30 de agosto de 2016

Lágrimas por Gene Wilder


Hace unos días hice mi particular homenaje a Arthur Hiller, brillante director de "Love Story". Al citar su filmografía hice referencia a una comedia de aventuras y suspense que me había encantado en su día, "El expreso de Chicago". La vida está llena de coincidencias, y ayer mismo saltó a los rotativos la noticia del fallecimiento del protagonista del film, Gene Wilder, cuyo verdadero nombre era Jerome Silberman y había nacido en Milwaukee hace 83 años. Me cuenta mi amigo Tommy que Wilder fue el único alumno famoso del "Actor's Studio" que se dedicó exclusivamente a la comedia, a diferencia de compañeros tan ilustres como Paul Newman, Marlon Brando, Al Pacino, Robert de Niro, James Dean o Rod Steiger.

Quienes no andamos muy al día en esto del cine, tendemos a toparnos con sus principales personajes de sopetón. Eso me pasó a mí con Gene Wilder, a quien descubrí en "El expreso de Chicago" (1976) sin conciencia de haberle visto antes. Me hizo mucha gracia y disfruté viendo cómo encarnaba a ese simpático y vulgar editor que monta en el tren para asistir a la boda de su hemana en Chicago y, sin comerlo ni beberlo y debido a sus intentos de ejercer de conquistador más bien de pacotilla, se ve convertido en involuntario protagonista de una historia de crímenes y ambiciones y envuelto en un auténtico avispero. Aunque al verla al cabo de cuarenta años la película ha perdido cierta frescura, aún te lleva a vivir esa mezcla de tensiones y carcajadas que tan bien combinaba Hiller y sabía desarrollar el propio Wilder. En el reparto tenía la compañía de otro cómico de postín, Richard Pryor, la necesaria dama guapa, Jill Clayburgh y un malvado tan "ad hoc" como Patrick McGoohan.

Pero el citado film no era precisamente el primero en el que trabajaba el actor fallecido. Ya tuvo su papel secundario de gangster, Eugene Grizzard,  en "Bonnie and Clyde" (1967), de Arthur Penn  o el del peculiar Doctor Ross de "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo" (1972), de Woody Allen. El primer gran éxito de Wilder fue la versión de "Willy Wonja y la fábrica de chocolate" (1971) que dirigió Mel Stuart. También destacan "El principito" (1974), de Stanley Donen, "Los seductores" (1980), "La mujer de rojo" (1984), estas últimas dirigidas por él mismo y "Alicia en el país de las maravillas" (1999), de Nick Willing. Formando pareja con Richard Pryor, además del expreso, trabajó en tres películas: "Locos de remate"(1981), de Sidney Poitier, "No me chilles que no te veo" (1989), de Arthur Hiller y "No me mientas que te creo" (1991) de Maurice Phillips. Cuentan, no obstante, que a pesar de dar tan buen juego en pantalla, las relaciones entre Wilder y pryor nunca fueron fáciles, por el especial carácter de cada uno y la complicada vida de Pryor.

No obstante, los mejores momentos de Gene Wilder tienen mucho que ver con sus colaboraciones con mel Brooks, bajo cuya dirección protagonizó dos películas que fueron en su día indiscutibles en las mejores salas del mundo: "El jovencito Frankestein" (1974) y "Sillas de montar calientes" (1974). Se trata de películas que aportaron un nuevo tipo de humor al cine. Fueron películas que batieron records de recaudación y se encuentran excelentemente colocadas en las listas de las mejores películas de humor de la historia. En ellas Brooks realiza sendas parodias de las viejas películas de terror y de las del oeste, respectivamente y ambas tienen momentos verdaderamente desternillantes. Algunos han calificado el humor de Brooks y Wilder como "absurdo, teatral, bonito más que agudo...". Ya en 1968 había trabajado con Brooks en "Los productores", película que narra la historia de dos productores teatrales que planean hacerse ricos produciendo el mayor fracaso de Broadway y es considerada una de las diez mejores comedias de todos los tiempos.

Gene Wilder también dirigió varias películas, además de las dos ya citadas, "El hermano más listo de Sherlock Holmes" (1975), "El mejor amante del mundo" (1977) y "Terrorífica luna de miel" (1986). De algunas de éstas fue también el guionista, así como de "El jovencito Frankestein". Wilder fue dos veces candidato al Oscar: como actor de reparto por "Los productores" en 1969 y como coguionista de "El jovencito Frankenstein" en 1975.

La vida del actor está llena de matices. Era hijo de una familia de inmigrantes judíos rusos y estudió interpretación en la Universidad de Iowa, donde fue miembro de la "Fraternidad Alpha Epsilon Pi". Se graduó en 1955, sirviendo después en el Ejército de los Estados Unidos desde 1956 hasta 1958. Allí sirvió como paramédico en el Departamento de Psiquiatría y Neurología del Valley Forge Army Hospital en Phoenixville, Pensilvania. Desde hace tres años padecía Alzheimer. descanse en paz.

