8 de octubre de 2008

Una chocolatería


Si uno habla de chocolaterías, parece que se está refiriendo a algo muy antiguo, a uno de esos establecimientos que no son más que vestigios de otra época, reminiscencias del pasado, como si el gusto por el chocolate con churros fuera cosa de nuestras abuelas .... quienes para los jóvenes de hoy serían ya, por cierto, bisabuelas.

Pero lo que está bueno, lo está siempre: con el charlestón, durante el crack del 29 en la postguerra y en mayo del 68; hay quienes somos más lamineros que otros, pero dudo que haya quien se resista a un chocolate bien hecho con nata y con churros ..... aunque en esto también hay gustos para todo, pues recordaré siempre el comentario de un conocido de Barcelona que afirmaba que el chocolate había que tomarlo con brioche, pues eso de los churros es un invento de "Madrit" .... y es que ya se sabe que en la capi hay una oficina siniestra donde se planean maldades contra la periferia.

Tengo que agradecer a Tommy, que sabe de la sana buena vida tanto como de cine, haber descubierto la Chocolatería existente en el número 14 de la Calle San Miguel; pasar parte de la tarde allí es como volver a esos felices sesenta, cuando en el esplendor de tu más tierna infancia te llevaban a tomar un chocolate, que en mi caso siempre era con churros.... tal vez porque aún no me habían prevenido contra el centralismo.

En la Zaragoza de mi infancia existía en la calle Cinco de Marzo -entonces "Requeté Aragonés"- un establecimiento especializado en el tema; se llamaba "Niké" y me acuerdo perfectamente que atendían unos camareros impecables y bastante entrados en años que, ante mi no disimulada indignación, preguntaban a mi madre si me hacía falta un "baberito". La cafetería "Niké" marcó una época en Zaragoza, aunque cerró cuando nos acercábamos a la década de los setenta. Volví a oir hablar de ella a José Antonio Labordeta, que en su breve libro de memorias "Banderas rotas" cita al establecimiento como lugar de reunión de la progresía de la época.

Desgraciadamente mi condición de "cardiaco" no me permite frecuentar ese lugar de ensueño para glotones y sibaritas del azúcar, pero allí permanece y siempre será un recurso para endulzar una pena, compartir alegrías o, simplemente, cultivar la amistad en un ambiente grato y con la compañía de un chocolate con churros muy bien trabajado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hablando de chocolaterías clásicas de Zaragoza, un recuerdo para "Ceres", que en realidad era una cafetería pero que tenía un aceptable chocolate con churros. Ya no está; ahora hay, si no recuerdo mal, una bocadillería griega. Cómo pasan los tiempos.

Me han hablado bien de otra que está en la plaza Sas. Hemos de ir. Y gracias por tus elogios, pero ambos sabemos que podría llevar una vida más sana, en el sentido de saludable, de la que llevo.

Modestino dijo...

Es verdad, Ceres era famosa por sus churros y su bollería. Hablando de churros, recuerdo ún par de churrerías de Zaragoza en esos años del "tardofranquismo": la más famosa ubicada en el Paseo de las Damas, casi en la esquina con la Glorieta Sasera -que yo llamaba Plaza de los Cañones"- donde ahora está "El Corte Inglés" y entonces el Colegio del Sagrado Corazón, donde iban las niñas bien de la época y la otra en María Agustín, al lado de la Puerta del Carmen.

De la Plaza de Sas recuerdo a "Serafín Miguel", toda una curiosidad en el mundo del comercio: en invierno vendían alfombras y en verano unos helados espectaculares.

Anónimo dijo...

Ninguno de los establecimientos que mencionas supera a "La Tijera de Oro", de Huesca: en invierno trata de vender batas, pijamas, gorras, trajes 'demodé' y pantalones de franela; y en verano, también. Nada de helados espectaculares.

P.D. Los que saben de estas cosas dicen que, cuanto más mayores nos hacemos, más necesidad tenemos de chocolote o derivados. Osea.

Modestino dijo...

Más vale que el dueño de la tijera no lea este blog, porque me puede reclamar indemnización por mala publicidad.