3 de octubre de 2008

Una camelia puede cambiar el destino

Sigo avanzando en la lectura de "La elegancia del erizo" y de nuevo no me puedo sustraer a abrir de nuevo un comentario acerca de algo leído en dicho libro.

Cuando ya solamente faltan unas 30 páginas para llegar al final, aparece un capítulo titulado "Las calles del infierno", en él la otra protagonista de la novela, Reneé Michel, portera del inmueble de la calle Grenelle, recibe la visita de Jean Arthens, hijo de unos vecinos y que al principio del libro era citado como un joven completamente hundido en el mundo de la droga; Arthens le comunica su rehabilitación y le cuenta como está física y psíquicamente recuperado, con trabajo fijo y habiendo abandonado cualquier adicción. Se produce una deliciosa conversación entre joven y portera en la que él le pregunta por el nombre de las flores que en su día ella había plantado en la entrada de la casa, asegurando que esas flores fueron algo que le ayudaron enormemente en sus peores momentos; Reneé le indica que eran camelias y afirma que si lo hubiera sabido hubiera llenado la casa de ellas; al final del capítulo la autora pone en boca de la Sra. Michel la frase que encabeza este artículo: "Una camelia puede cambiar el destino".

Efectivamente, pienso que es así; que no somos conscientes como una simple acción, un detalle nuestro en apariencia intrascendente puede operar positivamente en el otro. En ocasiones, es algo que a uno le suele pasar cuando comienza s cumplir años,
al llegar por ejemplo a los 40 o a los 50, tiempo en los que empiezas a calibrar más vida detrás que delante, nos sentimos con las manos vacías, tal vez es el momento de pensar que si hemos vivido hasta ese momento con rectitud de intención, sin dobleces ni aristas, hay muchas más acciones buenas detrás que aquellas de las que uno es consciente. Podemos poner lo hablado en relación con la tesis principal de "¡Qué Bello es vivir!", la magnífica película de Frank Capra, en la que Clarence, ángel de segunda fila, hace ver a George Bailey (James Stewart) como sería Bedford Valls si él hubiera sido de otra manera, si no se hubiera esforzado por hacer el bien.

Hace unos cuantos años recibí uno de esos forward que inundan tu correo con demasiada frecuencia, era un power-point titulado "Las estrellas luminosas", las formas eran cursis y coloristas, pero el sentido de la historia similar: el joven observa, guiado por un desconocido, las luces que brillan en el pueblo de donde huye por causa de su sensación de fracaso personal, son las luces de sus buenas obras.

Es cierto, una camelia puede cambiar el destino; hay maneras de ser y hay gestos que nos ayudan, que nos alegran y que nos estimulan. Todos agradecemos encontrarnos en un despacho oficial, al otro lado del mostrador, en una reunión familiar, con esas personas de las que puedes afirmar que su sonrisa es sincera, la disposición que muestran sincera y sus intenciones favorables, de las que se puede decir: "ésta, éste ... no me va a engañar".

Todos conocemos la historia de Miguel Ángel Buonarotti, quien afirmaba que la escultura estaba dentro de la piedra, él se limitaba a quitar lo exterior; los hombres también tenemos que saber extraer lo que nos sobra para sacar la bondad al exterior.

Fotos: http://www.arteyseda.com/; ideasletrasyotros.blogspot.com; http://www.labutaca.net/.

4 comentarios:

sunsi dijo...

Cada día paso por este blog. Es sorprendente. Realmente, un "Cajón de sastre". El cant dels ocells, hoy una camelia. Sin ánimo de dar jabón, es enriquecedor pasearse por tu blog.
Gracias.

Modestino dijo...

Ojalá fuera enriquecedor .... pero no gano ni un duro;).... es broma, eh?.

Anónimo dijo...

¿Cómo que la portera del edificio es 'la otra' protagonista de la novela, Modestino?. Ella es LA PROTAGONISTA. La niña es, simplemente, el hilo conductor. Cuando termines de leerla, comprobarás que de quien te vas a acordar siempre es de la anciana, y no de la adolescente.

Aparte de esta amistosa pulla, coincido con alguno/a de tus fervientes seguidores/as: resulta asombrosa tu capacidad de invención de historias y temas. Mi consejo es que te reprimas un poco, que te controles, que guardes energías, porque intuyo que es imposible que puedas seguir a ese ritmo 'sine die', como aquellos equipos de fútbol alemanes y holandeses de los años 70. O quizás sí seas capaz, quién sabe.

Modestino dijo...

Sí, es posible que la protagonista es la portera, la niña es co-protagonista, pero vamos, son como Paul Newman y Steve McQueen en "El coloso en llamas", tal para cual....

Esto es ahora casi una pasión......