29 de agosto de 2016

Tener "cajita"


Dicen que hay que vivir el presente, que lo de ayer ya pasó y lo de mañana quién sabe si pasará. También corren por ahí quienes opinan que uno es joven mientras enfoque siempre al futuro, que no podemos vivir ni de recuerdos ni de frustraciones y hacerlo al día puede restringir nuestra ambiciones. Supongo que todos tendrán sus razones para pensar así, y  hacerlo acarreará sus ventajas. Eso sí, no puedo evitar que me vengan a la cabeza los peligros de vender humo, de aprender todo de los libros, de tener respuesta adaptada para todo.

Lo cierto es que no puedo evitar guardar mi "cajita"; mientras tenga activa la memoria, no me resisto a los recuerdos, y eso significa no tan solo tenerlos, sino también sacarlos a airearse de vez en cuando.Y en esa "cajita" me gusta guardar esos instantes de oro, esos momentos felices que te llenaron de plenitud, frecuentemente sin haberlos esperado ... aunque con los años puedas concluir que no eran para tanto. Y ¿por qué no?, también los ratos tristes, los sucesos negativos: lágrimas, dolor, amarguras, ... experiencias necesarias que al cabo de los años te han enriquecido, te han hecho madurar y traerlas al presente ya no entristece. Y no lo hace porque las personas que los causaron, los hechos de que se trataron se han convertido con el toque del tiempo en personas más suaves, en eventos más llevaderos, en experiencias necesarias,

En la "cajita" caben nombres, empezando por los que identifican a quienes hace tiempo que faltan, las pérdidas sufridas, esos rostros, esas sonrisas, caricias, apretones de mano, ... que el tiempo aleja objetivamente mientras que no consigue quitarles fuerza, ... al contrario. Compañías, besos, abrazos, nombres, canciones, poemas,  ... música que nos representa inmediatamente una jornada memorable, un momento de ternura, una temporada de ilusiones, deseos, propósitos y aprendizajes que no siempre acabaron bien, pero que nos recuerda que estábamos vivos, que  con el paso de los años los recuerdos se vuelven brillantes ... cuando menos tiernos.




26 de agosto de 2016

De lágrimas y de dudas


Esta mañana, entre las sonrisas y el buen hacer de las "chiquitas" que lo atienden, me he tomado un cortado en el bar que me pilla a medio camino del trabajo. Como siempre la televisión exhibía las noticias iban pasando ... no suelen ser buenas. Convertidos en el pan nuestro de cada día los intentos de pacto, las tensiones políticas y las amenazas terroristas, ahora el interés se centra, como es lógico, en el "día después" del terrible terremoto de Italia. Y entre las escenas que la tele nos mostraba, me ha estremecido la de una maestra llorando desconsolada ante los desoladores escombros de la escuela donde daba clase.

Deseo con todas mis fuerzas no acostumbrarme nunca al dolor ajeno, no perder jamás la disposición y la capacidad de identificarme con quien sufre, lo muestre de una manera o de otra; no es bueno avergonzarse de ser de carne y hueso. A veces me he cruzado ... me he rozado, con quienes ven en las lágrimas y en la tristeza como una especie de debilidad, incluso como una falta de aceptación de los designios divinos. He tenido que hacerme violencia para mantener mi estilo, mi forma de enfrentarme a la vida. Somos humanos, y si queremos al prójimo de verdad, del todo, necesariamente sufrimos ... y, necesariamente también, lo exteriorizamos, y hasta nos revelamos ante la desgracia ajena.

Comprendo el dolor de la maestra italiana, una mujer que en su desolación mantiene ese estilo elegante y digno tan propio de los transalpinos. Es difícil aceptar, no vale la resignación. Y sus lágrimas me recuerdan también las de alguien que ayer se rebelaba ante un drama similar ... A veces nos viene bien encararnos con Dios, ... luego,  en nuestro interior, podremos negociar, reflexionar con calma y con tiempo, y esperar la luz, esa luz que en determinados momentos se oculta, y al hacerlo se tambalea nuestro corazón, se oscurece nuestra mente.

Benditas lágrimas de ese rostro cuyo nombre desconozco por hacerme pensar, benditos mensajes que me enfrentan con las asperezas de la vida.

25 de agosto de 2016

Terremoto en país lejano

Un terremoto en Myanmar de 6,8 se siente en Bangkok y Bangladés

Al menos cuatro personas han muerto y 60 pagodas se han venido abajo, según la prensa local


Un terremoto de 6,8 de magnitud ha sido registrado en Myanmar (antigua Birmania) y ha sacudido los edificios de todo el país. Al menos cuatro personas han muerto y 60 pagodas en Bagan se han derribado por la fuerza del temblor, según el diario local Myanmar Times. Según el Ministerio de Exteriores, habría un ciudadano español entre los heridos, informa Efe. El centro del seísmo se ha localizado a 143 kilómetros de la ciudad de Miektila, a 84 kilómetros de profundidad, según el servicio geológico de Estados Unidos (USGS, en sus siglas en inglés).

