1 de septiembre de 2019

Lecturas de unas vacaciones gallegas

 
El mes de agosto, disfrutado en su mayor parte por tierras gallegas, me ha traído lecturas entretenidas, algunas de ellas francamente valiosas en todos los sentidos. Destacaría el descubrimiento de una autora sudamericana, una de intriga ambientada en la Barcelona actual y cuatro clásicos que sin duda valen la pena.

Todas las noticias que me habían llegado de "Belleza roja", un thriller escrito por la española Arantza Portabales, eran positivas: críticas de especialistas -entre ellas la de  "Elemental",  mi blog negro-criminal de cabecera-, amigos que se anticiparon a mi lectura, … Lo incluí entre mis novelas de vacaciones y, de hecho, fue la primera lectura que terminé. Cabe añadir que la trama estaba ambientada en Santiago, ciudad donde establecí el centro de mis días de descanso,  lo que convertía la elección en una  decisión perfecta. Para ser redonda faltaba el que el resultado fuera satisfactorio, y debo reconocer que éste respondió plenamente a las expectativas creadas. Se trata de un thriller policial con planteamiento clásico: asesinato de una adolescente que solamente pudo ser cometido por una de las seis personas que se encontraban con ella en la casa. Tanto la calidad literaria como la forma de desarrollar y resolver la intriga me parecieron magníficas. A eso cabe añadir la excelente elaboración de los personajes, todos ellos con debilidades y cosas que ocultar, así como la de unos policías protagonistas, él y ella, que junto a su investigación muestran su lado mas humano y frágil, un pasado complicado y a quienes vemos muy de carne y hueso, nada de investigadores perfectos e infalibles. De esos relatos policiales en los que el interés va creciendo conforme acumular páginas.

Uno de las épocas literarias que he "tocado" poco es la de los clásicos franceses, una laguna que sin duda constituye un llamativo error. Para paliar algo esta limitación, aproveché el haber descubierto, en una de mis rondas por el FNAC del Coso de Zaragoza, la reciente publicación de "La falsa amante", una breve obra de quien es sin duda uno de los más importantes representantes de la época citada, Honoré de Balzac. La editorial tiene el significativo nombre de "Ediciones invisibles" y la colección el aún más elocuente de "Pequeños placeres", denominaciones que sirven para entender la calidad del relato y la poca fama del título concreto. Se trata de una novela de corte romántico, con marcados caracteres tanto costumbristas como de enredo, con tres personajes y tono elegante. Las 123 páginas de que se compone el libro se leen con rapidez y agilidad. Está ambientada en el mundo aristocrático del París del siglo XIX, con un estilo propio del momento y con unos toques dramáticos delicados y carentes de toda espectacularidad. Un libro entretenido que te ayuda a conocer mejor a un autor imprescindible.

En mi libro de literatura de 4ª de bachillerato -ese bachiller super-antiguo, por supuesto- existía una brevísima mención de Giacomo Leopardi, a quien no se si el propio texto o el magnífico profesor que tuve en tal asignatura, denominaban como "el poeta de la desesperación". Intuyo que es esta siniestra denominación la que consiguió mantener en mi memoria a este escritor italiano del siglo XIX que murió en Nápoles cuando aún no había cumplido los 40 años. Con el tiempo, los escritos de Antonio Colinas y alguna fuente más han dado vida a tal recuerdo. Poco más de 50mpáginas tiene "Recuerdos del primer amor", un librito publicado por "Acantilado" el año pasado y en el que mezcla una serie de consideraciones llenas de romanticismo sobre un amor platónico e imposible de Leopardi con unas breves rimas finales reflejadas en su original idioma italiano y la traducción paralela al español. Pienso que a Leopardi hay que leerlo en lugar adecuado, con estado de ánimo concreto y cierta calma. Me ha gustado, pero tendré que volver a degustarlo … es bocado delicado.

