28 de abril de 2016

Estrategias


Hay quien se toma la vida como una continua estrategia; estrategia para organizar el trabajo y la familia, estrategia para captar clientes, estrategia para conseguir apoyos, adictos o votos, estrategia para hacer amigos o encontrar pareja, ... Es posible que en ocasiones esta forma de plantearse las cosas pueda dar resultado, pero a mí me deja frío ... casi diría que me produce amplio desagrado.

Bien claro tengo que la cabeza debe intervenir, y con peso, con influencia notable, en nuestros planteamientos vitales, pero me resisto a dejar de lado el corazón, a mirarlo con precaución, a hacerle perder protagonismo. Pienso en el inicio del maravilloso poema de Quevedo: "¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ..." ... y ese asombro del clásico que no refleja más que un  Dios que ni selecciona, ni distingue ni discrimina, me mueve a intentar imitarlo, frente a elitismos, búsquedas interesadas, ... frente a estrategias. Me resisto a convertir la amistad, las relaciones sociales en una especie de cuestión empresarial. Para vivir, para luchar, amar, sufrir, ... no hay que hacer un Máster, ni reunirse previamente ni trazar un plan.

Andamos, yo el primero, necesitados de saber amar mejor, de no excluir, ... de dejar de ser estrategas para ser humanos. En eso estamos.

26 de abril de 2016

Keizer, el primer escudero de Johan Cruyff


Entre los gustos futbolísticos de mis años mozos ocupaba un lugar importante ese formidable Ajax de principios de los 70, un equipo diseñado por Rinus Michels en el que, bajo la batuta de Johan Cruyff, un grupo homogéneo de magníficos jugadores, todos ellos menores de 30 años, practicaban un fútbol tan moderno como eficaz, tan bello como espectacular. Ganaron tres Copas de Europa seguidas y solamente el éxodo de sus mejores hombres a equipos punteros de España, Alemania e Italia impidió que lo siguieran haciendo unos cuantos años más.

Cruyf era, sin discusión posible, la gran estrella del club de Amsterdam, pero junto a él brillaba un extremo zurdo de auténtico lujo, Piet Keizer, un futbolista con una planta impresionante -1,84 m.- que desarrollaba por la zona izquierda un fútbol rápido, eléctrico, con una técnica depurada y una brillantez llamativa. Keizer era como el hermano mayor del clan y el capitán del equipo. Había nacido en 1943, dos años antes que el siguiente en edad, el  lateral diestro Suurbier y cuatro o cinco que el grueso de los futbolistas franjirrojos, mientras llevaba casi nueve años a los benjamines del grupo: Arnold Muhren, Johan Neeskens y Johnny Rep. Salta a la vista que la calidad sideral de Cruyff ensombrecía cualquier otra estrella, pero aunque ahora solamente le recordemos unos pocos, en su momento cuando se hablaba del Ajax el nombre de Keizer aparecía siempre inmediatamente después al del astro recientemente fallecido.

Keizer no respondía al patrón clásico de los extremos de la época, pues era un jugador alto, en el que primaba la técnica y la habilidad sobre la rapidez. Eran tiempos de extremos "pequeñitos" y escurridizos como Amancio (Real Madrid), Chiarugi (Milán), Libuda (Shalke 04), Holzenbein (Eintracht de Frankfurt) o Francis Lee (Manchester City) y, como en tantas otras facetas del fútbol, los holandeses fueron también innovadores en este tema. Tenía una zurda prodigiosa, como un guante, una facilidad para el quiebro notable y un disparo duro y certero. Fue sin duda uno de los mejores jugadores de su generación, la misma de Frank Beckenbauer, Eusebio, Martin Peters, Carlos Alberto, Gianni Rivera, Gigi Riva, Wolfgang Overath, Héctor Chumpitaz, Roberto Perfumo, Ove Kindvall ...

Fue internacional con Holanda en 34 ocasiones, que no son pocas si tenemos en cuenta que entonces se jugaban menos partidos internacionales. Debutó con 19 años frente a la selección de las Antillas holandesas y marcó once goles con la camiseta naranja. Keizer estuvo entre los jugadores que formaron parte de la inolvidable selección holandesa del Mundial de 1974 en Alemania, si bien no fue titular del equipo que entrenaba Michels, quien prefirió colocar en el extremo izquierda a Rob Resenbrink, gran figura entonces del Anderlecht belga y cuatro años más joven que él. Holanda había estado ausente de los dos mundiales anteriores y es posible que la oportunidad llegara algo tarde a Piet Keizer, quien a lo mejor de haber estado presente en los partidos decisivos del Torneo, sería ahora recordado con el fervor que sin duda merece.