Ayer nos despertábamos con la impresión del terremoto que había asolado la zona central del Italia. La noticia ha sido, con toda lógica, portada de todos los medios de comunicación digitales y escritos, y también ha protagonizado los telediarios y noticias radiofónicas. Esta mañana la noticia era un nuevo terremoto en Birmania, aunque en esta ocasión la tragedia no encabezaba diario digital alguno y  he tenido que enterarme a través de las redes sociales.

 Es posible que el seismo de Myanmar haya tenido menor entidad que el de Italia, ... lo ignoro. Pero esto no puede ser excusa para que haya habido semejante diferencia en el tratamiento de uno y de otro. ¿Hay países y ciudadanos de segunda fila?. Estoy seguro de que el dolor y el sentimiento de desolación antes estos dramas  son reacciones inmediatas en cualquier lugar del mundo.

 Hace poco una amiga estuvo unos cuantos días allí, y con el entusiasmo y la pasión por las gentes que le caracteriza, me fue informando de las formas de vida y costumbres de los habitantes de esos lugares. Generalmente se trata de gente sencilla, que vive pobremente y a quienes la vida les ha enseñado a espabilarse para buscar el sustento diario. Y como muestra, un botón: los niños de la zona se dedican a dibujar pájaros, flores, árboles, ... en papeles del tamaño de una postal, introduciéndolos en un plástico y pegando varios de ellos con celo ... Una vez elaborado el "producto" lo venden a los turistas y el dinero que reciben lo llevan a casa. He de confesar que semejante forma de "buscarse la vida" me produjo un sensación que tenía algo de ternura, otro poco de admiración y hasta un ramalazo de dolor.

Hace unos pocos días recibí una de esas "postales", en ella está dibujado, muy bien por cierto, un pajarillo de color rosáceo, posiblemente un "Cardenal". Lo puse bajo la pantalla del ordenador de mi despacho, así me servía para recordar a quien en su día lo había vendido y a quien me lo había enviado. Hoy ver el "dibujito" me produce tristeza, pero a la vez excita mi solidaridad y me mueve a rezar por quien posiblemente ahora lo esté pasando mal, aunque estoy seguro de que sabrá salir adelante, porque la naturaleza hace fuertes a quienes tienen menos.

 

21 de agosto de 2016

Una niña afortunada


Tengo amigos que han renunciado al washapp, y no les critico. No deja de ser una medida inteligente, una decisión que supone ahorrar más de una incomodidad e impertinencia. Pero  la aplicación tiene también sus ventajas, entre otras el permitirte, a través de una breve inspección de "fotos" y "estados", estar al día de determinadas circunstancias de la vida de tus contactos: cambios de look, incorporaciones a la familia, evolución de la descendencia, estados de ánimo, ...

Por esta vía descubrí hace poco más de un año que una antigua compañera de trabajo había sido madre: en la foto de su washapp brillaba como una estrella la imagen de una niña pequeñísima, quien no podía ser otra que su hija. Con tal motivo y por la misma vía le mandé mi más calurosa y sincera felicitación, a lo que me respondió, además de su agradecimiento, con una frase que no cayó en saco roto: "ha sido una niña muy deseada". Me pareció un pensamiento precioso, una manifestación de amor y generosidad llamativo ... me alegró no haberme equivocado,  confirmar que el corazón de quien había trabajado cerca de mí era verdaderamente tan bonito como siempre pensé. Y envidié no sólo la maternidad -y la paternidad correspondiente- que goza con la llegada de un ser totalmente dependiente, sino la condición de esa criatura que desde que se tuvo noticia de su cercana llegada se convirtió en la única razón verdaderamente importante para la vida de dos personas.

Ser una niña deseada es una maravilla. Algo que mueve entre otras cosas a la nostalgia y a la gratitud. Estoy seguro de que pertenezco a una generación de niños y niñas deseados, y no dudo que que en los tiempos actuales este deseo sigue vigente en tantos. Pero también aparece ante mis ojos el negativo de la foto, la posibilidad de que haya quienes consideren el anuncio de una llegada como una lata, ... o quienes pasado un tiempo de la llegada del bebé no eviten el egoísmo de plantearse los inconvenientes del nuevo "inquilino", olviden que ni pudo haber mejor deseo ni mayor alegría que haberlo visto cumplido. Mi trabajo me ha llevado demasiadas veces a conocer niños y niñas que, cuando menos en apariencia, son tratados como una carga molesta.

En mi oficina llevamos un tiempo en el que abundan las bajas por maternidad, algo que profesionalmente suele ser un incordio: gestiones, papeleos, suplencias, ... pero ¡bendito incordio!  ... ¡mil veces bendito!. Pocas cosas haré más a gusto que respetar embarazos y llenar los huecos que dejan.

Ahora en la foto del washapp de mi amiga luce la sonrisa abierta y enorme, ... verdaderamente bella, de esa niña deseada. Y no es para menos, en ese subconsciente que aún no debe de razonar mucho seguro que ya ha cuajado  la certeza de ser querida, de todo lo que supuso su llegada, de lo que supone su presencia y de los que supondrá su larga vida ... porque con esos ojos y esa sonrisa, esa niña se va a comer el mundo.

