
Creo que puedo afirmar que soy "dickensiano", los libros de Charles Dickens me han cautivado desde pequeño y pienso que se puede sacar mucho y bueno de la literatura que realizó en autor londinense. El otro día leía no se donde ni a quien, una crítica a Dickens por su tendencia al "Happy End", como queriendo decir que faltaba realismo a sus historias, como si lo suyo fuera resignación ante las injusticias evidentes que solían reflejar, ... no estoy de acuerdo, Dickens cuenta con toda crudeza los dramas sociales de la época, pero añade ese punto de esperanza que pienso hay que agradecerle.
La propia historia personal del escritor nacido en Portsmouth en 1812 nos ayuda a entender su obra; el padre de Dickens fue encarcelado por no pagar sus deudas y tuvo que ponerse a trabajar siendo un niño en una fábrica de calzado. Charles Dickens fue un autodidacta, comenzó a trabajar de pasante de un abogado, pero su vocación periodística y literaria le llevó primero a hacer crónicas de tribunales, posteriormente a ejercer de reportero parlamentario y finalmente a escribir artículos sobre la vida cotidiana de Londres, algo que se refleja luego en muchas de sus novelas.

Una de las razones por las que disfruto con Dickens radica en la magnífica ambientación de sus novelas; del Londres victoriano, sus calles, sus habitantes, sus costumbres y sus instituciones son descritas magistralmente. Ese Londres que se caracterizó por un enorme crecimiento demográfico, por al auge de la revolución industrial que llevó tanto progreso como pobreza y desigualdades, en el que confluyen personajes curiosos y dispares y donde cohabitan historias familiares de todos los colores. Libros como "Oliver Twist" o "Casa desolada" son relatos próximos a lo que hoy llamaríamos novela histórica.
En segundo lugar los libros el gran escritor británico tienen una enorme y acertadísima carga de crítica social; queda dicho que la revolución industrial fue como una bomba que explotó en las manos de los políticos de la época y la prosperidad victoriana fue acompañada de las graves consecuencias de la huida de las gentes de las aldeas a la ciudad, donde muchas veces fracasaban en su intento de ir a mejor y caían en el arroyo. Eran tiempos en las que el crecimiento industrial no iba acompañado de la garantía de unos derechos, los de los trabajadores, que eran simplemente un verbo que no se conjugaba: la palabra sindicatos no existía y en el ambiente social de la época imperaba la hipocresía y la doble moral. Esto es lo que más ácida y enconadamente criticaba Dickens.


Dickens fue un gran creador de personajes; los tipos descritos puede que sean de los mejores de la literatura universal; son personajes absolutamente geniales, de un realismo notable, de carne y hueso. Se trata de personajes que uno recuerda siempre, que se graban en la memoria y resulta enormemente fácil ponerles cara y ojos porque Dickens nos los describe con certera finura. Son francamente inolvidables tipos como el Ebenezer Scrooge del "Cuento de Navidad", el Uriah Heep de "David Copperfield", el Fagin de "Oliver Twist" o el Provis de "Grandes Esperanzas". A diferencia de otros autores, los personajes de Dickens no son de cartón piedra, tienen vida propia, te meten en el libro y vives con ellos lo que allí se relata.

Si tuviera que elegir entre el elenco de grandes obras del autor, creo que me quedaría con David Copperfield; se trata de una novela emblemática, con un contenido claramente autobiográfico y que pienso se encuentra entre las mejores obras en lengua inglesa de la literatura contemporánea. "David Copperfield" no se limita a narrar la dura historia del protagonista, que es la de quien la escribe, sino que nos adentra en la realidad histórica de la época y utiliza esa crítica social de la que hablaba, la cual posiblemente sea en este libro, junto a "Oliver Twist", donde está más acentuada; en esta ocasión Dickens pone el dedo en la llaga al poner de manifiesto el escándalo de los menores trabajando en las fábricas londinenses. La galería de personajes del libro es de las más ricas que nos muestra su autor, lo que ya es decir, desde un David Copperield ingenuo y luchador hasta su amada y portectora Agnes Wickfield, sin olvidar a su fiel aya Peggotty, el hermano de ésta, su sobrina Emily o su amigo de colegio el caprichoso y frívolo James Steerforth, sin olvidar a su excéntrica Tía Betsy que tras acudir a colaborar en el nacimiento de David, huye indignada de la casa al saber que su cuñada ha tenido un niño y no una niña como era su voluntad, el Sr. Wilkins Micawber, permanentemente endeudado o el repelente Uriah Heep, avaro e intrigante.

