31 de julio de 2009

No para la barbarie



Aunque tampoco tengo muchas ganas de hacerlo, no podía hablar hoy de otra cosa; la verdad es que tras el intento de masacre de hace tres días, todos teníamos el temor de que se iniciara una nueva espiral de atentados, desgraciadamente ha sido así y en esta ocasión la acción etarra se ha cobrado dos vidas: dos jóvenes Guardias Civiles que no hácían más que cumplir su obloigación y prestar eficazmente un servicio a todos nosotros, fueron asesinados ayer en Mallorca al explotar una bomba en su coche patrulla.

Lo más triste de todo es que se ha acabado inútil y miserablemente con la vida de dos seres humanos y se ha sumido a dos familias en el dolor y la desesperación; ahora es el momento de las palabras de condena, los actos de repulsa y apoyo a las víctimas y la sensación de impotencia en todos los ciudadanos, pero uno empieza a sentir todo ésto como una rutina inútil y le pasan por la cabeza demasiados recuerdos, demasiadas experiencias y, especialmente, demasiados conceptos repetidos.

Es increíble hasta donde puede cegar el fanatismo, qué capacidad de cauterizar conciencias y cerrar los ojos a la decencia existe detrás de determinados límites a los que puede llegar el nacionalismo. No existe reivindicación, ansia de independencia, afan de emancipàción algunos que pueda justificar quitar la vida a nadie, nunca habrá argumentos que puedan justificar actos como el ocurrido ayer en Mallorca y los que cometieron el atentado, quienes están detras de ellos, quienes los cubren, quienes los hustifican y quienes miran a otro lado cargarán siempre con estos crímenes.

Que el mismo Dios que acoge a los que se han ido y envía consuelo a sus familias, nos ayude a encontrar la solución. Y que estas sabandijas despierten a la realidad y sean conscientes de lo que han hecho, que al menos lleven el peso de su maldad.


30 de julio de 2009

Lecturas de vacaciones (1)



Mi mejor descubrimiento

"La playa de los ahogados"
Domingo Villar
Siruela. Madrid (2009)
445 páginas

No quiero pecar de exagerado, pero pienso que Domingo Villar es la última gran aparición de la novela policíaca nacional. Ya me gustó mucho la primera entrega de la serie protagonizada por el inspector Leo Caldas ("Ojos de agua"), pero creo sinceramente que ésta la supera ampliamente: el joven escritor gallego ha completado una novela mucho más elaborada y ha ofrecido a los aficionados al género un libro excelente.

Acierta Villar en primer lugar a la hora de crear el ambiente en que se desarrolla la trama y el lector termina perfectamente identificado tanto con el paisaje y la idiosincrasia gallega, algo de lo que no se puede prescindir al enfrentarse a la novela, como con el especial mundo de los pescadores: cuando estás leyendo te sientes transportado a un puerto de mar lleno de brumas, aires marinos y olor a pescado y a sal.

Domingo Villar nos entrega unos personajes entrañables, empezando por su protagonista, el inspector Leo Caldas, así como su padre y su ayudante, un aragonés bruto y primario llamado Rafael Estevez, sin olvidarnos del doctor Trabazo o el dueño de la taberna donde Caldas suele reponer fuerzas. La gastronomía propia de la zona tampoco es ajena al libro y aparece en ella con acierto y oportunidad.

Cabe destacar, además, algo que es fundamental en este tipo de literatura: el ritmo del libro no decae en ningún momento y Villar consigue mantener hábil y elegantemente el suspense y la intriga, acertando a cerrar la trama con acierto, algo que no se logra siempre.

No tengo ninguna duda de que "La playa de los ahogados" es un libro para recomendar a cualquiera.


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Tres nuevos autores escandinavos

El "fenómeno Mankell" primero y el "fenómeno Larsson" después han puesto de moda la novela escandinava y durante estas vacaciones he tenido la oportunidad de leer tres autores que hasta ahora desconocía; evidentemente no es oro todo lo que reluce y de las lecturas se aprende cuando hay que repetir y cuando no.

El ojo de Eva
Karim Fossum

Grijalbo. Barcelona (1998)
247 páginas

Karim Fossum es una autora noruega que me habían recomendado vivamente: no me ha defraudado. Sus novelas las protagoniza el inspector Sejer, un hombre que me recuerda algo al gran Kurt Wallander. Es posiblemente el tratamiento de los personajes y los comentarios marginales acerca de su vida, sus dramas interiores y su entorno los que hicieron que disfrutara con esta novela. Fossum nos cuenta una historia muy dura en la que la intriga no es lo más importante, aunque no carezca de ella y en la que nos plantea temas tan importantes como el paro laboral, la desestructuración familiar y la búsqueda de dinero a cualquier precio.