Nota: La niña de la foto la obtuve vía google, lógicamente no es la protagonista del post.

20 de agosto de 2016

Mi generación -y unas cuantas más- andan de luto


El pasado 17 de agosto falleció en Barcelona Víctor Mora, novelista y guionista de cómics. Mora había cumplido en junio 85 años y tiene una larga historia de creaciones de personajes e historietas, generalmente de aventuras, para tebeos y publicaciones infantiles y juveniles, amen de una complicada historia personal de exilio y militancia en el PSUC unida a su capacidad de sobrevivir a lo largo del régimen anterior.

Aunque la lista de personajes ideados por Víctor Mora es larga -el Capitán Kerr, el Sheriff King, el Corsario de Hierro, ...- mis recuerdos, e imagino que los de muchos, van unidos a dos creaciones que fueron protagonistas de buena parte de mi infancia: "El Capitán Trueno" y "El Jabato". El primero de ellos era un caballero español del tiempo de las Cruzadas que protagonizaba sus aventuras junto a un poderoso y enorme gigante llamado Goliath, tan lleno de brutalidad como de bonhomía y Crispín un jovencísimo y rubio muchacho de quien ahora descubro era hijo del conde de Northumbria y de su joven esposa Yolanda; al fallecer su madre -siendo bebé- había sido dejado bajo la custodia de Trueno, convirtiéndose con el tiempo en su escudero. En casi todas las aventuras se hacía referencia a la amada del capitán, Sigrid, la reina nórdica de Thule, siempre mencionada, aunque su figura no apareciera en exceso. Quedan en mi memoria esas frases lapidarias del protagonista: "Abrir paso, sarraceno, a un caballero español", " (...) mi condición de cristiano me impide ver como muere ese bellaco".

Pienso que el  Jabato tenía un poco de menos de fama que el Capitán Trueno, a pesar de lo cual sus tebeos también llenaban las estantería u otras dependencias de nuestras habitaciones de niños. El Jabato era un pacífico campesino que, esclavizado por Roma y convertido a la fuerza en gladiador, lideró una rebelión de gladiadores tras la que escapa del circo para dedicarse a recorrer el mundo como un justiciero errante. Sus compañeros de fatigas son Taurus, un gigantesco leñador, personaje paralelo a Goliath, que se suele pasar las historietas repartiendo bofetadas y Fideo de Mileto, un poeta escuchimizado, con su inseparable lira y que viene a ser como la versión romana y/o hispana del Asurancetúrix, el a la vez simpático y temido bardo de Asterix. Jabato también tiene su amor por ahí, una esclava liberada de nombre Claudia.

Los obituarios  nos cuentan muchas cosas sobre Víctor Mora, a ellos me remito. Por el momento, sirvan estas líneas como homenaje a quien tuvo el arte, la imaginación, la constancia y el saber hacer suficientes para hacer disfrutar a unas cuantas generaciones.

Descanse en paz.

18 de agosto de 2016

Una película de amor

Ayer falleció en Los Ángeles Arthur Hiller, un director de cine que ya contaba 92 años y que tras leer su filmografía compruebo que conozco muy pocas películas. No es ésto una novedad, porque no soy ni de lejos un cinéfilo, y seguro que mi amigo Tommy -y alguno más- sacaría petróleo con títulos y anécdotas. Me vienen a la cabeza "El hombre de La Mancha" (1971) con una pareja protagonista de lujo, Peter O'Toole y Sofía Loren, nombres que no pudieron impedir un inesperado fracaso de taquilla, "El hombre de la cabina de cristal" (1972), con Maximilliam Schell en su recurrente papel de criminal nazi juzgado al cabo de los años y "El expreso de Chicago" (1976), una comedia de humor que en su día me divirtió mucho y protagonizaban la pareja cómica formada por Gene Wilder y Richard Pryor.

Pero, sin duda, el film que consiguió que Hiller tuviera su lugar de honor en la historia del cine fue "Love Story" (1970), esa tierna historia de adolescentes cuyo amor trunca el destino por  causa de la enfermedad incurable de la chica. La película batió en su día records de ventas y consiguió que los cines de todo el mundo se abarrotaran de ciudadanos que lloraban desconsolados ante el drama que Hiller les contaba.  La película la protagonizaban dos actores que por entonces eran poco conocidos, Ryan O'Neal, quien estaba destinado a papeles de cierto relieve en cintas como "¿Qué me pasa, doctor?" (1972) de Peter Bogdánovich o "Barry Lyndon" (1975), de Stanley Kubrick y Ali Macgraw, una joven bien guapa que al cabo de los años brillaría, con un papel mucho menos tierno, junto a Steve McQueen en "La huida" (1972), de Sam Peckinpah.

