26 de enero de 2009

El basket de mi infancia

La selección española de basket es ahora una de las mejores del planeta: campeona mundial en 2006 y subcampeona olímpica en Pekín; pero el gusto por el balón-cesto viene de antiguo es España y ya por los felices 60 y 70 los niños españoles disfrutábamos con las estrellas del deporte de la cesta: no nos sabíamos los porcentajes de los dioses de la NBA, pero lo pasábamos en grande esos jueves en los que el Real Madrid, el Barça o el Juventud de Badalona se enfrentaban a los grandes de Europa: TSKA de Moscú, Ignis (luego Mobil-Girgi) de Varesse, Zadar o Partizan de Belgrado.

El Balón-cesto era considerado un deporte de más nivel que el fútbol y en los colegios, aunque nadie podía luchar por la supremacía del deporte rey en los gustos de los alumnos, se daba mayor importancia a deportes como balón-cesto o balonmano. Todos eramos, además, conscientes de que los jugadores de basket tenían un plus cultural sobre los futbolistas, la mayoría de los cuales se acercaban al concepto entonces famoso de "desertor del arado"; así nadie ignoraba que jugadores como Corbalán o Cristóbal Rodríguez eran médicos, de la misma manera que cuando escuchabas a Emiliano Rodríguez, Buscató o Lolo Sainz oías algo más que tópicos y sobreentendidos.

El equipo indiscutible era, por supuesto, el Real Madrid, que no se si era el equipo del régimen pero que ganaba casi todas las ligas; tras una época en la que destacaba sobre todos Emiliano Rodríguez, junto a Sevillano -un base que parecía regordete- y Lolo Sainz, al final de los sesenta aparecieron dos yankees nacionalizados que elevaron el nivel tanto del equipo como de la selección: Clifford Luyk, un espigado pivot experto en ganchos que luego se casaría con la Miss Mundo Paquita Torres y Wayne Brabender, un rubio con apariencia de no haber roto nunca un plato y que se ponía las botas tirando desde media distancia. Los bases eran tres: Vicente Ramos, sobrio y seguro, Carmelo Cabrera, un canario que hacía todo tipo de malabarismos y Corbalán, el más joven de todos y, evidentemente, el mejor. José Ramón Ramos, Paniagua, Cristóbal, Rullán, Toncho Nava, .... eran otros nombres de la época, junto algun extranjero que solamente podía jugar en partidos de Copa de Europa: los norteamericanos Aiken y Walter Szcerbiak y el aleman Norbert Thim, entre otros. El entrenador era un señor que aparentaba ser bajito y más bien rechoncho, se llamaba Pedro Ferrándiz y en los tiempos muertos parecía echar unas broncas tremendas; con los años le sustituyó Lolo Sainz, que ya parecía más modoso.

Prácticamente todos los años había duelo decisivo entre los blancos y el Ignis de Varesse, habitual campeón de la Liga Italiana; en el equipo transalpino destacaba un pivot enorme, Dino Méneghin, tan bueno técnicamente como fuerte y marrullero en la cancha; también recuerdo a un veterano base, Aldo Ossola y un alero tan bueno como irregular, que creo era sudamericano y se llamaba Raga. Los partidos frente a los italianos eran siempre a cara de perro y solían decidirse en los últimos instantes del encuentro, con polémicas y rifi-rafes asegurados. Otros rivales tremendos eran los rusos del TSKA, en los que destacaba un jugador llamado Andreev que medía 1.15 metros.

Pero el basket no era sólo el Real Madrid, pues en Cataluña jugaban tres equipos de primer nivel: el Barça, que en aquellos tiempos gastaba también su dinero en este deporte, aunque su mejor momento llegaría años después con Epi, Chicho Sibilio, Villacampa, Juan de la Cruz, Solozabal, ...;el Picadero, que siempre se encontraba en los puestos altos de la clasificación y que incluso ganó alguna Liga y, especialmente, el Juventud de Badalona, que convirtió a la industriosa localidad catalana en un lugar de pasión por el basket, entre todos sus jugadores hay que mencionar especialmente a Nino Buscató, un alero excepcional y todo un ejemplo de fair play, junto a él estaban los hermanos Margall, Lluis, Alocén, Oleart, Wifredo Gol, ...

No se puede hablar de cualquier época de la historia del Balón-cesto nacional sin citar al Estudiantes, el equipo del Instituto "Ramiro de Maeztu" que jugaba sus partidos en el legendario Pabellón "Magariños". El Estudiantes, que como el Juventud tuvo siempre un mérito especial al subsistir entre los grandes tiburones del deporte, ha sido una de las canteras más importantes de jugadores. De allí salieron nombres tan llamativos como los hermanos Sagi-Vela, Martínez Arroyo, Aito García Reneses, Jesús Codina o Peyo Cambronero.

La selección española no obtuvo entonces grandes éxitos, aunque recuerdo de manera especial una Eurocopa celebrada en Madrid allá por los inicios de la década de los setenta en la que nos impusimos a Rusia en semifinales, con un partido memorable de Brabender, Buscató, Cabrera, ... aunque, como tantas veces, acabamos rindiendo la rodilla en la final frente a la que los cursis llaman ahora "extinta" Yugoslavia.

Fotos: www.manuelmanna.it; www.planetablanco.com; www.penya.com; www3.varesenews.it


3 comentarios:

Aguijón dijo...

me ha recordado muchas cosas de mi infancia... yo jugué a balon-cesto en el colegio y entonces jugaban Corbalán y compañía... una delicia.
No había tiros de 3 pero... se hubieran pasado a tiros...
un abrazo,

Anónimo dijo...

Nunca he sido un gran deportista, pero siempre he percibido que el baloncesto era un deporte diferente, quiero decir, esa saga mitológica que has recordado (Corbalán, Epi, etc) me transmiten un estilo de persona diferente, sana, positiva; no me los imagino escupiendo al suelo, ni diciendo tacos soeces a destiempo, y veo en sus sucesores - también mitológicos y formidables - una gran lección de calidad humana, categoría, sentido noble y deportivo.
Ya se que esto es un poco de mito y romanticismo, y la verdad es que al seguir a mis "pequeñines" (el mayor 13 años, 1'88 m. y 49 1/2 de pinrel) por los campos españoles, percibo que las cosas van cambiando, aunque también noto que tienen otros límites.Los peores comportamientos viene de los propios padres.
Como colofón es inevitable nombrar a Pau Gasol como uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos, verdadero icono de la educación, categoría y buen estilo.

Good Day ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Modestino dijo...

Bendito romanticismo¡¡¡.

Completamente de acuerdo en la culpa de los padres, he oído de ejemplos lamentables, de padres gritando barbaridades, insultando a sus propios hijos por considerar que no han puesto las agallas suficientes en el juego ....

Pau Gasol es el presente, y no se porqué tiendo a la nostalgia ....