22 de abril de 2016

En torno a San Jorge: libros que me dejaron buen sabor de boca


Cuando se acerca la fiesta de San Jorge siempre me gusta desempolvar libros leídos hace tiempo, hablar de ellos, algo que me sirve como recuerdo a la vez que ejerzo la sana costumbre de recomendar. La lectura es una afición bien sana, y si compartes lecturas y experiencias, todo va mejor.

Hay libros que cargan fama de "ladrillo", y uno de ellos es "Los Buddenbrook", la gran saga familiar de Thomas Mann, que en Alemania viene a ser el equivalente de "Los novios" de Alejandro Manzoni o "La saga de los Forsythe", de John Galsworthy. La novela narra la decadencia de una próspera familia de comerciantes de la localidad germana de Lübeck ea mediados del siglo XIX, abarcando cuatro generaciones. Se trata de un libro extenso -en torno a 900 páginas- en el que lo que se cuenta se hace pausadamente, sin grandes sucesos y con párrafos largos, todo lo cual exige paciencia y atención. Pero por encima de todo, es una novela excelente, muy bien escrita, que refleja perfectamente el ambiente de la época y el  estilo de vida de las familias pudientes de la Alemania de hace dos siglos. Hay personajes muy bien creados, una visión crítica y mesurada de las ideas y los modos de vida de la burguesía alemana, incluso sus toques de ironía. Recuerdo que la lectura me costó varios meses, pero también que al acabar tuve bien claro que había valido la pena.

El siglo XIX fue una fuente continua y brillante de buena literatura en España; Pérez Galdós,   Alarcón, Pardo Bazán, Larra, Valera, "Clarín", Pereda, ... son apellidos que avalan lo que digo. Siento una especial predilección por la literatura de entonces, y posiblemente sea Benito Pérez Galdós mi autor preferido. Considero excelentes bastantes de sus "Episodios Nacionales", y novelas como "Fortunata y Jacinta", aunque si me tengo que quedar con una mi opción es "Misericordia", una auténtica joya literaria. Según los expertos, el relato pertenece al llamado "ciclo espiritualista" de las novelas españolas contemporáneas, y es una de las más representativas en las que se refleja el llamado "Madrid de Galdós". Mi recuerdo del libro se resume en tres cuestiones: un personaje protagonista magnífico, lleno de humanidad y de fuerza, un reflejo maravilloso de la bondad sin aristas, lo que contrasta con el egoísmo y la cicatería moral que ponen de manifiesto muchos de los otros personajes; en segundo lugar, la incisiva crítica social que late en la historia relatada y, finalmente, la dureza que tiene la novela como trasfondo, porque dentro del tono de ironía crítica y lo entrañable del personaje de Benina, la protagonista indiscutible, a uno le queda el sabor amargo de la injusticia y la ingratitud.

Uno de esos autores de novela policíaca al que rindo fidelidad inquebrantable es Lorenzo Silva; en concreto, cuando sale al mercado una nueva entrega de su serie protagonizada por Bevilacqua y Chamorro no me quedo tranquilo hasta tener un ejemplar en mis manos y encontrar un hueco para leerla, pudiendo asegurar que el 90% de las veces no me ha decepcionado. Por eso considero una buena opción incluir este año entre mis consejos para el día del libro la primera aventura de los citados que leí, "El alquimista impaciente", una magnífica novela que le valió a Silva el Premio "Nadal" del año 2000. Dieciséis años después me sigue pareciendo la mejor de todas, ... es posible que una de las razones sea la novedad, el enfrentarme por vez primera con unos personajes, entonces sargento y cabo, con los que te identificas enseguida, amen de un argumente realmente sugestivo. A lo dicho cabe añadir una trama original, elaborada perfectamente y sin fisuras. Ya entonces "El alquimista impaciente" me pareció una novela de calidad, una muestra de literatura elegante y una de esas ocasiones en las que tras un premio literario se ve un acierto indudable.

