Cuando ya peinas canas desde hace tiempo y eres aficionado a la lectura suele ocurrirte que de algún recóndito escondrijo de la memoria reaparecen libros que leíste hace décadas y que, vete a saber porqué, permanecían ocultos en tu interior y etéreo fichero. Estos días laurentinos me he dedicado a remover recuerdos literarios y han aparecido unas cuantas novelas que bien a gusto volvería a leer y puedo recomendar sin excesivo temor a equivocarme.
Durante el año extenso que dediqué a servir a la patria como estaba previsto allá por el inicio de los 80, leí bastante. En algunas ocasiones, tras escoger la lectura, más bien intuitivamente, en la biblioteca del cuartel, en otras tras recomendación de alguna de las personas con las que me relacionaba por entonces. A este último grupo pertenecía un auténtico "clásico" de la literatura rusa, "La hija del capitán", de Aleksandr Pushkin. A veces pienso que se habla mucho de Tolstoi, Dostoyewski, Chejov, Gogol, ... como los grandes autores rusos, y siendo cierto se cita menos a este moscovita que vivió en la primera mitad del siglo XVIII y tuvo una vida de novela, muriendo en un duelo a pistola. A Pushkin cabe encuadrarle en la literatura romántica y "La hija del capitán" es sin ninguna duda su obra cumbre, escrita un año antes de su trágica muerte. Hoy la calificaríamos de novela histórica, pues se trata de una narración ficticia de la Rebelión de Pugachov en 1773 y 1774. Hoy en día esta novela que ya tiene cerca de tres siglos se encuentra entre las joyas literarias de más valor.
En tiempo de oposiciones la lectura fue una forma de descansar y evadirme para los escasos "tiempos muertos", y entre los libros que pasaron por mis manos estuvo "Edad prohibida", considerada junto a "Los renglones torcidos de Dios", una de las novelas "esenciales" de Torcuato Luca de Tena. Luca de Tena pertenece a una generación de escritores que, en general, se encuentran entre mis favoritos indiscutibles en materia literaria, y puede que sea éste uno de los libros que influyeron en ese gusto específico. Se trata de una de esas novelas llamadas "de aprendizaje", con un protagonista que en primera persona relata sus recuerdos de adolescencia y primera juventud, ambientadas en la guerra civil y posguerra españolas. Un relato de toque romántico, muy "sentimentalón", pero a la vez muy bien escrito. Una novela para leer de un tirón, sin tensión y cuando uno necesita más aire fresco que dramones y complicaciones, por mucho que la trama de "Edad prohibida" no está exenta de toques ciertamente dramáticos. Hay quien la pone en relación con "La vida sale al encuentro", el libro de Martín Vigil que era lectura obligada entre los de mi generación, aunque yo no veo demasiado esa similitud.
Volviendo al servicio militar, recuerdo que leí bastante a Miguel Delibes, empezando por "La hoja roja", posiblemente mi novela preferida del vallisoletano -¡que ya es decir!- y de la que ya hablé en algún post ya lejano. Pero la obra que me ha venido a la cabeza en este rápido y caprichoso repaso ha sido "Parábola del naúfrago", uno de los relatos más originales de Delibes, una novela que alguien califica de "experimental", sin puntos y aparte y con capítulos en los que el genial escritor sustituye los signos de puntuación por su nombre ("coma", "Punto", "puntoycoma", ...). Se trata de una sátira en la que se critica la deshumanización a la que han llevado al hombre el capitalismo y el comunismo. Recuerdo que su lectura, a la vista de lo dicho anteriormente, no resultó precisamente fácil, pero a la vez que disfrute mucho con la misma. Tengo cierta curiosidad por comprobar como encajaría hoy la lectura de este libro, por un lado porque vete a saber si la originalidad del momento de su publicación (1969) ha podido quedar algo amortiguada con el paso del tiempo y por otro, porque aunque el transcurso del tiempo haya fortalecido mis hábitos lectores, también ha podido hacerme perder agilidad ante una lectura "especial".
1 comentario:
No he leido ninguna de las tres novelas de las que haces referencia a ver si encuentro "La hija del capitán",
A mi también me gusta sentarme frente a las estanterias con mis libros y repasarlos, cuando los leí, donde los compré o quien me los regaló... siempre me ha apasionado la lectura y dedicaba el poco dinero que tenia comprarlos asi que para mi son bienes preciados. Ahora aunque tengo ereader solo lo uso en contadas ocasiones prefiero el papel.
En estos días he empezado a leer a Montalvano "La forma del agua" y me ha gustado mucho seguiré con la serie.
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