10 de septiembre de 2011

La nueva ola de la novela policiaca española



La literatura española siempre ha estado en primera fila, desde Gonzalo de Berceo hasta Delibes, pasando por Lope de Vega, Cervantes, Espronceda, Benito Pérez Galdós, Pio Baroja, Azorín, Lorca, Cela o Ana María Matute siempre hemos podido presumir de tener escritores con absolutamente nada que envidiar al resto del mundo. Por esta razón, es lógico que en novela negra y policiaca también encontremos primeros espadas, así lo demuestran "clásicos" del género en nuestro país como Vazquez Montalbán, González Ledesma, García Pabón, Alicia Giménez Bartlet, ... Mucho más recientes son otros autores con novelas que me han encantado como Rosa Ribas -"En caída libre" y "Con anuncio", el gallego Domingo Vilar -"Ojos de agua" y "La playa de los ahogados"-, Eugenio Fuentes -"Cuerpo a cuerpo"- o Lorenzo Silva, del que me he tragado toda la serie de Bevilacqua y Chamorro.

Pero son tiempos en los que el género negro está de moda, y la nómina de autores nacionales se ha ampliado muchísimo; por esta razón hay que intentar, como tantas veces, separar el grano de la paja y aprender a discernir cuando estamos ante un buen descubrimiento y cuando ante el subjetivo encumbramiento de un autor por razones comerciales o ideológicas. Recientemente el país sacaba un excelente artículo sobre estos nuevos autores y facilitaba una interesante lista de nombres a los que intentar seguir. En esta línea, y gracias al saber estar al día y a la generosidad de mi amigo Paco van poco a poco pasando por mis manos algunas de las muestras de esta nueva ola de autores negro-criminales.

En esta línea he leído recientemente dos novelas escritas precisamente por dos de esos autores que el diario de PRISA incluía entre los más interesantes del panorama policíaco español: "Negras tormentas", de Teresa Solana y Los que hemos amado", de Willy Uribe. Se trata de dos novelas bien distintas y que no han conseguido llenarme en exceso, por mucho que cada una tenga sus valores. Tanto una como otra pienso que andan muy lejanas a la calidad de los "clásicos" del género en España. Eso sí, cada una de ellas tiene su estilo y son muy distintas entre sí.

"Negras tormentas" presenta la novedad de tener como protagonista a una inspectora de los Mossos de Esquadra, Norma Forester, con lo que a las clásicas sagas protagonizadas por Guardias Civiles y Policías Nacionales podemos añadir esta que implica en las aventuras a un miembro de una policía autonómica. La trama planteada por Teresa Solana está bien construida: el lector sigue el argumento con atención y creo que sabe terminar bien la novela. Eso sí, no he visto una especial calidad literaria en el libro, fundamentalmente porque he notado cierta falta de riqueza en el vocabulario.

El libro es un modelo de esquemas políticamente correctos: el padre de la protagonista fue fusilado por anarquista, su madre es una excéntrica señora, su hija vive de okupa en el barrio de Gracia su ex-marido es homosexual y convive con el hermano de su actual pareja y, por supuesto, todos se reunen en fiestas y celebraciones y se llevan de cine. Me ha parecido una elaboración completamente artificial, además de que la misma carece, desde mi punto de vista, de toda originalidad, pues no encuentras más que los "típicos tópicos".

Me ha parecido, además, un libro militante ideológicamente; es frecuente que en las novelas se refleje la ideología del escritor, algo que no me parece criticable, pues responde a cierta lógica. Ahora mismo estoy terminando "Churmó", el segundo volumen de la "Trilogía de Marsella" del fallecido escritor francés Jean Claude Izzo; Izzo eran militante del PCF y en sus novelas se nota sus posturas izquierdistas, pero no desde un punto de vista de adoctrinamiento, sino en cuanto refleja una realidad social real desde un punto de vista determinado: Izzo nos cuenta una historia, la valora pero no adoctrina. En "Negras tormentas" he observado lo contrario, pues pienso que se aprovecha la novela para dar una visión sectaria y maniquea de la historia, y todo eso le hace perder calidad.

"Los que hemos amado" es una novela bien distinta; ya hablé en su día de otro libro de Willy Uribe "Se que mi padre decía", y a éste se le puede aplicar lo mismo. Describe con gran habilidad una situación concreta, un mundo duro, ácido y lleno de miserias, pero lo hace sin abrir puertas a la esperanza. Dice el escritor que no busca sacar de lo que escribe ningún tipo de moralina, pero tal vez por eso te sumerge en un ambiente desolador y deja un sabor amargo.