Era un tiempo en que en el cine  se imponía un nuevo estilo, lo que se llamó el "nuevo cine americano", con películas como "El graduado" (1967), de Mike Nichols, "Cowboy de medianoche" (1969), de John Schlesinger, "Bonnie y Clyde" (1967), de Arthur Penn o "Danzad, danzad, malditos" (1969), de Sidney Pollack, todas ellas de un tono bien distinto a la "cosa sentimental". Con "Love Strory" Arthur Hiller quiso recurrir a lo de siempre, al guión clasico, a la historia que llega al corazón, al drama humano ausente de complicaciones. Yo tenía 11 años cuando se estrenó la película, pero recuerdo como si fuera hoy los comentarios de mi profesor de lengua, un hombre dinámico a quien gustaba compartir temas de actualidad con sus alumnos, hablándonos de una película que simplificaba lo que se veía por entonces en las salas, de la historia de amor entre un chico bien posicionado y una joven de familia humilde que, lejos de encaminarse a un "happy end", queda frustrada por la leucemia.

Pero aunque en este caso el final es triste, siempre sera  bello el amor, aunque  los diálogos, las frases -"Amor significa no tener que decir nunca lo siento"- puedan ser calificadas por algunos de tópicos, de superficiales. Al fin y al cabo, por frios que nos hayan vuelto las circunstancias, nuestra propia forma de ser, el polvo del camino o los desengaños de la vida, queda algo dentro que nos acerca a la ternura, a lo sensible, a valorar el cariño.




17 de agosto de 2016

Noche de luces


Anoche cene con varias personas. Fue una de esas cenas al aire libre. El clima era excelente: hacía una noche formidable -¡cómo brillaba la luna!- y el ambiente era grato, sencillo, amable, ... sincero: estuvimos muy a gusto. Las "viandas" fueron excelentes, pero no es el tema de ahora. A veces viene bien escuchar, también a quienes conoces poco, también cuando alguien mantiene opiniones distintas a la tuya: donde hay respeto, elegancia, argumentos y sana pasión es seguro que aprendes.

En un momento determinado a alguien se le ocurrió poner música, y si hasta entonces todo era armonía, la música reforzó la belleza del instante y tan sólo quedó aprovecharlo ... y seguir aprendiendo del gusto -¡el buen gusto!- ajeno, de unas canciones que transmitían algo: un fado, Neruda, Bunbury, ... La música siempre suma, engrandece y enriquece.

¡¡Gracias!!.


14 de agosto de 2016

Tres lecturas de hace tiempo


Cuando ya peinas canas desde hace tiempo y eres aficionado a la lectura suele ocurrirte que de algún recóndito escondrijo de la memoria reaparecen libros que leíste hace décadas y que, vete a saber porqué, permanecían ocultos en tu interior y etéreo fichero. Estos días laurentinos me he dedicado a remover recuerdos literarios y han aparecido unas cuantas novelas que bien a gusto volvería a leer y puedo recomendar sin excesivo temor a equivocarme.

Durante el año extenso que dediqué a servir a la patria como estaba previsto allá por el inicio de los 80, leí bastante. En algunas ocasiones, tras escoger la lectura, más bien intuitivamente, en la biblioteca del cuartel, en otras tras recomendación de alguna de las personas con las que me relacionaba por entonces. A este último grupo pertenecía un auténtico "clásico" de la literatura rusa, "La hija del capitán", de Aleksandr Pushkin. A veces pienso que se habla mucho de Tolstoi, Dostoyewski, Chejov, Gogol, ... como los grandes autores rusos, y siendo cierto se cita menos a este moscovita que vivió en la primera mitad del siglo XVIII y tuvo una vida de novela, muriendo en un duelo a pistola. A Pushkin cabe encuadrarle en la literatura romántica y "La hija del capitán" es sin ninguna duda su obra cumbre, escrita un año antes de su trágica muerte. Hoy la calificaríamos de novela histórica, pues se trata de una narración ficticia de la Rebelión de Pugachov en 1773 y 1774. Hoy en día esta novela que ya tiene cerca de tres siglos se encuentra entre las joyas literarias de más valor.

En tiempo de oposiciones la lectura fue una forma de descansar y evadirme para los escasos "tiempos muertos", y entre los libros que pasaron por mis manos estuvo "Edad prohibida", considerada junto a "Los renglones torcidos de Dios", una de las  novelas "esenciales" de Torcuato Luca de Tena. Luca de Tena pertenece a una generación de escritores que, en general, se encuentran entre mis favoritos indiscutibles en materia literaria, y puede que sea éste uno de los libros que influyeron en ese gusto específico. Se trata de una de esas novelas llamadas "de aprendizaje", con un protagonista que en primera persona relata sus recuerdos de adolescencia y primera juventud, ambientadas en la guerra civil y posguerra españolas. Un relato de toque romántico, muy "sentimentalón", pero a la vez muy bien escrito. Una novela para leer de un tirón, sin tensión y cuando uno necesita más aire fresco que dramones y complicaciones, por mucho que la trama de "Edad prohibida" no está exenta de toques ciertamente dramáticos. Hay quien la pone en relación con "La vida sale al encuentro", el libro de Martín Vigil que era lectura obligada entre los de mi generación, aunque yo no veo demasiado esa similitud.

