
Luis Molowny, que falleció ayer en Las Palmas a los 84 años, había nacido en Santa Cruz de Tenerife y como cuando fue fichado por el histórico Real Madrid de Di Estéfano, Puskas y Gento, no se acababa de acostumbrar al frío del invierno peninsular y jugaba jugaba con los puños de la camiseta sujetos con las manos, acabó siendo conocido con el sobrenombre de "El Mangas". Molowny fue el típico interior de la escuela canaria: muy técnico, de juego reposado y capaz de hacer florituras increíbles con el balón. Cuentan que el inigualable D. Santiago Bernabeu se encontraba en Reus cuando leyó que un emisario del Barça, el valenciano Jacinto Quincoces, se dirigía en barco a las Islas Canarias para fichar a un prometedor interior zurdo tinerfeño que jugaba en el Marino de Las Palmas, decidiendo el mandatario madridista coger un avión y logrando adelantarse a los culés. Molowny ha sido toda una institución en el equipo merengue.

Pero la carrera de Molowny no se acaba en el club de Concha Espina, pues el mister fallecido, como ya dejé patente en una vieja entra de 26 de septiembre pasado, fue el forjador del mejor Las Palmas de la historia, ese que jugó en Europa y consiguió el subcampeonato de Liga en la temporada 1968-69 y en el que jugaban hasta cinco internacionales españoles: Castellanos, Martín Marrero, Germán Dévora y los malogrados Tonono y Juanito Guedes, quienes junto a Oregui, Gilberto I, León, Gilberto II y unos cuantos más practicaron un fútbol que entusiasmó a los aficionados de las islas y de la península.
En 1969, cuando Eduardo Toba dimitió como seleccionador nacional, la Federación Española de Fútbol decidió encomendar provisionalmente la dirección del equipo nacional a un triunvirato formado por los misters de Madrid, Barcelona y Las Palmas: Miguel Muñoz, Salvador Artigas y Luis Molowny, de manera que durante cuatro encuentros el "Mangas" tuvo el máximo poder del equipo representativo del fútbol de nuestro país.
Luis Molowny representa todo un aspecto del fútbol que muchas veces echamos de menos, ese fútbol vocacional, de "fair play", de amor a unos colores, de poner el interés del club, que es el de sus aficionados, por encima de vanidades y ambiciones personales, un fútbol más humano, capaz de entusiasmar a los hinchas y que hace que Molowny, como en su día Ladislao Kubala, Carlos Lapetra, Pepe Samitier o Ferenc Puskas, sea ya desde ahora una leyenda y su recuerdo algo que sigue vivo.
2 comentarios:
Muy buen post, Modestino.
Yo recuerdo a Molowny como el "apagafuegos" habitual del Real Madrid, el que sacaba las castañas del fuego cuando las cosas les iban muy mal, pero debió ser un gran futbolista.
También recuerdo que era un caballero en sus declaraciones, una especie de Vicente del Bosque actual, siempre correcto.
Por cierto, ya que has mencionado a Luis Costa, ¿no tienes preparado ningún post sobre él?, para mí es historia viva del Real Zaragoza.
Pues sí, debería hablar de Luis Costa. A ver cuando empiezo a prepararlo.
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