7 de mayo de 2010

María Dolores Pradera



El otro día actuó en Huesca, y bien que sentí no haber podido asistir a su recital en el Palacio de Congresos, ese edificio que para unos, me temo que con cierta razón, es excesivo y que no se si era el escenario adecuado para la cantante madrileña ... a mí me hubiera cuadrado más en el remozado Teatro "Olimpia". De cualquier manera, fue una suerte para Huesca disfrutar de esta mujer que a sus 85 años sigue cantando con la elegancia y el atino de siempre.

Ante todo, María Dolores Pradera es una cantante como la copa de un pino, una voz que uno no se cansa nunca de oír, tal vez porque una de las características que definen su estilo es el de la intemporalidad, lo que hace María Dolores no se pasa de moda y nos sigue gustando tanto como les gustaba a nuestros abuelos. Con la Pradera no vale el tópico de las "canciones de siempre", porque con ella esas "canciones de siempre" son distintas y se convierten en eternas.

Pero, además de una gran intérprete, es también una mujer en toda la regla: personalidad arrolladora y una belleza, que conserva a pesar de las canas, las arrugas y la huella de los años. Cuando expresa con esa fuerza única las palabras que componen la letra de sus canciones, parece que esta viviendo ella misma todo lo que dice; y en la propia María Dolores ves reflejado en cada caso la pasión, el desdén, la humillación, la ternura o el desengaño.

Y si a María Dolores Pradera tuviera que identificarla con alguna palabra la haría con la de estilo: no me cabe duda de que canta como las mejores, pero es que a ésto hay que añadirle el saber estar, la soltura y esa serenidad que, dicho en el sentido más positivo, es casi una provocación. La Pradera deambula por el escenario con una elegancia única, su estilo está presidido por la pulcritud y la discrección, que no impiden toda la fuerza que le da a cualquier interpretación.

Se me ocurren muchas canciones inolvidables que ha interpretado a lo largo de tantos años, incluidos esos duetos espectaculares de su disco "En buena compañía", donde canta con José Carreras, Joaquín Sabina, Los Secretos, Caetano Veloso, Rosana, Amancio Prada, ... o uno que he encontrado por youtube en el que hace un magnífico dúo con el llorado Carlos Cano cantando la maravillosa "María la portuguesa", pero los dejo para otra ocasión, seleccionando para hoy tres temas que canta en solitario; la primera tiene que ser "La flor de la canela", entre otras razones porque cuando me imagino a María Dolores Pradera surge inmediatamente el estribillo de los "jazmines en el pelo y rosas en la cara"; en segundo lugar he elegido "Que te vaya bonito", un tema que nos habla de despecho, del duelo que causa la traición en el amor, algo de lo que habla mucho la cantante y que sabe decir con una fuerza especial; finalmente pongo una canción que, al menos por mí, no es demasiado conocida, se llama "Las Acacias" y me impresionó cuando la oí cantar a una persona hace muchos años, con una letra realmente desgarradora.






6 comentarios:

lolo dijo...

Es elengantísima y nunca canta igual en directo. Fui a verla con mi madre hace dos años y disfrutamos mucho.
Y cómo se pone los pañuelos y los pasea por el escenario, lenta o enérgica... y su voz. Una señora y una auténtica intérprete.
Gracias, Modestino.

Sí, creo que es de escenario más pequeño, para no pederse lo que digo.

Modestino dijo...

Recuerdo que en la inauguración del nuevo Teatro Olimpia actuó Teresa Berganza, y efectivamente -y salvando las distancias y los estilos diferentes- en un escenario cercano los detalles se notan mejor, y éstos no son irrelevantes.

annemarie dijo...

La serenidad es casi una provocación? Es una provocación irresistible, Modestino! :))

Modestino dijo...

Benditas provocaciones irresistibles, entonces ;)

Mariapi dijo...

No he tenido la suerte de escucharla en directo, pero me gustan sus canciones y como las dice... me recuerdan la época romántica de tocar horas y horas la guitarra, en la lejana adolescencia. Gracias Modestino.

Modestino dijo...

Sí, las canciones de la Pradera se han oído a la guitarra por los cuatro puntos cardinales.