Es posible que John Grisham no sea precisamente un modelo de literatura de calidad, pero me parece que anda por encima de la media entre los autores de best-sellers, ha sabido encontrar argumentos y tramas que han conseguido que sus novelas se lean mucho y desde hace años y que en su primera época -con el paso del tiempo uno empieza a intuir libros escritos por equipos bien entrenados- publicó unas cuantas novelas verdaderamente notables y que sirvieron como guión para películas de éxito -"La tapadera", "Tiempo de matar", "El jurado", "El cliente", ...-. Por eso me permito el lujo de incluir entre mis recomendaciones la primera novela de Grisham que leí, "El informe Pelícano", un libro que devoré en la primavera de 1993 y con el que disfruté como un enano. Recuerdo que lo recomendé a todo bicho viviente capaz de leer novelas y supuso en inicio de una afición tal vez excesiva por los thrillers judiciales que me duró varios años. Siento curiosidad por el efecto que me provocaría ahora su lectura, pero también es verdad que al cabo de más de dos décadas tendría pocas dudas a la hora de recomendarlo.

Carmen Martín Gaite ha sido, sin ningún género de duda, una de las grandes plumas de la literatura española posterior a la guerra civil, lo que dice bastante a la vista de la cantidad y la calidad de los autores de la época. Me gustaron mucho en su día algunas de sus primeras novelas como "Entre visillos" y "Retahilas", pero pienso que mejoró, si cabe, su estilo y consiguió mayor profundidad con relatos más modernos como "Nubosidad variable", una novela nada fácil de escribir, lo que da mayor mérito al excelente resultado obtenido por la autora. En dicho relato Martín Gaite nos cuenta la historia de dos viejas amigas de la infancia, que reanudan su amistad con los años por vía epistolar tras una ruptura por disputas amorosas. Ahora la una se ha convertido en una psiquiatra de prestigio, mientras la otra se dedicó a las labores familiares. La escritora va alternando los capítulos con las disquisiciones de una y otra y consigue un cuadro magnífico. Recuerdo un psiquiatra a quien conocí que mantenía la tesis de que ambos personajes conformaban en su conjunto la manera de ser de la propia Carmen martín Gaite, lo que no deja de ser una teoría, por muy sugerente que parezca.




20 de abril de 2016

Mañanas de domingo


El domingo pasado estuve en Zaragoza; quienes me conocen saben que es una debilidad, un modo de descansar, un recurso sentimental. Hace casi cuarenta años que salí de allí -no renuncio a volver pronto- y sus calles, sus edificios, el aire que se respira, ... siguen siendo fuente de nostalgias y recuerdos.

La ciudad ha cambiado mucho: las edificaciones, la distribución -¡y hasta el nombre!- de las calles, la forma de vestir de las personas, los establecimientos comerciales, ... ¡todo es tan diferente! ... Pero a la vez, comprobé que las mañanas del domingo siguen teniendo parte del sabor de antaño, esas mañanas de luz y tranquilidad, de familias por las calles, de misa de 12 y aperitivo posterior, de pastelerías repletas de quienes esperan su turno para endulzar la comida del mediodía, ... con la paz que da la ausencia de prisas, la relajación de las inquietudes.

Benditas mañanas de domingo, tiempo en que las esencias no han cambiado, por mucho que lo haya hecho el aspecto exterior. Hatas el tranvía nos ha devuelto el sabor de los viejos tiempos.


19 de abril de 2016

El lado oscuro del fútbol

Toda la prensa nacional se ha hecho eco de una entrevista en la que Julio Alberto, aquél magnífico lateral izquierdo del Atlético de Madrid y el F.C. Barcelona de los años 80, relata su dura experiencia con las drogas, su ruina económica, las secuelas que todo eso ha dejado en su salud, además de alguna triste experiencia infantil, como la separación de sus padres y uno de esos lamentables episodios de abusos sexuales que tanto daño hacen a quien los sufre. El ex-futbolista no descubre nada nuevo, pues desde su retirada han sido frecuentes las noticias relativas a su convulsa vida personal. Pero la sinceridad de Julio Alberto, quien relata sus andanzas de manera tan descarnada como honesta, nos viene bien para recordarnos que ni es oro todo lo que reluce, ni el camino del éxito es fácil, ni éste llega necesariamente por la vía del "glamour" , de las burbujas que se engordan tan deprisa como explotan ni de esos espejuelos que deslumbran con tanta fuerza como falsedad. El mundo del fútbol, como el de algún otro deporte, aparenta estar edificado sobre la movediza base del dinero excesivo, las trampas y el rápido endiosamiento de quienes corren el riesgo de terminar sufriendo el vértigo de quien llega demasiado rápido a la parte más alta del pedestal.

