29 de marzo de 2018

Amor fraterno


Juan 15, 12-17

“Este es mi mandamiento: que os améis unos a otro como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervo: porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros”.

Hoy, día de Jueves Santo, es designado por la Iglesia como del amor fraterno. Esta mañana, de esas que procuras una paz y una relajación buscadas a conciencia, pensaba que tras casi sesenta años de vida, he encontrado a mi alrededor, con mayor o menor distancia, un buen número de ejemplos de cómo vivir ese amor a los demás ... en los lejanos años de mi infancia, con tantas personas que entonces tenía cerca y ahora ya no están aquí, en esos años de Tarragona, que recuerdo con nostalgia,  en los más de 15 que llevo desde que volví a Aragón ... me he tropezado, con mayor o menor cercanía física, con muchas personas de las que aprender algo tan esencial, y a veces tan olvidado, como vivir pensando en el prójimo ... ejemplos que en algunos casos van más allá de las fronteras y se extienden a lugares tan lejanos como África, América o el este de Europa. Me han enseñado que amar es servir, perdonar, comprender, no juzgar, ponerse en el lugar del otro, echar una mano, escuchar, ... 

Claro, que tampoco es infrecuente que para comprender lo que es el amor fraterno, el camino consista en llegar a conclusiones "a sensu contrario", hacerlo tras comprobar el comportamiento de algunos, abrir los ojos al mundo, a las noticias que llegan de lugares más o menos próximos que muestran la recalcitrante capacidad de sembrar odios, guerras y muerte de quienes también andan incluidos en la condición de hermanos que el Evangelio cuenta.

A veces parecemos empeñarnos en ver la fe como un listado de obligaciones, una nómina de cosas prohibidas, un reglamento rígido y poco matizado de cómo hacer las cosas, ... a lo mejor porque olvidamos a quien un día dijo que los diez mandamientos se resumen en uno. Unos años después, San Agustín de Hipona, que santo lo fue un rato y también supo mucho de la vida, nos dejó una frase que hoy, y muchos días, nos vendrá bien recordar:

“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.

1 de marzo de 2018

Lecturas de un febrero destemplado


A lo largo del mes he terminado una novela de primer nivel como "Berta Isla", una recomposición de notas de Josep Pla de la que esperaba más, una excelente novela gótica, una buena novela histórica y tres libros más de relleno, ... sin desmerecer, eso sí.

Hace un mes dejé constancia de haber pasado por mis manos un breve libro de recuerdos del escirtor aragonés Ismael Grasa,"Una ilusión". En él hablaba de "Ropa tendida", pequeña novela de inicio escrita por su compañera sentimental, Eva Puyó. Asomó la curiosidad y leí también este relato en el que la autora nos cuenta la vida de una familia de clase media-baja zaragozana durante la última cuarta parte del siglo XX. La historia narrada la componen una serie de sucesos sencillos, ordinarios, ausentes de cualquier tipo de drama y complejidad. La novela se lee con agrado, carece de estridencias y pienso que refleja muy bien el ambiente social y temporal. Se trata sobre las relaciones padres-hijos, los conflictos generacionales, los sucedidos familiares y domésticos que a veces trascendentalñizamos demasiado, los apuros económicos, algunos desencuentros, las personalidades de un padre algo "caradura" y una madre abnegada, algún que otro tópico, ... Una lectura descomplicada, un análisis social certero y, eso sí, una calidad literaria simplemente discreta.

El nombre de Caroline Blackwood lo descubrí por vez primera tras leer en enero el ensayo "Alcohol y literatura", de Javier Barreiro. Se trata de una escritora londinense del siglo pasado con una vida convulsa, protagonizada por la dependencia del alcohol y el constante cambio de pareja. A la par que esta existencia tan complicada -y tan literaria- la autora inglesa escribió unas cuantas novelas de calidad, entre las que destaca "La anciana señora Webster", un relato breve -156 páginas- y ambientado en la Inglaterra de entre guerras. Escogí el libro porque tenía ganas de leer una novela de las llamadas "góticas" y no me ha decepcionado. Aunque no es que tenga especial predilección por el género, lo cierto es que me ha dejado con ganas de repetir. La trama se desarrolla entre la mansión de la protagonista en una localidad cercana a Londres y la casa de su hija en Belfast (Irlanda del Norte). La primera es un palacete oscuro y frío, dominado por la Sra. Webster, bisabuela de la narradora y dueña de una personalidad estirada y terrible. La casa de Belfast es una mansión decrépita, descrita al detalle de una manera tan magnífica como estremecedora y en la que se refleja la locura de la dueña y la debilidad de su cónyuge. Uno de esos descubrimientos literarios que uno agradece hacer de vez en cuando.

Siempre me ha llamado la atención la figura de Pedro I el Cruel, el rey de Castilla de reinado tormentoso que figuraba en mi libro de historia de bachillerato con cara feroz, a la que cabía añadir una muerte trágica a manos de su hermano bastardo, Enrique de Trastamara, con la complicidad del francés Bertrand de Duguesclin (" ... ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor ..."). Por eso no perdí tiempo en hacerme con la novela histórica que ha obtenido el último premio "Ciudad de Badajoz" del género: "1369", escrita por Juan Rey. Toda novela histórica tiene su riesgo; no sabría calibrar el rigor histórico de ésta, pero sí afirmar que me ha parecido magnífica. Creo que el autor nos ofrece una visión excelente de los personajes y de la época, presentándonos un Pedro de Borgoña con una fuerza tremenda. Se le llamó "el Cruel", "El Justiciero", ... y tras leer el libro, pienso que su carácter es mucho más complejo: un ser atormentado, condicionado por las presiones a las que le sometió su madre, los personajes taimados y codiciosos que le rodearon, su soledad dramática ... un hombre con el que te identificas, a pesar de sus evidentes claroscuros. En un reportaje de la agencia EFE sobre la obra se da en el clavo afirmando que "Juan Rey despoja del folclore a Pedro I "El Cruel" en su novela". Toda novela histórica tiene su cuota de ficción, no se trata de un género cimentado en el rigor histórico, pero creo que ésta se encuentra entre las mejores que han pasado por mis manos, y sirve sin duda para enriquecer conocimientos sobre un personaje especial y un momento crucial de la historia de España. Una gran novela.

