6 de septiembre de 2011

Tierra de gigantes



Hasta la caída del imperio soviético el basket europeo y, sin tener en cuenta el dominio yankee, el mundial estaba protagonizado por la URSS, Yugoslavia y, en menor medida, Italia; España andaba bien representada por el Real Madrid, el Barça y el Juventud de Badalona, aunque por encima de ellos solían estar el TSKA de Moscú, el Ignis de Varesse, el Partizan de Belgrado y alguno más, mientras que a nivel de selecciones el buen juego de los Brabender, Luyck, Buscató, Margall, Corbalán, Epi, Fernando Martín y Villacampa, entre muchos otros, siempre acababa cediendo ante las selecciones de los países citados. Cuando todo el poder del Kremlin se disolvió como un azucarillo algunos descubrimos que había vida más allá de la Plaza de Lenin y, más en concreto, la existencia de un país en el que el baloncesto era casi una religión y un equipo, el Zalgiris Kaunas que se podía batir el cobre con los mejores de Europa.

La medalla de bronce de Lituania en la Olimpiada de Barcelona de 1992, donde por cierto el basket español fue la única decepción gorda de nuestro deporte en medio de una actuación inédita antes y después, supuso el gran "pelotazo" deportivo de un grupo de jugadores que jugaban de maravilla, comenzando por Arvydas Sabonis, un gigante de 2,21 metros a quien ya conocíamos de la vieja selección soviética, un tipo que a pesar de su enorme altura era algo más que un enorme patoso insuperable, pues tenía también agilidad y técnica depurada. Junto a él brillaban dos aleros que las metían todas desde cualquier distancia: Rimas Kurtinaitis, que al igual que Sabonis acabó jugando en el Real Madrid, siendo uno de los jugadores europeos con mejor porcentaje de triples de su época y Valdemaras Chomicius, un tipo de aspecto siniestro y pinta de cosaco, que llegó a jugar en el Forum de Valladolid. El "cerebro" del equipo era el escolta Šarūnas Marčiulionis, de menor estatura que los demás pero de una talla deportiva excepcional, dotado de unas piernas poderosísimas y con una velocidad y capacidad de penetración que no tenía igual en el viejo continente, tanto que acabó siendo el primer lituano en llegar a la NBA. El quinteto titular de esa primera época gloriosa de Lituania lo completaba Artūras Karnišovas, otro alero de excelente tiro exterior.

Hasta que la Unión Soviética no quedó pulverizada Lituania, como los otros dos países bálticos -Estonia y Letonia- quedaba escondida entre el poderío comunista y muchos no nos dábamos cuenta de que, por ejemplo, el combinado soviético que logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Seul de 1988 sumó la mayor parte de sus puntuaciones de cuatro lituanos: Chomičius, Kurtinaitis, Marčiulionis y Sabonis. A partir de 1990 el color verde de la selección lituana volvió a brillar libre y merecidamente en el firmamento del Basket, con medallas de bronce en las Olimpiadas de Barcelona (1992), Atlanta (1996) y Sidney (2000), mientras que también quedaban terceros en el Mundial de 2010 y conquistaban el título en el Europeo de 2003. El Baloncesto era en Lituania el deporte rey, aunque hbo 50 años de oscuridad, un tiempo en el que la gloria la cultivaban los lituanos y la lucían otros.

Además de desarmarse la Unión Soviética y caer el Muro de Berlín, en Occidente se ha producido un llamativo fenómeno de globalización; así los españoles que hasta hace unos años solamente veíamos pisar nuestra tierra a los turistas que venían a las playas a ponerse rojos como gambas, llevamos ya bastante tiempo conviviendo día a día con ecuatorianos, subsaharianos, rumanos, eslavos y otras gentes de los países más variopintos. Y, entre otros, también han sentado sus reales por distintas ciudades españolas un buen número de lituanos, habitualmente caracterizados por una estatura elevada, el pelo rubio y ciertos rasgos orientales en la cara. Como era de esperar, andan locos por el baloncesto y la experiencia me confirma que no solamente son gigantes de cuerpo, sino que lo suelen ser igualmente del alma. Y es que cada día me voy dando más cuenta que muchos de estos extranjeros que van trampeando la vida, con ahogos y dificultades, en tierra extraña y con notorias desventajas respecto a los aborígenes, van a acabar siendo maestros y ejemplos de saber hacer, saber estar y saber vivir dignamente.


