1 de febrero de 2020

Libros de enero


El inicio del año y los fríos de enero me han traido dos  lecturas magníficas, de primera calidad, dos policíacas muy entretenidas, una frivolidad divertida y una cierta decepción.

El blog "Elemental" que dirige Juan Carlos Galindo, y del que ya he hablado en diversas ocasiones, presenta con frecuencia interesantes listas de novelas del género negro que me suelen servir de guía para escoger mis lecturas policíacas. En una de ellas descubrí el nombre de Gene Kerrigan, un veterano y galardonado periodista irlandés que en las dos últimas décadas comenzó a escribir novelas policíacas que ha publicado en España la pequeña editorial "Sajalín". Para empezar con Kerrigan elegí "El coro de medianoche", donde, como al parecer hace en todas las novelas, el autor nos describe el ambiente criminal de los bajos fondos del Dublín actual. Allí aparecen carteristas, atracadores selectivos, peristas, drogadictos, … todo un mundo que contrasta con los avances de la sociedad actual, con el tono crítico que esto supone. Junto a esto, Kerrigan da notable importancia a los policías que investigan los delitos que van sucediéndose, recordándome en buena parte a esos viejos libros de Joseph Wanbaugh o Ed McBain. Se trata de una novela ágil, dura y que me ha gustado mucho.

Sin ninguna duda uno de los grandes fenómenos editoriales del año 2019 fue "Sidi", la novela de Arturo Pérez Reverte que nos habla de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, a partir de su destierro por Alfonso VI de Castilla tras la jura de Santa Gadea. Todas las muchas críticas y referencias de esta novela histórica han sido muy positivas. y tras su lectura me sumo del todo a ellas. He leído mucho de Pérez Reverte, y me gusta su estilo, aunque las últimas novelas suyas me decepcionaron algo y en general he mantenido la teoría de que no terminaba de cerrar sus libros con perfección. A "Sidi" no soy capaz de ponerle un "pero", me ha parecido un relato excelente, el autor da une versión nueva de la histórica y a la vez legendaria figura del Cid, que ya no aparece como un líder guerrero, sino como el jefe de un grupo de soldados de frontera, sin perder un ápice de heroísmo. El escritor y académico consigue que no pierdas la atención ni un momento, nos pinta de modo excelente a los personajes y ofrece credibilidad a lo que nos cuenta. El libro lleva meses a la cabeza de los más leídos y está plenamente justificado.

Jesús Marchamalo es un escritor y periodista madrileño de cuyos libros ya he dado cuenta en otras ocasiones. Le descubrí cuando cayó en mis manos un pequeño tesoro llamado "Tocar los libros", y es un auténtico artista a la hora de publicar libros tan breves como maravillosos. Acaba de salir uno de esos ejemplares, "Delibes en bicicleta", 64 páginas con ilustraciones de Antonio Santos quer son una auténtica delicia. Lo leí en una hora y disfruté de lo lindo. Marchamalo se limita a escribir bien y hablarnos de pequeñas anécdotas sobre la vida de Miguel Delibes, el gran escritor vallisoletano, que se convierten en una biografía tan pequeña como interesante. Buscando entre los libros escritos por este autor aparecen breves relatos sobre Kafka, Stefan Zweig, Virginia Woolf, Pessoa, Cortázar, ... una autentica mina. Un escritor para seguir y para disfrutar. Yo, por supuesto, hago el propósito de incluirlo entre mis lecturas habituales.

Hacía tiempo que me habían llamado la atención las novelas de Vladimir Hernández, un escritor cubano, afincado en España y dedicado a la novela policíaca. Hacía meses que había comprado "Habana requiem", su primer título de la serie que protagoniza Eduardo Serrat, alias "Eddy", un teniente de policía de la 2ª Unidad de la Habana Vieja, conocida como "La Mazmorra" y mediado el mes de enero decidí ponerme manos a la obra. Ha sido una novela que me ha cogido del todo: entretenida, sugerente y pienso que bien escrita. Hernández da mayor importancia a los personajes policías que a los contrarios y nos ofreece una versió variada en la que se mezclan el compromiso de unos, la dureza de otros y la capacidad de corremperse de alguno más. Una visión distinta de Cuba que la que nos presenta por ejemplo Leonardo padura, sin que sea contradictoria y manteniendo la primacía de este último autor. Al igual que en la primera de las novelas referidas en este post, no cabe esperar que siempre ganen los buenos.

Hace muchos años, concretamente 25, leí "El virrey", una especie de apuntes sobre la vida de Jordi Pujol escrita por el periodista Josep antich. En aquella época Pujol era president y yo vivía en Cataluña y andaba algo "quemadillo" con la política nacionalista. El citado libro era considerado como la biografía "oficial" del "Molt honnorable", aunque a pesar de ello a mí no me terminó de dar una visión positiva del personaje. Ahora que los acontecimientos han avanzado tanto por esas tierras y Pujol ya no es considerado intocable, no he podido evitar caer en el morbo de leer un ensayo de dos periodistas que van por libre, Josep Guixá y Manuel Trallero, quienes el último trimestre de 2019 publicaron "Pujol, todo era mentira", que como el propio subtítulo refiere, trata de revelar el relato fundacional independentista. Los autores nos cuentan la historia familiar del ex-presidente, con claras intenciones no solo desmitificadoras, sino también reveladoras de falsedades y manipulaciones. No entro en la mayor o menor veracidad de lo que nos cuentan, aunque me he entretenido bastante y pienso que da una imagen bastante certera de cierto séctor de la burguesía catalana. Eso sí, me ha parecido que el relato no es muy ordenado.

Varios de los resumenes literarios que los distintos suplementos especializados incluyen al finalizar el año, han remarcado como una de las revelaciones del 2019 "Los asquerosos", un llamativo y en cierta manera sorprendente título que publicó el vizcaíno Santiago Lorenzo. "El cultural" de ABC, "Babelia" o la zaragozana Librería "Cálamo" lo colocaban entre los primeros cinco lugares del cuadro de honor en materia de narrativa, incluso alguno en el primero. Tal vez sea por eso de que no es bueno tener tantas expectativas, pero no me ha parecido que la cosa fuera para tanto. Es posible que no lo haya leido con la calma necesaria, que me sobrara precipitación o faltara esfuerzo para sacarle jugo, pero las páginas han ido pasando sin que lo disfrutara en exceso. Tiene su llamativa crítica social, es, según dicen, una defensa de la hoy en día tan comentada "España vacía" y en su segunda parte hace una sátira que ha de reconocerse ingeniosa y hasta certera de los defectos de los urbanitas de ciudad, y con ello de la cosumista sociedad actual ... pero yo esperaba más, y em consta que no soy el único.