Como ocurre con otros autores del norte el desenlace no es el habitual en este tipo de libros, no hay happy end y el autor deja abierta la cuestión para que sea el lector el que saque sus conclusiones.


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"La excepción"
Christian Jungersen

Mondadori. Barcelona (2008)
669 páginas

Hacía bastante tiempo que me había fijado en este libro; al hecho de tratarse de la única novela publicada en España por su autor se añadía el interés de tratarse de un escritor danés y el que la trama se desarrollara en Dinamarca, pues hasta ahora solamente había leído autores suecos, noruegos e islandeses.

Para empezar puedo asegurar que el libro me ha sorprendido; no me atrevería a calificarlo como novela policíaca, sino más bien como una especie de thriller psicológico en el que se introduce al lector en un ambiente tenso y cerrado que en ocasiones puede llegar a ser calustrofóbico.

La acción se sitúa en el "centro danés de Información sobre el Genocidio", sito en Copenhague y donde trabajan las cuatro mujeres que portagonizan la novela: Iben, responsable de información, Malene, coordinadora de proyectos, Anna-Lise, bibliotecaria y Camilla, secretaria. Las relaciones entre las cuatro, con sus tensiones y sus sospechas recíprocas, son el eje de la novela.

El acoso laboral, las minusvalías físicas, las enfermedades psíquicas, el maltrato infantil, el acoso escolar y las crisis amorosas son cuestiones que Jungersen va tratando a lo largo de las casi 700 páginas que tiene la obra. Las cuatro protagonistas cargan con un pasado familiar y personal duro y complicado.

Solamente en los últimos capítulos la trama explota, se precipitan los acontecimientos, larvados en los capítulos anteriores, y se llega a un mínimo de acción y emociones. Hasta entonces solamente hay mucha tensión interior y continuos soliloquios de los protagonistas.

"La excepción" es un libro curioso cuya valoración no es fácil de determinar; 670 páginas me parecen excesivas para una novela de estas características; cuando uno acaba su lectura tiene la sensación de que quedaban cuestiones pendientes de cerrar. A la vez, pienso que está bien escrito, que enfoca cuestiones de interés humano indudable y que su autor define muy bien a los personajes.

Eso sí, no tiene nada que ver con lo leído hasta ahora en materia de novela nórdica.

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"Aurora boreal"
Asa Larsson

Seix Barral. Barcelona (2009)
381 páginas

Esta novela fue escrita en 2003, si bien su lanzamiento en España no se ha producido hasta hace pocos meses, tal vez al rebufo del éxito del escritor del mismo apellido que su autora. En una época en la que priva la novela escandinava de intriga Seix Barral a encontrado a su autora y no ha parado en gastos para difundir el primer libro de Asa Larsson, asegurando en la contraportada que el gran Stieg Larsson no fue capaz de interrumpir la lectura de la novela. De hecho "Aurora boreal" figura entre el 5º y el 6º puesto en las listas de libros más vendidos, algo que tras concluir su lectura nos parece excesivo.

Y es que a la hora de la verdad "la cosa no era para tanto" y la novela se halla muy lejos de poder hacer sombra a Stieg Larsson, Henning Mankell o Annie Holt, entre otros. Ya mi amigo Brunetti fue muy duro en su valoración y me aconsejó prescindir de su lectura; tras desoír su advertencia puedo confirmar que, sin llegar a ser, en mi opinión, un mal libro, no pasa de la "serie B".

Se trata de una novela que entretiene, pero carente de demasiadas cosas imprescindibles para convertirla en literatura policíaca de calidad: los personajes son de cartón piedra, el argumento me parece exagerado y poco creíble y el desenlace me pareció más bien lioso y caracterizado por una violencia desmesurada.

En las solapas del volumen se nos habla de que la editorial tiene previsto publicar en breve dos novelas más de la autora, al parecer con los mismos protagonistas; las esperamos dispuestos a darle otra oportunidad, pero Asa Larsson habrá tenido que esmerarse si quiere engrosar nuestra lista de fijos.

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29 de julio de 2009

Empecé con dos clásicos y quise acabar con Sorolla


Hoy es uno de esos días duros, como un lunes enorme: me reintegro al trabajo tras tres semanas de vacaciones en las que he intentado olvidarme de las preocupaciones de los meses mayoritarios. Por eso estoy sin tiempo y sin excesivas ideas con las que reanudar este rincón propio de internet.