13 comentarios:

Susana dijo...

Creo que España se va a enriquecer enormemente con las vivencias de estos colosos venidos del norte, como de todos los demás.

Modestino dijo...

Además nos llevan ventaja en la tarea de asumir las penalidades económicas propias de esta crisis, necesitan mucho menos para vivir ... o dicho con otras palabras, están para menos pijadas.

sunsi dijo...

Esas épocas, Modestino, que nos pegaban al televisor... Con el elenco de jugadores españoles que citas nació la pasión por el baloncesto. Recuerdo que era el mejor reclamo para reunirnos toda la familia. Luego no sé qué pasó. Creo que tuvo algo que ver con las quinielas futblísticas y ya dejaron de emitir partidos de básket.

Cuando leía el post me he acordado de Drazen Petrovic. Murió muy joven. Era una "pesadilla" para sus adversarios. La antigua Yugoslavia parecía imbatible.

Además del tema de la crisis, me parece que también influye el sentido de la disciplina. Nosotros somos más...¿latinos?

Modestino dijo...

Drazen Petrovic era todo un personaje: provocador, chulesco, pendenciero, polémico, ... y por encima de todo un jugador excepcional.

paterfamilias dijo...

¡Qué ilusión leer una entrada en la que ya conozco a sus protagonistas!

¡Qué recuerdos!

Es curioso que por muy bien que jugara la selección española, cuando nos tocaba jugar contra alguno de éstos, ya se daba el partido por perdido (con honrosas excepciones como en las Olimpiadas de Los Ángeles 84)

Modestino dijo...

A veces me remonto a menos tiempo ;)

tomae dijo...

...una buena entrada para dar ambiente al Eurobásket de este año Modestino. Me ha gustado el nombre que le han dado a la selección este año : "the Spanish ÑBA"

Modestino dijo...

La roja, la ŇBA ... a la prensa le suelen gustar estas ocurrencias.

veronicia dijo...

Lituania... de baloncesto lituano nada de nada; me resulta más interesante el país por el ámbar... y por su historia que en fin no se como de rocambolescos fueron esos tratados después de la II Guerra en la que tras luchar contra la URSS terminaron siendo anexionados y purgados...

Y sí; todas las personas que han vivido en ambientes y sociedades mas duras que el nuestra los prepara para la adversidad mucho mejor.

tomae dijo...

Si, dejan a "España" para la Constitución, para ahorrar más ;)

Maireen dijo...

Uff, de baloncesto no puedo decir ni pío. Ni me gusta, ni lo entiendo, ni me distrae. Nunca he aguantado más de unos pocos minutos viendo un partido.

Jorge Orús dijo...

A Kurtinaitis lo disfrutamos en Huesca, en el recordardo Magia, durante unos partidos en la temporada 92-93. Sustituyó a Thikonenko, tras un drama familiar del ruso-uzbeko. Que era un extraordinario jugador, lo sabíamos. Dejó además impronta de un excepcional profesional. Habría que mirarlo, pero debe de tener el mejor porcentaje de triples de la historia del club. Era fabuloso.

Alberto dijo...

Creo que Homicius jugó unos meses en el CAI Zaragoza, si mi memoria no me falla.

Siempre recordaré ese quinteto de Lituania formado por Kurtinaitis, Homicios, Iovaisha, Sabonis y Marchulenis. Eso sí, no tenían mucha profundidad talentosa en el banquillo.