28 de noviembre de 2015

Entre la tapa y la gratitud


En Huesca andamos estos días de concurso de tapas. Ya en 2001 comenzó un certamen del que la ciudad fue pionera y que permite disfrutar de recorridos gastronómicos en los que ejercitar la amistad y catar productos de calidad sin gastar demasiado.

Ayer, a la salida del trabajo, conseguí engatusar a un compañero y amigo para tomar alguna vianda y juntos visitamos un par de establecimientos cuyas tapas de concurso tienen desde hace años merecida fama. Comenzamos por el "Biloba", un bar que no tiene muchos años y anda ubicado en la Avenida de Monegros de Huesca. Si no me equivoco ya ha obtenido varios premios en certámenes anteriores y en el presnte, si no gana alguno no creo que ande muy lejos.

Probamos las dos tapas "participantes", destacando un excelente huevo frito con panceta  presentado de forma muy original y cuyo sabor estaba a la altura de lo mucho que se puede esperar de algo tan típico y tan nuestro. La otra tapa era de bacalao y también nos gustó.

Pero a mi lo que me dejó más satisfecho fue la atención prestada, el servicio, la simpatía y soltura de la joven que deambulaba al otro lado de la barra. De entrada a mi amigo y a mí, que andamos más próximos a los 60 que a los 50, nos llamó "chicos", término que puedo asegurar me hace feliz y sentirme aún con esa mínima juventud que tan bien nos viene, amen de que la chica lo expresaba de ese modo tras el que se ve sinceridad y cordialidad a partes iguales.

Y también me encantó cuando, en una conversación con otro cliente y al hablar de los ajetreos de esta semana de concurso, la moza le comentó que ella se lo pasaba bien sirviendo tapas, pero lo que más le gustaba, por encima de éxitos y posibilidades de triunfo, era ver el interés y la forma de disfrutar de los clientes. Un comentario que te hace recuperar el crédito respecto a la bondad de la gente, aprender que siguen existiendo por esos mundos de Dios -¡por esos bares de Dios!- hombres y mujeres con humanidad.

¡Y es que si no fuera por esos momentitos!.

4 comentarios:

Brunetti dijo...

En cuanto a las tapas: Huesca fue pionera en ese tipo de certámenes, y a fe que la idea ha cuajado, puesto que incluso Utebo o Vila-seca o Monforte de Lemos deben de tener su propio concurso. La capital oscense, siempre a la cabeza y creando tendencia en temas gastronómicos.

En cuanto a la joven camarera: El problema que tenemos la mayoría de los que frisamos la sesentena es que, en el fondo, nuestro cerebro se quedó estancado en los 38 años. Afortunadamente.

Feliz semana,

Modestino dijo...

Cerebro estancado?.... a veces me parece que lo que está es iniciando la decadencia. ;)

El acompañante de Modestino dijo...

Escribo esto para hacer constar, querido compañero y amigo Modestino, que casi mejor que hables por tí con lo de estar más próximos a los 60 que a los 50, aunque en tu caso haya que reconocer que no lo parece.
Eso sí, la tapa en cuestión mereció la pena. Y el servicio también.

Modestino dijo...

Bueno, amigo, lo dejamos en la equidistancia?