Mis vacaciones han tenido lugar en el sur de España, y tiempo habrá de explicar alguna experiencia y, sobre todo, las excelencias de unos cuantos lugares, pero empezaron y terminaron con viaje en AVE de ida y vuelta, con 20 días por el medio, de Huesca a Madrid. Por esto también tiene su interés hablar de lo que ocurrió en estos viajes que ya casi forman parte de mi horario habitual.

No suelo tener capacidad de atender a las películas que se proyectan en los trenes, no se si me falta paciencia, constancia o facilidad de estar quieto, pero soy incapaz de mantener la atención. En el viaje de ida nos pusieron "Mamma mía" y en esta ocasión decidí dar carta de naturaleza a la excepción que confirma la regla; podría ponerme rigorista y afirmar que la película es más bien frívola y superficial, con toques de cierta amoralidad, de la misma manera que cabe una visión más tolerante de la misma y asegurar que resulta humana y entretenida. De cualquier manera no la valoraría lo suficiente para traerla á esta bitácora sino fuera porque supuso reencontrarme con dos "clásicos". En primer lugar, con el grupo sueco "Abba", parte esencial de mis aficiones musicales de juventud; pienso que fue la posibilidad de escuchar una tras otra las mejores canciones del grupo la que me animó a hacer el esfuerzo de conectar los auriculares y así disfruté como un enano con "Chiquitita", "Waterloo", "Dancen queen", "The winner takes it all", "Super-troupper", "Thank You For The Music", "Mamma mía" y tantas otras. No cabe duda que los suecos facilitaron que esta primera etapa de viaje se pasara rápido.

Pero la referida película facilita disfrutar, por enésima vez, con otro "clásico" igual de legendario: Meryl Streep, una actriz que ya es mítica: dos Oscars de Hóllywood y trece nominaciones convierten a la actriz de New Jersey en una de las más brillantes de la historia del cine. Es asombrosa la capacidad de adaptarse a cada papel de esta mujer: desde la agobiada Joanna de "Kramer vs. Kramer" hasta la polaca que mantiene una tormentosa historia de amor en "La decisión de Sophie", Meryl ha puesto cara y ojos a personajes tan variopintos como los que desarrolla en "La mujer del teniente francés", "Memorias de África", "Los puentes de Madison", "Río salvaje" o "El diablo se viste de Prada". En "Mamma mía" Meryl Streep vuelve a ser la mejor y, además, está guapísima.

Ayer hice el viaje de regreso y tuve ocasión de pasar cuatro horas en Madrid; me di una vuelta por el Madrid clásico: Plaza Mayor, Puerta del Sol, Gran Vía,... visité el Cristo de Medinaceli, curioseé unas cuantas librerías y decidí dedicar las últimas dos horas a la Exposición de Sorolla que durante estos meses tiene lugar en el Museo del Prado. Y aquí pinché en hueso; todo empezó mal cuando quise sacar la entrada en unas taquillas automáticas que rechazaban vez tras veces mi tarjeta; no deja de ser humillante que quienes guardaban cola contemplaran la ineficacia de mi VISA para estos menesteres, y puedo asegurar que no era problema de saldo. Una amabílisima señora con acento argentino -o similar- me consoló afirmando que el uso de tales máquinas exige una auténtica licenciatura. En las taquillas ordinarias sí que había entradas, pero no se me permitía hacer la visita, imagino que por exigencias de quienes las dirigen, hasta las 19.30 ... como mi tren salía a las 19.05 tuve que decidir dejar la ocurrencia para mejor ocasión, no sin antes rezongar de los excesos de formalismos que hay que hacer hoy día para estas cosas, pues bien recuerdo que mi primera visita al Prado, en mi época de opositor allá por el año 1984, saqué mi entrada y me di por mi cuenta las vueltas que quise por el Museo.







Fotos: detodounpoco-tag.blogspot.com; dailymail.co.uk; cosasdemadrid.es; leiter.wordpress.com; blogs.lavozdegalicia.es; paletamagica.com.ar; fotolog.com; artific2.files.wordpress.com


5 de julio de 2009

"Eva al desnudo" (1950)

Ayer volví a ver "Eva al desnudo", la película que con 14 nominaciones para el Oscar batió todos los records en su día, cifra que tras casi sesenta años solamente ha sido capaz de igualar "Titánic". Al final el film de Joseph L. Mankiewicz obtuvo seis estatuillas: a la mejor película, al mejor director, guión adaptado, actor de reparto, mejor sonido y mejor vestuario. Y hay que empezar diciendo que los premios son completamente merecidos, y también lo serían si le hubieran concedido los catorce. El título original era "All about Eve", mientras que en Hispanoamérica se le llamó "La malvada". Se trata de una película cimentada en un guión magnífico, unos actores excelentes y una puesta en escena inmejorable, destacando igualmente unos diálogos de los que hay que estar pendiente las dos horas largas que dura el film si no quieres perdertelos.

