, un político de los que se echa de menos.

10 de noviembre de 2015

Distancias y cercanías


El tipo de vida que se ha impuesto desde hace años puede volvernos autistas y desconfiados. A veces tengo al impresión de que miramos a casi todos los demás con recelo y desde lejos y caminamos con la calle mirando de reojo a nuestros conciudadanos, como si en cualquier momento se fueran a revolver contra nosotros.

¿Por qué nos alejamos del resto, ... o de parte de él?; en ocasiones puede ser la timidez, en otras algún complejo, bastantes una mentalidad con demasiadas ideas preconcebidas, influida quizá por una extensión desmesurada de dogmas y convicciones, ... incluso habrá quien justifique la distancia en un pretendido poder o supremacía que suele carecer de fundamento y motivo.

Pero basta abrir un poco la mente para descubrir el encanto de la cercanía, para aprender que detrás de un rostro frío suele haber una sonrisa, que el silencio esconde confidencias y el anonimato puede ocultar un carácter atractivo, una personalidad deliciosa. Un buen planteamiento: descubrir a la persona detrás de su ropa informal, de sus tics nerviosos, de su cara de prisa, de su mirada esquiva, ... de ese anonimato que no tiene porque ser eterno.

Nota del autor: Dedicado a tantos y tantas con los que me cruzo cada mañana, algunos habitualmente, otros de vez en cuando, ... también a aquellos que se quienes son y ellos tal vez no ... o viceversa ... y por supuesto, a quienes tengo la enorme suerte de poder decir adiós.

6 de noviembre de 2015

El tiempo de Bertín


En mis recuerdos, el nombre de Bertín Osborne va íntimamente unido a la primera mitad del año 1981, cuando cumplía mi servicio militar en el ya derrumbado Parque de Artillería de Valencia y sentado en la oficina donde desempeñaba mis tareas administrativas -desde muy temprano, por cierto- sonaban a través de una especie de rudimentario hilo musical, los éxitos del momento. Así, a la vez que el magnífico "The winner takes it all" de Abba, el romántico "Woman in love" de Barbra Streissand, el "Qué será" de Ana Belén, las primeras canciones de Mecano y alguna que otra cursilada de Los Pecos, se repetía día sí, día también el primer tema que encumbró al jerezano, "Amor mediterráneo". La canción era tan romántica como simplona, pero con ella Osborne vendió discos como roquillas y dio el pistoletazo de salida a una carrera que tuvo cinco o seis años bastante brillantes. 

A las cualidades musicales del cantante se añadía cierto morbo,  pues era hijo de una familia aristocrática, su apellido sonaba a poderío andaluz y cargaba con un historial de adolescente conflictivo y joven con vida bohemia. En un país donde la envidia no es pecado escaso y en el que se tiende al etiquetaje y las deducciones simplistas, no le faltó al artista  quien le negara el pan y la sal. Eso sí, el nunca dejó de ser  un hombre que ha paseado por la vida con una sonrisa en la boca, la sencillez por talante y la simpatía como actitud vital. Y eso que a Bertín no le han faltado espinas y de las gordas: su ex-mujer falleció tempranamente y también perdió a un hijo y un nieto, a lo que cabe añadir la grave lesión cerebral  sufrida por el primero de los hijos que tuvo con su segunda mujer, una modelo venezolana llamada Fabiola, que le ha dejado al chaval secuelas irreparables. "Amor mediterráneo", "Tú, sólo tú", "Perdonamé", "Adios Lucía", ... y tantas otras podrán no ser precisamente canciones inmortales, pero el buen estilo y la categoría humana también son atributos que valorar y con los que dar buen ejemplo.

Ahora Bertín Osborne triunfa sacando adelante un programa de entrevistas, "En la tuya o en la mía", un espacio de TVE que está suponiendo un impacto llamativo en la audiencia de nuestra televisión pública y donde, con un dominio de la cámara indudable, y su habitual saber estar y simpatía nos presenta cada semana personajes famosos con los que durante más de una hora mantiene una conversación amena, interesante y fundamentalmente bien encauuzada.

Recientemente vi una inolvidable entrevista a Adolfo Suárez Illana que en estos tiempos de crispación, cuestionamiento global de todo y cierta mentalidad destructiva y cainita, supuso como una especie de soplo de aire fresco, un regreso a formas más suaves, una forma de exhibir sensatez y respeto, que falta nos hace.

