El lunes de la semana pasada, como ya quedó constancia en este mismo lugar, viajé a Madrid en el AVE; en dicho medio de locomoción tuve ocasión de leer el periódico del día a la ida y a la vuelta: por la mañana eché un vistazo al "Heraldo de Aragón" y por la tarde lo hice con "El Mundo"; en ambos aparecía como noticia destacada la exitosa presentación de la película "Agora", la última creación de Alejandro Amenábar. Tratándose de un film del cineasta de origen chileno, no cabe duda de que será un trabajo excelente, dotado de las dosis de genialidad y perfección que caracterizan la obra de este joven genio del cine español.
Al parecer la película, rodada en Malta, está ambientada en la ciudad de Alejandría en el siglo IV después de Cristo y plantea la tesis de que los cristianos, aún en pleno Imperio romano, habían pasado de ser perseguidos a perseguidores; Amenabar nos dice que "la película es, en muchos sentidos, una historia del pasado sobre lo que está pasando ahora, un espejo para que el público mire y observe desde la distancia del tiempo y del espacio, y descubra, sorprendentemente, que el mundo no ha cambiado tanto", , con lo que si casamos lo uno con lo otro, parece que de nuevo se atiza el fuego de la crítica a la Iglesia.
Parece que no han servido de nada veinte siglos de estudios, de profundizaciones, de magisterio y de revelaciones; ahora de golpe y porrazo nos descubren que las cosas sucedieron de otra manera. Es como si tuvieramos que andar por la vida agradecidos a quienes nos abrenb los ojos; el problema está en que para abrirnoslos no sabemos si el fundamento es la sabiduría, la elucubración o la mala uva.
No dudo de la calidad del trabajo de Amenábar: ha demostrado sobradamente que es posiblemente el mejor cineasta español de los últimos tiempos, pero me llama la atención que siempre parezca caminar en la misma dirección. Con las películas "históricas" puede estar pasando como con la novela histórica, un género atrayente e interesante que corre el peligro de convertirse en ocasión para que cada cual suelte su tesis sin encomendarse a Dios ni al diablo. Y de esta manera, miles de lectores y cinéfilos acaban sus lecturas o visionados convencidos de que se les han abierto los ojos y han aprendido verdades históricas hasta ahora ocultadas. La veracidad de las fuentes, la credibilidad de los planteamientos, el rigor de lo que se cuenta parece que tiene menos importancia.
Si se trata de elaborar películas cargadas de imaginación, calidad artística y profesionalidad a prueba de bomba, todos nos tenemos que congratular, pero tendría que evitarse esconder detrás de ellas determinadas visceralidades anticlericales excesivamente en boga.
Porque puestos a elucubrar también cabria proponer el rodaje de películas que nos cuenten que Abraham Lincoln tenía un esclavo negro a quien castigaba con azotes cuando cumplía mal sus funciones, que Charles de Gaulle abusaba de su nieta o que Pablo Iglesias era ludópata; quien lo hiciera podría ser un fenómeno como director y alegar inquietudes históricas, aunque no podríamos evitar sospechar que, a la vez, no le gustaba el partido republicano de los Estados Unidos, era antifrancés o se la tenía jurada a los socialistas españoles.
Al parecer la película, rodada en Malta, está ambientada en la ciudad de Alejandría en el siglo IV después de Cristo y plantea la tesis de que los cristianos, aún en pleno Imperio romano, habían pasado de ser perseguidos a perseguidores; Amenabar nos dice que "la película es, en muchos sentidos, una historia del pasado sobre lo que está pasando ahora, un espejo para que el público mire y observe desde la distancia del tiempo y del espacio, y descubra, sorprendentemente, que el mundo no ha cambiado tanto", , con lo que si casamos lo uno con lo otro, parece que de nuevo se atiza el fuego de la crítica a la Iglesia.
Parece que no han servido de nada veinte siglos de estudios, de profundizaciones, de magisterio y de revelaciones; ahora de golpe y porrazo nos descubren que las cosas sucedieron de otra manera. Es como si tuvieramos que andar por la vida agradecidos a quienes nos abrenb los ojos; el problema está en que para abrirnoslos no sabemos si el fundamento es la sabiduría, la elucubración o la mala uva.
No dudo de la calidad del trabajo de Amenábar: ha demostrado sobradamente que es posiblemente el mejor cineasta español de los últimos tiempos, pero me llama la atención que siempre parezca caminar en la misma dirección. Con las películas "históricas" puede estar pasando como con la novela histórica, un género atrayente e interesante que corre el peligro de convertirse en ocasión para que cada cual suelte su tesis sin encomendarse a Dios ni al diablo. Y de esta manera, miles de lectores y cinéfilos acaban sus lecturas o visionados convencidos de que se les han abierto los ojos y han aprendido verdades históricas hasta ahora ocultadas. La veracidad de las fuentes, la credibilidad de los planteamientos, el rigor de lo que se cuenta parece que tiene menos importancia.
