13 de abril de 2012

El día que atravesé por vez primera la frontera oscense

Soy de una generación que ni hacía "Erasmus" ni tenía grandes ocasiones de ir al extranjero, incluso viajar por España era una posibilidad reservada para unos cuantos privilegiados. Por eso las excursiones que organizaba el colegio se convertían en una especie de aventura a la que te enfrentabas con una ilusión y expectación que se extendía en las semanas anteriores al día señalado. Corría el año 1968, hacía yo cuarto de primaria, lo que por entonces llamaban "Ingreso en el bachillerato" y tenía a la sazón 9 años, recuerdo que el año anterior la excursión primaveral de cada año había consistido en una romería a la ermita de Nuestra Señora de las Viñas, ubicada en Aguarón, un pueblo cercano a Cariñena y en esta ocasión nos habían anunciado a bombo y platillo que iríamos al castillo de Loarre, del que el profesor de turno nos habló unas maravillas que la realidad confirmó plenamente. Ir a Loarre suponía, además, traspasar los límites de la provincia de Zaragoza y en mi caso, entrar en la de Huesca por vez primera en mi vida. Del día pasado en el magnífico castillo oscense no recuerdo demasiadas cosas, sólo que salimos de la Plaza San Sebastián, que subir al vetusto edificio me pareció una odisea y que jugamos un partido de fútbol, aunque no consigo recordar con exactitud la localidad donde estaba instalado el campo en el que dimos unas cuantas patadas al balón, ... tal vez Ayerbe. Pero ese día de ilusiones y exparcimiento infantiles quedó grabado en mi memoria por un suceso de carácter internacional del que tuvimos noticia al llegar a nuestro destino y que sin ninguna duda tuvo su importancia en el devenir histórico de la época.


Tengo perfectamente grabado en la memoria cómo cuando estaba llegando al castillo en compañía de uno de los profesores que nos acompañaban, alguien que ya estaba arriba gritó a dicho profesor: "se han cargado a Kénnedy": efectivamente, era el 5 de junio y en el Hotel Ambassador de Los Ángeles un joven palestino de 24 años llamado Sirhan Bishara Sirhan disparaba contra el entonces senador Robert Kénnedy y sus acompañantes y le causaba unas heridas que le ocasionaban la muerte horas después. Al llegar arriba un compañero de colegio me explicó que "un estudiante había disparado" contra Robert Kénnedy e inmediatamente mi cabeza evocó la muerte también violenta de su hermano John el 22 de noviembre de 1963 en Dallas cuando era presidente de los Estados Unidos, estaba yo entonces en la cocina de mi casa y mi padre pronunció ante mi madre la misma frase que ahora escuchaba a mi profesor. Robert Kénnedy llevaba una carrera triunfal para la nominación como candidato del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de ese año y su muerte puso fin a las expectativas que dicho partido tenía: en noviembre el republicano Richard Nixon se imponía a un candidato con mucho menos punch, Hubert Humphrey. Un par de meses antes había sido igualmente asesinado el líder religioso y ciudadano martin Luther King y en uno y otro caso fui consciente de la importancia de estos crímenes, de estar viviendo acontecimientos de calado histórico.


Corrían entonces, como ahora, tiempos complicados en el mundo; en París ese año había estallado con toda su fuerza el mítico Mayo del 68, en los Estados Unidos un buen número de idealistas llevaban años luchando por los derechos civiles de los afroamericanos, aún sepultados en la segregación y la más absoluta desigualdad, a la vez que la Guerra del Vietnam partía familias y conciencias, mientras en nuestro país la banda terrorista ETA daba sus primeros coletazos y el régimen imperante era incapaz de dar paso alguno que supusiera una mínima apertura. La figura de Robert Francis Kénnedy era tremendamente atractiva, elevada sobre el mito de su asesinado hermano, a quien con el tiempo se acabó bajando del pedestal e incorporando al mundo de los políticos con pies de barro. Robert era entonces, al menos yo en mi inocencia e ignorancia infantiles lo veía así, un personaje que aportaba esperanza, que parecía capaz de influir para que el país más poderoso del mundo, enfrentado no lo olvidemos al "monstruo" soviético en esa famosa guerra fría, estuviera en condiciones de influir de una manera más noble y generosa en el mundo occidental. Yo entonces era un niño ingenuo y nada placeado, viajar a Loarre era ya todo un acontecimiento y, como tantas veces en la vida, son los hechos insignificantes los que hacen el papel de recipiente en el que conservar el "tempo" de los hechos relevantes en nuestra memoria.


12 comentarios:

paterfamilias dijo...

Es curioso cómo funciona esto de la historia o los recuerdos. En EE.UU. se cuenta al revés: el día que asesinaron a Bob Kennedy coincide con la primera salida de Modestino de la provincia de Zaragoza ;-)

Me ha gustado esta entrada y ... ¡precioso el castillo!

Anónimo dijo...

De las muertes de los Kennedys y de su hermano JFK,mas en concreto ,hay muchas versiones.Puede que se quede como un enigma mas de la historia....

Susana dijo...

Yo recuerdo el 11m porque al llegar al colegio de los niños vi a una señora llorando. Había muerto su cuñada en un tren. un beso.

Modestino dijo...

Un testimonio tremendo, Susana.

Modestino dijo...

El Sevil nos dio ayer la puntilla amigo ... En USA no tienen castillos como el de Postre :)

Modestino dijo...

Se ha escrito mucho sobre el tema. Oliver Stone hizo una magnífica película, "JFK".

paterfamilias dijo...

Modestino, no creas que no me acordé de ti ayer mientras veía el partido por internet. La verdad es que esperaba más del Zaragoza. Era un partido que me daba mucho miedo, pero vi a un Zaragoza muy conformista (o que saltó al campo ya muy tocado por el resultado del Villarreal, no sé) y todo fue más fácil de lo esperado.

Aunque suene hipócrita, me encantaría que se salvara (ya te lo he dicho muchas veces)

Modestino dijo...

La calidad del Zaragoza es mínima, se ha reaccionado tarde y más a base de coraje y fortuna qué a otra cosa.

Anónimo dijo...

Me hace gracia que en este blog ,se toque el tema que se toque,siempre entre medias hay comentarios futbolisticos ,vengan o no a cuento.Ja ,Ja,ja.

Modestino dijo...

Me temo que estoy condenado a que salga el tema. Y curiosamente, cuando el post es de fútbol suele haber menos comentarios ...

veronicia dijo...

Que sorpresa! mi primera excursión también fue al castillo de Loarre, lo que más recuerdo es las ganas que tenía de ir, y como todos mis hermanos tenían varicela me asustaba ponerme enferma y no poder ir. Recuerdo que los bocadillos fueron de tortilla, lomo con queso y nocilla (esta terna repitió todas las excursiones de mi vida)
Y recuerdo reírme con las payasadas de mi amigo Rubén.

Modestino dijo...

Lomo con queso era demasiado sofisticado en mi época. La nocilla creo es también posterior al 68.