4 de noviembre de 2015

Autumn


Oficialmente el otoño llegó hace más de un mes, aunque hasta ahora apenas se había reflejado en el tiempo. No obstante, se trata de una estación cuyas manifestaciones van más allá de desempolvar la manta, ponerse más ropa encima o recuperar precaución a la hora de montar planes al aire libre. Basta acudir a determinadas zonas de montaña, a bosques y parques, al mismo paisaje urbano de muchas ciudades para descubrir cómo la naturaleza desata esa belleza que en ocasiones nos empeñamos en ignorar y, con ello, despreciar. ¿Qué mejor sitio para ejercer la contemplación, encontrar la paz interior y respirar, también metafóricamente, que el paisaje de Ordesa, los campos de Soria o las sobrias calles de tantos lugares de España en los que la caída de las hojas, los primeros fríos y los tonos ocres y sienas engrandecen si cabe la grandeza del románico o el gótico que desbordan de arte nuestra nación?.

El otoño es también tiempo de sentimientos; conforme avanza el mes de octubre y llegan los días de difuntos, el veranillo de San Martín o los más anticipados preludios navideños, notas cierto encogimiento del corazón, la llamada de la nostalgia, ... parece que se apagan los entusiasmos e ilusiones más recientes, echas de menos a los que faltan, se empaña la mirada hacia el futuro y se incrementa el peso que conlleva la carga que arrastra cada cual. El otoño viene a ser como una metáfora de la vida, y cada vez que, tras la luz del verano, reaparece inapelable, ponemos una muesca en nuestra propia cartuchera, porque será un otoño más, pero también un otoño menos.

Cada año que pasa deberíamos aprovechar al minuto la belleza exterior, y mantener, a pesar de tensiones y atosigamientos, la paz interior y la esperanza.

1 de noviembre de 2015

Libros leídos antes y después del Pilar


Buena cosecha literaria la de octubre, con matrícula de honor para dos libros que cuando empecé ya sabía que eran un joya: la biografía de Pedro el Grande de Massie y una obra maestra de la literatura universal como "El Gatopardo". Cabe añadir dos policíacas poco publicitadas que en ambas salió "cara", un buen debut como "La casa de las miniaturas", el ensayo de un maestro del nivel de Don Ramón Menéndez Pidal y una novelita de Echenoz que aunque no me ha entusiasmado no deja de ser escrita por un gran literato.

Algo más de dos meses me ha costado leer la biografía de "Pedro el Grande" que le valió al estadounidense Robert K. Massie el Pulitzer de 1981. El premio es sin duda merecido, y había recibido la apremiante recomendación de leer el trabajo del historiador y periodista de Lexington (Kentucky) por varias vías. No fue fácil conseguir un libro que está descatalogado y del que no se conoce edición digital y al que solamente pude acceder al tener la suerte de encontrar un ejemplar en la Biblioteca de Huesca, donde por cierto hube de renovar hasta tres veces el préstamo. Se trata de una biografía que deja huella, de una obra maestra en el género. Massie consigue transmitirnos a la perfección la tremenda personalidad de Pedro el Grande, zar de Rusia durante 43 años -casi toda la vida si tenemos en cuenta que murió a los 52-, con todas sus virtudes, y defectos, un hombre de una complejidad notable en el que destacaba tanto su fe como su crueldad, su abnegación y entrega a la causa como su capacidad de descuidar algunas obligaciones. De cualquier manera, este Zar fue sin duda un "grande", destacando la transformación de Rusia en un país moderno y occidentalizado, la creación de un ejército fuerte, con especial mención de la marina, fortalecida por él y cuyo avance le hizo famoso, su habilidad para la guerra y, por supuesto, la fundación de la ciudad de San Petesburgo. El libro es también una exposición magistral de la sociedad rusa de la época, fijándose el autor en todos y cada uno de los personajes históricos -familiares, políticos, ...- cuya idiosincrasia describe uno por uno, con relato de los principales acontecimientos de su mandato -rebelión de los "Streltsí", conspiraciones varias, ...- con una precisión y rigor admirables. El libro constituye también una formidable testimonio de la política europea de aquella época, convulsa como casi todas, con personajes tan apasionantes como el rey Carlos XII de Suecia, un hombre especial que parecía vivir para la guerra y que pasó 14 años fuera de su tierra con el único fin de pelearse con casi todos. Una biografía que me atrevería a definir como imprescindible, una obra maestra.