Cuentan los expertos que la elección de quien debía representar a la actriz Margo Chaning fue complicada; inicialmente el papel era para Claudette Colbert, quien incluso ya había firmado el contrato, pero una lesión en la espalda le obligó a abandonar el proyecto; Susan Hayward y Marlene Dietrich fueron las siguientes candidatas, pero la primera pareció demasiado joven y la segunda demasiado "alemana". Barbra Stanwick no estaba disponible y Gertrud Lawrence fue rechazada cuando su agente propuso que se sentara al piano y cantara. La elección final de Bette Davis, que tras leer el libreto fue incapaz de rechazarlo, fue un acierto total y su actuación fue de Oscar, aunque al final se quedara en aspirante.

Queda dicho que el trabajo de la Davis fue perfecto, pero a su nivel estuvo, sin género de duda, el de George Sanders, que en un papel que le viene como anillo al dedo, el del avispado y cínico crítico de teatro Addison Dewitte, da toda una lección de interpretación y vuelve a demostrar que siempre estará en el Olimpo de los secundarios. Sanders tuvo otra magistral interpretación de personaje pérfido en "Rebeca" (1940), la gran película de Alfred Hitchcock en la que tramaba maldades contra Joan Fontaine junto a la siniestra Mrs. Danvers (Judith Anderson); George Sanders también destacó en diversas películas históricas: "Sansón y Dalila" (1949), "Ivanhoe" (1952) y "Salomón y la reina de Saba" (1959).

El papel de la arribista Eva Harrington le correspondió a Anne Baxter, que había ganado un Oscar por su intervención en "El filo de la navaja" (1946); también es buena su interpretación aunque uno la acaba viendo por debajo del poderío de Bette Davis, no obstante la Baxter refleja muy bien esa doble personalidad de Eva, quien tras su apariencia dulce e ingenua oculta una ambición y una total falta de escrúpulos estremecedoras. Anne Baxter también fue nominada para el Oscar, si bien se quedó a sus puertas, como la Davis, al serle concedido a Judy Holliday por "Nacida ayer". También Celeste Holm fue candidata al Oscar, esta vez a la meor secundaria, por un excelente trabajo de la bondadosa Karen Richards, esposa de Lloyd, célebre director de teatro, y cómplice indirecta e involuntaria de toda la trama.

La película contiene una buena serie de escenas magistrales, pero la que enfrenta a Margo Chaning con director y autor y la escena en el Hotel en la que Addison Dewitte desenmascara a Harrington son sencillamente excepcionales. La utilización de la técnica del "flash back", el manejo de escenas y personajes, los diálogos y el ágil desarrollo del argumento completan una de las películas que se han convertido en míticas, sin olvidarnos del guiño final de Mankiewicz, auténticamente genial.





4 de julio de 2009

"Anatomía de un instante", Javier Cercas















"Antomía de un instante"
Javier Cercas
Mondadori. Barcelona (2009)
462 páginas


Todo lo que tiene que ver con la transición me ha interesado desde hace mucho tiempo, y de manera muy especial cuando se trata el tema del golpe de estado del 23 de febrero. Si a esto unimos que el libro que hoy comento está escrito por Javier Cercas, autor de dos obras como "Soldados de Salamina" y "La velocidad de la luz" que en su día me parecieron excelentes, es comprensible que cogiera con ilusión la lectura del mismo. Una vez concluido puedo asegurar que no he quedado decepcionado.

"Anatomía de un instante" no es ni una crónica del episodio que puso en peligro la democracia hace más de 28 años ni una investigación sobre ideólogos e implicados. Cercas se fija en ese célebre momento en el que ante la presencia de la Guardia Civil pegando tiros en el Congreso, Adolfo Suárez se mantiene firme en su escaño y de allí inicia una larga meditación acerca de las causas y consecuencias de ese acontecimiento histórico.