Creo que es un libro excesivo, donde no hay hueco a la bondad, a la solidaridad y a la confianza en el hombre. Para los seguidores del género negro puede ser, sin duda, una lectura interesante, pero quien lo lea debe de buscar algún antídoto a la desesperación que rezuma y, sobre todo, ha de hacerlo en un buen momento personal: no es nada recomendable para quien atraviesa una situación de pocos ánimos.

El panorama de la novela negra y policíaca española es muy amplio, y en él podemos encontrar autores excelentes; ni siquiera pretendo tachar a los dos de los que hablo hoy, aunque sinceramente en estos momentos tengo a unos cuantos por encima suyo en el orden de preferencias, ... tal vez mis gustos sean demasiado clásicos.










"Negras tormentas"
Teresa Solana
RBA. Barcelona (2011)
252 páginas


Resumen:
La subinspectora Norma Forester tiene una familia de lo más variopinta: su padre fue un brigadista de Manchester ejecutado al final de la Guerra Civil, su madre es hippy, su marido Octavi trabaja como médico forense, su hija pertenece al movimiento okupa, su ex es homosexual y ahora también es su cuñado, y tiene una tía monja de clausura muy aficionada a la informática. Norma disfruta de su entorno familiar, pero también le absorbe su trabajo policial. Ahora tiene que investigar la muerte de Francesc Parellada, un catedrático de Historia que estaba a punto de jubilarse. Norma y su ayudante Gabriel Alonso se ocupan del caso, pero la investigación apenas avanza hasta que relacionan la muerte de Parellada con un homicidio sucedido un par de semanas antes y con unas memorias en las que se describe el duro clima moral y material de la posguerra española.












"Los que hemos amado"
Willy Uribe
Los libros del lince (2011)
224 páginas

Resumen:
La historia de dos chicos de Getxo que viajan al sur de Marruecos buscando olas grandes, buen costo y algún remedio para el aburrimiento. O tal vez huyendo de no sé sabe muy bien qué. Del tedio, sí, pero seguramente de algo más. Antes de la partida ocurren ciertas cosas. Una chica se tira de lo alto de un acantilado, otro conocido aparece muerto en las vías de un tren. La atmósfera narrativa es todavía luminosa, pero hay algunos elementos que la ponen en entredicho. Por ejemplo, la peculiar relación entre los protagonistas: Eder es de buena familia, rico, y tiene un carácter dominante. Sergio no sabe ni quién es su padre, y es pobre, sumiso, y bastante ingenuo, aunque más valiente para las olas grandes que su amigo Eder. Si les unen las olas, hay cosas que les separan. Como dice el narrador, “el dinero de los ricos habla por sí solo, pero el de los pobres necesita una explicación.” Finalmente, lo que empieza como una historia de aventuras, un viaje de iniciación, va complicándose hasta convertirse en una trama de engaño y codicia, mentira y traición, pero también en una peculiar historia de amor.


5 comentarios:

Maireen dijo...

Me encanta el género policiaco/negro, aunque de los autores españoles que mencionas sólo conozco a Vázquez Montalbán, a Giménez Bartlet, a Lorenzo Silva y algo de García Pabón.

Reconozco que he leído mucho más a autores extranjeros, en detrimento de los españoles: John Connolly, Michael Connelly, Patricia Cornwell, Andrea Camilleri, Donna Leon, Mankell o P. D. James.

Después de tu comentario, no me han quedado muchas ganas de leer esas dos novelas, la verdad. Creo que seguiré buscando autores nuevos por otro lado.

Modestino dijo...

Los autores que citas también están en mi lista especial. Mi opinión sobre los libros que traigo hoy no deja de ser subjetiva, evidentemente.

Susana dijo...

Me parece mal que se utilice cualquier excusa para introducir adoctrinamiento político. Yo lo he encontrado hasta en las novelas de mi hija de estilo juvenil romántico.

veronicia dijo...

(Ésto es un poco lo que a mi me pasa a veces...)
Leo una novela negra; es como si me transportara al lugar y los hechos, soy la sombra que acompaña al protagonista... y necesito sentirme bien a su lado.

Si el autor sitúa la trama en otra parte del mundo,o en el futuro, o en el XIX yo feliz...

Pero los autores españoles me gustan no solo por como escriben sino por como reflejan España. Si me pintan una España "pretendida mente real" que se parece a la realidad como un huevo a una castaña, pienso... esto que lo vendan en USA que se lo tragarán como yo me trago (tan feliz!) que aquello es como lo pintan en las novelas que yo devoro.

Modestino dijo...

Como ya digo, una cosa es que lo que escribes refleje tu ideología y otra es hacer apología.