¿Saturados de la política?

No se qué es lo que me pasa, pero llevo una larga temporada que apenas sigo la actualidad política de nuestro país, ni siquiera la local. Por supuesto que estoy enterado de que hay crisis económica, de que la tensión entre Gobierno y Oposición ha pasado de una mutua crispación inaguantable a una especie de pasteleo desanimante y que ya tenemos una Ministra de Igualdad -¿para cuando la de sueldos?-, y, a nivel local, que Marcelino Iglesias no se presentará a las próximas elecciones, que la Rudi manda de nuevo y que estamos con la resaca de la Expo, .... Pero la realidad es que me noto con cierta saturación y algo de desencanto y tengo la impresión de que no soy el único al que le ocurre lo mismo.

No cuento esto precisamente con orgullo, pues considero que esta apatía no es buena, aunque tampoco me siento culpable por ello, pues entiendo que nuestros padres de la patria han hecho lo que han podido por conseguirlo. No me quiero convertir en un antisistema: ni comparto ideologías del siglo XIX que entiendo caducadas y fracasadas y me echo a temblar sólo de recordar determinadas algaradas y ruidos de sables. Pero para que vuelva a salir a flote mi ilusión por la cosa pública no basta con tomar vitaminas, sino que vendría bien que alguien aportara argumentos nuevos, ideas renovadoras e ilusiones tan posibles como elevadas.

Hay ciudadanos que simplemente no se creen a nadie; y es normal si contemplamos que quienes hoy hablan de crisis lo negaban en campaña, que la oposición parece haber renunciado a luchar por algunos valores que bastantes votantes consideramos esenciales, que lo que ayer era para unos blanco hoy es negro, y viceversa, que llevamos quinquenios oyendo que la cuestión autonómica está cerrada y la Banda terrorista ETA, acabada,....

También hay electores con una fe ciega, sin el mínimo espíritu crítico hacia la labor de Gobierno u oposición de los partidos a los que fielmente votan; y es ésta una situación que no deja de ser algo desoladora.

Aunque alguien pueda pensar lo contrario, tengo un gran respeto a quienes están metidos en política; conozco a unos cuantos, de distintos colores, que se encuentran entre las personas que admiro, pero tal vez habría que cambiar algunas cosas. No se si la solución está en las listas abiertas, en modificar la polémica regla d'hont, en exigir más a los candidatos, ... pero a mí me parece que el nivel de los políticos es, cuando menos, mejorable.

A veces me da la impresión de que se ha fomentado demasiado el "político profesional", personas que han crecido en un partido y que toda su actividad personal comienza y termina en la organización del mismo, con el consiguiente peligro de endogamia y cierto aislamiento de la realidad. Y en el mismo sentido, los partidos políticos acaban convirtiéndose en unas enormes máquinas de poder que ahogan la creatividad y la iniciativa de quienes efectivamente han sido elegidos para representar a sus votantes y la mínima autonomía ideológica de los mismos. Sería interesante saber si se manda más en Moncloa, Pignatelli o en la sede de la Generalitat valenciana o en Ferraz o Génova.

He de reconocer que cuando comencé a escribir mi comentario lo hice con absoluta improvisación, comencé poniendo de manifiesto mi actual situación de cierta pasividad en mi interés por la política y he continuado esbozando análisis y soluciones posiblemente algo deslavazados. De cualquier manera, creo no equivocarme si afirmo que ando decepcionado y que me temo que no soy el único.


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