El libro constituye, en primer lugar, un excelente muestrario de los personajes clave; por un lado, como firmes defensores de la legalidad, el autor nos habla de Adolfo Suárez, a mi entender auténtico protagonista del libro, El Teniente General Manuel Gutiérrez Mellado y el entonces líder del Partido Comunista Santiago Carrillo, las únicas personas presentes en la votación de Presidente del Gobierno que mantuvieron el tipo al entrar Tejero en el hemiciclo. Como contrapunto a estas personas, Cercas se detiene en quienes representaron la vanguardia activa del golpe: el Capitán General de la III Región Militar, Teniente General Milans del Bosch, el 2º Jefe del Estado Mayor del Ejército, General Armada y la punta de lanza de la asonada, el Teniente Coronel Antonio Tejero. Cercas sabe ponerse perfectamente en el lugar de unos y otros y se mete en sus complicadas psicologías.

No creo que fuera acertado afirmar que el autor introduce tesis alguna sobre el golpe, pero no es menos cierto que tras leer el libro una ha conseguido hacerse una idea bastante completa de como se desarrollaron los hechos, de cuales eran las intenciones de quienes lo organizaron y las razones que acabaron llevándole al fracaso. Cercas nos habla de un golpe duro y un golpe blando, de diversas fases en el desarrollo del mismo en las que tan pronto se estaba próximo al éxito como al borde de la frustración. Parece quedar claro que no todos buscaban lo mismo, de tal manera que acabaron chocando la demencial ceguera y el fanatismo rígido de Tejero con la vanidad de Milans, que presumió, injustificadamente, que a su llamada se unirían sin dudarlo el resto de Capitanías Generales y la ambición de Armada, quien aspiraba a presidir un gobierno de unidad.

En contra de lo que pensaba hasta ahora, uno llega a la conclusión de que los golpistas estuvieron mucho más cerca de salirse con la suya de lo que pudo parecer, que hubo varios altos mandos del Ejército en un tris de unirse a la sedición y que ésta contaba con bastantes apoyos y era conocida por más de los que pensamos en su día.

El libro no se limita a hablar del golpe de estado, sino que se acaba convirtiendo en un certero análisis de toda una época. Cercas compagina la dura crítica de personas e instituciones con una estimulante actitud de comprensión hacia las actitudes y las posiciones de ese momento histórico, sabiendo asumir las circunstancias de lugar y tiempo. Nos habla de una sociedad asustada por los acontecimientos -crisis económica, terrorismo, cuestión autonómica, ...-, incapaz de reaccionar incluso cuando unos cuantos ponen en peligro los logros de la transición, pues Cercas considera que no hay reacción social hasta que el golpe fracasa. La clase política se nos muestra como un galimatías en el que aparece, por un lado, un partido de gobierno cainita que se come a su propio presidente, que tampoco se libra de la dura crítica y, por otro, una oposición impaciente por gobernar.

A todo lo dicho cabe añadir el magnífico nivel literario de la obra, escrita con cuidado y editada, como siempre, formidablemente por Mondadori. No quiero terminar sin remarcar dos cuestiones: la primera que, a pesar de que cuando procede el autor no regatea dureza al tratar de la figura de Adolfo Suárez, globalmente pienso que el libro es una reivindicación de su papel en nuestra historia reciente; por otra parte, en el epílogo Cercas recoge una referencia a su padre, fallecido cuando redactaba el libro, que me ha parecido una entrañable muestra de cariño y ternura con la que pienso que muchos nos sentiremos identificados.


3 de julio de 2009

Muerte de un gran secundario


No me gustaría obligarme a abrir una entrada cada vez que muere alguien famoso, pero hoy no me resisto a hablar de Karl Malden, fallecido el pasado día 1 de julio a la edad de 97 años. En la historia del cine siempre ha habido grandes acores de reparto: George Sanders, Edward G. Robinson, Lee J. Cobb, Angela Lansbury, Jésicca Tandy, ... son sólo algunos de los grandes secundarios de Hollywood. Karl Malden se encuentra entre ellos y ha formado parte del cartel de unas cuantas películas de primer nivel, consiguiendo el Oscar al mejor actor de reparto en 1951 por su papel en "Un tranvía llamado deseo".

Malden había nacido en 1912 en Chicago, aunque su padre era serbio y su madre checa; su clásica nariz torcida le convirtió en uno de los feos más característicos de la pantalla y definió en gran manera sus papeles en el cine, aunque tal vez pocos conozcan que el origen de esta deformidad está en dos caídas que sufrió jugando al fútbol americano en el colegio. Malden se casó en 1938 con la actriz Mona Graham, con quien formó uno de los matrimonios más firmes de Hóllywood ya que fue su primera y única esposa. Su nariz rota y su fidelidad conyugal son dos cuestiones bien distintas, pero tal vez sean dos caracteres que nunca olvidaremos de este gran actor, la primera por ser un signo distintivo que nos lo hace familiar y la segunda por haberle convertido en un ejemplo para muchos.