"Oliver Twist" no le anda a la zaga al anterior; en este libro disfruté especialmente con la fina ironía con que Dickens relataba la cruda historia de Twist. En el libro la crítica social es demoledora: la situación de los hospicios británicos, la hipocresía social y personal de tantos, el descuido de los menores, su utilización inmoral y la corrupción de las instituciones de beneficencia son buena parte del contenido de aquélla. En "Oliver Twist" se nos describe un Londres lleno de contrastes en el que conviven la aristocracia más opulenta con los más miserables que están hacinados en barrios y calles sucias y apestosas, quienes vimos la maravillosa y oscarizada película de Carol Reed se escenifica de modo impresionante esta realidad urbana, pero si se ha leído el libro uno ya está familiarizado con la misma antes de verla. Los personajes de la novela también son inolvidables, con mención especial para el propio Oliver, Fagín, el avaro judío maestro de ladrones, Jack Dawkins, el "Gran Truhan" y el matrimonio Bumble, celadores del orfanato; también son personajes muy logrados Bill Sikes, el más aventajado y malvado de los discípulos de Fagin, Nancy, la prostituta que ofrece su vida por salvar la de Oliver, el Sr. Soweberry, un encargado de una funeraria donde éste entrará a trabajar y Noah Claypole, el vago y malcarado empleado de Soweberry.

En mi opinión "Grandes esperanzas" es la tercera gan obra de Charles Dickens; como de las anteriores, ha habido excelentes versiones cinematográficas. Fue otra obra de esas que te cuesta dejar y que te quita horas de sueño; relata una historia entrañable, la del joven Pip, un muchacho cuya vida cambiará por el favor y la discrección con que trató a un presidiario que huía de la Justicia. Aquí vuelve a aflorar la crítica dickensiana, con la puesta en evidencia de los defectos y miserias del sistema judicial y carcelario británico. La novela puede calificarse como una larga y entrañable historia, las aventuras y desventuras del joven Pip en las que hay siempre unapuerta a lo que significa el propio título del lbro: la esperanza. Hay también personajes muy bien definidos, como la malhumorada hermana de Pip, sucuñado José, la adinerada señora Havisham, sus amigas Biddy y Estela, y por supuesto, su benefactor Provis y el amigo de éste, Herbert.

"Oliver Twist" fue propiamente la primera novela de Dickens, pero su primer libro es "Los papeles póstumos del Club Pickwick", una recopilación de esos artículos sobre la vida londinense de los que antes hablaba. En torno al protagonista, Samuel Pickwick, se agrupa un club de extravagantes personajes, cuyas peripecias, narradas con gran sentido del humor, pueden interpretarse como una sátira de la filantropía. La figura más notable de la novela, después de la de Pickwick, es la de su criado Sam Weller, sin olvidar a sus tres amigos Nathaniel Winkle, Augustus Snodgrass, y Tracy Tupman. No es un libro equiparable al resto de la obra dickensiana, aunque contiene crítica social, pues se trata de una irónica crítica a la filantropía, pero aquí se ve más el humor inglés, con una frescura y un sentido del humor impagables; aquí Dickens se nos muestra como avispado observador de la naturaleza humana, habilidad que se refleja en esta novela con claridad. Hay quien opina que se trata de un libro aburrido, tesis que no comparto en absoluto.


He leído cuatro libros más de Charles Dickens: "Canción de Navidad", la hilarante y tremenda historia de Ebenezer Scrooge que se convierte en una dura crítica a la avaricia y el egoísmo y un auténtico canto al espíritu navideño: francamente bueno "Historia en dos ciudades", donde Dickens sale de su habitual crítica social y de los personajes infantiles para crear una especie de novela histórica ambientada en la revolución francesa: Al mismo tiempo la historia se desarrolla en dos países: Inglaterra y Francia, y en las ciudades de Londres y París, respectivamente en la época de los albores de la Revolución francesa. Una ciudad, Londres, simbolizaría la paz y la tranquilidad, la vida sencilla y ordenada, mientras la segunda, París, representaría la agitación, el desafío y el caos, el conflicto entre dos mundos en una época de drásticos cambio sociales. Me resultó menos entretenida "Tiempos difíciles", en las que el autor acentúa la descripción de los males que trajo consigo la revolución industrial; aquí traslada la acción de su habitual Londres a la ciudad ficticia de Coketown, en el norte de la Inglaterra victoriana. Se asegura que su descripción está basada en la ciudad de Preston. Finalmente resultó un descubrimiento "Casa Desolada", que alguien me prestó cuando desconocía su existencia; había sido publicada en su día por entregas y contiene uno de los más grandes, complejos y engarzados conjuntos o de personajes y subtramas de toda su obra; Dickens


cuenta todo esto por medio de la narración de la heroína de la novela, Esther Summerson, y de un narrador omnisciente; entre sus memorables personajes destacan el abogado Tulkinhorn, el encantador pero deprimente John Jarndyce y el infantil Harold Skimpole, la trama se refiere a una larga disputa legal que tiene consecuencias de largo alcance para todos los involucrados y supone una acerada crítica del sistema judicial inglés. "La pequeña Dorrit", "Nicholas Nickleby " y "Nuestro común amigo" quedan pendientes de leer, aunque de las dos primeras recuerdo su escenificación en la vieja tele en blanco y negro en el espacio "Novela".