Un trágico fracaso es el que contemplamos, abatidos por el dolor y la falta de esperanza. ¿ Hacia dónde nos dirigimos, con los puños cerrados, el alma rota y el raciocinio perdido ? Acaso no hemos aprendido que la violencia engendra más violencia estéril. Y para qué sirven siglos de pensamiento, si no es para no repetir los errores que la HIstoria nos señala. ... El fracaso de la diplomacia es el fracaso de toda una civilización, cuya única respuesta vendrá de la mano de un Mirage-2.000, armado hasta las trancas y escupiendo dolor y destrucción.
Descansen en paz pues los niños bombardeados en Siria, y los parisinos ejecutados a quemarropa.
Son ambos víctimas de un incivilizado tiempo de guerra tácita, donde los tambores del dolor truenan, de la misma forma que tronaron en el pasado, y con el mismo resultado.
Unas muertes estériles que nos avergüenzan como especie.
Es usted un demagogo. El dolor y la destrucción que refiere no es Francia quien los provoca. Repase la historia. Esta no es una guerra de trincheras. Es una lucha contra el mismísimo diablo.
3 comentarios:
Un trágico fracaso es el que contemplamos, abatidos por el dolor y la falta de esperanza.
¿ Hacia dónde nos dirigimos, con los puños cerrados, el alma rota y el raciocinio perdido ?
Acaso no hemos aprendido que la violencia engendra más violencia estéril.
Y para qué sirven siglos de pensamiento, si no es para no repetir los errores que la HIstoria nos señala.
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El fracaso de la diplomacia es el fracaso de toda una civilización, cuya única respuesta vendrá de la mano de un Mirage-2.000, armado hasta las trancas y escupiendo dolor y destrucción.
Descansen en paz pues los niños bombardeados en Siria, y los parisinos ejecutados a quemarropa.
Son ambos víctimas de un incivilizado tiempo de guerra tácita, donde los tambores del dolor truenan, de la misma forma que tronaron en el pasado, y con el mismo resultado.
Unas muertes estériles que nos avergüenzan como especie.
Es usted un demagogo. El dolor y la destrucción que refiere no es Francia quien los provoca. Repase la historia. Esta no es una guerra de trincheras. Es una lucha contra el mismísimo diablo.
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