Volviendo al servicio militar, recuerdo que leí bastante a Miguel Delibes, empezando por "La hoja roja", posiblemente mi novela preferida del vallisoletano -¡que ya es decir!- y de la que ya hablé en algún post ya lejano. Pero la obra que me ha venido a la cabeza en este rápido y caprichoso repaso ha sido "Parábola del naúfrago", uno de los relatos más originales de Delibes, una novela que alguien califica de "experimental", sin puntos y aparte y con capítulos en los que el genial escritor sustituye los signos de puntuación por su nombre ("coma", "Punto", "puntoycoma", ...). Se trata de una sátira en la que se critica la deshumanización a la que han llevado al hombre el capitalismo y el comunismo. Recuerdo que su lectura, a la vista de lo dicho anteriormente, no resultó precisamente fácil, pero a la vez que disfrute mucho con la misma. Tengo cierta curiosidad por comprobar como encajaría hoy la lectura de este libro, por un lado porque vete a saber si la originalidad del momento de su publicación (1969) ha podido quedar algo amortiguada con el paso del tiempo y por otro, porque aunque el transcurso del tiempo haya fortalecido mis hábitos lectores, también ha podido hacerme perder agilidad ante una lectura "especial".

11 de agosto de 2016

Tiempo de descargas


Hay quien quiere tenerlo todo previsto ... y no digo que funcionar así no tenga también  sus ventajas. Es más, en determinadas responsabilidades y trabajos y en algunas circunstancias imagino que esa es la única forma de conseguir funcionar razonablemente. Pero, como en todo, hay quien lleva las cosas hasta sus últimas consecuencias. He escuchado muchas veces que es bueno tener un horario, y ante personajes muy seguros de lo que hacen y mentalidades exactas no seré yo quien entre en discusiones, pero ya hace tiempo que llegué al convencimiento que no caben más horarios que los que te marcan quienes por una razón u otra pueden hacerlo: el horario laboral, el comercial, el de los espectáculos públicos, ... A partir de ahí, y como decía una viejo periodista deportivo aragonés cargado de chispa y sentido común,  sólo me queda decir eso de "Don Preciso se murió".

Me temo que a todo ser humano, ordinariamente con cerebro propio más o menos oxidado y dos piernas para caminar, le es muy difícil cambiar en exceso y despegarse de usos, costumbres y prejuicios. Ahora bien, con esa cierta sabiduría -también la podríamos llamar "pachorra"- que dan los años, vas descubriendo, siempre en pequeñas dosis, las ventajas y hasta el placer que da saltarse de vez en cuando algunas de esas exigencias y previsiones que vete a saber si no son tan imprescindibles. Es bueno aprender a conjugar verbos nuevos como desdramatizar, distensionar, quitar importancia y alguno más. 

AS lo mejor todos seríamos más felices si fuéramos capaces de convencernos de que es más importante hacer el bien que ser muy estricto, sonreir que poner cara de ocupado, comprender al vecino que juzgar hasta la forma con que le da al botón del ascensor.

P.D. A mis amigos que me quieren y se preocupan: esto no es un desahogo, tan sólo un ejercicio de autoconvicción.


10 de agosto de 2016

Un gol que conduce a Carvajal al Olimpo


La final de la Supercopa que disputaron ayer en el "Lerkendal Stadion" de Trondheim (Noruega) el Real Madrid y el Sevilla no la seguí demasiado, tan sólo pude ver los últimos 35 minutos de la segunda parte, así como instantes concretos de la prórroga, mientras disfrutaba de las fiestas de San Lorenzo con una copa de "Brugal" con cola en el "Galileo", un agradable bar cercano a mi casa. Me falta criterio para valorar la justicia o injusticia de esta nueva victoria madridista tras empatar el partido en el descuento e imponerse al filo de la campana de la prórroga. Entre los placeres que combina un buen "cubata" y una grata conversación me quedé con la doble sensación de lástima por un club y una afición tan meritorios como los andaluces y de impresión por el auténtico "golazo" de Dani Carvajal, uno de los jugadores menos llamativos de entre los titulares de los "merengues" pero que a partir de su hazaña ha entrado a formar parte de la amplia y brillante historia del equipo de Concha Espina.

Dice mi amigo Brunetti, un personaje que se suele equivocar poco y me conoce bien, que  en mi interior ha arraigado un excesivo encono contra el Real Madrid, que, junto al Córdoba,  es su equipo. Por esta razón hace días que venía planeando redactar algún post que sirva de desagravio, y el gol del mozo me ha venido como anillo al dedo. No creo que Carvajal, quien por cierto nació en Leganés, haya marcado muchos goles a lo largo de su carrera, pero el que anoche le dio al Real Madrid el primer título oficial de la temporada se convertirá con toda seguridad, no solamente en uno de los goles del año a nivel mundial, sino en uno de los más importantes y decisivos en la historia madridista, como en su día lo pudieron ser, entre muchos otros, el de Serena al Partizan, el de Mijatóvic a la Juve, el de Zidane al Bayern Leverkusen o el de Sergio Ramos al Atlético de Madrid.