Recuerdo hace muchos años, más de 20, un reportaje en el suplemento dominical de La Vanguardia en el que Julio Alberto, junto a su tercera esposa, enseñaba con orgullo el ático en el que vivía en una de las zonas más nobles de Barcelona -creo recordar que Bonanova-. Las fotos, ubicadas en la sección de decoración de la referida revista, era espectaculares: ventanas grandiosas, armarios enormes repletos de vestidos, zapatos y ropa aparente, salón decorado con moderna elegancia, escaleras interiores, ... al lector ignorante -que éramos la mayoría- todo sonaba a éxito personal, a vida brillante, a hombre hecho a sí mismo, ... Pocos meses después, el mismo periódico resaltaba la noticia de la ruina del ex-jugador, abandonado por su esposa y desquiciado por las drogas y los negocios fallidos. Era toda una lección de hasta donde puede llevar la falta de mesura y cómo una apariencia opulenta puede no ser más que la careta que oculta la mayor de las desgracias.

Julio Alberto, entre otras cosas, tiene la virtud de no escurrir el bulto, de no buscar culpables mayores que su propia irresponsabilidad, y eso le honra. Afirma que le duele sentirse frecuentemente juzgado, y le comprendo y apoyo, pues en la sociedad actual tenemos el triste hábito de aficionarnos a etiquetar a los demás con tanta frivolidad como ligereza a la hora de pasar por alto las miserias propias: cuando vemos la desgracia y el dolor en el otro, es posible que sera mejor emprender el camino de la comprensión y la gratitud por lo recibido.

http://www.elmundo.es/deportes/2016/04/18/5713c131468aeb681f8b4613.html

17 de abril de 2016

Lágrimas en el AVE


El pasado viernes viajé a Madrid e hice uno de esos viajes de ida y vuelta en el día que uno se puede permitir desde que existe ese magnífico "invento" llamado AVE. El tren salió puntualmente de Huesca a las 8.15 y, como suele ocurrir, en la Estación Delicias los pasajeros se multiplicaron por tres o cuatro, aunque en esta ocasión al salir de la fría estación zaragozana seguían quedando unos cuantos asientos libres.

Poco detrás de donde estaba yo sentado, se ubicó una joven pasajera -no debía de tener más de 22 o 23 años- y al poco de hacerlo comencé a escuchar unos llamativos gimoteos. La cosa fue yendo a más, e incluso llegó a haber una conversación telefónica entre "hipidos" que sonaba a auténtico drama.

En la soledad de mi asiento individual sentí pena; un dolor que me movía a identificarme con una persona de quien lo ignoraba todo y que lloraba desconsolada por una razón que tampoco conocía. Y junto con la empatia hacia quien sufría,  ¡qué se yo si justificada y proporcionadamente! , sentí la impotencia de quien no puede hacer nada, porque seguramente no seria ni oportuno, ni prudente ... ni util ...  En Madrid la joven se bajó y se esfumó en la gran ciudad con su pena a cuestas.

13 de abril de 2016

Sábado en Enate


El pasado sábado estuve con otros 12 compañeros de mi promoción del colegio, visitando "Enate", unas excepcionales bodegas ubicadas en Salas Bajas, pueblo del Somontano próximo a Barbastro. Tanto la visita guiada como la posterior comida fueron excelentes. Se me ocurren muchas cosas, pero no es mi intención entrar en detalles: tan sólo dejar constancia del enorme agradecimiento -no creo equivocarme si incluyo a todos- a Ramón Justes y todos aquellos que hicieron posible una jornada inolvidable y contribuyeron a hacernos felices -que de eso se trata- durante unas cuantas horas.

