7 de septiembre de 2009

En la línea de Galiardo

No se si Juan Luis Galiardo es personaje para poner como ejemplo de algo más que de buen actor; no estoy muy al día de sus andanzas pero intuyo que es uno de esos personajes de la farándula de vida más bien bohemia y desordenada, a la vez que sus aires tienen algo de siniestro. Eso sí, puedo dar fe de es un hombre cordial, amable y sencillo ... y todo por un ascensor.

Lo cierto es que a lo largo de mi vida he conocido a muy pocos "famosos", entendiendo por éstos a los habituales de determinadas crónicas televisivas, los del mundo del espectáculo y los que salen en las revistas del corazón, pues con algunos políticos y abogados frecuentes en la prensa he tenido algo más de relación, no demasiada. Ahora mismo recuerdo una comida con Víctor Fernández, una vez que dí la mano a la Infanta Elena cuando vino a inaugurar el Teatro Olimpia de Huesca, una foto con Oliveira y el día que me presentaron a Víctor Ullate en una visita privada a las obras de la Expo. A Juan Luis Galiardo lo conocí en Valencia, pero que nadie piense en un encuentro largo y fructífero: todo se redujo a un ratito en el ascensor de un Hotel.

Eran los primeros días de mayo de 2008 y me encontraba en Valencia, recuerdo que ese mismo día el Zaragoza se jugaba la vida -que la perdió¡- en Mestalla, aunque mi presencia en la capital del Turia respondía a razones profesionales. Me hospedaba en el Hotel "Astoria-Palace" y, tras instalarme, salí para comer algo. A mi regreso y tras montarme en el ascensor camino de mi habitación observé que un señor más bien mayorcete, corpulento y de voz profunda dialogaba con el recepcionista antes de subir a la suya, con lo que hice ademán de esperarle; el hombre me agradeció el detalle y al mirarle me dí cuenta de que era el mismísimo Juan Luis Galiardo: he de reconocer que me puede el cotilleo y me hizo gracia e ilusión encontrarme con quien de niño tenía fama de ser uno de los galanes de postín del cine español, protagonista de unas películas a las que evidentemente yo no tenía acceso; posteriormente Galiardo encarnó al "Chepa" en "Turno de oficio" y ganó el Premio Goya a la mejor interpretación masculina en los "Goya" del 2000 por "Adiós con el corazón".

Juan Luis Galiardo nació en San Roque (Cádiz) hace 69 años, pasó su infancia y juventud en Badajoz y abandonó sus estudios de Económicas e Ingeniería Agrónoma para hacerse actor; pero no lo he traído a mi blog para hablar de su trayectoria profesional, de su evolución como actor o de sus ideas, que no suelo compartir, sino de cómo un minuto en un ascensor me sirvió para vivir el momento grato del día. El actor, tras agradecerme el detalle de esperarle, me explicó que estaba hablando con el empleado del hotel acerca de las instrucciones para utilizar el Spa y comenzó a realizar una breve apología de este tipo de instalaciones: no hacía ninguna falta, pero se ve que el hombre no quería realizar un viaje que duraba segundos sin aprovecharlo para ser amable con quien le acompañaba, y yo me metí en mi habitación encantado de que hubiera "mediáticos" tan afables, tan poco complicados.

Me gustaría que mi post fuera un elogio de la sociabilidad y el cariño simple y no la exposición de anécdota con moralina, aunque no se si lo conseguiré. Me encantó la actitud del actor, y creo que también me hubiera encantado si el protagonista hubiera sido un paisano desconocido, un venezolano de paso o un japonés con cámara al ristre, aunque Galiardo tuviera el aliciente añadido de ser una cara televisiva. Y es que a lo largo de nuestro deambular habitual y rutinario por la vida tenemos muchas ocasiones en que nos cruzamos con alguien: con el vecino en el ascensor, con el quiosquero en la plaza, con el dependiente de la farmacia camino ambos del trabajo o con ese viejo compañero de colegio que no sabemos si se acuerda de nosotros. Y aunque nunca se sabe cuáles son las filias y fobias de cada uno, no parece disparatado pensar que cualquier persona de buena voluntad agradece el gesto, la atención, la sonrisa ... incluso puede que a veces la necesite.





