"Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua."
(Antoine de Saint-Exupery )
Antoine de Saint-Exupéry fue uno de los pioneros de los vuelos postales internacionales, un aviador en los días en que la aviación poseía pocos instrumentos y volar era una tarea extremadamente difícil y peligrosa. Pero Saint-Exupery fue también un escritor lleno de sensibilidad; creo que, al menos en mi generación, todos leímos de niños "El principito", una auténtica joya que es mucho más que un libro para niños, entre otras razones porque nos sigue conviniendo su lectura cuando ya nos hemos hecho mayores.
A mí la frase citada me invita a pensar en la esperanza, en que siempre hay algo más allá del tiempo, de la ciudad, del momento, ... por lo que vale la pena seguir bregando. Un desierto puede convertirse en la gran metáfora de la desazón, de un mal momento, de una temporada llena de contrariedades; por esta razón no podemos olvidar que en un momento determinado llegará el oasis, que al final está la tierra prometida.
Hay muchas razones que pueden justificar que veamos nuestra vida como un desierto: un fracaso matrimonial o profesional, la falta de salud, la incomprensión familiar, el estar a disgusto en el trabajo, la soledad , ... y el problema se agrava cuando somos incapaces de avistar la existencia de ese pozo. Un pozo que a veces está lejos, pero en ocasiones nuestro drama estriba en que pasamos a su lado y no nos damos cuenta, tal es nuestro estado de agotamiento, de insolación. Son momentos en los que solamente somos capaces de ver arena, de sentir el calor pegajoso e implacable sobre nuestros cuerpos agotados y frente a nosotros solamente contemplamos kilómetros y kilómetros de desierto inacabable.
Ese pozo de agua solamente aparecerá cuando seamos capaces de enfrentarnos a la vida con fortaleza; es esencial encontrar quien nos acompañe en ese desierto, descubrir un incentivo para seguir caminando y hacerlo cada vez con más firmeza y buscar con afán y con la brújula adecuada el oasis, es decir, saber lo que queremos.
Y no perdamos de vista la sutileza del escritor francés: "... lo que embellece al desierto ...", no nos habla de atenuar el dolor, de hacer el camino más llevadero, sino que a la dureza, al calor, a la aridez del desierto las convierte en algo bello precisamente por esa esperanza.
16 comentarios:
Pedazo de entrada, Modestino, me ha encantado. Especialmente el final: hacerlo más bello, no menos doloroso.
Un abrazo
aurora
Saint Exupery es para mí una mina por explotar y un tesoro por descubrir. Tengo que releer "El principito" y elegir algún libro más.
sí, Saint Exupery es estupendo, Vuelo nocturno creo que te gustará...
Hoy no me puedo resistir a intervenir, es sorprendente tu capacidad para elegir temas que nos interesen y que despierten en nosotros emociones, recuerdos que teniamos casi olvidados.
Es lo que me ha ocurrido al leer el comentario sobre el principito, un libro totalmente emblemático para mí, creo que es el libro que más me ha gustado, que más me ha llenado leer, sobre todo en la epoca en que estudiaba la carrera, esa época en la que somos más idealistas y con más tiempo para los sentimientos, aunque pienso que es algo que nunca hay que perder, el otro día en el blog de Frank se tocó tema de mantener en la vida la ilusión que tienen los niños por todo, que es lo que plantea el principito, y es algo que sería muy sano que la gente tuviera presente, haríamos más felices a todos.
Tu post me ha gustado mucho, supongo que se refiere a que incluso en el peor momento siempre hay que mantener la esperanza, mi hermano tiene una frase que es "siempre hay algo detrás de la montaña", y es verdad cuando estamos hundidos a veces pasa algo y nos damos cuenta que no todo está perdido.
Tengo una anécdota con el principito y es que se lo regalé a mi marido cuando nos acababamos de conocer, con mi teléfono dentro como indirecta, fijate si me has traído recuerdos...
Gracias Modestino.
Es verdad eso de que siempre hay algo detrás de la montaña, una frase para enmarcar.
No sabía de tu devoción por "El principito". El día en que empezamos a perder las ilusiones infantiles es el día en que empezamos a envejecer. Lo que pasa es que probablemente nunca saldrá del todo de nuestro interior el niño que todos llevamos dentro.
Al leer hoy tu escrito, he pensado en algunas personas del entorno donde vivo, que en estos últimos tiempos se han visto afectadas por los famosos EREs.
Después de muchos años en la empresa y con 50 años de edad, tienen que empezar de nuevo.
Como tu dices, es importante no perder la esperanza, el mal momento pasará y seguro que apareceran nuevos proyectos y oportunidades.
Estamos en tiempos complicados; vuelven situaciones que parecían pertenecer a tiempos pretéritos.