Su primer gran trabajo fue "Un tranvía llamado deseo" (1951), que como hemos dicho le valió el único Oscar de su carrera; la película, dirigida por Elia Kazan, obtuvo otras tres estatuillas: a la mejor actriz (Vivian Leigh) a la mejor actriz de reparto (Kim Hunter) y a la mejor dirección artística en blanco y negro (Richard Day y George James Hopkins). Karl Malden hace el papel de Mitch, el mejor amigo de Stanley Kowalski (Maros Brando)y protagoniza un romance con Blanche Dubois (Vivian Leigh). Se trata de una película basada en la obra de teatro escrita por Tennessee Williams, un clásico del teatro americano que sirvió a Williams para ganar el premio Pulitzer en la categoría de Drama en 1948.

Magnífico también su papel en "Yo confieso" (1953) una de las más sonadas películas de Alfred Hitchcock en la que alterna con Anne Baxter y Montgomery Clift y en dos nuevos trabajos con Elia Kazan "La ley del silencio" (1954), donde interpretaba a un predicador que influía en Terry Malloy (Marlon Brando) para testificar contra el mafioso Johnny Friendly (Lee J. Cobb) y "Baby Doll" (1956) donde, esta vez en papel protagonista, encarnaba a un ardiente marido, frustrado por una esposa casi adolescente.. Los años 50 Malden hace un auténtico pleno interpretativo, pues a todas las películas citadas hasta ahora hay que añadir papeles importantes en films d elaimportancia de "Al borde del peligro" (1950), de Otto Préminger, "El pistolero" (1950), de Henry King, "El precio del éxito" (1957), de Robert Múlligan y "El árbol del ahorcado" (1959), uno de los clásicos de Gary Cooper, dirigida por Delmer Daves; además en 1957 hizo su único trabajo como director en "Labios sellados", protagonizada por Richard Widmark, Richard Basehart y Martin Balsam.

En los años sesenta también realiza una labor productiva, destacando sus papeles en "La conquista del oeste" (1962), dirigida por John Ford, Henry Hathaway y George Marshall y que contaba con un reparto estelar, pues le acompañaban, entre otros, John Wayne, Henry Fonda, Gregory Peck, James Stewart, Richard Widmark, Carroll Baker y Eli Wallach y "el rey del juego" (1965), de Norman Jewison y con tres excepcionales compañeros de cartel: Steve McQuenn, Edward G. Robinson y Anne Margret. Tampoco cabe olvidar sus intervenciones en Pollyanna (1960), de David Swift, "El hombre de Alcatraz" (1962), de John Frankenheimer, "El gran combate" (1964) de John Ford y "Nevada Smith" (1966) de Henry Hathaway. Su´último gran papel lo realizó en Patton (1970), de Franklin J. Schaffner, donde interpretó al general Omar Bradley, quien aún vivía y asesoró en el rodaje sobre cuestiones históricas.

Pero tal vez donde se hizo universalmente famoso fue con su intervención televisiva en Las calles de San Francisco", una serie de gran calidad emitida en ls años setenta. En 1972 el productor Quinn Martin propuso a Malden el papel de teniente Mike Stone en la citada serie; aunque originariamente fue una película para la televisión, la cadena ABC pronto la convirtió en serie. Para interpretar a su joven compañero, el inspector Steve Keller, se escogió al entonces desconocido Michael Douglas. Malden interpretaba un veterano policía con más de veinte años de experiencia al que se le asignan como compañero a un joven oficial graduado recientemente. Fue un éxito rotundo y supuso la respuesta de ABC a otras series policiacas de éxito de los setenta como "Hawaii 5-O", "Ironside", "Kojak", "McMillan y su esposa", "La mujer policía", ...





Bailar con la más fea


En el fútbol pasa como en la vida: la riqueza, las virtudes y la inteligencia no suelen estar equitativamente repartidos. Cuando un chaval de esos que está empezando a disfrutar de las alegrías mundanas acude a una discoteca siempre confiará en poder ligar con la niña de sus sueños, pero muchas veces esta suerte está destinada a unos pocos elegidos y la mayoría se tiene que conformar con lo que le acaba cayendo en gracia.

Es lo que le está pasando al Real Zaragoza, ese equipo que a sus sufridos seguidores nos da de vez en cuando una alegría enorme y frecuentemente boletos para la úlcera; tras unos tiempos, coincidentes con la llegada al poder de Agapito Iglesias, en los que el club no se paro en barras para traer a peones de auténtico lujo: Ayala, Aimar, Matuzalem, D’Alessandro, Oliveira, Luccin, … -aunque al final la princesa acabara saliendo bruja-, ahora llega la época de las rebajas, el club no tiene ni un duro para comprar y ha tenido que imponer una política de salarios bajos que, unido a su condición de recién ascendido, le ha hecho pasar de ser objeto de deseo a convertirse en la segunda o tercera opción.