Si se trata de elaborar películas cargadas de imaginación, calidad artística y profesionalidad a prueba de bomba, todos nos tenemos que congratular, pero tendría que evitarse esconder detrás de ellas determinadas visceralidades anticlericales excesivamente en boga.
Porque puestos a elucubrar también cabria proponer el rodaje de películas que nos cuenten que Abraham Lincoln tenía un esclavo negro a quien castigaba con azotes cuando cumplía mal sus funciones, que Charles de Gaulle abusaba de su nieta o que Pablo Iglesias era ludópata; quien lo hiciera podría ser un fenómeno como director y alegar inquietudes históricas, aunque no podríamos evitar sospechar que, a la vez, no le gustaba el partido republicano de los Estados Unidos, era antifrancés o se la tenía jurada a los socialistas españoles.
16 comentarios:
En una conocida revista especializada declaraba no ha mucho el joven genio que antes de rodar "Agora" era agnóstico y que ahora ya es directamente ateo. No puedo decir que me sorprendiera. Bueno, por lo menos hay que esperar que esta "Agora" sea visualmente interesante, como lo son todas sus obras. Sin embargo, siempre he pensado que a los films de Amenábar les falta alma. Era muy evidente en "Los otros", en donde la absoluta (excesiva incluso) brillantez del envoltorio se comía cualquier otro componente de la peli, incluido el propio contenido. Y si comparabas "Mar adentro" con "Million dollar baby" pensabas inevitablemente que el film de Amenábar, a fin de cuentas mucho más joven que Eastwood, carecía de la hondura y la humanidad de la peli del viejo Clint. De todos modos, ojalá que "Agora" haga una buena taquilla en USA, siendo como es una producción absolutamente española.
P.D.: Aunque en este blog no nos conozcamos todos (yo os aseguro que apenas conozco a dos o tres personas de las que participan con frecuencia), reto a quienes conozcan personalmente a Rosaura a que nieguen, si son capaces, que guarda un razonable parecido físico con Rachel Weisz, la protagonista de "Agora", que también lo es de las dos primeras partes de "La momia".
A mí Rosaura me parece infinitamente más guapa que Rachel Weisz.
Ratifico plenamente lo dicho por Modesto, acerca de la instrumentalización de la cultura en general, para el logro de fines revanchista y sectarios. Y digo, sectarios, pues se parte, con plena consciencia de ello, de la supremacia intelectual -máxime en los tiempos de deliberada incultura formativa en los que vivimos-, para el logro de fines espúreos y dinamitadores de valores y conocimientos de plena vigencia universal. En definitiva, la norma imperante lo es que el fin justifica los medios. El visionado de tales "obras" requeriere de una buena dosis de paciencia y de esfuerzo para compensar la calidad artística con el mensaje subliminal; sabedores de que cada vez menos personas se aperciben de lo que se pretende (aparte el exponente artístico). De ahí la necesidad de aclarar las cosas.
P.D.: ¿Así que Raquel Weisz y Rosaura se parecen físicamente?. Interesante. A ver si la tal Rosaura adjunta a sus post una foto.
Me parece que Rosaura no aportara foto en tanto en cuanto no la aportes tú, Tallón .... lo uno por lo otro.
Ya has visto que he iniciado la semana con un post propicio al intercambio de pareceres, como a tí tebgusta. En tu honor, amigo.
Yo pienso que es muy difícil separar la obra de su creador, separar lo creado del pensamiento que sostiene al creador, de los puntos de referencia que mueven sus pasos. No pienso que sea utilitarismo consciente. Creo sin más que la obra siempre se contagia de su autor; sea una novela, película, cuadro o escultura.
No podemos dejar de ser quienes somos, afortunadamente. Y creo que debe ser así.
Y esto nos pasa a todos, que transmitimos a lo que hacemos un algo de nuestra esencia como personas, somos seres con pensamientos que queremos transcender. Pasa siempre, en todas las latitudes. Queremos para los otros lo nuestro, porque lo creemos bueno. Sólo es eso.
Por lo demás, hemos de saber que cuando vemos una película, ES UNA PELÍCULA. Que cuando leemos una novela, ES UNA NOVELA.
Es el receptor el que ha de pensar sobre lo recibido. Sólo es manipulado quíen es manipulable. Muchas veces nos querrán manipular, es cierto, pero yo soy quien dirige mis pasos. No ellos.
No sé si me he explicado bien.
Te has explicado muy bien, Ana, muy interesante tú punto de vista y también convincente. Pero el dejar tu impronta no debería suponer tergiversar nada.
Es verdad que una película es una película y una novela, una novela, pero no olvidemos que hay gente que sólo tiene la tele y el cine como fuente de información, y los manipulables también votan.
Yo creo que lógicamente todos somos subjetivos porque somos "sujeto" y nuestra visión es parcial siempre. Pero también creo que hay simple y llana mala leche, y sectarios y revanchistas. Y que hoy, en líneas generales, están más ligados a la izquierda que a la derecha. Y es una pena.
Un abrazo
Aurora
Una alegría verte por aquí, Aurora. Lo que has dicho es exactamente lo que pienso. Mala baba, es lo que hay a raudales.