Y a título particular, al agradecimiento a la gente de "Enate" debo añadir el mio personal a todos y cada uno de mis compañeros, quienes vinieron desde Zaragoza y con quienes hemos creado una relación sincera, leal y que va profundizando conforme pasan los días. Lo estuve pensando todo el fin de semana, ... cuando miras para atrás, agradeces lo que hicieron por tus padres por tu educación, al igual que el trabajo de quienes fueron tus tutores y profesores, ... y en mi caso, creo no equivocarme si buena parte de ese agradecimiento se lo debo también a quienes compartieron cursos, experiencias y pupitre, ... pienso que gracias a ellos limé parte de mis defectos, conseguí reducir en algo los egoísmos y rarezas que traía "puestos". Por eso, independientemente de encuentros y pitanzas, fue un fin de semana de agradecimientos.

12 de abril de 2016

El instante de esta mañana


Llegaba hoy al trabajo por la zona más próxima a la carretera de Sariñena del Barrio de "Los Olivos"; quien me acompañaba -al volante- me ha hecho notar lo espléndidos que aparecían, ubicados a ambos lados de la calle,  un par de filas de cerezos. He dirigido la mirada -mi atención- a esos cerezos y he comprobado que, efectivamente, ante mis ojos se mostraba, rauda, inmediata, sencilla, una estampa de notable belleza, que el color rosáceo de las flores dotaba al espacio de una grandiosidad imposible sin ellas.

Y una vez más ha venido a mi cabeza la bondad de la Providencia, de quien gratuitamente nos permite disfrutar de la belleza, de la grandiosidad de la naturaleza, de esa evolución gradual de las estaciones que da lugar a estampas como la que, en uno de esos "instantes que mueren", he presenciado esta mañana. Pero aunque el momento tenga vida efímera, la belleza se mantiene si eres capaz de valorar esos pequeños regalos de cada día.

11 de abril de 2016

El Leicester City en plena epopeya


Leicester es una ciudad ubicada en el centro de Inglaterra que, según datos obtenidos de la Wikipedia, tiene un censo de poco más de 294.000 habitates. Estos días la ciudad es noticia porque su equipo titular, el Leicester City F.C., lidera de manera destacada -7 puntos sobre el Tottenham Hotspur- la Premier inglesa, tanto que a falta de seis jornadas para el final del campeonato está a un paso de conquistarlo con toda brillantez.  Esto supondría dos hitos importantes:  ganar por vez primera en su historia el título y  que el más importante galardón del fútbol inglés se lo llevara un club de los llamados modestos tras años de dominio radical de los llamados "grandes": Manchester United, Manchester City, Chelsea, Arsenal, ... Habría que remontarse a la temporada 1994-95, cuando el título fue a parar al Blackburn Rovers, para encontrar un nombre poco habitual a la cabeza de la clasificación.

El Leicester tiene un historial plagado de idas y venidas a la máxima categoría desde divisiones inferiores; de hecho el último ascenso se produjo hace tan sólo dos años, tras varias temporadas en el infierno de la división inferior. En medio el equipo consiguió dos Copas de la Liga (1997 y 2000) y tuvo alguna participación aislada en la Copa de la UEFA. En la liga más importante de las Islas Británicas, el Leicester ha conseguido dar la campanada sin realizar inversiones millonarias, sin que ningún jeque o similar haya tirado la casa por la ventana para satisfacer su ego y lucir en palcos de superlujo y con un plantel de jugadores que son más conocidos por su rendimiento que por su nombre o sus romances con top-models o actrices.

La máxima responsabilidad deportiva del equipo la tiene Claudio Ranieri, uno de esos italianos elegantes, trabajadores y que no suelen decir una palabra más alta que la otra, del estilo de Fabio Capello, Carlo Ancelotti o Roberto Donadoni, entre otros. Ranieri fue un modesto futbolista que jugó en la Roma, Catanzaro, Catania y Palermo y que como entrenador triunfó en Napoles y Fiorentina. En España dirigió al Valencia -en dos ocasiones- y al Atlético de Madrid, con más éxito en Mestalla que en el Calderón. El palmarés posterior de este "míster" nacido en Roma es llamativo: Chelsea, Parma, Juventus, Roma, Inter, Mónaco y selección griega. En Leicester, cumplidos los 64 años, puede poner la guinda a su carrera con una hazaña sin precedentes.

La gran figura del Leicester es su ariete Jamie Vardy, un futbolista que con 21 tantos lidera la tabla de goleadores de la Premier League. Hasta los 25 años, el ariete de Sheffield solamente había jugado en equipos modestísimos, con ficha de aficionado y su aparición liderando la vanguardia de los azules del Leicester está siendo la gran sensación del fútbol inglés. En Youtube pueden encontrarse goles suyos de todas las facturas, algunos francamente espectaculares.

