5 de septiembre de 2011

Un actor unido a un bigote, una peca y una voz circunspecta



No andan descaminados quienes piensan que los amigos son un tesoro; gracias a una amistad de esas por las que uno se siente privilegiado me he agenciado la serie "Diego de Acevedo", de la que ya hablé hace tres años y que había visto hace más de cuarenta. Volver a ver esta recreación de la invasión napoleónica producida por TVE y dirigida por Ricardo Blasco no solamente ha traído recuerdos y nostalgias, sino que ha supuesto reencontrarme con muchos de esos actores que en aquellos años de tele en blanco y negro frecuentaban la pequeña pantalla. El tiempo destinado entonces por Televisión Española a espacios dramáticos era notable y esos actores y actrices acababan convirtiéndose en un invitado más de nuestras casas.

Uno de ellos era Tomás Blanco, un actor entonces ya talludito -había nacido en 1910- cuya imagen era inconfundible, al lucir un notable "mostacho" y un llamativo lunar debajo de su ojo derecho y que destacaba por un voz profunda y un talante serio, casi inescrutable que le deparaba casi siempre papeles de personas serias y responsables: oficial de alto rango, director de instituto, banquero, jurista de prestigio, ... En la propia serie referida de "Diego de Acevedo" Blanco asume el papel de general del ejército español. Tomás Blanco hablaba con rotundidad, vocalizaba perfectamente y tenía un dominio absoluto de la escena. En aquella época los grandes protagonistas de las series televisivas tenían "númerus clausus": José Bódalo, Mary Carrillo, Ismael Merlo, José María Rodero,... A los que cabría añadir una generación de actores más jóvenes como Manuel Galiana, María José Goyanes, María José Alfonso, ... pero con a ellos compartían escena un buen grupo de actores y actrices que, no encabezando habitualmente los repartos, no sería justo considerarlos simples secundarios, sino que demostraban día tras día, serie tras serie una calidad notable: Pablo Sanz, Francisco Piquer, Jaime Blanch, Elisa Ramírez, ... y entre ellos figuraba, sin ninguna duda, Tomás Blanco; el papel que le correspondía a éste suponía una garantía de corrección y profesionalidad.

En la tele de aquella época ya queda dicho que los espacios dramáticos tenían un mérito enorme; quienes los dirigían e interpretaban contaban con enormes dificultades derivadas de la precariedad de medios, la premura del tiempo y la censura de la época, con todo ello directores de la categoría de Pedro Amalio López, Juan Guerrero Zamora, Gustavo Pérez Puig, Pilar Miró o Claudio Guerín fueron capaces de sacar auténtico petróleo. Por ejemplo, en el espacio ""Novela" recuerdo de Tomás Blanco magníficas intervenciones en una biografía de Quevedo, "Los cascabeles de la locura", "El Cristo de la Vega", "La feria de las vanidades" y "La casa de las locas", entre muchísimas otras, mientras que en "Estudio-1" intervino en los repartos de "Arsénico para dos", "Macbeth", "La gaviota", "Cyrano de Bergerac", "Tío Vania" y "Llama un inspector". También actuó en dos capítulos de las inolvidables "Historias para no dormir" de Chicho Ibáñez Serrador, así como en innumerables programas como "La pequeña comedia", "Hora once", "A través de la tiniebla", ...

El curriculum de Tomás Blanco en el cine es extenso, aunque condicionado por los tiempos que le tocó vivir, propicios primero a la propaganda del régimen y, posteriormente, al cine barato y comercial; a pesar de ello tienen cierta entidad películas como “Mariona Rebull”, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia en 1947, “Nada” del mismo año, con dirección de Edgar Neville y “La laguna negra”(1952), de Arturo Ruiz-Castillo, en ninguna de las cuales el papel de Blanco era reducido. También intervino en dos películas con la gran María Félix: "Una mujer cualquiera” (1949), de Rafael Gil en y “Faustina” (1957),de José Luis Sáenz de Heredia, sin olvidar dos correctos thriller policiacos, "La patrulla" (1954), de Pedro Lazaga y "El salario del crimen" (!964), de Julio Buchs y su intervención en el exitoso "Spaguetti-western" de Sergio Leone "La muerte tenía un precio" (1965), junto a Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Gian María Volonté. Narciso Ibáñez Serrador le dirigió también el el cine en su película más exitosa: "La residencia" (1969) y varios años después en "Freddy" (1982), basada en una de esas historias para no dormir. También actuó en un sinfin de films comerciales como "Los hombres las prefieren viudas" (1970), de León Klimowsky.

No me cabe duda de que si en la época hubiera habido un Oscar al mejor actor de reparto español, Tomás Blanco habría sido nominado unas cuantas veces al premio y, seguramente, hubiera conseguido más de uno.

No puedo dejar de mencionar que este post no hubiera podido cerrarse sin la ayuda del un magnífico blog sobre actores y actrices españoles titulado "Lady Filstrup"



13 comentarios:

Maireen dijo...

