2 de abril de 2012

Líderes del descuento



Hacía tiempo que no dedicaba una entrada a la actualidad del equipo de mis amores ... y mis úlceras; pero como el fútbol es una caja de sorpresas y en diez días las cosas pueden cambiar radicalmente, el equipo blanquillo ha enlazado tres victorias seguidas -¡la de tiempo que hacía que no conseguíamos tantos triunfos seguidos!- y ha pasado de lucir el farolillo rojo deshauciado y humillado a superar a dos rivales y acercarse a una salvación que, estando aún dificilísima, ya no es el imposible que parecía hace solamente quince días. Lo más llamativo de estas victorias es que todas han sido épicas y en el límite: al Valencia se le ganó en un partido con gol en el minuto 81 y terminándolo con nueve jugadores, frente al Atlético de Madrid se venció en el 95 merced a un penalty y el pasado sábado el canterano Lafita marcó en el 92 cuando todos andábamos resignados con el empate. Si a esto añadimos que otras dos de las escasas siete victorias zaragocistas de esta temporada -Español y Villarreal- también llegaron en el tiempo de prolongación, es como para lamentar que no exista una clasificación de triunfos en el descuento, porque posiblemente en esa andaríamos líderes.

Las alegrías de los últimos partidos no nos pueden hacer olvidar el desastre de planificación de las últimas temporadas, en las que la demencial gestión de Agapito Iglesias ha hecho desfilar por La Romareda más de cincuenta jugadores nuevos, muchos de los cuales han llegado y se han ido sin demostrar absolutamente nada, siendo fichados sin criterio alguno, en ocasiones más por ocultos intereses del propio presidente blanquillo e intermediarios afines que por reales necesidades deportivas del equipo. Pero por encima de todo, los aficionados del equipo del león somos apasionados del mismo y, junto a nuestra permanente indignación por la situación a la que han llevado al club de nuestros amores, andamos con la esperanza recobrada y ya no somos -vete a saber por cuanto tiempo- los personajes abrumados y desolados de hace sólo unos días. En estos momentos quedan nueve partidos, todo un mundo -27 puntos- que puede obrar el milagro de la salvación, algo que de ocurrir nos devolverá al cielo de la euforia, por mucho que en buena lid uno piense que la mejor salvación del club sería que lo abandonara quien lo dirige.

El Zaragoza, los recientes y pírricos éxitos no nos pueden cegar, es un equipo ayuno de calidad y consistencia, pero no podemos negar que, además de una suerte enorme -que, eso sí, nos había faltado a lo largo de la temporada- hace ya unas semanas en las que el equipo -con excepción del día de la Real y la última media hora de La Rosaleda- ha mostrado compromiso, conjunción y dignidad. Y si hay que buscar a quien se debe la trasformación, no me cabe ninguna duda que el primer responsable es Manolo Jiménez, un sevillano trabajador, coherente y constante que tiene la rara virtud en este mundo del fútbol de decir lo que piensa, no andar preocupado de ser políticamente correcto y afrontar su trabajo con realismo. Jiménez llegó al Zaragoza cuando el club se hallaba en situación caótica y con un nuevo Consejo de Administración que tiró la toalla a los diez días; el hombre pidió unos fichajes de los que solamente le trajeron uno, completando la plantilla en el mercado de invierno con auténticos desechos de tienta. En estos momentos Manolo Jiménez es el clavo ardiendo al que nos sujetamos los zaragocistas, entre otras cosas porque es la única cabeza pensante del club que ha dado muestras de saber lo que hace y saber lo que quiere. También los jugadores, la mayoría muy limitados técnicamente, han aportado su granito de arena, mostrando compromiso y entrega sin límites; el mejor, durante todo el año, está siendo el meta Roberto, que cuenta sus actuaciones por exhibiciones y es el ídolo actual de los seguidores blanquillos, junto a él creo que hay que destacar a Pinter, un húngaro al que habíamos etiquetado de "paquete" y que en los últimos encuentros ha exhibido un despliegue físico sensacional, al centrocampista malagueño Apoño, único volante con criterio de la plantilla, al serbio Obradovic, un carrilero tan brillante como desordenado que nadie se explica como estuvo sin ficha toda la primera vuelta, al aragonés Lafita, que parece jugará en el Getafe el próximo año y al portugués Helder Postiga, con frecuencia individualista, pero que sabe fijar las defensas y trabaja sin parar todo el partido.