El éxito de Leicester es como aire fresco para un fútbol en el que cada vez venía primando más el negocio, la creación de diferencias abismales entre los equipos, de manera que dos o tres conjuntos se convertían en gigantes inaccesibles al resto y el nacimiento de ídolos sobrevalorados y endiosados. Al Leicester aún le faltan varias victorias para alcanzar su meta, pero pase lo que paseal final, su trayectoria ya supone un éxito rotundo. En España los manejos con el dinero televisivo, la competencia ente el Barça y el Madrid para hacerse, cueste lo que cueste, con los jugadores más sonados ... y más caros y algún factor más han convertido nuestra Liga en un campeonato casi predecible, con dos equipos a años luz del resto, un tercero que se aproxima a base de lucha, cuatro o cinco que se reparten el "pastel" de los éxitos intermedios y un resto que sólo aspiran a sobrevivir. Ojalá casos como el del Leicester City nos empiecen a devolver al añorado fútbol de antes.


5 de abril de 2016

A pesar de todo


No son tiempos buenos para seguir los telediarios, la prensa digital o la impresa en papel. Aún siguen vivos en nuestra mente los recientes atentados de Bruselas y Pakistán que truncaron tantas vidas, sigue habiendo muchos que sufren en sus carnes las carencias que provocan las desigualdades, mientras siguen aflorando nuevas noticias que nos hablan de corrupción y codicia, ... las muertes por violencia de género no frenan, con frecuencia nos hablan de accidentes gravísimos derivados de la irresponsabilidad o la negligencia, el paro baja, aunque muy poco y muchos jóvenes claman porque salir adelante y en tu propio país deje de ser una quimera. Es difícil no caer en el desánimo ni en la tentación de pensar que hay mucha maldad desmedida entre los seres humanos.

Pero, a pesar de todo, sigo descubriendo la bondad todos los días; sigo cruzándome tantas mañanas con personas, a muchas de las cuales ni conozco, que miran de frente, cuyos ojos brillan de ilusión y buenas intenciones, sigo trabajando con gente abnegada, compartiendo inquietudes, problemas y hasta cafés con hombres y mujeres incapaces de atacarte por la espalda, recibiendo cartas y mensajes de quienes me siguen queriendo a pesar de que no he hecho méritos suficientes para ello. Esa bondad existe, y la palpas casi materialmente en un detalle, una sonrisa, un saludo, una disculpa llena de grandeza, un washapp o un recuerdo inesperado.

Y la vida sigue, y al final te convences que no cabe engañarse por la incuria de unos, los desatinos de otros y los defectos propios. La bondad existe, y hemos de esforzarnos para que nuestros ojos sean capaces de descubrirla, nuestro corazón de secundarla y nuestra cabeza de no olvidarse de su presencia.

1 de abril de 2016

Leídos al inicio de la primavera


En marzo han caído otros siete libros. Esta vez destacan dos lecturas de "no ficción" francamente interesantes, una escrita por el papa Francisco y otra por un psicoterapeuta italiano que ha sido todo un descubrimiento. También me han parecido muy recomendables "larga carta a Francesca" y una colección de relatos de Sciascia. Una buena novela de aprendizaje, un thriller del que esperaba más y un premio "Goncourt" nada fácil de entender completan la lista.

Habitualmente no leo libros por segunda vez, pero siempre hay alguna excepción;  "Larga carta a Francesca", una breve novela de Antonio Colinas, ha vuelto a pasar por mis manos al cabo de casi 30 años de la primera vez. Recuerdo que me lo recomendó un aventajado estudiante de clásicas allá por finales de los 80 y ahora he sentido el deseo de releer esta joya de uno de los más inspirados poetas españoles de nuestra época. "Larga carta a Francesca" es pura prosa poética, un relato lleno de lirismo, de ternura y, también hay que decirlo, de tristeza. Está ambientado en el balneario de una supuesta villa de los Balcanes y lo protagoniza Jano, un poeta que ha vivido una maravillosa -y tortuosa- historia de amor con una virtuosa de la música, Francesca, una joven italiana de Monterroso a quien los dramas económicos y familiares  han llevado hasta la locura, un delirio irreversible que la tiene recluida en un sanatorio y del que no se recuperará nunca. A lo largo del relato Jano  va redactando a Francesca una carta de amor y despedida, una misiva jalonada con la presencia en el balneario de otros personajes tan complicados como él: Peter, un pintor judío enfermo y solitario, Adriana, una idealista italiana, anarquista militante, que se enamora de Marescu, un ciudadano del Este, apátrida, que precisamente huye de un régimen que para Adriana representa el ideal político y Betina, una joven enamoradiza que pretende sustituir a Francesca en el corazón de Jano. El autor divide su relato en tres partes, "Arte", "Amor" y "Enfermedad", en los que junto a los dramas personales, describe paisajes, cuadros y edificios con lirismo y maestría. Un libro para leer con calma, sin nada que altere la lectura y con capacidad para identificarse con el drama del protagonista.