11 comentarios:

Máster en nubes dijo...

Y esa voz de Galiardo, por Dios, es que harías lo que te pidiera con ese pedazo de voz que tiene, fundamental en un actor además.
Un abrazo, me gusta tu descripción y la anécdota, las personas auténticas respiran eso, autenticidad, y no va por Galiardo eso.

María dijo...

Tú lo has dicho: el momento grato del día. A veces pasamos por la vida tan de puntillas, en la búsqueda del gran momento, de la felicidad completa, que nos perdemos estos pequeños detalles, que son los que componen, trocito a trocito, esa felicidad.

Y estoy con Aurora... esa voz!!!

Modestino dijo...

Hombre, lo que me pidiera ... habría que ver qué me pedía.

Sí, es una voz especial, notable, sólida, ...

Galiardo es de esos actores, como Alfredo Landa, que estuvieron mucho tiempo infrautilizados en películas comerciales y de escasa calidad y luego han demostrado ser unos actorazos adaptables a todo tipo de papeles: dramáticos, cómicos, ...

Lumroc dijo...

A mí me encantó su interpretación en "Familia" (de F. Leon de Aranoa).

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Personaje singular bajo un presupuesto de terrible soledad.

Modestino dijo...

Yo es que no recuerdo más película de Galiardo que "Novios de la muerte", una película de 1975 que dirigió Rafael Gil y en la que actuaba junto a Ramiro Oliveros, Julián Mateos y Helga Line.

Recuerdo que nos la pusieron en el cuartel y tenía todos los tópicos habituales.

Lumroc dijo...

En "Familia" interpreta un maduro, gruñón y extraño personaje que vive en soledad y que contrata a un grupo de actores para que por un día (el de su cumpleaños) sea su familia.

sunsi dijo...

Me enganché, lo reconozco, a "Turno de oficio".

Galiardo... No sé. Creo que intenta "resucitar". Buenafuente lo entrevistó hace un tiempo. Hizo todo lo que estuvo en su mano para caer bien, ser simpático, promocionarse... Me quedé con pena. Era muy forzado todo. Incluso Buenafuente se quedó sin recursos... Si encuentro la entrevista, te la mando.

Eso no quita para que tu encuentro con él en el ascensor sea un buen recuerdo.

Un saludo, Modestino

Modestino dijo...

En el complicado mundo de los artistas suelen existir personas que tratan de sobrevivir en plena decadencia. No imaginaba a Juan Luis Galiardo en esa tesitura.
Todos hemos visto a toreros reapareciendo con más de 60 años tras quedarse sin un duro, o cantantes que vuelven al cabo de los años con la toy acabada.

Tommy dijo...

Yo coincidí con Daniel Dicenta en el ascensor de un hotel madrileño, aunque nadie intercambió palabra alguna. De todos modos, la próxima vez (ojalá que dentro de muchísimos años) que el Zaragoza se esté jugando la permanencia en Primera y veas a Galiardo en un hotel, casi mejor que no le esperes en el ascensor.

Modestino dijo...

¿Así que Galiardo gafó al equipo? ... si lo llego a saber.

Daniel Dicenta era el marido de Lola Herrera y, si no me equivoco, algo bohemio y golfante.

A propósito de lo quie comentaba Sunsi, he recordado el viejo programa de José María Ïñigo, "Directísimo", en el que una vez estuvo Rita Hayworth totalmente sometida al Alzheimer y otra llevó a Johnny Weismuller, el más popular Tarzán, igualmente "gagá" y que se empeñó en lanzar su grito selvático.

Anónimo dijo...

Galiardo intervino en "El rapto de Elena, decente italiana", 1971, de Enzo G. Castellari