Y es posible que el resto del mundo, quienes tenemos la suerte de conservar la situación, sigamos viviendo ajenos a los que tienen el problema: no deja de ser un peligro en está sociedad que a veces peca de insólidaria e individualista.
Tengo que volver a leer "El Principito". Me lo aconsejaron hace poco.
Un tema, Modestino... que cada cual leerá según le vaya ahora en su peli personal.
La esperanza, en momentos malos, precisa que alguien te la recuerde. Alguien que te quiera y te diga con cariño "¿Recuerdas que un día viste una luz? Pues aún está. Aunque no puedes verla en estos momentos..."
Corren malos tiempos para la esperanza. Sobre tod si el objeto de nuestra es peranza es como una caja de bombones... que caduca o se derrite.
Gracias por la entrada
Sunsi no pierdas la esperanza. Recuerdo una frase en la película Forrest Gump: "mamá siempre decía que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes cual te va a tocar". Seguro que entre todos está el que te gusta, esa es la esperanza.
Gran frase de una gran película, aunque los niños gorditos siempre sabíamos que nos tenía que tocar el grande y de licor ... y si estaba envuelto en papel de colores, mejor.
Inmensa entrada.
Yo, al revés que Sunsi, pienso que en tiempos de crisis es cuando precisamente la esperanza surge con todo su esplendor. Ahí está ella, manteniéndonos con sus alas en el complicado equilibrio que supone estar desencontrado y perdido. Es la esperanza la que nos dará la chispa de la creatividad, de la perspectiva para poder abrir un camino de salida.
El ser humano puede perder todo, todo, menos la esperanza. Ella siempre lo mantiene a flote.
Tu entrada me ha recordado una conversación reciente con un amigo que es infinitamente ateo. Y él precisamente, me hablaba de la incombustible esperanza. Me hablaba de la fuerza del ser humano y de la esperanza, de esa idea que siempre sostiene al ser humano frente al kaos, ese saber que todo pasará, que surgirán nuevos caminos, y que detrás de esa lucha estaba siempre la infinita esperanza. Me hablaba de los pueblos sudamericanos, de su esperanza, y de lo identificado que se sentía con ellos. Con esa convicción de que todo está por llegar. Que todo va a mejorar...
La esperanza... incombustible.
Estoy contigo Ana, es en los tiempos malos cuando la esperanza adquiere su mejor dimensión. Eso sí, sin Dios esa esperanza la veo demasiado fragil, sin cimientos sólidos.
Gracias, Paladín . He citado la caja de bombones sin recordar la espléndida frase de Forrest.
La película -no e cansaría de verla- encierra ua filosofía de vida. "Corre, Forrest..." Forrest siempre corre, luego jamás se detiene. A más palos, más carrera.
Yo rescato un pedazo de post de Modestino donde apunta la importancia del que acompaña. A veces podemos bordear el pozo porque vamos ciegos. A veces, no se sabe por qué... no vemos. Es entonces cuando tener un amigo es tener un tesoro. Evita la caída en el pozo. Yo quería resaltar eso. No somos seres aislados. Nos necesitamos. Y un día puede que el que estuvo ciego recobre la vista ... y el que te acompañó tenga un desprendiniento de retina y seas tú... que aprendiste de él... el que acompaña.
Quería decirle a Ana que la esperanza no es que se pierda... sólo que a veces se difumina. Y depende de la consistenca y de tus raíces que se pueda hacer palanca para volver a remontar. Hay tramos del camino que a veces se complican. No es nada fácil vivir.
A veces "resucitar" todos los días cuesta. Que cueste no significa que sea imposible.
Un saludo
La esperanza Sunsi se puede oscurecer en ocasiones; el optimismo no es obligatorio, que a veces parece que hay que ir cantando rancheras por la vida y hay circunstancias en las que las rancheras -o los boleros, o las jotas, ...- no pegan ni con cola.
Lo que pasa es que en los malos momentos es cuando hay que desempolvar las convicciones y redescubrir los faros.
Sin Dios la esperanza es más chiquitita, cierto, pero ahí está, y para mí que es parte de la presencia de Dios en nuestras vida, en la vida de cada ser humano, aunque a Él no lo puedan ver.
No nos deja nunca solos, siempre nos acompaña, así... con la esperanza y la fortaleza que creemos nuestra, pero que no, que no lo es, que es un regalo.
Me gusta pasar por ésta tu casa, Modestino. Parece que te hayas tomado una tila cuando sales.
Gracias. En realidad ... ayer tuve un día malo malo... por circunstancias del entorno. A veces me veo envuelta en unos fregaos sin comerlo ni beberlo ni haberlo pedido. Y me atasco. No sé qué tengo que hacer con adolescentes que no son mis hijos. Y más si son menores.
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