Hacía tiempo que tenía en mi librería "Meursault, caso revisado", la novela con la que el periodista y escritor argelino Kamel Doaoud ganó el Premio "Goncourt" a la primera novela del año 2015. En diversas críticas leídas en internet el libro recibe todo tipo de elogios, ... y sus razones tendrán quienes los realizan, pero debo admitir que a mí me ha costado mucho leerlo ... y que tras ello no soy consciente de haber entendido demasiado. La novela constituye un homenaje a una de los mitos de la literatura francesa -y mundial-, "El extranjero" de Albert Camus; de hecho el protagonista es el hermano del argelino que muere a manos del protagonista del libro de Camus, Mersault ... un personaje que aquí queda bautizado como "Moussa", pero a quien Camus solamente se refiere en su obra como "el árabe" , ... de hecho Daoud recoge varias frases literales de aquélla. El relato es realizado en primera persona por un personaje duro y amargado, que ya en su vejez vuelve la cabeza al pasado y desahoga todos sus odios y resentimientos. Hay frecuentes referencias a la guerra de independencia de Argelia, a Francia y en general al contraste entre la metrópoli y las colonias. Una secuela  de un libro inmortal, casi unánimemente alabada por la crítica, que ha recibido un galardón importante ... pero que se ve no he conseguido aprovechar bien.

Siempre estaré agradecido a quien me recomendó "El poder de la bondad", un ensayo escrito por el psicólogo italiano Piero Ferrucci que desgrana por capítulos los distintos valores que en su conjunto favorecen el ejercicio de algo tan necesario como la bondad. Pienso que el libro es todo un compendio, una lección de vida, un libro de cabecera al que recurrir muchas veces. La primera razón por la que me ha encantado ha sido por el hecho de que Ferrucci no habla desde una "atalaya", sino que nos cuenta su experiencia, habla desde la sencillez y la humildad y hace fácil su enseñanza.Por otra parte, a la vez que es exigente -queda claro que la verdadera bondad cuesta esfuerzo, exige entrega y renuncias- nos lo muestra como algo asequible y amable. Ferrucci se implica además, son continuas la referencias a experiencias vitales y en ellas tiene la honestidad de contarnos lo bueno y lo malo, no le duelen prendas en mostrarnos sus errores y sus actuaciones equivocadas, algo que le hace cercano y humano a la vez. Que nadie piense que es una especie de "manual", como esos libros de "aprender inglés en 10 días",   "cómo ser un lider" o "los secretos de internet", es algo mucho más serio y profundo. Una lección magistral, un libro cargado de contenido y de enseñanzas, una lectura absolutamente aconsejable. Ah, y un magnífico prólogo del Dalai Lama.

"El puñal" es un thriller del argentino Jorge Fernández Díaz -no confundir con el Ministro del Interior- que se ha vendido bastante en nuestro país y ha tenido una crítica generalmente bastante positiva. Se trata de una novela centrada en el narcotráfico en Argentina, eso sí, con vinculaciones también en España ... de hecho buena parte de la trama se desarrolla en nuestro país -Madrid, Barcelona, Asturias, ...-. Las 448 páginas del libro son un continuo relato de corrupción, trampas y negocios sucios, sin que parezca que se salve nadie. El protagonista tiene fuerza, un hombre de color, ex combatiente de la guerra de las Malvinas que no se para ante nada y ante nadie; junto a él aparece Nuria, una abogada española que se muestra como el personaje central de los negocios oscuros entre ambos países. Se trata sin duda de una narración entretenida, muy del estilo al "Cartel" de Don Wislow, aunque tal vez con menos acción. El autor aprovecha para añadir un toque romántico y sentimental, ya que entre ambos protagonistas, personajes sin duda antagónicos, surge una atracción indudable. Buena novela para pasar el rato, aunque, siempre desde mi punto de vista, no responde  -ni de lejos-  a las expectativas que algunos críticos expertos me abrieron.

