Ya hace meses que la cosa estaba clara, pero la final del Open USA ha confirmado que el poder hegemónico en el tenis mundial ha cambiado de dueño: los españoles ya no podemos presumir del dominio de un tipo simpático y sencillo como Rafa Nadal y el serbio Novak Djókovic se ha convertido en el número uno indiscutible. A pesar de que el saber hacer de Roger Federer estuvo a punto de dar al traste en semifinales con las aspiraciones del balcánico la noche del lunes éste se impuso claramente al manacorí en cuatro sets; aunque Nadal cayó con dignidad, ganando un set y luchando cada pelota como un jabato, se vio prácticamente desde el principio que no tenía posibilidad alguna de superar el poderío creciente de su rival. Me temo que tendremos que irnos acostumbrando a los éxitos de Djókovic, de la misma manera que hemos disfrutado unos cuantos años con el hábito de Nadal de ganar título tras título.
Nadal puede estar orgulloso, ya que su nombre ya se encuentra por méritos propios en lo más alto de la historia del deporte español haga lo que haga a partir de ahora; el balear es con diferencia el mejor tenista español de todos los tiempos, y quienes pueden presumir de haber ganado algún título importante -Santana, Gimeno, Orantes, Bruguera, Moyá, Costa, Corretja o Ferrero- cerraron un palmarés que se halla a años luz del suyo. Y es que Nadal, además de brillante y poderoso, ha tenido la virtud de haber sido constante y haberse superado cada año. Por otra parte, sería una auténtica torpeza despreciar el hecho de figurar como el segundo mejor tenista del mundo, a la vez que no parece discutible que Rafa es todavía suficientemente joven para encontrarse en condiciones de seguir consiguiendo éxitos importantes: esto no se acaba aquí.
A todos los grandes tenistas de la historia -Laver, Nastase, Borg, Becker, Lendl, Sampras, Federer, ... - les llegó el momento de ceder el testigo, algo que Nadal ha sabido hacer con su elegancia y sencillez habituales, sin estridencias ni dramas. Por otra parte nadie puede asegurar que esta entrega del relevo vaya a ser definitiva y de hoy en adelante sabremos si hay posibilidad de recuperar la corona de laurel, por mucho de que casi todos tengamos la impresión de que al serbio ya no hay quien lo pare.
Rafael Nadal se merece que los aficionados y seguidores sigamos manteniendo el cariño, la fe y la confianza en una raqueta que ha dado tanta gloria al deporte español y a quien aún le queda tiempo y arrestos para darle más. Por otra parte, sería bueno que no caigamos en el error, que a mí me parece tan hispano, de maldecir y odiar a quien le ha arrebatado, en buena lid por cierto, la poltrona; en ocasiones nos ciega la pasión y nos volvemos incapaces de valorar la calidad de los rivales de los nuestros. En su día fue Bjarne Riijs quien desbancó a Miguel Induraín, de la misma manera que Hamilton y Vettel lo han hecho con Fernando Alonso; sería bueno que de una vez por todas disfrutemos con el deporte, sin fijarnos tanto en los colores de quien compite y admiremos y reconozcamos las habilidades de quienes tienen apellidos lejanos a nuestro idioma.
11 comentarios:
Lo de Nadal tiene mucho mérito. Lo difícil no es llegar (sí que lo es, ya me entiendes), sino mantenerse.
Como ya nos pasó con otros grandes deportistas con los que nos acostumbramos a que ganaran siempre (restándole así mérito a sus victorias aunque fuera inconscientemente), ahora valoraremos mucho más los triunfos
Y me temo que también habrá quien solamente exija triunfos. Aquí pasamos del amor al odio de la noche a la mañana.
Cariño es poco para mi sigue siendo Nadal el "number one" aunque no sea el número uno de la ATP
En cualquier deporte como en la vida la pasta de la que uno está hecho la demuestra al ganar y al perder; Federer es para mi otro "number one" esté en la ATP en la posición que esté.
Cuando le llegue la hora N. Djókovic veremos de que pasta está hecho...
(Aunque lo de que al saber lo llamen suerte cuando metió aquella bola contra Federer y remontó el partido es restarle méritos a N.Djókovic)
Sí, Naddal sigue siendo "number one" en muchas cosas.
Sobretodo nos queda el buen recuerdo de su carácter y su deportividad.
De un tiempo a esta parte, nuestros deportistas no necesitan ampararse a excusas psicológicas, saben ganar y aguantar el triunfo. A los de mi generación casi nos cuesta creerlo.
Efectivamente, aún recuerdo como en basket podíamos hacer un europeo sensacional y llegar a la final y ante Yugoslavia o Italia nos temblaban las piernas, o las pájaras del Tarangu o Perico Delgado, las eliminatorias de la Davis, las eliminaciones habituales de la selección de fútbol, ...
Rafa Nadal es, posiblemente, el mejor deportista español de todos los tiempos. Palabras mayores.
Está claro que todos los deportistas, a estos niveles competitivos, se mantienen en la elite durante determinado período de tiempo (cada vez menor) y luego entran en declive, cosa normal y humana.
Sin embargo, lo que sucede en el tenis (y cada vez lo vemos con más frecuencia, sobre todo en las chicas) es que los que alcanzan el núm. 1 del rankig lo hacen a muy temprana edad (18, 21 años), de manera que al llegar a los 25 ó 27 son suplantados por otros jóvenes que vienen empujando, dando así la falsa sensación de que los "veteranos" están acabados o que ya han pasado a la historia.
Federer quizá sea la excepción, aunque sigue siendo joven (30 años). Rafa tiene 25 y Djokovic 24 primaveras.
Ya me gustaría a mí ser veterano con 28 años.
Brunetti: tu yo yo empezamos a tener la edad en la que ya nos suplantan los jóvenes ... cada año que pasa más.
Yo creo que no es un capítulo cerrado. Estoy convencida de que Federer y Nadal todavía tienen mucho que hacer.
Por supuesto, aunque en el caso del suizo ya cuenta con 30 años a cuestas.
Publicar un comentario