Carvajal es titular de un equipo "top" e internacional por España en varias ocasiones, pero hasta ayer no había pasado de ser considerado como un aseado lateral derecho, cumplidor y con cierta vocación ofensiva. Por eso doy más importancia a su gol, a esa maravillosa jugada llena de fuerza, velocidad y fe, toda una muestra de esa ya poco escuchada "furia española" y cuyo mérito se acentúa hasta el límite si pensamos que ese derroche de fortaleza y confianza en sí mismo lo realiza cuando ya se habían disputado 119 minutos de un encuentro donde hubo tensión, pelea constante y un desgaste notable por parte de todos los futbolistas que lo disputaron. Aunque no me atrevo a calificar de "modesto" a un jugador que debe de estar bastante bien pagado y forma parte de los once elegidos del actual campeón de la "Champions League", el imponente éxito de este lateral de 24 años me devuelve a los tiempos más bellos del fútbol, a ese Madrid de Pirri y Santillana, al Barça de Asensi y Migueli, al Atlético de Luis Aragonés y Gárate, al Sporting de Quini y Churruca o -no puedo evitar incluir la referencia- al Real Zaragoza de Violeta y García Castany, cuando la genialidad y/o la fe de un jugador era capaz de cambiar el sentido de un partido.

8 de agosto de 2016

La chica de "Los Pic-nic"


En la segunda mitad de los 60 triunfó por todo lo alto una canción llamada "Callate niña", un tema basado en "Hush, Little Baby", una nana tradicional estadounidense de autor desconocido. La canción, tierna y triste, era interpretada por un grupo de jóvenes que se hacía llamar "Pic-nic", aunque sobre todos ellos destacaba una casi adolescente muchacha de pelo largo y moreno y cara de no haber roto un plato llamada Jeanette. "Callate niña", cuya letra en español era obra de la propia Jeanette, se vendió como rosquillas y los españoles de entonces no parábamos de escuchar en radio, televisión y "vinilo" ese tema que Jeanette, nacida en lodres y de padre británico y madre española, cantaba poniendo cara de pena. Eso sí, fue visto y no visto, pues del grupo "Pic-nic" nunca más se supo.



Pero Jeanette, que con la disolución de su "banda" dejó la música, no pudo resistirse a la oferta que le llegó a través de dos nombres imprescindibles para entender el pop español de la época: el grupo "Hispavox" y el compositor Manuel Alejandro, y ya en solitario volvió a situarse a la cabeza de los "hit-parade" en 1971 con otro tema dulce: "Soy rebelde", una canción que todos aprendimos y que rebosaba ingenuidad y para algunos era más bien "ñoña". Eso de "Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oir .." hay que admitir que suena a canción protesta de horario infantil.

Pero Jeanette ya se había hecho un hueco entre los cantantes españoles más importantes, y también en los corazones de tantos a quienes cautivaban sus ojos, su voz y su aparente ingenuidad. Su tercer "pelotazo" lo dio en 1976, y para ello se sirvió del tema musical de una película de éxito de Carlos Saura, "Cría cuervos". Del mismo compuso José Luis Perales un tema titulado "Por qué te vas" que no sólo arrasó en España, sino que encabezó las listas de éxitos de media Europa -Alemania, Francia, ...- y toda América latina. La canción me parece preciosa y nunca me cansaré de escucharla, interpretándola Jeantette con un ritmo y buen gusto formidables.







A partir de entonces Jeanette frecuentó escenarios, platós y salas de fiestas, hizo giras por todo el mundo y durante años nos obsequió con canciones preciosas,  temas que casi siempre hablaban de amores rotos, de recuerdos y añoranzas, ... siempre con tonos melancólicos y aires tristones. Así en 1981, entre guardias y aires militares, no paraba de escuchar ese "Frente a frente" que insistía en que "sólo quedan las ganas de llorar ..." y su "Corazón de poeta", un tema que encabezó el Long play que la terminó de consolidar como una solista de primera fila. "El muchacho de los ojos tristes", "Con qué derecho", "Amiga mía", "Cuando estoy con él", "Ojos en el sol", ... fueron canciones que siguieron enterneciendo los corazones de sentimentalones, románticos e incluso algún otro que aparentemente iba de duro.

El aura de Jeanette fue perdiendo fuerza, pues los años no pasan en balde y a partir de los años 80 se impuso una música más dura, distinta ... sin duda una nueva edad de oro de la música española. Al darse un garbeo por internet uno descubre que la cantante siguió trabajando, que hizo duetos con Mocedades y Sacha Distel, entre otros, y que su calidad la ha mantenido siempre en activo y en lo alto, pero en lugares menos vistosos. A muchos nos queda el recuerdo de una mujer que nos hizo disfrutar, soñar y sentirnos bien.