Tras la alegría del ascenso las palabras de Marcelino García Toral prometiendo un equipo competitivo nos llenaron de una ilusión que es bien fácil fomentar en quienes llevan dos años sufriendo sin parar, ilusión aumentada con la aparición de nombres –Garay, Martín Cáceres, Granero, Jurado, Rodrigo Palacio, …- que, sin ser el acabose, confirmaban que era posible construir un equipo medianamente solvente. Pero a la hora de la verdad comprobamos que de momento no ha venido nadie, que hay operaciones ilusionantes que se han frustrado, que existen jugadores que no tienen claro fichar por el Zaragoza, que equipos hoy en día más “sonoros” como Valencia y Sevilla se interponen en nuestras aspiraciones e intuimos que a la hora de la verdad quienes acabarán llegando serán alternativas mucho menos brillantes.

Sobre el papel todos somos conscientes de ser hinchas de un club cercano a la bancarrota y, en consecuencia, con pocas posibilidades de hacerse valer en el mercado, pero como los aficionados al fútbol somos así y, en concreto, a los zaragocistas nos ciega la pasión y no somos capaces de renunciar al deseo de que al equipo vengan los mejores, me temo que aún no hemos sido capaces de asimilar que lo que toca ahora es apretarse el cinturón, que la misión de fichar calidad a base de regateos y favores es casi imposible y que en septiembre habremos de conformarnos con loa fichajes modestos que hayan venido y confiar en que, como ha pasado en el último tercio de la liga recién terminada, el trabajo del mister y el compromiso y la entrega de los jugadores supla las limitaciones de la plantilla y logre la meta propuesta.

Los zaragocistas estamos acostumbrados a veranos largos de ilusiones frustradas, culebrones eternos sobre fichajes que hoy están cerrados y mañana se han ido al garete, nombres que aparecen y desaparecen, flecos que no se acaban de cerrar, aspiraciones no escuchadas y sustos de última hora. Este año no sólo no va a ser una excepción, sino que tenemos la dificultad añadida de encontrarnos entre los desheredados; ojalá tengamos esa paciencia tan necesaria como difícil de mantener y asumamos que en el baile de los fichajes no nos van a tocar precisamente las damas de honor.


2 de julio de 2009

Mercedes Salisachs

Desde siempre esta veteranísima escritora barcelonesa me ha parecido de lo mejorcito de nuestra literatura. Salisachs tiene 92 años y a sus espaldas una enorme lista de libros de temáticas bien variadas, muchos de ellos excelentes. Yo he leído unos pocos, pero en mi lista de pendientes aún quedan bastantes que espero ir saboreando en el futuro. Mercedes Salisachs pertenece a una productiva generación de mujeres escritoras: Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet, Elena Quiroga, ...

Acabo de leer una entrevista de hace un año en la que se refleja muy bien la personalidad de esta autora que asegura dio un cambio en su vida tras la prematura muerte en accidente de tráfico de su hijo Miguel, de 20 años.

http://www.hoymujer.com/trabajo/lideres/Mercedes,Salisachs,41717,10,2007.html

Acabo de terminar su última publicación, "Goodbye, España", una novela que ha ganado IX Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio y que narra la vida de Victoria Eugenia de Battenberg, esposa de Alfonso XIII y Reina de España hasta la proclamación de la II República. Se trata de una biografía narrada en primera persona en la que la autora se mete en los recuerdos de la reina Victoria cuando ésta regresa a España 37 años después de su partida para hacer de madrina de bautizo de su nieto Felipe; momentos decisivos de la Historia de España van quedando reflejados en esos recuerdos a la vez que las vivencias personales de una mujer cuyo periplo por España estuvo marcado por las desdichas. No me parece, ni mucho menos, la mejor novela de la escritora, pero esta redactada con la pulcritud y la elegancia habituales.