"La casa de las miniaturas" es la primera novela de la británica Jessie Burton; se trata de un libro con un buen lanzamiento publicitario y una magnífica edición a cargo de "Salamandra", avalado por el premio "Specsavers Book of the Year 2014 Award" y un record de ventas en su país. La novela me ha gustado, aunque habrá que esperar a la próxima para ver si estamos ante una escritora de calado o simplemente ante un éxito pasajero. El relato está ambientado en el Amsterdam de finales del siglo XVII y nos cuenta la historia del matrimonio de conveniencia de Petronella Oortman en el que nada es lo que parece y que desemboca en un drama del que no debo de dar pistas. El libro tiene su parte de intriga, con personajes misteriosos y sucesos inexplicables, algo de fantástico y cierto valor histórico, pues nos ambienta magníficamente en la Holanda del siglo XVII, con un Amsterdam esencialmente comercial y puritano. Toda la narración posee un tono inquietante que casi puede llegar a ser asfixiante, con una historia en la que se ve sumergida la protagonista, a quien le van cayendo como losas unos acontecimientos terribles frente a los que consigue acabar apareciendo como una auténtica heroína. Buenos personajes, entre los que destaca la bondad que va surgiendo,a veces inesperadamente, en los más importantes. Pienso que al final la autora no logra desentrañarnos todos los misterios que han ido creándose con el paso de las páginas, ... al menos yo no lo he conseguido descubrir.

Una amplia reseña aparecida en "Elemental", el excelente blog de novela negra del diario "El País" me hizo descubrir y, posteriormente, me animó a leer "Arab jazz", primera novela de Karim Miské, un escritor polifacético, nacido en Abidjan, de padre mauritano y madre francesa y en cuyo currículum aparecen también  trabajos como director y guionista de cine. El libro fue publicado en 2012 y la edición española de "Adriana Hidalgo" anda fechada en 2014, aunque fue a raíz del atentado a la sede de la revista Charlie Hebdó cuando los medios decidieron aprovechar la circunstancia para promocionar un relato ambientado en un barrio parisino de ambiente árabe. Las críticas leídas eran positivas y una vez leída puedo confirmar que se trata de una novela policíaca que merece la pena. "Arab jazz" -cuyo nombre viene a emular, al parecer, a "White jazz", el libro con el que   James Ellroy cerró su mítico “Cuarteto de Los Angeles“, me ha parecido una novela distinta dentro del género, con un ritmo tremendo y cuyo fondo va más allá del simple desarrollo de un argumento más o menos complicado. A partir del espeluznante asesinato de una azafata de Air France en un piso del Distrito 19 de París, Miské, en paralelo a la investigación de la que se hace cargo una pareja mixta de policías de carácter, nos hablá  de la inmigración magrebí en Francia, del fanatismo religioso -en especial el islamista y el de los Testigos de Jehová-, del problema de las enfermedades mentales, del tráfico de drogas y de la corrupción policial. El relato que obtuvo el "Gran Premio de la literatura policial" en Francia en 2012, es duro, no hace concesiones y en algún momento uno teme liarse en la lectura, pero al final queda en su conjunto una novela magnífica, en este sentido es elocuente lo que concluye Juan carlos Galindo en su artículo de "Elemental": "Cómo se relaciona esto con lo que ocurre en París y cómo sigue todo a partir de aquí es un ejercicio complicado en el que la novela podría haber desbarrado por completo, pero del que el autor sale indemne". Cualquiera que  guste del genero policial no debería perderse este libro.

Recuerdo perfectamente la muerte de Ramón Menendez Pidal, fue un acontecimiento nacional y hasta en el colegio hubo un profesor que dedicó la clase a hablarnos del historiador que había fallecido cuando estaba a punto de cumplir 100 años. Me hacía ilusión leer algo de Menéndez Pidal y en el mercado de segunda mano me hice con una vieja edición de Austral de su libro "Los españoles en la historia", un delicioso ensayo publicado en 1959 y en el que nos habla de los pros y los contras del carácter de los españoles a la lux de los distintos acontecimientos de nuestra historia. De esta manera van pasando por ls más de 200m páginas de que se compone el texto personajes tan variados como Viriato, el Cid, los distintos reyes de la Reconquista, los Reyes Católicos y los Austrias y Borbones que les siguieron. Igualmente recoge tesis y opiniones de personas de la cultura española de las más variadas épocas y posiciones: Jovellanos, Larra, Ganivet, Costa, Ortega y Gasset, Menéndez y Pelayo, Donoso Cortés, Cadalso, Unamuno, Feijoo, Azorín, ... Un ensayo cargado de sabiduría, conocimientos y sentido común, alejado de posturas extremas e intolerantes, que trata de asuntos que siguen teniendo plena vigencia al cabo de casi 60 años y que merece la pena leer.