Por lo que se ve, es un tema que te pone muy nervioso; en tu escrito has perdido una h y has convertido los siglos en años.
Piensa que una película es un PRODUCTO cultural, que como todos los productos han de salir al mercado y que para que se consuma se ha de conocer.
Creo que las declaraciones son una estrategia de marketing para que se hable de la película y aumente el interés por verla.
Erratas corregidas, muchas gracias. Pero la razón de las mismas fue la precipitació, no los nervios: el tema me pueda cabrear más o menos, pero no me pone nervioso.
Las declaraciones son por marketing, por aupuesto; los contenidos y los mensajes más o menos subliminales de la peli creo que buscan algo más. Pero habría que preguntarle al autor, claro.
¿No sereís todos un poco mal pensados? yo creo que debemos estar orgullosos de que se trate de una superproducción española y quizá no hay que ver tantas segundas intenciones detrás.
Tengo que agradeceros la comparación con la protagonista de Agora, pero debería aclararse para que la gente no se llame a engaño que se debe a una total falta de objetividad e imparcialidad por vuestra parte, sois muy buenos conmigo pero, !por favor!, !qué más quisiera yo!
Como aficionado al cine y como aficionado a escribir relatos gratuitos, intentaré aportar algo.
Cuando cuentas una historia, lo dificil es trascender el ahora y llenar de contenido atemporal la obra creativa.
A mí me resulta muy fácil cuando escribo para una sola persona. La técnica se reduce a concentrarse en lo que ama esa persona, en su forma de ver el mundo, en adivinar las emociones que le conmueven.
Pido algo de información ( le gustan los perros, es zurdo, es una viejita de Argentina, lo que sea), y trato de alcanzar su corazón. Hago el regalo (escribo gratis), y ya está.
Me circunscribo al placer de escribir por escribir. No cobro. Me siento pagado con la libertad que me proporciona el acto creativo. Es mi afición.
La cuestión que veo en las recientes obras "históricas", es que para llegar a una amplia mayoría del público, se suelen utilizar iconos culturales que ayudan a recorrer el camino hacia el corazón del público, de una manera más rápida.
Se habla de Dios, de los cristianos, de la caída del muro de Berlín o de la conquista de la Luna, con una rapidez y un sentido del espectáculo, que me resulta muy ligero.
Cuando ves el acto creativo desde dentro, lo sientes así.
Que estos recursos son propios de una industria concentrada en llegar a la máxima cantidad de público posible.Marketing.
Y claro, en ese camino atolondrado, se pierde algo que para mí es imprescindible para darle atemporalidad al acto creativo.
Se pierde libertad.
Respeto tu comentario y reconozco que no tengo ninguna información sobre la película, pero la voy a ver con interés. Me inclino a pensar que hay una provocación comercial interesada.
Recuerdo hace unos años cuando se criticó una película infantil - no recuerdo el título, Nicole Kidman, pelea entre osos gigantes, socorro tommy ¡ - diciendo que había un mensaje oculto ocntra la Iglesia.... Juro que yo no lo ví. Tampoco vi la promoción de la homosexualidad en El Rey León, ni cosas parecidas.
No pretendo decir que te hayas vuelto loco o paranoico, sólo reivindico cierta prudencia y necesidad de desarrollar espíritu crítico.
buen día
A mí, Tintín, me parece que el caso de "El Rey León" y la película de Nicole Kidman ("La brújula dorada") es distinto a ésta; yo también pienso que esas críticas carecían de fundamento y comparto que hay personas obsesionadas con verle tres pies al gato.
Pero en el caso de Amenábar, él mismo ha dejado claro su planteamiento, lo que no se es si utiliza el cine para aportar su visión de la historia, algo que me parece legítimo, o simplemente para encender sus fobias, lo que no me parece tan bien. Pero insisto: aquí no hay interpretación retorcida, sino valoración de unas declaraciones.
De cualquier manera, estoy contigo en que habrá que esperar a ver la película y una vez vista, ampliar, mantener, rebajar omsuprimir las críticas. De cualquier manera seguro que enriquece su visión: que conste que una de las cosas que más me revienta es la mentalidad censora; y en esto, además, estoy de acuerdo con Ana: nadie es manipulado si no quiere.
Es tan difícil ser objetivo... Creo que , de entrada, hay que sanear la intención y procurar serlo... si es que la película se la etiqueta como histórica. Y documetarse. Mucho o lo necesario. Si no es así, habría que decir que es pseudohistórica. A pesar de que la pseudohistoria no sé exactamente qué es.
Es resbaladizo rescatar personajes que existieron y hacerles actuar o bailar al son del director. Cuando menos... dejan de ser esos personajes.
Me quedo con el último párrafo de tu post. Es muy ilustrativo.
Por si a caso, igual habría que incluir en determinados testamentos: "Por favor... no lleven mi vida a la pantalla". Y que se respete.
Un saludo
A lo mejor Amenabar no pretende hacer una película histórica y yo ando aquí revolviendo ...
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