30 de mayo de 2010

El coche de las viudas



Allá por el final de los 50 la Renault hacía funcionar por esas carreteras de Dios el Renault 4/4, una especie de pulga con ruedas que creó el concepto de utilitario y fue el principal promotor de la expansión del automóvil en España, hasta que el Seat-600 se hizo casi con el monopolio de tal concepto. La referida factoría francesa necesitaba lanzar un vehículo de gama media, con mayor potencia y prestaciones y que cubriera un mayor ámbito de mercado; así nació el Renault Dauphine un coche que tuvo un enorme éxito de ventas en una España que ya asomaba al desarrollo y muchos de cuyos habitantes vieron en este vehículo una forma de prosperar en sus capacidades como conductores. Junto al 600 y el 1500 al que me refería hace poco, creo que el Dauphine es el coche que más llamaba la atención cuando comenzaba a asistir al Colegio.

La pequeña historia nos cuenta que se trataba de un vehículo propenso a los accidentes, tanto que fue conocido como "el coche de las viudas", algo que algunos atribuyen a cierta inestabilidad del mismo a la hora de tomar las curvas y a unos frenos no demasiado fiables, aunque hay quien piensa que la razón de tanto accidente hay que encontrarla en unos conductores españoles con poca experiencia en automóviles de estas características y unas carreteras que no eran precisamente un modelo de buena conservación. Uno de mis recuerdos infantiles se remonta a una mañana en que mi padre me llevó de propio a la Plaza España de Zaragoza. donde junto a la puerta de la Diputación Provincial se encontraba expuesto un Dauphine rojo que se había metido un batacazo notable ... siempre me he planteado cual era la razón de semejante exhibición.

El Dauphine supuso en gran pelotazo de la Renault en Europa, aunque ésta fracasó en su intento de expandir el modelo en los Estados Unidos.Al igual que el 4/4, este coche tenía el motor en la parte de atrás y su interior había sido cuidado para ofrecer espacio y confort. El Renault Dauphine (delfina en francés) se presentó en el Salón de Ginebra en 1956, siendo fabricado entre 1956 y 1968; tenía un motor tipo Ventoux trasero de 4 cilindros, 845 cc y una potencia de 26 CV, y su velocidad final era de 117 Km/h. Había sido creado para la familia, ya que posee 4 puertas, aunque también tuvo logros deportivos de importancia como el Rally Monte Carlo.

Con el tiempo se fabricaron dos nuevas versiones que mejoraban el modelo inicial: el "Gordini", una versión pseudo deportiva del modelo normal, retocando la culata, las válvulas y el carburador para aportarle seis caballos suplementarios que debía su nombre al ingeniero que diseñó la transformación, Amadeo Gordini; la versión "Ondine", aparecida en 1960, fue realizada en plan más lujoso, con pinturas metalizadas, embellecedores, tapicerías, etc., mientras en el plano mecánico el modelo, a excepción de las primeras unidades, venía dotada de la caja de cuatro velocidades del Gordini.




6 comentarios:

Mariapi dijo...

¡Qué recuerdos, Modestino! Fué el primer coche que tuvo mi padre...¡y viajábamos hasta 7 en él! Gracias por traelo hoy a la memoria.

Modestino dijo...

Yo recuerdo que el Dauphine y el Morris MG eran mis coches favoritos.

annemarie dijo...

Magnífica canción, Modestino, Gilbert Bécaud es taaan agradable, incluso para trabajar, para conducir (qué difícil es encontrar musica buena para conducir, no sé porqué). No recuerdo este coche, a lo mejor no fue comercializado aquí, pero la publicidad!!!! Un encanto! Y viene de Paris! Uau! :)) Como cambian las cosas! :))

Modestino dijo...

Sobre todo eso: ¡cómo cambian las cosas!, espectacular.

Y Gilbert Becaud no viene de París ... pero casi. El y Aznavour son una debilidad.

Paco dijo...

Caramba, Modestino, eres un pozo de sorpresas. Nos "conocemos" del Parque de Artillería de Valencia.
Finalizado mi servicio militar, lo primero que hice fue examinarme del permiso de conducción y, tras obtenerlo, decidí adquirir experiencia, comprando, según los cánones de la época, el consabido coche de segunda mano: Un Renault Gordini de lo más preparado para esos tiempos.
Llevaba llantas y cubiertas sobredimensionadas, bi-tubo de escape cromado, cuenta-revoluciones superpuesto en el cuadro de mandos y, pásmate, dos sacos de arena a rebosar en el compartimento delantero [a fin de evitar comportamientos desagradables en la carretera].
Pero, ni qué decir, lo disfruté a tope. Y esto es lo que cuenta.

Saludos y que no decaiga.

Modestino dijo...

Saludos!, Paco. Trataremos de seguir trayendo recuerdos.