Leer "El gatopardo" era una de mis asignaturas pendientes desde hace años; había escuchado todo tipo de alabanzas, incluso conozco quien lee la novela cada año: tras terminarla he comprendido que hacer esto último no es exagerado. Se trata del único libro escrito por el italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa, un príncipe y duque nacido en Palermo en 1896 y fallecido en Roma 60 años después y en el que nos habla de una noble y decadente familia siciliana en los tiempos de la unificación de Italia. Cabría calificar el relato como novela histórica, y efectivamente en la misma aparecen personas y sucesos reales, como los protagonizados por Garibaldi, pero me temo que nos quedaríamos cortos, pues la novela tiene también algo de costumbrista, su toque satírico, sus pequeños sucesos dramáticos y, por encima de todo unos trazos sencillamente geniales. El autor consigue meternos de lleno en el ambiente del tiempo y de la época en una Sicilia retrasada, donde domina la familia dirigida por Fabrizio Corbera, príncipe de Salina, cuyos privuilegios se ven amenazados con la caída de los Borbones y la llegada del nuevo rey Vittorio Enmanuelle. Junto a ese ambiente magistralmente expuesto, la novela se convierte en un  desfile de personajes inolvidables, encabezados por el indudable protagonista, el príncipe, su sobrino Tancredi Falconeri, su hija Concetta, a quienes cabe añadir el arribista Calógero Sedara y su bellisima hija Angélica. No obstante, no cabe resumen alguno, lo aconsejable es ponerse a disfrutar, sin prisas ni precipitaciones , de una lectura maravillosa. El libro, que se editó póstumamnente, dio lugar a una película que dirigió Visconti y protagonizan Burt Lancaster, Claudia Cardinale y Alain Delon, ... casi nada.

Jean Echenoz es un escritor francés de nivel; se trata de un hombre bastante prolífico que ha alcanzado su cenit en el presente siglo: siete libros de claidad lo confirman. En los últimos años han pasado por mis manos "Correr" y "14", dos magníficas novelas que tratan de temas tan distintos como la vida del campeón olímpico Emil Zatopek o la 1ª guerra mundial. Echenoz tiene además la virtud de publicar libros breves lo que ayuda a vencer esa primera pereza que suele haber ants de comenzar una lectura. Acaba de salir al mercado "Capricho de una dama", publicado com o siempre en Anagrama y que cuenta con 112 páginas. Se trata de la recopilación de siete relatos publicados por el autor en distintos medios con títulos tan diversos como "Nelson", "Babilonia", "Veinte mujeres en el parque del Luxemburgo y en el sentido de las agujas del reloj", "Ingeniería civil", "Nitrox" y "Tres bocadillos en el Bourget", amen del que da título al volumen. Me encantó el primero, que nos habla del aspecto más humano del almirante Nelson, y en cuanto al resto he de confesar que me ha costado demasiado encontrarles el truco y aunque salta a la vista una forma de escribir de nivel, es posible que deba dedicarles ona relectura en un futuro para entenmderlos bien. 

Michel Suñén es un escritor zaragozano del que había oído hablar muy poco; de hecho mi primer conocimiento, al menos consciente, de su existencia tiene que ver con una pasión que compartimos: el Real Zaragoza ... supe antes de su zaragocismo que de su estilo literario. Fue precisamente a través de un amigo común, por supuesto que también "blanquillo", como llegó a mis manos "Psicario", su último thriller, que tuvo la delicadeza de hacerme llegar dedicado; posiblemente sea bueno incluir en mi crítica el tenor de la dedicatoria: " ... que disfrutes de este recorrido impactante e inquietante por los recodos del alma humana y las palabras que matan". Tengo que admitir que la novela ha dado bastante más de sí de lo que esperaba; es entretenida, que no es poco, pero a ésto hay que sumar una trama bien pensada, un tema interesante y un ritmo que no se rompe nunca. Tal vez la historia tiene algo de inverosímil, pero el autor consigue jugar con varias cuestiones que añaden notoriedad al relato: el mundo de la blogosfera, la banda terrorista ETA, el mundo de las drogas, ... Unos condimentos con los que sabe jugar Suñén, para mí un descubrimiento. Y por cierto, el libro tiene una aportación original: los capítulos han sido ordenados en sentido inverso, comienzan en el 81 ... y terminan en el 0.