El mes pasado comentaba el buen sabor de boca que me había dejado "La hija de la española", una novela en la que Karina Sainz Borgo daba testimonio de la situación actual de Venezuela. Fue esta lectura la que me movió a incluir en mi maleta "La fruta del borrachero", primera novela de la colombiana Ingrid Rojas. En esta ocasión la autora nos habla de lo ocurrido en su país en la difícil y sangrienta época del narcotraficante Pablo Escobar, teniendo aquélla un marcado carácter autobiográfico, pues Rojas tuvo que huir con su familia a los Estados Unidos en esos dramáticos años que abarcan la década de los noventa, huyendo de la guerrilla y de la muerte. De entrada, tengo que dejar bien claro que me ha parecido una novela maravillosa, excelente: de lo mejor que he leído en los últimos años … y asumo el riesgo que corro con esta afirmación.  Ingrid Rojas nos cuenta la historia en primera persona, con la voz de "Chula", una niña que tiene siete años al comenzar su relato. Es, sin duda, una gran habilidad de la escritora conseguir reflejar la realidad desde un punto de vista de quien ve la vida con ojos infantiles, carentes de malicia y complicación, sin saber distinguir guerrilleros, paramilitares, narcos, … La historia es dura: atentados, asesinatos, secuestros, extorsiones, … pero el modo de contarla la suaviza. Y junto a personaje de "Chula", el de su madre y el de su hermana mayor, Casandra, la autora nos regala el de Petrona, otra niña, residente en los cerros miserables que rodean la ciudad y que es la asistenta de la casa de la niña relatora. Petrona es el contrapunto, el reflejo de las dificultades de la vida de los desahuciados y, fundamentalmente, una muestra de la grandeza y la generosidad.

Eduard Palomares es un periodista que lleva quince años en El Periódico de Cataluña. Según cuenta, es un lector empedernido y se ha lanzado a escribir novela de intriga. Su primera obra, "No cerramos en agosto" ha tenido una acogida espectacular, viene avalada por una editorial que acierta casi siempre, "Libros del Asteroide" y puede que esté siendo una de las sensaciones literarias del verano. Desde mi punto de vista, su acierto gira en torno a cuatro vértices: un personaje protagonista  verdaderamente entrañable, la ambientación de la novela en Barcelona, unida a que el autor conoce bien la ciudad y nos sabe contar su ambiente y recorridos, la construcción de una trama sencilla y el haber añadido un toque de humor que consigue que tratándose de un argumento que incluye maldades y crímenes, su lectura se convierta en actividad agradable y hasta jocosa. No se si estamos ante un libro de alta calidad literaria, pero dentro del género es sin duda una novela altamente entretenida, que deja buen sabor de boca y que al terminarla concluyes que no has perdido ni el tiempo ni el dinero. Incluye su crítica social, contrastando la nobleza de la gente sencilla con la doblez de lo que podríamos llamar el "pijerío" barcelonés. Esperemos que Palomares reincida en publicar nuevas aventuras de Jordi Viassolo, un joven aspirante a detective que ha madurado mucho en esta primera entrega, pero al que aún le faltan cosas por alcanzar, entre ellas el éxito en el amor.

No tengo excesivamente trabajado el mundo de los relatos cortos, buen argumento para leer "Diez rupias. Historias de la India", una colección de 18 cuentos escrita por Saadat Hasan Manto, un escritor de azarosa y corta vida -murió pobre y alcoholizado a los 42 años- a quien nada menos que Salman Rushdie calificó como el escritor más importante de la India moderna. El hecho de venir recomendado por la "Librería Cálamo" reforzó mi decisión de leerlo. La cuidada edición de "Nórdica" contiene un prólogo amplio y esclarecedor de Rocío Moriones, del que, como todo añadido ajeno a la pluma del autor, se puede prescindir, aunque no lo recomiendo y en el que se nos explica, además de las duras circunstancias de la vida de Manto, el sentido de sus relatos. Éstos tocan una amplia gama de temas, desde conflictos sociales y religiosos hasta las miserias de la sociedad india pakistaní, con especial referencia al drama de la prostitución de niñas y mayores. También están presentes los conflictos derivados de la guerra de independencia de Pakistán, sin que quepa olvidar que el autor nació indio y murió pakistaní por simples azares de su residencia y origen. La propia redactora del prólogo nos pone antecedentes de cierta irregularidad en la pulcritud literaria de los relatos, debido a la irregular vida de quien los escribió, si bien creo justo afirmar que en su mayoría están cuidados y bien acabados. Tienen el encanto de los que viene de esa zona del mundo, nos dan buena idea de lo que son esos países y, eso sí, alguno es especialmente cruel.