No cabe duda de que la crisis del "procés" es  un tema que da para mucho. Ya el mes pasado hice referencia al pequeño ensayo de Eduardo Mendoza en torno al problema, y en febrero dediqué unos ratos de su último fin de semana al breve trabajo que con el título de "Contra el separatismo" ha publicado el filósofo Fernando Savater. Se trata de casi cien páginas en las que tras una serie de consideraciones que ocupan casi dos tercios, Savater recopila unos cuantos artículos publicados casi todos ellos en "El País" durante los últimos meses de 2017, en plena vorágine de la revuelta catalana. El autor escribe bien y plasma con claridad y "chispa" sus opiniones, nada favorables por cierto, acerca de la situación creada. Como quien esto escribe coincide en líneas generales con la postura de Fernando Savater, mi visión de su libro es positiva, aunque haya de reconocer todos los condicionantes subjetivos que pueden influir en esta opinión. Savater es buen polemista, en ocasiones algo provocador y me figuro que a algunos, entre los que se cuentan personas a las que aprecio, valorarán de modo negativo sus alegatos. Tengo en el horizonte "La conjura de los irresponsables", un breve librito de Jordi Amat sobre la cuestión, que da una visión de la misma desde una perspectiva bien distinta, ... no es malo contrarrestar posiciones.

Leer a Josep Pla es siempre una "gozada". Por eso, el último libro que le acaba de publicar destino "Hacerse todas las ilusiones posibles, y otras notas dispersas", se encontraba entre mis peticiones a los Reyes de Oriente, quienes como suele ser habitual no fallaron. Alguien con buen criterio me había dicho que reflejaba muy bien el carácter catalán, cosa que no deja de ser interesante en los tiempos que corren y con las cosas que pasan. Pla no decepciona nunca en su forma de escribir y en su fina capacidad de observación, ...  pero esperaba más de este  libro de 224 páginas. Tal vez el problema estriba en que se trata de un escrito reconstruido, basado en notas sueltas del autor que se han reconfigurado ahora. Aparece un Pla mucho más catalanista de lo habitual y, habiéndose mostrado siempre más  bien anticlerical, en esta edición se radicaliza y es bastante más ácido con todo lo que suena a religión católica, utilizando un tono bien distinto al de otros escritos suyos. Con todo, la lectura ha sido interesante y entretenida, porque Pla escribe muy bien, porque lo que dice sirve para contrastar y valorar posturas y opiniones y porque junto a personas cuyo nombre leo por vez primera, aparecen comentarios enriquecedores de personajes tan significativos como Manuel Ortínez, Josep María de Segarra, Ignacio Agustí -a quien por cierto pone verde-, Picasso, ...

Lógicamente hay opiniones para todos los gustos, pero es posible que Javier Marías  sea el mejor escritor español de la actualidad: candidato al Nobel, cuidadoso en extremo en la pulcritud formal en su obra literaria, escritor fecundo, persona profunda ... He leído muy poco de él y todos me recomendaron su última novela, "Berta Isla", como una de las mejores de su amplia lista de publicaciones. He seguido la recomendación que me hizo en su día Brunetti y me he esforzado por leer la novela despacio, por saborearla, no dejar pasar detalle,  y tras casi dos meses de lectura puedo decir al terminarla que la fama está justificada. "Berta Isla" es la historia de un espía relatada a través de su propia psicología y, especialmente, de la de su mujer. Pero no es un relato de espionaje, un libro de aventuras, una novela de intriga, sino algo mucho más humano, el interior de una persona, quien da nombre a la novela, con su sufrimiento, sus dudas, sus dramas personales, ... todo ello relatado con la precisión y el detenimiento propios de Javier Marías. Se trata de una novela con la que he disfrutado, escrita en un tono suave, dentro del drama que lleva implícita, muy bien escrita y que anima a seguir leyendo a este autor, incluyendo esos libros suyos con cierta fama de complicados.

Hay libros que uno escoge por curiosidad, con afan de pasar el rato y de enterarte de asuntos con no excesiva importancia. Es lo que me ha pasado con "¡Aquí sale hasta el apuntador!", una especie de recopilación de hechos intrascendentes escrita por Fernando Fernán Gómez, uno de los artistas españoles más relevantes de la segunda mitad del siglo XX, hombre además polifacético, capaz de lucirse también a través de la literatura. En el propio prólogo del libro Fernán Gómez nos explica que se trata de un resumen de anécdotas en torno al mundo del teatro. Al comenzar la lectura pensaba que el autor nos hablaría de sucesos de su época, de hech0s de los que había sido testigo, pero lo que hace es presentarnos una relación cronológica de anécdotas en la que se remonta a los tiempos más pretéirots de Grecia y Roma, llegando hasta nuestros días. Es uno de esos libros amenos, entretenidos, con sucedidos de mayor y menos relevancia, unos con más chispa que otros. Conociendo la personalidad del autor, uno espera más acidez e ironía, y se encuentra con anécdotas generalmente amables y divertidas. Un libro de interés relativo, pero que viene bien para momentos en que uno escoge la lectura como medio de descanso.