No se como terminará esta aventura; llevamos años jugando con fuego y lo normal es que terminemos achicharrados, pero las nubes ya no son tan negras, y lo ocurrido en las últimas jornadas nos permite soñar; de entrada el equipo -que no sus cabezas dirigentes- ha recuperado la dignidad y ya no se arrastra por los campos de primera como animal herido y humillado. El próximo sábado juega en La Romareda el Barça de Leo Messi, Andrés Iniesta, Xavi Hernández, ... hace solamente unos días me hubiera conformado con que no nos hicieran una "manita", ahora soy capaz de soñar con que el milagro continúe, ya se que es una quimera, pero si aguantamos el empate hasta el minuto 90 ... nos convertiremos automáticamente en favoritos para el descuento, y ya lo decía Heraldo de Aragón ayer, tras el sábado viene el Domingo de Resurrección.


8 comentarios:

tomae dijo...

Pues yo sí se que sé como acabará el asunto si se salva el equipo de tus amores y úlceras ...

A ti te nombrarán el aficionado Tomasomodestino porque hasta que no vió no creyó...quizá por ser tan incrédulo te echarán un par de temporadas en el destierro, aunque supongo que firmarías por ello.

Y a nuestra querida Veronicia la nombrarán 2 Madrina de Honor del Zaragoza (Después de la Virgen del Pilar, claro está) porque siempre ha creído y su fé ha sido tan grande que el Zaragoza remontará el vuelo.

Modestino dijo...

Bastante de eso debe de haber :), no obstante, aún queda un mundo.

veronicia dijo...

Gracias Tomae!
En los últimos partidos que ha ganado el Zaragoza en al final o en el tiempo de descuento siempre me dice que ganar así es como una señal de que se va a salvar; que no va a descender. Yo digo que somos duros de pelar.
Estas adversidades nos hacen fuertes, no damos nada por perdido y hasta que el arbitro no pita el final queda tiempo para un gol.
Mantengo la esperanza de que cuantos más equipos se agolpen al final de la tabla más posibilidades tenemos, porque aguantamos la presión mejor que ninguno.

Modestino dijo...

Sí, aguantamos la p5resión porque ya nos hemos acostumbrado ... antes nos faltaba la experiencia.

Y además, el equipo se ha vuelto difícil de batir, ayer en "La Jornada", de AragónTV, Andoni Cedrún insistía en que el Zaragoza había hecho 30 faltas ... ya se que no es ejemplarizante, pero significa que van a por todas.

veronicia dijo...

Las faltas tácticas son parte de una estrategia de defensa y la forma de romper el contrataque del rival además no perdemos la concentración ni siquiera si nos quedamos con diez.

Modestino dijo...

Hay faltas tácticas ... y otras que son pura leña. ;)

Brunetti dijo...

El tiempo de descuento ("el alargue", como gustan llamarlo los comentaristas deportivos) es como un "mini partido" dentro del partido, en el que, a menos que el resultado esté ya muy decantado, puede pasar de todo. Y suele pasar, de hecho.

En muchas ocasiones, ese tiempo de descuento es lo más divertido y emocionante de un partido (se podría uno ahorrar los 90 minutos previos, la verdad).

Normalmente, los equipos timoratos jamás consiguen nada en el descuento; en cambio, los ambiciosos, los luchadores o los que nada tienen que perder, son los que suelen llevarse el gato al agua.

Felicidades por estas semanas de ensueño deportivo que estás viviendo.

P.D. Mira que si este fin de semana le ganáis al todopoderoso FC Barcelona.... Aunque mucho me temo que toda proeza tiene un límite y esa os estará vedada.

Modestino dijo...

90 minutos son demasiados como para que Meado y cía no te hagan un roto. La batalla por la permanencia creo nos la vamos a jugar con el Villarreal, que es mejor que nosotros en todo: nuestra única ventaja, además del goal-average, es que estamos más acostumbrados a estas situaciones.