6 de agosto de 2016

Elegancia en la pista


Ayer comenzaron los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro; aunque no ando muy al día del evento, tengo la impresión de que lo hacen bajo el miedo tanto a incidentes como a defectos de organización. Ya son muchos los juegos que he seguido: todavía recuerdo los pequeños cromos que acompañaban a las chocolatinas de Nestlé que mi madre me compraba antes de entrar en el colegio, así como el paso por Zaragoza de la antorcha olímpica camino de México. De la misma forma que quedan en mi memoria y en mi retina las hazañas de hombres y mujeres como Bob Beamon, Fósbury, Mark Spitz, Nadia Comaneci, ... o nuestros paisanos José Manuel Abascal, Fermín Cacho o Mireia Belmonte.

El único de porte que sigo con verdadera constancia e interés durante la competición es el atletismo, verdadero deporte rey del certamen, y de manera muy especial las carreras de medio fondo: 800 y 1500 metros. Ayer en Facebook un periodista inquieto y sensible recordaba como su "momentazo" personal de los juegos la mítica final de los 1500 metros masculinos en Los Ángeles, cuando el español José Manuel Abascal se enfrentó al trío de oro británico que formaban Sebastian Coe, Steve Cramm y Steve Ovett. Fue sin duda una carrera espectacular, presidida por la emoción y el fair play y donde comprobamos esa elegancia indiscutible de los citados atletas, que desplegaban su esfuerzo sobre la pista con un estilo que cabe considerar como verdadero aire fresco, con un ritmo acompasado, unos cambios de velocidad perfectamente estudiados. Así la belleza de las imágenes, la plasticidad del momento convirtieron la carrera en un evento inolvidable.

Al final se impuso Coe, un hombre que sin desmerecer a sus compañeros, era el "maximum" de elegancia, de equilibrio, de dominio de la técnica. Coe fue siempre un caballero sobre la pista, y cuando se retiró comenzó una brillante carrera política, accediendo a la Cámara de los Comunes y llegando a ser el Presidente del Comité Organizador d elas Olimpiadas de Londres de 2012 y, en la actualidad, Presidnete de la Federación Internacional de Atletismo. queda claro que aún podemos encontrar deportistas ejemplares.

3 de agosto de 2016

Ser "persona"


Hace muchos años, más de treinta, escuché hablar de alguien diciendo que era "muy persona"; evidentemente quien lo afirmaba lo hacía para alabar a ese sujeto. En aquéllos momentos el calificativo me resultó curioso, pero al cabo de tres décadas, con la experiencia y la mínima madurez que te dan los años, he comprendido que "ser persona" es una buena aspiración, que si todos lo  fueramos  siempre y en todos los sitios, al mundo le iría bastante mejor.

En ocasiones he escuchado planteamientos de los que parecen alentar el "superhombre", desde la cantinela y el orgullo de  "haberse hecho a uno mismo", hasta la aspiración de exigirse casi hasta el infinito, a llegar a la "excelencia" e incluso más arriba. Estos discursos tienen su atractivo, su legitimidad -por supuesto- ... y no digo que no puedan ser positivos, siempre y cuando  no se conviertan en escudo que protege la vanidad ni en ocasión de mirar a nadie por encima del hombro ni poner pesadas cruces y metas inalcanzables a quienes uno tiene por debajo.

¿Qué significado puede tener eso de "ser persona"? ... Persona es quien mira a los ojos, quien es capaz de comprender al otro, aunque no comparta sus convicciones, ... quien se pone en su lugar. Persona es quien es agradecido y así lo expresa, quien perdona aunque en ocasiones cueste mucho. Persona es quien no da consejos que no se piden ni opiniones que nadie ha solicitado; alguien que no aspira a decir la última palabra  ni a epatar a la concurrencia con frases rimbombantes, ... ni a machacar al rival dejandole KO y sin argumento. Quien intuye la necesidad ajena y sabe "estar ahí", disponible pero sin agobiar al otro ni lucir ante terceros ... Quien conforme pasan los años asume, porque es verdad, que nadie es más que nadie, y actúa en consecuencia. Quien asume los defectos, y trata de superarlos, pero sin obsesiones ni tensión ... porque todos nacimos imperfectos ... Tenemos que superar nuestras limitaciones, pero también aprender a convivir con ellas, ... como con las del resto del mundo.

Ser persona es como un planteamiento vital, un estilo que aúna sensibilidad, mansedumbre ... lo es quien transmite paz, quien escucha, ... quien va por la vida dando al poder, al dinero, a la capacidad de liderazgo, a las convicciones propias y ajenas, a la ambición, ... a tantas cosas, la importancia que tienen -frecuentemente menos de lo que se piensa- ... Muchas veces lo notas en una reunión, en un tren o autobús, cuando compras en el mercado o en la tienda del ramo que sea ... incluso cuando te cruzas con tantos en la calle ... hay miradas, actitudes, formas que te ayudan a descubrir que, gracias a Dios, siguen existiendo "personas".  Buena cosa es tratar de "ser persona" el mayor tiempo posible.