Cuando se compró la primera televisión en casa, allá por 1964 ó 65, y la pusieron en marcha, la primera cara que apareció en la pantalla fue la de Pablo Sanz. No se me olvidará jamás. Hacía el papel de un hombre que estaba en la cárcel, en una producción de TVE. Todos los actores que mencionas son los de las novelas de sobremesa y Estudio 1 de mi infancia.

Yo añadiría a algunas actrices: Berta Riaza, Luisa Sala, las Gutiérrez Caba, Carmen Sáinz de la Maza... Según voy escribiendo nombres voy recordando más. Lo dejo porque sería una lista interminable. La verdad es que televisión tenía un plantel magnífico al que acudir.

Modestino dijo...

Efectivamente la lista es enorme: Alicia Hermida, Estanis González, José Luis Pellicena, Julieta Serrano, Agustín González, ...

Forman parte de nuestra infancia, ¿no crees?.

veronicia dijo...

Me han dicho que el capítulo final es buenísimo, cuéntanos un poco...
;)))))

Modestino dijo...

Je, je, je ... el capítulo final me lo reservo para un post propio y futuro.

Tommy dijo...

Hablar con rotundidad y vocalizar correctamente, como hacía Tomás Blanco, son cualidades que se están perdiendo en nuestros días, y no sólo en la televisión (ay, esa generación de "Al salir de clase"...) sino, lo que es más preocupante, en el teatro.

Yo siempre he dicho, creo que incluso en este blog, que un actor con una buena voz no puede ser mal actor, aunque a algunos les haya costado años obtener un reconocimiento: pienso en Pepe Sancho, en Juan Luis Galiardo, en Sancho Gracia. Aunque también hay intérpretes cuya dicción vamos a decir que no es muy académica pero que en absoluto son malos actores y además hacen gracia, como Resines.

De todos modos, es imposible que en la tele de ahora se hagan novelas y estudios 1 como los de antes porque sencillamente faltan actores como los de antes, en particular los secundarios.

Modestino dijo...

Andamos nostálgicos, Tommy ... pero tienes razón. Recuerdo, por ejemplo, un célebre político catalán, anterior a la transición, que recibía clases de dicción de Alejandro Ulloa.

veronicia dijo...

Tommy en los tres actores que has nombrado he pensado... Sancho Gracia tiene un papel en Diego de Acevedo y lo relaciono automáticamente con Pepe Sancho (no se que tal será esa serie Crematorio... pero cada día hace mejor de malo) o Hector Alterio...

Driver dijo...

Recordando a estos actores y actrices, uno se acuerda de cuando de pequeño te asomabas a la televisión, descubriendo un mundo de expresión verbal rica.
Recuerdo incluso...
¡buscar alguna palabra nueva para mí en el diccionario!
...
Tiempos en los que se demostró que con pocos medios, mucha profesioanalidad y una buena dosis de ingenio, la tv era un invento que podía mejorar el nivel cultural de un pais.
¡Hace tanto tiempo de eso!

Modestino dijo...

Hace mucho tiempo, aunque a mí me parece que fue ayer.
Un invento que puede mejorar el nivel cultural de un país, ... profesionalidad, ingenio, ... justo al revés que ahora ...

Brunetti dijo...

Veo muy poca televisión (prácticamente me limito a los espacios deportivos), pero es penoso el nivel de la mayoría de los presentadores o comentaristas.

A cada instante te sueltan un "preveer", o un "detrás mío", y se quedan tan panchos (¡y cualquiera les corrige!). He llegado a la conclusión de que, a los que mandan, sólo les interesa que el chico o chica en cuestión sea guapo.

Por no hablar de las voces: la mayoría de ellas carecen de timbre, suenan a pito y chirrían.

Digo yo que no todo el mundo sirve para cualquier profesión, y que para trabajar en un medio audiovisual deberías disponer, al menos, de un timbre de voz y una dicción adecuados.

En fin. Me consuela comprobar que en mi amada radio el nivel medio es bastante superior al televisivo.

Modestino dijo...

La tele no solamente fomenta el analfabetismo, sino que también trabajan allí algún que otro analfabeto y analfabeta.

sunsi dijo...

Ya sé que es de casposo lo que voy a decir, pero antes...en aquellos tiempos... disfrutaba mucho con la programación de TVE. Fantástico Estudio 1. Recuerdo perfectamente al actor a quien le dedicas la entrada. Dicciones casi perfectas.Rodero, de los mejores.
Ahora, si hay que optar por algo que aporte un poco de culturilla a los ciudadanos, aprieto el canal donde "echan" ¡Atrapa un millón!

Me da un ataque de nostalgia cuando cuelgas estos posts... Y luego me enfado con la tele.

Gracias y un saludo, Modestino

Modestino dijo...

Pues si te das una vuelta por el blogs de Lady Filstrup la nostalgia se elevará al cubo.