Creo que el libro que más huella me ha dejado ha sido "La gangrena", con la que ganó el premio Planeta en 1975; se trata de un libro que narra la vida de Carlos Hondero, desde su niñez al tiempo de la dictadura de Primo de Rivera hasta su esplendor empresarial en los años setenta; toda la vida de un país, con los avatares de la caída de la Monarquía, la llegada de la República, la Guerra Civil y la dictadura del General Franco van pasando por sus páginas, con especial hincapié en la burguesía catalana de la que hace una disección imponente. Años más tarde se publicó una segunda parte, titulada inicialmente "Bacteria mutante" (1996) y luego "Las mutaciones del alma" que, si bien pierde la originalidad y fuerza de la primera, es también una obra literaria de calidad. En ambos libros se refleja la crudeza que caracteriza la obra de Mercedes Salisachs: suele describir unos personajes atormentados, no tiende precisamente al romanticismo y al "happy end" y el dolor y la muerte están siempre presentes.



En 1983 la escritora ganó el premio "Ateneo de Sevilla" con un libro que leí hace pocos años y me impactó tremendamente: "El volumen de la ausencia", una novela sobre la importancia de la ausencia de los seres queridos; así describía la autora su novela al poco de conocer su premio: "contra lo que generalmente se dice, no creo que la ausencia de un ser querido cree un vacío en la persona, sino más bien al contrario, un volumen. El recuerdo de la persona querida no es un vacío, sino un volumen, algo presente en la vida de quien siente esa ausencia, y que cree cada vez que se piensa en ella. Eso es lo que trato de explicar en mi novela".

http://www.lecturalia.com/libro/4498/el-volumen-de-la-ausencia


Muy posterior a los citados es "Desde la dimensión intermedia" (2003), otra novela de esas que no puedes dejar y que ofrece calidad e interés hasta la última página; su argumento creo que lo dice todo: "Felipe Arcalla se debate entre la vida y la muerte tras sufrir un atentado. Desde esa dimensión intermedia en la que se encuentra mientras los médicos luchan por reanimarle, el protagonista, un escritor reconocido de carácter emprendedor, ve ante sí su existencia. Desde su humilde infancia en San Sebastián bajo el franquismo, hasta sus años adultos determinados por su exitosa carrera literaria, Arcalla aborda el día a día con su mujer e hijos, su determinante amistad con Pablo Guijarro y la obsesiva relación que estableció con Micaela, una mujer casada." Es un libro que no deja indiferente, en el que se describen con una crudeza notable las miserias humanas, la falsedad de los hombres. Eso sí, Salisachs siempre abre una puerta a la esperanza, la autora es una mujer de fe y es algo que también se nota en sus libros; siempre hay una reacción, un hecho, un personaje que aporta luz al drama que se vive.

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/7434/Desde_la_dimension_intermedia/


"Primera mañana, última mañana" (1955) y "La estación de las hojas amarillas" (1963) son los otros libros de esta autora que he leído; también les pongo buena nota, en especial al segundo de ellos. "Adagio confidencial" (1973), "Viaje a Sodoma" (1977), "El secreto de las flores" (1977), "La conversación" (2002) y "Reflejos de luna" (2005) se encuentran entre mis planes futuros de lectura y, aún sin haberlos leído, me atrevo también a recomendarlos.


1 de julio de 2009

"Ana", Ismael Serrano (1997)



Me enteré por vez primera de la existencia de Ismael Serrano cuando a alguien que conocí en Tarragona, un gran tipo que vivía en Reus y era originario de Falset, le escuché cantar eso de "Papá cuentamé otra vez"; eso de la "guerrilla urbana con pantalones de campana", el "estropear la vejez a oxidados dictadores", el "guerrillero loco que mataron en Bolivia" o la lejanía de "aquel mayo, de Saint Denís, de Jean Paul Sartre y de París" me hizo su gracia.

Pero no volví a tener demasiado en cuenta a este cantautor de Vallecas, nacido en 1974 y que ha venido a ser como un recuperador de la canción protesta hasta que un amigo que conocí hace unos cinco años y que estuvo trabajando una temporada en Boltaña (Huesca) me transmitió la pasión por este hombre; Luis, así se llamaba, no paró hasta conseguir que me grabara algún que otro DVD de Ismael. La afición de este chico por el cantante es una de esas paradojas frecuentes en el mundo de la música, pues siendo más de derechas que el palo de la bandera su cantante preferido era Serrano, un hombre claramente definido en una dirección política contraria a la suya. Afortunadamente, estas cosas pasan.

Ismael Serrano tiene temas preciosos como "Atrapados en azul", "Vértigo", "Ultimamente", "Km. 0" o "Un hombre espera en el desierto", aunque el que más me gusta, sin ningún género de dudas, es "Ana", un tema incluido en su primer álbum y que ofrece una ternura enorme. Me encantan esas estrofas que hablan de "perder la guerra contra la soledad" o de "volver a escuchar las piedras que contra tu ventana lanzó la felicidad".



Foto: www.nataliasoria.com.ar