La ventana de mi habitación, ubicada en un primero, da directamente a la terraza del bar instalado junto al portal de mi casa; tal circunstancia no tendría que ser ni buena ni mala en orden a mis intereses personales, pero la evidente necesidad de dormir en verano con la ventana abierta da lugar a que las conversaciones que en la citada terraza se producen corran el peligro de convertirse en obstáculo a veces insalvable para la paz de mi sueño y, en consecuencia, la eficacia de mi descanso. Todos sabemos que en verano la noche, como dice el "topicazo", es joven y quien sale a tomar el aire, cenar o tomarse una copa tiende a prolongar su estancia en la calle, máxime si la compañía es buena y el airecito exterior acaba resultando más llevadero que los agobios del interior del domicilio de cada uno. Pero quienes disfrutan de copa y compañía en el grato ambiente de una terraza veraniega también deberían tener en cuenta que vivimos en sociedad, y que la propia diversión tiene que ser compatible con el respeto a los legítimos intereses del resto del mundo.
Creo que tengo tendencia a ser comprensivo con el ciudadano que se divierte, puede que en buena parte porque le envidio: una cerveza, un refresco o un combinado a la luz de la luna, en una buena noche y bien acompañado no deja de ser una suerte envidiable, incluso tengo bastante facilidad para encarar el sueño aún con luz y sonido. Pero el hecho de estar hablando en voz alta mientras los vecinos intentar llegar a los brazos de Morfeo me parece antes que todo una falta notable de respeto, una muestra de insolidaridad, ... hasta cierta forma de reírse del personal. Estoy seguro que nadie -salvo que haya algún psicópata suelto- pretende molestar a quien ya se ha metido en la cama, pero también pienso que se ha instalado en la sociedad algo de indiferencia hacia el resto del mundo: yo me lo paso bien y me resbala el resto.
Me temo que la situación viene agravada por esa legendaria afición de los aragoneses a hablar a voz en grito, como si quien te escucha se encontrara a doscientos metros, a lo que cabe añadir que hay personas sin el más mínimo pudor respecto a su intimidad, de manera que incluso ha habido noches de sonoras confesiones personales, de vergüenzas expuestas a los oídos -atentos o no- del vecindario. La cuestión es que las últimas semanas uno se acuesta mecido por las conversaciones y comentarios de los usuarios de las mesas de abajo, y tal vez tales usuarios deberían plantearse si lo que hacen no está excesivamente bien.
Creo que tengo tendencia a ser comprensivo con el ciudadano que se divierte, puede que en buena parte porque le envidio: una cerveza, un refresco o un combinado a la luz de la luna, en una buena noche y bien acompañado no deja de ser una suerte envidiable, incluso tengo bastante facilidad para encarar el sueño aún con luz y sonido. Pero el hecho de estar hablando en voz alta mientras los vecinos intentar llegar a los brazos de Morfeo me parece antes que todo una falta notable de respeto, una muestra de insolidaridad, ... hasta cierta forma de reírse del personal. Estoy seguro que nadie -salvo que haya algún psicópata suelto- pretende molestar a quien ya se ha metido en la cama, pero también pienso que se ha instalado en la sociedad algo de indiferencia hacia el resto del mundo: yo me lo paso bien y me resbala el resto.
Me temo que la situación viene agravada por esa legendaria afición de los aragoneses a hablar a voz en grito, como si quien te escucha se encontrara a doscientos metros, a lo que cabe añadir que hay personas sin el más mínimo pudor respecto a su intimidad, de manera que incluso ha habido noches de sonoras confesiones personales, de vergüenzas expuestas a los oídos -atentos o no- del vecindario. La cuestión es que las últimas semanas uno se acuesta mecido por las conversaciones y comentarios de los usuarios de las mesas de abajo, y tal vez tales usuarios deberían plantearse si lo que hacen no está excesivamente bien.
Nota aclaratoria: la foto corresponde a una terraza cualquiera encontrada vía google.
15 comentarios:
Existen unas ordenanzas municipales que establecen unos horarios para las terrazas dependiendo del tipo de establecimiento a la que es aneja y, aunque parezca increíble, deberían cumplirlo
Somos un país extremadamente ruidoso.
Los benévolos lo achacan a que hace buen tiempo y la gente vive en la calle, pero ya sabes que yo creo que se debe a que aquí reina la mala educación.
Ojalá llegue pronto mi adorado frío: todos podremos descansar más y mejor. Mientras tanto, sólo se me ocurre aconsejarte que sigas bebiendo tila, porque si crees que el gentío se va a volver más educado y comprensivo de un día para otro....