29 de octubre de 2015

Una inmensa belleza pelirroja

El pasado 24 de octubre falleció Maureen O'Hara: La verdad es que cuando me lo comentaron, lo primero que pasó por mi cabeza fue una sensación de sorpresa, pues no me podía figurar que aún viviera alguien a quien recordaba como protagonista de películas muy antiguas. Efectivamente, la actriz irlandesa contaba 95 años y con su fallecimiento regresan a la memoria trabajos inolvidables, una personalidad notable y una forma de encarar la vida que responde perfectamente a la idiosincrasia de los originarios de Irlanda. Maureen O'Hara fue una actriz de carácter, alguien que con una belleza llamativa y una capacidad de enamorar a los hombres, tuvo siempre algo más en su manera de actuar, ofreció no solamente glamour y romanticismo, sino personalidad y seriedad profesional por arrobas. Me ha llamado la atención el comentario que sobre ella se atribuye a John Wayne en el obituario de "El País" escrito por Gregorio Belinchón: “He tenido muchos amigos y prefiero la compañía masculina, excepto con Maureen. Ella es un gran tipo”.

Si tuviera que elegir un único film de la actriz fallecida, no tengo duda alguna que mi opción sería por "El hombre tranquilo" (1952), la inolvidable película que dirigió John Ford y en la que bordó el papel de recién estrenada esposa de John Wayne; un auténtico lujo cinematográfico que dura algo más de dos horas. Cuentan que O'Hara nunca se entendió con Ford, aunque con él rodó cuatro películas más: "¡Qué verde era mi valle!" (1941), basada en una excelente novela de Richard Llevellyn, "Río Grande" (1950),  un western imprescindible, "Cuna de héroes" (1955), junto a Tyronne Power y "Escrito bajo el sol" (1957). Para algunos, y a pesar de los desencuentros citados, Maureen O'Hara fue la genuina musa de John Ford. Y sin duda, también una de las mejores compañeras cinematográficas de John Wayne, pues a las ya citadas "Río Grande", "El hombre tranquilo" y "Escrito bajo el sol" cabe añadir que también trabajó con él en "El gran MacLintock" (1963) y "El gran Jack" (1971).

El primer éxito de la actriz fue "La posada de Jamaica" (1939), el último trabajo británico de Alfred Hitchcok, quien tras rodar la película se marchó a Hollywood, algo que hizo poco después O'Hara. Este film, aún siendo filmado en blanco y negro y con los más sencillos rudimentos d ela época, se sigue viendo en la actualidad con una atención e interés notable. Cuentan que fue descubierta por el gran Charles Laughton, quien pensó que vendería mejor que utilizara su segundo apellido, pues el primero, FitzSimmons, no parecía muy adecuado. A partir de ahí comenzó a destacar en otras películas como "Esmeralda la zíngara" (1939), un rem,make del jorobado de Notre Damme, "El cisne negro" (1942), "Buffalo Bill" (1944), "Simbad el marino" y "Débil es la carne" (1947), "Secreto de mujer" (1948), "Territorio Comanche" (1950) y "Lady Godiva" (1955). A partir de los años 60, los trabajos de Maureen no tuvieron el esplendor de obras anteriores, pero siguió rodando películas tan dignas como "Tú a Boston y yo a California" (1961) "Compañeros mortales" (1961), "Fiebre en la sangre" (1963) o "Una dama entre vaqueros" (1966).

Maureen O'Hara se casó tres veces, En 1968 contrajo matrimonio con Charles Blair, un exaviador de las fuerzas armadas dueño de una pequeña línea aérea, "Antilles Airboats". O’Hara se retiró del cine en 1973 tras el telefilme "El poni rojo" para colaborar con su marido en la dirección de la compañía. En 1978 Blair falleció en un accidente de aviación y O’Hara, derrumbada psicológicamente, se convirtió en la primera mujer en dirigir una compañía aérea. De su retiro solo salió en cuatro ocasiones para actuar: tres para la televisión —la última con "El último baile" (2000)— y una para el cine, como madre de John Candy en "Yo, tú y mamá" (1991).

En 2014 recibió el Oscar honorífico por su carrera, premio que había merecido mucho antes. Descanse en paz.