Hacía semanas que tenía ganas de leer "El nombre de Dios es Misericordia", la entrevista que el vaticanista italiano Andrea Tornielli realiza al Papa Francisco. Me lo habían recomendado desde distintos ámbitos, me encantó en su momento la presentación que realizó Roberto Benigni y de hecho tenía en mi poder un ejemplar desde mi última estancia en Madrid allá por la primera semana de febrero. La conversación del periodista con el Santo Padre es, efectivamente, deliciosa, una fuente permanente de aprendizaje y enriquecimiento. Se trata de una lectura grata, con esa forma de explicarse tan propia del pontífice argentino que consigue que los conceptos sean asequibles y las ideas sugerentes. Pienso que Francisco ha conseguido despertar en nuestros corazones inquietudes que siempre estuvieron en el Evangelio y teníamos más bien olvidadas, que ha dado un nuevo empuje y hasta un nuevo enfoque a la doctrina de siempre poniendo el acento tal vez en aspectos distintos de aquéllos que primaban hasta ahora. En este caso reflexiona sobre la Misericordia divina de forma muy atrayente en este año jubilar dedicado precisamente a este atributo divino. Como apéndice el libro contiene el texto íntegro de la Bula "Misericordiae vultus" promulgada con tal motivo.

"El bar de las grandes esperanzas", del periodista norteamericano y premio "Pulitzer" del 2000 J.R. Moehringer es uno de esos libros que decides leer en cuanto has echado un vistazo a portada y contraportada, ... si a eso añades una buena crítica generalizada queda claro que pasa a ocupar un lugar preferente en tu lista de lecturas pendientes. El libro es autobiográfico, Moehringer nos cuenta su vida y  los personajes no solamente son reales, sino que la inmensa mayoría, como nos explica el autor al final, conservan su nombre. "El bar de las grandes esperanzas" es también una de esas novelas llamadas "de aprendizaje", y nos narra las dificultades del escritor para salir adelante en un ambiente difícil, con un padre que desaparece de la noche a la mañana, una madre que tiene que sacarle adelante sin un dolar y un entorno social bajo y complejo. La vida del protagonista gira en torno al bar "Públicans", donde se concentran una buena parte de los personajes del relato, cada uno de ellos con un buen número de peculiariedades y con su particular historia. El libro, y así lo he leído en algún comentario al mismo, tiene su algo de "dickensiano", nos introduce además en los ámbitos más desfavorecidos de la sociedad neoyorquina, donde no todo es éxito, glamour ni liderazgo. A mí me ha gustado, no he perdido el ritmo del interés en ningún momento y ha confirmado las expectativas creadas ... También pienso que no es la típica novela que gusta a todos.

Uno de mis escritores italianos favoritos es el siciliano Leonardo Sciascia, un hombre agudo, brillante y con sentido crítico que escribió un buen número de novelas, generalmente breves, en las que solía narrar con pluma ágil e incisiva historias y enredos habitualmente ubicados en Sicilia, así como algún ensayo brillante como el que relataba el secuestro y asesinato del líder democristiano Aldo Moro. La editorial "Gallonero" ha reeditado una colección de relatos cortos bajo el título de "Una comedia siciliana". Se trata de narraciones que no exceden de diez páginas y que son muy gratas de leer. Me han gustado especialmente "llegan los nuestros", "Los alemanes en Sicilia" y "La estafa", pero todas ellas no me cabe duda de que valen la pena. Sciascia se sitúa ideológicamente a la izquierda -de hecho simpatizó con el PCI- pero por encima de todo muestra una independencia e imparcialidad notables. Leyendo sus relatos nos ofrece un muestrario plural, acertado y en ocasiones hasta hilarante de la idiosincrasia de los sicilianos, del ambiente en dicha región italiana de la segunda mitad del siglo pasado. Contiene dos anexos, al parecer póstumos, que me costó algo leer.