En la casa en que vivía antes tenía ese problema y la verdad es que me levantaba más cansada por las mañanas. Creo que no dormir bien perjudica a la salud y las autoridades deberían tenerlo en cuenta. Un beso.
Como pais latino disponemos de una inacabable normativa nacional, autonómica y local, que establece los límites de las actividades.
Tal pléyade de normativa, a veces contradictoria y difusa, repleta de anexos y referencias a otras normativas y dictámenes, incluso comunitarios, es el mar donde navegan con soltura abogados piratas, políticos con patente de corso e intereses inconfesables de grupos de poder fáctico.
A veces, un cubo de agua fría que sale despedido por una ventana, se convierte en una suerte de postura lícita, un grito de cordura, un derecho reestablecido de forma fresca.
Pero llegar a esos límites, tener que usar la fuerza contra la fuerza, no deja de ser un recordatorio de que la ley de la selva sólo sirve para ganar una batalla cuando la guerra está perdida.
Es curioso, en este país nos saltamos las ordenanzas a la torera, pero cuando nos perjudica a nosotros somos los primeros en clamar por su cumplimiento.
Yo siempre he dicho que quienes aparcan con todo descaro en doble fila y tienen a un pobre ciudadano un buen rato sin poder salir del aparcamiento son los mismos que al verse en la misma situación llamarían a la grúa completamente indignados.
Puedes compensar la falta de descanso con una buena siesta.
En verano,el día es tan largo y la noche es tan buena para estar fuera de casa que hay que aprovecharlo.
Mi siesta es de sillón orejero, pues de esas que denominaba Cela "de orinal, pijama y padrenuestro" me levanto fatal.
Y se puede aprovechar la bondad de la noche veraniega de otra manera.
Me parece que soy más pesimista que tú en la visión acerca del género humano. No dudes de que a los que están en la terraza les importa un bledo que no puedas dormir. No creas que hacen ruido sólo porque no son conscientes de que molestan. Si bajaras a explicarles la situación dirían que están en la calle, que la calle "es de todo el mundo" y que no es su culpa. Y seguirían con sus gritos tan ricamente. Incluso habría algún gracioso que subiría el volumen momentáneamente, sólo por dejar claro que puede hacerlo, o te acusaría de que eres un envidioso que, como no te diviertes, te fastidia que se diviertan los demás e intentas impedirlo.
Todas esas variantes y algunas más conforman el 95% de la población, fervientes partidarios de un comportamiento civilizado mientras no les coarte a ellos sus deseos de hacer lo que les dé la gana.
Yo, Maireen, tengo una opinión muy negativa de algún sector de "pueblo soberano", pero me resisto a pensar que sea el 95%. Aún queda bastante gente sensata y razonable, ... pienso.
Desde luego que abunda el "centollo" burdo y maleducado, pero me agarro a un clavo ardiendo para confiar en la especie humana.
Pueblo, verano,la lucha diaria entre los que están de vacaciones tomando el fresco hasta las tantas en la calle y los que trabajan en el campo y han de dormir...
Hace unos días fui a visitar a mi tío Olveno de más de 80 años y me contó que ya en los 70´ hasta las narices (él dijo cojones) de todas las noches la misma función un "gentleman" esperó a que todas las señoras que tomaban el fresco se fueran a dormir, saco el tractor Lanz (un ruido impresionante) y lo dejó en marcha toda la noche.
Por la mañana las vecinas le fueron a poner la queja... contestación; si los demás tenían derecho quitar el sueño él también...
El Sr Luis no fue tan "gentleman" cuando salió en calzoncillos al balcón con la escopeta, gritando unas cosas que no puedo reproducir y escucharon mis tiernos oídos de unos 6 años; pero también se disolvió la tertulia...
Muy buena la anécdota Veronicia, y es que la gente del campo es mucho más noble y directa que el resto.
Antes en frente de mi casa habia una verbena.Recuerdo cuando estaba de guardia y se pasaba la noche con la cancion del verano de aquel año "El venao"
Si son canciones ... al menos uno aprende letras y tonillos...;) así cada año: "Los pajaritos", "El tractor amarillo", "La bomba", ...
Hola, somos un grupo organizado, que ofrecemos nuestros servicios a cualquier alma en pena que no puede conciliar el sueño. Somos discretos, eficientes, y no cobramos por nuestros servicios.
Ahora bien, actuamos no al margen, pero sí desde el lado oculto de la ley.
Pues eso, que parezca un accidente.
Publicar un comentario