Leonardo Sciascia, italiano nacido en la localidad siciliana de Racalmuto, es uno de esos escritores que he acogido casi como autor de cabecera. La pulcra editorial "Gallo Nero" publicó una breve obra del Siascia titulada "Actas relativas a la muerte de Raymond Roussel", un breve ensayo en el que el escritor transalpino estudia la documentación elaborada tras el aparente suicidio el 14 de julio de 1933 del poeta francés Raymond Rusell, quien apareció muerto en su habitación del  Hotel des Palmes de Palermo. Tras analizar pormenorizadamente los informes médicos y policiales, así como las declaraciones de los testigos, Sciascia pone en entredicho, treinta años después del suceso, la corrección de la investigación realizada, cuestionando la verdad de las conclusiones a las que se llegó.  El escritor no aporta una solución alternativa en concreto a la oficial, entre otras cosas porque no se lo permite el transcurso del tiempo, pero si que ofrece datos para que el lector pueda llegar a su idea propia. Tras las notas habituales, Julio Reija recata un anexo "a modo de contexto" en el que ofrece una interesante explicación para fijar mejor al personaje protagonista y a la época del suceso. A mí Sciascia nunca me defrauda.

En el último "Cultural" de ABC del mes de julio, aparecía una encuesta en la que se solicitaba a diversos literatos la recomendación de un libro. El escritor gallego José María Merino escogió "Doña Berta", un breve relato de Leopoldo Alas "Clarín" que consideraba el contrapunto a su obra magna, "La regenta", sin duda una de las mejores novelas de la literatura española, representación señalada de la literatura nacional del Siglo XIX -¡nada menos!. No soy capaz de poner en comparación una y otra obra, aunque sí parece evidente que mientras en la historia de Doña Ana Ozores, su marido el magistral, D. Fermín de Pas, etc,  "Clarín" refleja un ambiente urbano, en "Doña Berta" estamos ante una relato ambientado en el mundo rural. Se trata de un drama muy bien escrito, a la altura del autor y de su generación, sin recursos al sentimentalismo, con el contenido dramático de la obra cumbre de "Clarín" y posiblemente de su momento. Cabe hablar de una novela con toques costumbristas, románticos, de crñitica social y por encima de todo, dramáticos.

Hay novelas en las que no pasa nada espeial y, a pesar de todo, es una delicia leerlas. Cabría afirmar que son toda una paradoja: queda dicho que no pasa nada especial, pero tal vez por ello mismo, son "especiales". Es el caso de "Los felices días del verano" un relato ambientado en Palermo en los primeros años del siglo pasado -antes del inicio de la Gran Guerra- en la que el aristócrata italiano Fulco di Verdura nos habla de los felices años de su infancia, cuando llevaba una vida cómoda y distendida en un ambiente tan original como festivo con su familia. El libro, publicado por "Errata Naturae", se lee con agrado: es una lectura amable y el carácter llamativamente travieso y movido que manifestaba el Duque Fulco di Verdura convierte hace a la novela entretenida y las diversas anécdotas, frecuentemente hilarantes, que describe suple la ausencia de trama concreta. "Los felices días del verano" consta de 256 páginas, un número no excesivo que facilita que el relato no corra el peligro de convertirse en reiterativo y monótono ... aunque la narración se corta en los inicios del año 1914, cuando iba a comenzar la 1ª Guerra Mundial, acontecimiento que, con toda seguridad alteró la vida del escritor y su familia, lo que seguro fue también digno de conocer y, posiblemente, un tanto menos festivo.
 
Patrick Süskind es un escritor alemán que se hizo famoso en el mundo literario con su novela "El perfume", un auténtico best-seller que dio la vuelta al mundo, película taquillera incluida. Pero no fue aquélla la única obra brillante de Süskind, sino que unos años después publicó "La historia del señor Sommer", un relato mucho más breve pero con la brillantez y la capacidad de sacar punta a la trama que ya reflejaba en su ya referida obra más exitosa. Aunque en el título de cite al tal Señor Sommer, un extraño personaje que apenas abre la boca en el relato -incido en referirme a su brevedad, 144 páginas, frente a las 320 de "El perfume"- el verdadero protagonista es el niño que relata en primera persona, alguien cuya sencillez y candidez nos remonta a la infancia y que aprenderá rápido las circunstancias y amarguras de la vida. El libro viene a ser como una fábula, y tal vez por ello mismo puede dar lugar a interpretaciones variadas, incluso críticas y "moralizantes" … pienso que es mucho más enriquecedor y recomendable disfrutar con una novela bien escrita y cargada de sentido.